Capítulo XXXII

Durante el descanso del almuerzo comprobó que tenía dos mensajes en el móvil. Uno era de Stavros, diciendo que había surgido una reunión inesperada y que no volvería a casa hasta las siete. El otro de Alice. Quería saber si Stavros podía ir a quedarse con ella el miércoles por la noche.

¡Lo había hecho! Conociendo a Alice como la conocía, Marisa supo que debía haber tenido que armarse de valor para aceptar la invitación de Craig. Sólo esperaba que el jefe de su hermana supiera ser paciente.

El resto del día transcurrió agradablemente, pero a hacia las cinco de la tarde el corazón de Marisa se encogió al ver que Angelie entraba en la farmacia.

Aquello no podía ser buena señal. ¿Qué podía querer aquella mujer excepto crear problemas?

Al principio, Angelie pareció interesarse por la sección de productos de higiene personal. Luego, se detuvo en el mostrador de los preservativos, seleccionó varias cajas distintas y se acercó al mostrador.

Una de las dependientas se había ido temprano y la
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