Jhon Hunter, profesor de literatura en la escuela privada Winston inicia una relación prohibida con una de sus alumnas, Emmy Hudson. Ambos enfrentarán sus miedos, conocerán el cielo y vivirán su historia de amor en silencio, porque la clave para vencer será perseverar.
Leer másCorrí tras Noah durante varios segundos, pude sentir mi sangre palpitar en la cara, y mi corazón acelerarse horriblemente. Cuando logré alcanzar su mano y volverlo a mí, sacudió mi agarre y retrocedió varios pasos con una expresión de asco. Era doloroso mirarlo directamente a los ojos.─Escúchame, por favor ─le pedí con los ojos cuajados.─ ¿Escuchar qué?, sé lo que vi, y es decepcionante. Lo esperaba de todas menos de ti, Emmy, ¿cómo pudiste?─Estás sacando conclusiones apresuradas, te juro que todo tiene una explicación ─intenté acercarme a él pero retrocedió otro paso.─No las quiero oír, por lo menos no ahora.─Noah ─era Hunter, venía hacia nosotros a paso presto, se le veía en los ojos la rabia y la culpa ─, ¿podemos hablar?─Usted me da asco ─aseveró mi amigo, me quitó del camino y fue directo por las solapas de la camisa de nuestro profesor ─, es un bastardo de m****a. ¿Cree que puede jugar con Emmy a su antojo?─Oyeme bien muchacho ─John también lo agarró bruscamente por la tel
Ahogué un grito cuando Hunter cogió por las solapas de la camisa a David, uno de mis compañeros, y lo estampó contra un árbol.─Si le vuelves a hacer una broma de ese tipo a Emmy, o a cualquier otra chica, no respondo, ¿entendiste?Oh, oh... ¿en serio?Todos me quedaron viendo y en ese preciso instante me entró complejo de avestruz, quería meter la cabeza en un hueco y no sacarla los siguientes días.─L-lo lamento, profesor.─Bien ─dijo mi profesor soltando a David ─. Espero que a todos les haya quedado claro que las bromitas de mal gusto tienen sanciones; vuestro compañero David tiene un punto menos para mi examen final.─Pero profesor...─Ahora tienes dos, y si sigues alegando te irá peor.Envuelta en la corta toalla que Laura me logró pasar caminé hacia mi tienda, donde poco después fui alcanzada por Noah.─Emmy.─ ¿Sí?─Oye, siento lo que te hizo mi amigo, creo que esta vez se pasó.─ ¿Tú sabías que me harían esa broma?─Por supuesto que no, yo... yo te juro que estuve al margen.
Oscureció, y para mi desgracia no logré armar mi tienda a tiempo; seguía con la misma ropa mojada, hambrienta y con el dolor profundo de haber quedado sin celular.Resignada lancé las varas de soporte de la tienda y me senté sobre un tronco viejo.─ ¿Te ayudo? ─se ofreció Laura.─Gracias Lau, pero no, quiero hacerlo sola.─Llevas una hora intentando armar eso y haz podido.─Ya podré ─froté mis manos para pescar algo de calor.─Eres terca y obstinada ─dijo ella y me lanzó una toalla ─. Vamos, sécate, con esa ropa empapada te puedes resfriar.─Gracias.─ ¿Quieres chocolate caliente?─No te tomes demasiadas molestias Lau, estoy bien.No, la verdad es que estoy muerta de frío, hambre y cansancio.─De acuerdo, estaré en mi tienda por si me necesitas.Una vez acabé de secarme busqué el saco inflable donde pensaba dormir.─ ¿A la intemperie? ─lo oí.Al girarme encontré a John cruzado de brazos reparando el reguero que yo había armado.─ ¿Disculpa?─Que si piensas dormir a la intemperie.─Sí
─ ¿Estás segura de querer ir a esa excursión? ─me preguntó Raquel antes de aparcar la patrulla media cuadra antes del instituto.─Sé que te dije que no quería ir pero hoy me siento mejor ─bajé del auto con mi pequeño equipaje y me asomé por la ventanilla ─. Te llamaré apenas pueda, chao.─Emmy, ¿estará él, cierto?─ ¿Quién él?─El profesor ese, el tal John.Ahí vamos.─Sí, pero no te preocupes por lo que pueda pasar entre nosotros, recuerda lo que te prometí.─Estoy empezando a creer en ti, no me defraudes ─me sonrió.─No lo haré.No me quedan razones para seguir haciéndolo.Lo primero que hice al llegar al estacionamiento donde nos esperaban los buses escolares, fue cerciorarme de que Laura estuviera cerca, la necesitaba para charlar durante el viaje, de al menos, hora y media, así evitaría sufrir depresiones repentinas.─Ni de coña vine a hacer excursión de laboratorio ─comentó Laura al tiempo que dejamos nuestras maletas sobre una pila de las mismas e hicimos formación para subir a
