Hola, primero, muchas gracias a todas las personitas que se han tomado el tiempo de ver vídeos para desbloquear los bonos y los han utilizado en mis capítulos. Gracias a las que han invertido directamente para leer la novela. De verdad si ustedes no se armaría el show.
Yo sé que mis escritos no son perfectos pero es una promesa que en cada capítulo seguiré dando lo mejor de mí. Hace unos meses tomé esto como mi trabajo y estoy muy agradecida de los bonitos comentarios que me han dejado. Que Dios les bendiga mucho. Ahora como me gusta promocionarme descaradamente, les dejó la sinopsis de mi primer novela que ya está finalizada: Sádico: ¿Amor o síndrome de Estocolmo? ¿Qué hacer cuando anhelas a alguien completamente indebido? Libia Musso, una romántica empedernida, siempre ha soñado con la familia que nunca tuvo. Con la idea de algún día encontrar a su hombre perfecto, su príncipe azul, y lucha por la irremediable atracción que tiene por los patanes. Un día se embarca a Brasil para cerrar un trato con Tiodor Lison, un CEO con un temperamento muy fuerte, un hombre cruel, cínico, manipulador, que está asqueado de la incompetencia, un tipo nada agradable, cuyo único objetivo es vengarse de Elena Musso. Libia es consciente que Lison no es bueno, sabe que no es el héroe que viene a salvarla; más bien el villano con la mente retorcida y sádica que la capturó. Una irracional atracción y un ajuste de cuentas. ¿Las bestias no se enamoran, o si? *** Y pues ya que estoy entrada pues les dejo la sinopsis de la siguiente historia que primero Dios, estará muy pronto en la plataforma: Título: En venta: me convertí en la obsesión del millonario cruel. Sinopsis: Ariana enfrenta una realidad desesperante: su padre, un alcohólico adicto a las apuestas, trabaja con gente peligrosa, mientras su hermanita de cinco años sufre de un trastorno de nacimiento que hace que sus huesos sean extremadamente frágiles. La situación empeora cuando descubre que su amada abuela, quien siempre ha cuidado de ellas, padece cáncer de pulmón. Sin saber a dónde acudir, su amiga le sugiere que lo único de valor que tiene es su juventud y belleza, y que debe aprovechar eso. Decidida, Ariana toma la dolorosa decisión de vender su virginidad. Entra a un club exclusivo donde los hombres pagan por el amor de jóvenes mujeres, en busca de una solución a sus problemas. Es allí donde su destino se cruza con Axel, un hombre que ha vivido entre lujos y caprichos, acostumbrado a obtener todo lo que desea. Nieto de un poderoso mafioso alemán e hijo de un influyente funcionario del gobierno, su vida cambió drásticamente tras perder al que creía era el amor de su vida en un accidente automovilístico. Desde ese trágico momento, Axel nunca volvió a ser el mismo. Ahora, en un intento por llenar el vacío que lo consume, busca mujeres que le recuerden a su examor. Cuando Axel ve a Ariana, su deseo y obsesión se desatan. El beso que comparten en ese club de lujo enciende en él una sed insaciable de control. Lo que ninguno de los dos sabía es que este encuentro desencadenaría una tormenta mucho más oscura. Ariana, en busca de una solución, se verá atrapada en los retorcidos juegos de un monstruo envuelto en dinero y poder. Axel, se sumergirá en su propio abismo, persiguiendo una obsesión que solo lo conducirá a mayores sombras. ¿Es posible que, entre tanto dolor y lágrimas, pueda florecer un destello de amor? *** Y como mi descaro supera los límites les recomiendo todas las historias de mi comadre Daly3210. Tiene historias que no te hacen llorar, reír, de todo. Títulos como: *La obsesión del millonario *De esposa despreciada a CEO empoderada. *Cuñado cruel, creo que mis hijas son tuyas 100% recomendada. Recuerden que si quieren alguna novela de un tema en específico, ustedes díganme. Y pues ya después de las gratitudes y los comerciales vamos con el epílogo…Los pensamientos no dejaban de revolotear en la mente de Nathan. Ayer