Joel y Celeste discutían en la sala.
“Ella debe irse Joel, no puede quedarse, será más lastimada al ver a la pareja juntos, además ella debe seguir estudiando”.
Joel molesto le dijo. “Pero cómo voy a dejarla ir en ese estado, sabes bien que Jackson no es un buen padre con ella, mira que mandarla a vivir al campus y solo querer verla los fines de semana”.
Celeste negó. “Así es como lo manejan en la ciudad, es muy diferente allá”.
Ellos no quedaron en nada y mejor se fueron a dormir, a la mañana siguiente, Sara se levantó temprano apenas amanecía.
Salió de la cabaña y camino por el pueblo, el señor Jorge Ruiz la vio. "Sara".
"Señor Ruiz, ¿Cómo está? ¿Y su esposa?".
Ya era tarde y como no había muchos alumnos en el campus la vigilancia era mínima el trepó por entre las ventanas hasta llegar al tercer piso. Sara se levantó sin notar al hombre que subía, camino hacia la mesita de noche cerca de su cama y abrió el cajón, sacó la foto de Aldo para mirarla acariciando su rostro en la imagen. Después de unos segundos la guardó en el libro y lo acomodó en el estante. Escuchó un ruido en la ventana y giró para ver a un hombre parado, ella quería gritar, pero el hombre se acercó cubriendo su boca. “Sssshhh, no grites, soy yo Alejandro”. “¿Qué haces aquí?, tendré problemas si te encuentran”. “Si tu no haces ruido yo tampoco”. Se recostó en la cama de Amanda. “Estoy aburrido solo en el dormitorio de hombres”. Ella sin mirarlo contestó. “Si, las estrellas son mis favoritas”. Sara miró al cielo oscuro y susurró. “Sabías que el color de las estrellas depende de su temperatura…” Las lágrimas empezaron a caer en su rostro eran incontrolables, pero ella seguía mirando el cielo y dijo. “Las más calientes brillan con un color blanco verdoso y azul, las templadas brillan en amarillo y
las más frías brillan en rojo”. Alejandro la miraba detenidamente y su corazón se sintió oprimido por verla llorando. “No lo sabía”. Sara hizo una sonrisa fruncida. “Él lo sabía… pero siempre que yo lo repetía, hacía como si yo nunca se lo hubiera dicho, interesado en lo que yo dijera”. Alejandro se sentó cCAPITULO 17 LARGA HISTORIA
Un mes después Sara iba camino a la mansión, Jackson le pidió regresar, habría una cena importante en casa y tenía que estar presente. Entro a la casa y todos estaban ocupados, Martha les pedía a los sirvientes limpiar de manera más rápida, Vivian caminaba detrás de ella pidiendo opinión del vestido que usaría, el pequeño Joaquín vestía un traje negro, se veían muy guapo, estaba recostado en un sillón jugando un videojuego. Sara se acercó a su hermano y besó su frente, él le regaló una gran sonrisa. “¡Sara al fin llegas!, tu vestido está en tu habitación, debes estar lista para las siete de la noche sin retrasos”. Martha le dijo exasperada. Ella asintió subiendo a su habitación al entrar encontró un vestido azul claro en la cama, era muy anticuado, de manga larga y t
Alex miró a la chica que bailaba más tranquila. “Sara”. Ella levantó su mirada y lo observó al rostro. “mmm”. “Antes de venir aquí, mi padre me dijo que esta cena era para formalizar mi compromiso con Vivian”. Sara lo miró asombrada. “¿Te vas a casar con mi hermana?”. Alejandro la miro serio. “No, no quiero casarme con ella”. Sara miro a la gente alrededor. “Entonces qué vas hacer, me imagino que todos están aquí por eso”. “Los invitados solo saben que me comprometería con una hija de Jackson”. Sara entrecerró los ojos, viendo la mirada de Alejandro. “¿Qué piensas hacer?”. Alejandro
Tres años después…. El hospital San Rafael era uno de los más renombrados en el país, Sara, Amanda y Alex empezarían como residentes Entraron a la sala de juntas con otros diez compañeros de la carrera, estarían en el hospital por dos años, uno como servicio social y el otro como practicantes. Sara se veía muy linda con su bata blanca, llevaba un vestido de seda azul y tacones de piso. Amanda por su parte vestía un pantalón de vestir negro y una blusa blanca con algunos holanes que le daban un toque de madures. Alex llevaba un traje gris que escondía debajo de la bata médica. Era el primer día, les darían un recorrido por el hospital y servirá para conocer a los doctores especializados que trabajaban en el lugar. Alex la tomó en sus brazos hasta que se calmó. Al dejar de llorar le expresó a Alex. “Necesito estar con él”. Amanda la ayudó con su equipaje, Sara le aviso a Jackson que se iría y sus amigos la llevaron al aeropuerto. “Cuídate y llámame si me necesitas”. Amanda la abrazo entregándole algunos números de teléfono. Alex también la abrazó, acarició sus hombros y no se contuvo besando sus labios, Amanda miró asombrada se giró alejándose del lugar para darles espacio. Sara correspondió el beso y al separarse parpadeó mirando a Alex. Él sonrió acariciando su mejilla. “Si no tengo noticias de ti en una semana iré a buscarte”. Ella se despidió de ambos y subió al avión.CAPITULO 21 TRATAMIENTO
Joel enojado. “Celeste, ¿Por qué no me lo dijiste?”. Ella bajó su cabeza triste. “Me enteré hace unos días”. Joel suspiro cerrando sus ojos. “Ya que estamos aquí, ve a checarte, debemos saber si todo está bien”. Ella asintió y salió, unas horas después ella regresó con una gran sonrisa. Joel la contempló, estaba radiante. “¿Qué te dijeron?”. Ella se acercó mostrándole las imágenes de la ecografía. “Está sano, tengo un mes y medio de embarazo, debo volver a consulta cada mes”. Joel tomo las imágenes extrañas, Celeste le explico dónde estaba él bebe que solo era un círculo en negro, todavía no tenía forma. Él sonrió pensando. -Seré papá. Sara se quedó dormida en la cama abrazada de Joel, él también dormía, Celeste sonrió melancólica al verlos de nuevo juntos, suspiró cubriéndolos con una colcha, Joel sintió a Celeste y abrió los ojos mirando a su esposa. Celeste acarició el rostro cansado de Joel. “Dormiré en el cuarto de Sara, disfruta a tu hija Joel”. “Gracias Celeste”. Tomo su mano y la beso. Joel se acomodó viendo a su pequeña Sara en sus brazos, estaba feliz de tenerla de nuevo a su lado, aunque ella parecía más madura siempre sería su niña. Al poco tiempo se quedó dormido, recordando cuando se la entregaron en sus brazos recién nacida, cuando ella tomaba su biberón en sus brazos, su primera papilla, sus primeros pasos, cuando la enseño a andar en bicicleta, su primer día en la escuela, cuando lCAPITULO 23 MI NUEVA AMIGA