─ ¿Estás segura de querer ir a esa excursión? ─me preguntó Raquel antes de aparcar la patrulla media cuadra antes del instituto.─Sé que te dije que no quería ir pero hoy me siento mejor ─bajé del auto con mi pequeño equipaje y me asomé por la ventanilla ─. Te llamaré apenas pueda, chao.─Emmy, ¿estará él, cierto?─ ¿Quién él?─El profesor ese, el tal John.Ahí vamos.─Sí, pero no te preocupes por lo que pueda pasar entre nosotros, recuerda lo que te prometí.─Estoy empezando a creer en ti, no me defraudes ─me sonrió.─No lo haré.No me quedan razones para seguir haciéndolo.Lo primero que hice al llegar al estacionamiento donde nos esperaban los buses escolares, fue cerciorarme de que Laura estuviera cerca, la necesitaba para charlar durante el viaje, de al menos, hora y media, así evitaría sufrir depresiones repentinas.─Ni de coña vine a hacer excursión de laboratorio ─comentó Laura al tiempo que dejamos nuestras maletas sobre una pila de las mismas e hicimos formación para subir a
Bajé del auto de Bruno e inspiré hondo cuando vislumbré la fachada del instituto, lo que menos quería era estar allí.─Emmy ─me incliné frente a la ventanilla para mirar a mi padrastro ─, si llegas a sentirte mal no dudes en llamarme, ¿de acuerdo?─Claro, gracias por traerme Bruno.Crucé la entrada y posteriormente el pasillo, hasta dar con mi casillero, al abrirlo un sobre resbaló entre los libros y cayó a mis pies. Sorprendida me mantuve estática mirándolo sin intención de recogerlo, me hice varias preguntas, entre ellas quién pudo haber dejado aquel papel en mi bloque, cómo y con qué propósito...Lo recogí, lo miré de ambos lados y luego lo abrí, dentro había una carta y una segunda pieza de un rompecabezas ─«esto es obra de John» ─, fue lo primero que deduje.─He, amiga ─sentí un brazo rodear mis hombros, al girarme encontré el rostro de Laura ─, ¿qué tal?─Hola Lau ─guardé el sobre en mi mochila e intenté sonreír.─Ayer te extrañé, ¿por qué faltaste?─Estaba mal del estómago.─An
Martes. Fingí sentirme indispuesta para faltar a clases, hecho que no era del todo falso, me dolía la cabeza de tanto darle vueltas al comportamiento raro de John, y aún cuando no conseguía entenderlo, terminaba justificándolo.Todavía en pijamas bajé a la cocina por cereal y leche, Raquel ya tenía mi cuenco servido, estaba uniformada y lista para irse a trabajar.─Si llegas a sentir peor no dudes en llamarme, si no te contesto llamas a la estación y dejas la razón, o llamas a Bruno y él inmediatamente vendrá a verte, ¿entendido? ─me sonrió con preocupación.─Tranquila, estaré bien ─le devolví la sonrisa, luego ocupé uno de los taburetes de la encimera y empecé a comer lentamente.Tras escuchar el portazo de su salida dejé de comer y del bolsillo trasero de mi pantalón de pijama saqué el sobre que John abandonó sobre mi cama. ─Para Emmy con cariño.─decía la portada. Mis manos empezaron a temblar de la misma forma que lo hicieron mis labios, tenía tantos sentimientos encontrados, que d
A eso de las cuatro de la tarde llegué a casa, Raquel y Bruno no estaban, así que fui a mi cuarto y me di una larga ducha para después bajar a la cocina y prepararme algo de cenar.Entré a la cocina, extrañamente las luces no estaban encendidas así que lo primero que busqué fue la palanca.─ ¡Carajo! ─grité asustada al percatarme de que John estaba de pie en un rincón mirándome ─, qué, qué haces ahí. Pudiste matarme del susto.─Lo lamento ─desprendió su cuerpo de la pared donde estuvo recostado y caminó hacia mí, agarró mi cintura y me besó la coronilla ─, quería darte un sorpresa.─Pues, pues lo has logrado ─puse mis manos en su pecho y sentí la velocidad de sus latidos, lo separé de mí y luego lo miré a la cara ─, ¿cómo entraste?, ¿cuánto tiempo llevas en ese rincón?─Vi cuanto tu padrastro y tu madre salieron, crucé el enrejado del patio y abrí la puerta; llevo alrededor de una hora esperándote.Lo miré incrédula. Qué loco.─ ¿Estabas aquí cuando entré y me duché?─Sí ─contestó con
─ ¿Te gusta?Me mordí el labio, no supe qué contestar, John era imprescindible y cada sopresa que me daba superaba la anterior. Miré por milésima vez el mantel en el césped acompañado de un canasto para picnic y una botella de vino enfundada en una cubeta.─Eso no es todo ─lo escuché decir a mis espaldas y cuando me volví a él estaba hincado ante mí sujetando un hermoso cachorro con un enorme moño rosa en su cuello ─, ¿quieres formar una familia conmigo?Me cubrí la boca.─Vamos nena, di algo ─sonrió.─John, esto, esto es demasiado ─solté entre lloriqueando, de inmediato él se reincorporó y me abrazó fuerte.─Comparado contigo nada es demasiado.─Gracias, no me lo... ─dije mientras me separaba de sí, pero al mirarlo noté sangre en su nariz ─, ¡oh, por Dios!, estás sangrando.Automáticamente se cubrió la zona con una mano, luego sacó su pañuelo y trató de darme la espalda en lo que se limpiaba pero no lo dejé.─John, ¿te duele?, ¿quieres ir al médico?─Es, es una simple hemorragia, me