Sara se quedó con Aldo en la casa del árbol toda la semana amándose mutuamente, ella solo recogería su maleta en la vieja cabaña, llegaron y Aldo la espero en la camioneta.
Entro a la casa, Joel estaba en el patio trasero cortando leña, ellos no habían hablado desde esa tarde. Sara subió a su cuarto y bajo su maleta, regreso al patio y Joel seguía cortando troncos en silencio.
Ella salió avisándole. “Joel… me voy”.
Joel se detuvo por un momento para verla, pero a los segundos después siguió trabajando.
Sara lloro gritando. “¡Maldita sea Joel me largo de aquí y no te importa!”.
Joel siguió cortando los troncos, pero en el momento que ella gritó el frunció los labios.
Sara se quedó por unos segundos esperando que el reaccionara, pero Joel no lo hizo, bajo su cabeza con tristeza y susurro. “Cuídate por favor”.
Se giro caminado a la puerta de entrada donde Aldo la esperaba, subieron a la camioneta y Aldo arranco esperando unos segundos, él tenía la esperanza de que Joel saliera a despedirse.
Sara sintió las intenciones de Aldo y solo susurró. “Vámonos se hace tarde para el vuelo”.
Aldo asintió mirando la vieja cabaña, puso en marcha la camioneta. Joel escucho arrancar la camioneta vieja y salió corriendo arrepentido de no hablar con su hija, miro la parte trasera de la camioneta y corría para alcanzarlos en medio de la carretera mientras gritaba. “¡Sara!”.
Aldo se detuvo al verlo por el retrovisor, Sara también lo vio y salió de la camioneta corriendo a encontrarse con Joel.
Sara corría por en medio de la carretera mientras se observaba la luz del sol que entraba entre las ramas de los árboles, cuando al fin llegaron ambos se abrazaron fuerte llorando.
Joel lloraba mientras tomaba su cara. “Lo siento Sara, soy un estúpido”.
Sara sollozaba. “Lo se… pero aun así eres mi estúpido papá, te quiero mucho”.
Joel miro su rostro. “¿Qué dijiste?”.
Ella se rio. “Que eres mi único y estúpido papá, siempre lo serás”.
Joel se carcajeo gritando “¡Si! ¡Soy tu único y estúpido papá!”.
Aldo miraba a ambos recargado en la camioneta, sabía que Joel se arrepentiría si no se despedía.
Cuando se calmaron Joel la miro. “Iré a verte cada vez que pueda”.
Sara sonrió. “Te estaré esperando papá”.
Joel camino junto a Sara a la camioneta y miro a Aldo frunciendo la frente. “Y tu jovencito... espero que hayas usado protección estos días que te quedaste con ella, no quiero que, a mi hija, una futura doctora la dejes embarazada antes de terminar sus estudios”.
Aldo levanto las manos en señal de rendición sonriendo, Sara solo golpeo el pecho de Joel negando con la cabeza.
Se despidieron y Aldo llevo a Sara a la estación de autobuses, al llegar al aeropuerto en la ciudad tomaría un vuelo.
Aldo besaba a Sara apasionadamente. Y al soltarse suspiro. “Mal-dita sea, creo que me estoy arrepintiendo de esto, no quiero alejarme de ti”.
Sara sonrió. “Solo serán unos meses y nos veremos en vacaciones”.
Él asintió besándola de nuevo, la semana que pasaron juntos no fue suficiente.
Aldo unió sus frentes. “Cuídate Sara, extráñame”.
Ella lo miro. “Tú… ¿Me extrañaras?”.
Aldo suspiro. “Ya lo estoy haciendo…”
Sara le dio un corto beso. “Espérame Aldo volveré y seremos felices juntos”.
Él sonrió besando su frente. “Te esperare el tiempo que se necesite, te amo mi pequeña Sara”.
“Te amo Aldo”. Sara subió al autobús se acomodó en su asiento y miro a Aldo por la ventana.
Mientras recorría la carretera en el autobús recordaba los momentos vividos con Aldo…
<<Flashback>>
Sara trabajaba en el viejo cine del pueblo, atendía atentamente a las personas que comprar bebidas y palomitas, Aldo la miraba desde lejos, la amaba de una forma indescriptible, su sonrisa su amabilidad, su picardía, todo de ella le gustaba.
Una chica se acercó a ella y le dio un codazo mirando hacia donde estaba Aldo. “Ya te espera tu novio”.
Sara miro hacia donde estaba Aldo y sonrío tímida. Él siempre la recogía al terminar su turno.
“Ya puedes irte, yo me encargare de los clientes que quedan”.
