Amanda llegó hasta una mesa y sentó a Sara examinado sus brazos y cara. “¿Estás bien?”.
Sara asintió.
Amanda suspiró. “Que bien”. Ella suspiró tranquilizandose. “Oye… aléjate de ese chico, Alejandro Valdez es un mujeriego aquí en el campus”.
Sara giró para ver a la puerta donde se topó con él, pero Amanda no la dejó.
“Oye no voltees, pensara que te gusta, es un presumido, es hijo de uno de los doctores más influyentes en la ciudad”.
Sara la obedeció, pidieron su comida y salieron de la cafetería, Amanda seguía con su parloteo y Sara sonreía escuchándola.
Afuera, Alejandro miró a Sara y Amanda salir estaba sentado junto a una rubia que lo abrazaba coquetamente, él no apartó la vista de ellas. “Nos vemos bombón más tarde paso por ti”.
Ella asintió dejando a Alejandro solo, quien caminó siguiendo a las dos chicas. Hasta verlas entrar en el dormitorio de mujeres.
Observaba alrededor y algunas chicas lo saludaban coquetamente, Alejandro las saludaba regalándoles una sonrisa seductora.
La semana se terminó pronto, Simón recogió a Sara en el campus, Amanda viajaba con ella, la llevaría a su casa primero, Amanda era de una familia de clase media, no eran millonarios, pero vivían bien, su padre era maestro y su madre ortopedista.
“Gracias por el aventón Sara, nos vemos el lunes”. Miró a Simón. "Gracias Simón”. Ambos se despidieron de ella y siguieron su camino.
Sara estaba feliz de al fin tener una amiga, a veces tenía miedo de que la trataran como en el pueblo, pero aquí era diferente, la forma en que vestía y se veía la hacían ver diferente.
Jackson se encargó de comprarle todo lo necesario a precios muy altos y de marcas que Sara ni conocía, ella solo se ponía lo más cómodo, además de entregarle una tarjeta de crédito, pero Sara no la usaba a menos que fuera una emergencia o comprar comida en el campus.
Al llegar al gran Portón negro vio una figura familiar en la calle, era Aldo.
“¡Detente Simón!”. Sara gritó saliendo del auto, corrió hacia Aldo que estaba observando la casa.
“¡Aldo!”. Ella gritó y él se giró mirándola con una gran sonrisa.
Ella se aventó encima de él abrazándolo con las piernas, Aldo la sostuvo besándola apasionadamente.
Vivan, Joaquín, Martha y Jackson veían la escena. Este último estaba molesto por el comportamiento de Sara y el chico.
Vivian los miraba intrigada por el chico, era alto y muy guapo. Martha cubría los ojos de Joaquín que forcejeaba para ver a su hermana nueva.
Sara pegó su frente con la de Aldo. “Viniste”.
Aldo sonrió. “Te dije que vendría a verte pronto, demonios Sara te he extrañado mucho”.
“Y yo a ti Aldo, todos los días pienso en ti”.
Se escuchó un carraspeo. Ambos giraron y Aldo bajó a Sara sonriendo a la gente que se acercaba.
Sara tomó su mano. “Él es mi novio Aldo, vino a verme”.
Aldo le dio la mano a Jackson. “Soy Aldo Luján Cedeño”.
Jackson estrechó su mano. “¿Eres algo de Ricardo Luján?”.
“Si, era mi abuelo, mi familia regresó al pueblo hace años para encargarse de la granja”.
Jackson asintió. “Te invitamos a comer con nosotros, pasen”.
Todos entraron mirando a la pareja, para Martha eran pueblerinos sin modales. Aunque Aldo se veía con porte y clase no dejaba de ser de pueblo, pero lo toleraba sólo porque era de las familias más influyentes en aquel lugar.
Después de la comida, Jackson se fue al hospital y Martha salió con Vivian, solo Joaquín se quedó en casa con la pareja, después de un tiempo conversando con ellos, Joaquín se sintió cansado y subió a su habitación.
Sara tomó la mano de Aldo y subieron entrando en la habitación de Sara, al cerrar la puerta Aldo no espero y la tomó entre sus brazos besándola frenéticamente, Sara extrañaba tanto sus caricias.