se cumplió un año de la muerte de Jennifer, la mujer que lo cuidó y veló por él como si fuera un hijo. Los años pasan y el cuerpo se desgasta. Las enfermedades llegan. La muerte es algo inminente. El tacto de unas manos cálidas lo hizo regresar al presente. —¿No tienes sueño? —le preguntó su esposa. Nathan le acunó las mejillas con ambas manos y besó sus labios. Al principio, fue un gesto suave, una simple muestra de cariño. No obstante, el beso se extendió conforme pasaban los segundos. En el instante en que su lengua se adentró en la boca de su mujer, supo que esa sería una noche larga. Perdió la cuenta de las veces que se hundió en ella, de las veces que lamió sus pezones y que su lengua recorrió sus pliegues. Los dos conocían cada rincón del cuerpo del otro. Se disfrutaban con un deseo intenso, como si sus cuerpos fueran un territorio desconocido. Al día siguiente, se levantaron muy temprano; ese día
Nathan Karsson, antes de volver a su recinto, contempló con una expresión de burla su reflejo en la ventana de vidrio. Si su padre creía que eso sería todo, estaba muy equivocado; su venganza apenas daba inicio. El joven Karsson sacó un teléfono de su portafolio y empezó a mandarle mensajes anónimos a su medio hermano, mediante esos textos, le contaba una elaborada historia de amor, traición e infidelidad protagonizada por Ariadna Acosta. Sus carcajadas resonaron en la habitación. El reloj marcó la siguiente hora y, por placentera que pareciera ser la venganza; ese círculo te devuelve al inicio, a esa sensación de vacío y dolor. En ese tiempo el alcohol resultó su mejor aliado; al ingerirlo, sus absurdas emociones se entumecían. Tras su segunda copa de vino, logró relajarse y con su espalda reclinada en su silla de piel sintética de color negro, la imagen de Ariadna irrumpió en su cabeza. Sus labios carnosos le resultaron apetecibles. La duda de ver qué había debajo de aquel vesti
Llegó la hora de la celebración. Los padres de la novia contemplaron el jardín del Arrecife decorado entre hermosos arreglos de rosas blancas y tul brillante. Hace seis meses ni siquiera se le habría ocurrido una situación como esa. Con semblantes preocupados seguían en la tarea de descifrar que llevó a su hija a casarse de la nada con un hombre que apenas les había presentado. No es que Nathan no fuera un buen partido, se veía una persona de dinero, atractivo y con un hablar elocuente. El problema era que hace seis meses su hija moría de amor por Iván Urriaga. Con el pecho apretado Ariadna atendía a los invitados. Sus mejillas dolían de tanto sonreír. Entonces, a lo lejos alcanzó a escuchar una voz conocida: la señora Estela se encontraba en el lugar, llevaba un vestido azul con pedrería y un hombro descubierto, y el cabello recogido en una cola baja. Enseguida caminó hacia el otro lado, pero su marido, al percatarse de eso, la tomó de la cintura y la llevó hasta la señora Estela
—¿Esto lo planteaste tú? —le preguntó con voz rota—. ¿De verdad te parece glorioso? ¿Qué es lo que te causa tanta gracia? —Ari, Ari, mi amada princesa. ¿Crees que elegirte a ti fue coincidencia? Querías respuestas, aquí las tienes. —Tú y el señor Urriaga… Tú e Iván. ¡Eres una persona horrible! —Apretó los labios y cerró los puños con fuerza. Su misión, su parte de ese trato absurdo, era mucho peor de lo que había imaginado. —Bueno, preciosa. Si tan horrible soy, rompamos este acuerdo. ¿Qué te parece? Lo hubieras dicho desde el principio. —Se aclaró la garganta, mientras se acomodaba con cuidado la corbata—. Terminemos con esto y el salvaje ese que vuelva al lugar donde pertenece. Ariadna lo miró directo a los ojos, horrorizada por lo que ese hombre podía llegar a hacer. —¿Qué dices? —inquirió con el corazón acelerado. —Este contrato lo puedes romper cuando quieras, mi amor. Pero tu amado Iván volverá a prisión por un cargo peor que el anterior. Así se va a quedar encerrado