Sara asintió y se adentró en las oficinas del cine para cambiarse en los vestidores, salió por la puerta de atrás y busco a Aldo, pero no estaba, él siempre la esperaba en la puerta.
Se extraño por no verlo por ningún lado y camino hacia la entrada del cine, pero antes de dar algunos pasos una mano la sujeto hacia el callejo obscuro, ella trato de zafarse asustada, pero a los segundos después sintió esa fragancia que solo a Aldo le pertenecía.
“Me asustaste”. Aldo la tenía arrinconada contra la pared, mientras besaba sus mejillas haciéndole cosquillas.
El beso sus labios frenéticamente. “Me encanta verte detrás del mostrador, me calientas al momento”.
Ella sonrió. “Aldo detente aquí no, vamos al lago”.
El la soltó suspirando. “No, hoy tendremos una cita”.
“¿Una cita?”. Ella pregunto intrigada.
Aldo asintió y tomo su mano para caminar por la calle principal del pueblo, donde se concentraban los negocios de la gente.
Llegaron a una cafetería, entraron y buscaron una mesa, Sara no era muy amante de que la gente la mirara con Aldo, en ocasiones escuchaba los comentarios despectivos sobre ella, que era pobre y mal educada, mientras Aldo era hijo de los más acaudalados del pueblo.
A Aldo no le importaba, siempre la abrazaba besándola frente a la gente y los miraba de manera retadora. La gente solo se alejaba asustada por Aldo.
La camarera llego. “¿Qué les sirvo?”.
Sara miro a la mujer mayor y después a Aldo para que él pidiera.
Aldo sonrió al ver a Sara tan tímida. “Dos hamburguesas con papas y dos malteadas”.
Cenaron juntos y conversaban del trabajo de Sara, Aldo por su parte le contaba sobre la granja, le dijo que estaría trabajando con su padre por unas semanas.
Sara sonrió tristemente porque esto sería verlo menos tiempo, pero no le importaba ya que deseaba que la granja de su familia se recuperara.
Casi al final de su comida, entraron algunos jóvenes que estaban con ella en la escuela, Sara no le gustaba estar cerca de ellos, aunque Aldo les advirtió que no la molestaran, ellos lo seguían haciendo a escondidas. El problema es que ahora la molestaban sexualmente, Sara era pequeña de estatura, pero era muy bonita y tenía un buen cuerpo. Vivir con su padre en el bosque había traído consecuencias, la gente decía que ella y Joel eran amantes y que Sara era promiscua en la escuela, claro que la mayoría de esos chismes eran habladurías de las chicas de la escuela que la aborrecían por estar siempre con Aldo en especial Miriam que se dedicaba a molestarla constantemente. Los jóvenes se acercaron a la mesa, uno de ellos palmeo la espalda de Aldo. “Hola amigo, ya veo por qué no quisiste ir a la fiesta de Magda”. Miro a Sara de forma viciosa. “Tenías compañía para la noche”. Aldo miro a Sara que estaba incomoda y giro para ver al chico. “Nosotros ya nos íb
Sara arqueó una ceja. “Somos novios Joel, hacemos lo mismo que tú haces con Celeste”. Dijo provocándolo. Joel se levantó golpeando la mesa, Celeste lo detuvo para calmarlo y miró a Sara advirtiéndole. Sara suspiró y se fue a su cuarto. Joel se quedó gritándole. "Sara ven aquí estamos hablando". Pero ella hizo caso omiso. “Esa niña me va a matar de coraje”. Le decía a Celeste. Celeste sonrió tomando su rostro. “Es joven Joel, solo habla con ella cuando estés calmado”. Joel la miró tristemente. “¿Cómo voy a explicarle sobre los bebés y cómo cuidarse? Es muy difícil”. Celeste se carcajeó. “No te preocupes eso lo haré yo, tú solo habla sobre esa relación y …”
La cena fue tranquila, Aldo quedo a un lado de Miriam, ella trataba de sacarle conversación, pero él nunca la tomo en cuenta, el alcalde estaba molesto por su actitud y el padre de Aldo trato de calmar los ánimos, al final cuando se fueron Aldo tuvo de nuevo una gran discusión con su padre. "¿Como puedes tratar así a la hija del alcalde? Necesitamos de su apoyo para la granja". Aldo molesto. "No la soporto". Su padre gritó. "Óyeme bien Aldo tendrá que soportarla porque vendrá más seguido a la casa visitarnos y tendrás que ser amable con ella ¡Entendiste!". Aldo salió de la casa enojado directo a la casa del árbol. Sara llego minutos antes, le gustaba estar ahí cuando caía la noche y las primeras estrellas brillaban en el cielo. Aldo levantó la puerta del piso y la encontró observando por el gran hueco de la ventana, trato de no hacer ruido y abrazo a Sara por detrás. Ella se sobresaltó al sentir sus manos cálidas, pero sabía qu