La llevó a la cama desvistiéndose y quitando la ropa de Sara, beso cada parte de su cuerpo que añoraba desde el día que se despidieron, la hizo suya como en muchas otras ocasiones, cubrió su boca para que ella no hiciera ruido, no estaban solos y el pequeño hermano de Sara estaba en la habitación de a un lado.
Al terminar Aldo se recostó con ella en sus brazos, estaban sudados y cansados, pero nunca estarían satisfechos de amarse. “Sara no podía dejar de pensar en ti, si estabas cómoda y te trataban bien”.
Sara se acurruco diciendo. “Estoy bien Aldo, me quedo en el campus, solo vengo aquí los fines de semana”.
Aldo asintió besando su frente.
Sara preguntó. “Y tú, ¿Cuándo te irás a estudiar?”.
Aldo se quedó en silencio por unos segundos. “Pronto, papá sigue recuperándose y tengo que hacerme cargo de la granja”.
Jackson dejó que Aldo se quedara en una pequeña casa construida atrás de la mansión, antes era un estudio de fotografía que usaba uno de los hermanos de Martha cuando viva con ellos, tenía una habitación con baño, una pequeña sala y cocina
Aldo aceptó, sería bueno no gastar tanto dinero que él señor Jorge Ruiz le había pagado por trabajar en su casa, sus padres no estaban contentos con que viajara a ver a Sara y recortaron su mesada a pesar de que Aldo era quien más trabajaba para sacar adelante la granja.
Sara y Aldo pasaron el fin de semana juntos, recorrieron el jardín conversando o volvían a la casa, Sara no quería salir fuera, quería estar todo el tiempo solo con él.
Por la noche, Sara se escapaba de la mansión para ir con Aldo, era lo más sigilosa posible.
Malena la descubrió una noche bajando las escaleras. Sara la miró negando y poniendo una mano en su boca para que no gritara.
“Señori… Sara me asustaste”. Ella no se acostumbraba a decirle su nombre.
Sara le susurro. “No hagas ruido”.
Malena asintió.
La puerta de la habitación de Martha se abrió y Sara bajó las escaleras aprisa, quedándose debajo de ellas.
Martha estaba en el mismo pasillo y preguntó. “¿Quién anda ahí?”.
Malena la cubrió ayudándola a salir sin que se dieran cuenta. “Soy yo señora, la Señorita Blake dijo que tenía cólicos, le traje una pastilla y un vaso con agua”.
Martha la miró por unos segundos. “Ok, solo llévaselo rápido y ve a dormir”. “Sí señora”. Malena camino a la habitación de Sara toco y entro cerrando la puerta antes de que Martha se acercara. Pero Martha no tenía ninguna intención de ver a Sara y regresó a su habitación. El domingo llegó muy rápido, Aldo recogía sus cosas de la casa, Sara ayudaba a limpiar el lugar junto con Malena, Simón ya esperaba a Aldo para llevarlo al aeropuerto. Sara se acercó tristemente a Aldo y lo abrazó por detrás, llorando sin control. Malena vio a Sara y salió de la pequeña casa a conversar con Simón y darles más privacidad. Sara lloraba. “No quiero que te vayas”. Aldo la giró para que quedara
Ella regresó al dormitorio pensativa, nunca pensó que Alejandro fuera gay, pero… no era del todo gay ¿o sí? porque también salía con chicas… o ¿Solo era una farsa? Sara seguía pensando y Amanda entró en la habitación dejando sus cosas en su cama. “Hola Sara, ¿Cómo te fue en tu clase?”. Sara estaba completamente ausente. Amanda se acercó moviendo su mano frente a su rostro preguntando. “Oye Sara ¿Estás ahí?”. Sara volvió a la realidad. “¿Qué, cuándo?”. Amanda se rio. “¿Por qué estás perdida? vuelve”. Sara sonrió apenada. “Lo siento, estaba pensando en algo”. Amanda la miró intrigada. “¿En qué?” Ella se acercó a ellos. “¿Qué pasó?”. Frank se alejó de Elena quien lloraba, pero estaba sorprendida de ver a Sara en su puerta. Sara volvió a preguntar. “¿Por qué hay tanta gente?”. Frank hizo una mueca. “Es un velorio”. Ella asustada preguntó. “¿De quién? ¿Quién murió?” Frank dijo tristemente. “Mi padre”. Sara suspiró pensando en Aldo. Por un momento creyó que él había muerto. Lee lo siguiente escuchando James Arthur - Impossible... Frank giró para mirar a Elena quien entendió tácitamente lo que quería decir, ella abrió la puerta de la casa y estaba por entrar para advertirCAPITULO 14 RUMOR
Joel y Celeste discutían en la sala. “Ella debe irse Joel, no puede quedarse, será más lastimada al ver a la pareja juntos, además ella debe seguir estudiando”. Joel molesto le dijo. “Pero cómo voy a dejarla ir en ese estado, sabes bien que Jackson no es un buen padre con ella, mira que mandarla a vivir al campus y solo querer verla los fines de semana”. Celeste negó. “Así es como lo manejan en la ciudad, es muy diferente allá”. Ellos no quedaron en nada y mejor se fueron a dormir, a la mañana siguiente, Sara se levantó temprano apenas amanecía. Salió de la cabaña y camino por el pueblo, el señor Jorge Ruiz la vio. "Sara". "Señor Ruiz, ¿Cómo está? ¿Y su esposa?".