En el presente. La tarde del siguiente día Nathan apareció en su cuarto y le explicó lo molesto e insistente que era Iván, pues no paraba de enviarle mensajes y llamarla. Le ordenó que le dijera por teléfono que él había sido su amante por muchos meses. —¿Qué ganas con eso? —le preguntó ella, desesperada por dicha petición. —Eso no te importa. Harás lo que te digo. Quiero que ese maldito te odie con la misma fuerza con la que alguna vez dijo amarte. Que aplastes su corazón. —Le entregó el teléfono. Ariadna sujetó el aparato, sentada en la cama, cerró los ojos con fuerza en un intento por despertar de esa pesadilla. —Dijiste que no le harías nada si me casaba contigo. —Apretó el móvil. —No, yo te dije que no lo metería a prisión. Jamás mencioné otras cosas. —Sus fosas nasales se ensancharon y comenzó a caminar en círculos—. Ese bastardo no es más que un ladrón; me roba mi empresa. Te imaginas trabajar día y noche para levantar una corporación y que tu padre de la noche a la
Las nubes revoloteaban entre el cielo azul. Ariadna bajó al primer piso de la casa Karsson con sigilo. Lo primero que sus ojos vieron al bajar fue a Nathan recostado en el sofá. Avanzó a paso lento hacia él. De cerca se dio cuenta que no llevaba camisa, sus mejillas se ruborizaron, y desvió la mirada hacia su mano derecha, vendada y manchada de rojo carmesí. Con cuidado lo revisó, con el entrecejo fruncido. Sus ojos se posaron en su rostro y contempló los mechones de cabello rubio que bailaban en su frente, su nariz respingada hacía un ligero sonido al respirar. Ese hombre parecía un actor famoso, ¿por qué alguien así querría una venganza tan tortuosa? —¿Necesita algo, señora? Ariadna brincó al escuchar la voz de Jennifer, se apresuró a decirle que no, y subió a su cuarto. *** Nathan Karsson se miró al espejo y lo único que vislumbraba era el fracaso. Toda su vida se esforzó por obtener una muestra de afecto genuina de parte de su padre. Se preguntó si la razón de su despreci
Había transcurrido una hora que desde que Jennifer salió de su habitación, el motivo de su aparición fue para recordarle la salida que tenía ese día con su esposo Nathan. Ellos no eran una pareja real; y cualquiera con un poco de sentido común podía notarlo. Una semana antes de su boda, había salido de su casa con dos maletas grandes color café, apenas y pudo llevarse algunas prendas. Era tanta su tristeza y tan nulas ganas de adaptarse a su nueva vida que su ropa seguía en las maletas, en los días posteriores alternaba entre pijamas; su día empezaba en esas cuatro paredes y terminaba en esas cuatro paredes. Y ahora sin más su querido “esposo” le decía que se arreglara para presentarla a sus colegas. Después de tanta indecisión, Ariadna se miraba al espejo, nunca fue una mujer insegura o eso creyó, en esa nueva vida le aterraba el hecho de que el sol saliera. Optó por una falda gris que le llegaba abajo de la rodilla, una blusa blanca, aretes y collar corto en color dorado y un
El clima cálido le resultó abrasador al salir del auto. Ariadna llevaba unas sandalias de tacón alto en color piel, que se ajustaban de un modo delicado a sus tobillos con finas tiras. La falda lápiz, de un tono terracota que resaltaba su figura, caía hasta media pierna y se ceñía a su cintura con un elegante lazo. Completaba su atuendo una blusa blanca sin mangas, de cuello alto con volantes, y un sutil corte en forma de lágrima en el escote, que le daba un aire sofisticado y refinado. Llevaba su cabello suelto, estilizado con unas ondas. Apenas faltaban unos pocos kilómetros para llegar, Nathan le advirtió que no se pasara de lista. La amenazó con pegarle en la boca si se le ocurría decir algo extraño sobre él o sobre su matrimonio. Dio pequeños detalles de cómo el asunto del matrimonio se le salió de control. —Deberías mencionar que nos presentó una de tus amigas, te obsesionaste conmigo y… —¿Qué? —exclamó ella, ofendida—. ¿Por qué yo tendría que obsesionarme contigo? —Porq