Al día siguiente con los primeros rayos del sol, Sara se removió en la cama, sintiendo una espalda ancha, se levantó asustada. “¡Aldo! ¡Despierta!”. Tenía que sacarlo antes que Joel llegara de su turno de noche en la patrulla. Aldo solo respingaba. “Mama más tarde lo hago”. Sara se rio. “Aldo despierta, te quedaste en mi casa”. El abrió los ojos mirando a Sara con el pelo despeinado, desnuda y adormilada, era hermosa. Sonrió y la atrapo entre sus brazos besándola. “Aldo, detente”. Ella trataba de quitárselo de encima. Escucharon la puerta principal abrirse y la voz de Joel. “Sara, llegue”. Aldo se levantó a regañadientes vistiéndose mientras observaba a Sara que también se vestía rápidamente. “Debes irte, sal por la ventana que no te vea”. Aldo frunció el ceño. “Él sabe lo que hacemos en la casa del arbol, porque es diferente aquí”. Sara suspiro. “No quiero la charla de que la casa es sagrada y si mi mad
Ella camino hasta el hombre. “Hola”. El hombre la miro sonriendo. “Señorita Blake, soy Simón, el chofer del señor Blake, un gusto”. Ella lo saludo y Simón le pidió que subiera mientras recogía la maleta vieja, Sara quiso ayudarlo, pero él se negó. Sara no tuvo más remedio que subir al auto. En el camino ella le hizo algunas preguntas sobre la ciudad y la casa donde viviría, Simón amablemente le contestó, pero algunas preguntas él solo sonrió y dijo “Puede preguntarle a su padre”. Llegaron a un gran portón, se abrió y mostro una gran casa de dos o tres pisos, era muy grande, Sara bajo mirando alrededor del lugar y examinando la casa. Jackson salió junto con dos mujeres, una era mayor, vestía elegante, la otra era joven como ella, vestía muy bien y era simpática. “Hola hija”. Jackson dijo abrazándola, pero Sara no le devolvió el abrazo, solo incomoda le sonrió. “Ven te presentare”. Caminaron hacia las dos mujeres. “Martha, ella e
Amanda llegó hasta una mesa y sentó a Sara examinado sus brazos y cara. “¿Estás bien?”. Sara asintió. Amanda suspiró. “Que bien”. Ella suspiró tranquilizandose. “Oye… aléjate de ese chico, Alejandro Valdez es un mujeriego aquí en el campus”. Sara giró para ver a la puerta donde se topó con él, pero Amanda no la dejó. “Oye no voltees, pensara que te gusta, es un presumido, es hijo de uno de los doctores más influyentes en la ciudad”. Sara la obedeció, pidieron su comida y salieron de la cafetería, Amanda seguía con su parloteo y Sara sonreía escuchándola. Afuera, Alejandro miró a Sara y Amanda salir estaba sentado junto a una rubia que lo abrazaba coquetamente, él no apartó l
Martha la miró por unos segundos. “Ok, solo llévaselo rápido y ve a dormir”. “Sí señora”. Malena camino a la habitación de Sara toco y entro cerrando la puerta antes de que Martha se acercara. Pero Martha no tenía ninguna intención de ver a Sara y regresó a su habitación. El domingo llegó muy rápido, Aldo recogía sus cosas de la casa, Sara ayudaba a limpiar el lugar junto con Malena, Simón ya esperaba a Aldo para llevarlo al aeropuerto. Sara se acercó tristemente a Aldo y lo abrazó por detrás, llorando sin control. Malena vio a Sara y salió de la pequeña casa a conversar con Simón y darles más privacidad. Sara lloraba. “No quiero que te vayas”. Aldo la giró para que quedara
Ella regresó al dormitorio pensativa, nunca pensó que Alejandro fuera gay, pero… no era del todo gay ¿o sí? porque también salía con chicas… o ¿Solo era una farsa? Sara seguía pensando y Amanda entró en la habitación dejando sus cosas en su cama. “Hola Sara, ¿Cómo te fue en tu clase?”. Sara estaba completamente ausente. Amanda se acercó moviendo su mano frente a su rostro preguntando. “Oye Sara ¿Estás ahí?”. Sara volvió a la realidad. “¿Qué, cuándo?”. Amanda se rio. “¿Por qué estás perdida? vuelve”. Sara sonrió apenada. “Lo siento, estaba pensando en algo”. Amanda la miró intrigada. “¿En qué?” Último capítulo