Ya era tarde y como no había muchos alumnos en el campus la vigilancia era mínima el trepó por entre las ventanas hasta llegar al tercer piso. Sara se levantó sin notar al hombre que subía, camino hacia la mesita de noche cerca de su cama y abrió el cajón, sacó la foto de Aldo para mirarla acariciando su rostro en la imagen. Después de unos segundos la guardó en el libro y lo acomodó en el estante. Escuchó un ruido en la ventana y giró para ver a un hombre parado, ella quería gritar, pero el hombre se acercó cubriendo su boca. “Sssshhh, no grites, soy yo Alejandro”. “¿Qué haces aquí?, tendré problemas si te encuentran”. “Si tu no haces ruido yo tampoco”. Se recostó en la cama de Amanda. “Estoy aburrido solo en el dormitorio de hombres”. Ella sin mirarlo contestó. “Si, las estrellas son mis favoritas”. Sara miró al cielo oscuro y susurró. “Sabías que el color de las estrellas depende de su temperatura…” Las lágrimas empezaron a caer en su rostro eran incontrolables, pero ella seguía mirando el cielo y dijo. “Las más calientes brillan con un color blanco verdoso y azul, las templadas brillan en amarillo y
las más frías brillan en rojo”. Alejandro la miraba detenidamente y su corazón se sintió oprimido por verla llorando. “No lo sabía”. Sara hizo una sonrisa fruncida. “Él lo sabía… pero siempre que yo lo repetía, hacía como si yo nunca se lo hubiera dicho, interesado en lo que yo dijera”. Alejandro se sentó cCAPITULO 17 LARGA HISTORIA
Un mes después Sara iba camino a la mansión, Jackson le pidió regresar, habría una cena importante en casa y tenía que estar presente. Entro a la casa y todos estaban ocupados, Martha les pedía a los sirvientes limpiar de manera más rápida, Vivian caminaba detrás de ella pidiendo opinión del vestido que usaría, el pequeño Joaquín vestía un traje negro, se veían muy guapo, estaba recostado en un sillón jugando un videojuego. Sara se acercó a su hermano y besó su frente, él le regaló una gran sonrisa. “¡Sara al fin llegas!, tu vestido está en tu habitación, debes estar lista para las siete de la noche sin retrasos”. Martha le dijo exasperada. Ella asintió subiendo a su habitación al entrar encontró un vestido azul claro en la cama, era muy anticuado, de manga larga y t
Alex miró a la chica que bailaba más tranquila. “Sara”. Ella levantó su mirada y lo observó al rostro. “mmm”. “Antes de venir aquí, mi padre me dijo que esta cena era para formalizar mi compromiso con Vivian”. Sara lo miró asombrada. “¿Te vas a casar con mi hermana?”. Alejandro la miro serio. “No, no quiero casarme con ella”. Sara miro a la gente alrededor. “Entonces qué vas hacer, me imagino que todos están aquí por eso”. “Los invitados solo saben que me comprometería con una hija de Jackson”. Sara entrecerró los ojos, viendo la mirada de Alejandro. “¿Qué piensas hacer?”. Alejandro