Frank se detuvo de los que hacía. “¿Qué?”.
“Que ella mañana viajará a la ciudad para ver al doctor y poder tener un hijo”.
Frank se frotó los ojos. “Entiendo, estaré esperándola”.
Aldo le dio la dirección del hospital del doctor Ibáñez, al día siguiente Frank estaba de pie en la puerta del hospital esperándola.
Amanda se bajó del taxi, pagó y agradeció, observó el gran hospital y suspiró.
Camino hacia la entrada, pero Frank se puso frente a ella.
Amanda lo observó tenia meses sin saber de él. Ella bajó su rostro y trató de caminar a un lado, pero él tomó su mano y la arrastró a un coche.
“Suéltame Frank”.
Amanda rodó los ojos. “Olvídenlo, me voy a la mesa de postres”. Ella empezó a caminar curiosos, Aldo y Sara rieron juntos. Celeste se acercó con Mateo en sus brazos. “Esa mujer está apuntó de explotar”. Claudia la tía de Aldo se rio. “Me voy por un tiempo y cuando regresó todos tienen bebés o están esperando”. Observó el vientre de Celeste que también estaba creciendo. Frank se acercó a ellos. “¿Dónde está Amanda?”. Todos miraron la mesa de postres donde Amanda devoraba los postres con ambas manos. Frank suspiró. “Tengo que ir y detenerla o se comerá todo”. Todos rieron viendo como Amanda discutía y lloraba por que Frank no la dejaba comer de todo, al final la abrazo y beso alejándola de la mesa”.
Siguieron hablando mientras entraban a la oficina. Dan se carcajeo. “Bien, hablaré con ella y le preguntare”. Alex le advirtió. “No te atrevas”. Dan se puso serio. “Fue tu idea”. Alex seguía terco estaba pensando que no debió decirle nada. “Sara no, buscaremos a alguien más”. Dan le dijo. “Maite es muy bella, ¿No te gustaría otro bebe con la misma belleza que Sara?”. Alex pensó por un momento, pero después se negó. “Necesitas más que eso para convencerme”. Dan se acercó a él besándolo. Al alejarse le dijo. “Podría convencerte aquí…” Alex solo le dijo. “No lo creo, pero después de la
“¿Estás segura?”. Pregunta a la chica debajo de él. Ella respira agitadamente y lo mira a los ojos. “Si, estoy segura Aldo, quiero hacerlo contigo”. Aldo fija su mirada en su rostro que tiene un bello rubor en sus mejillas, él sonríe y la besa de nuevo despacio y con ternura. Sara pierde el nerviosismo dejándose llevar por las caricias de Aldo, quien besa su cuello, su pecho pasa por su vientre, llegando más abajo, haciendo que Sara casi llegue a lo máximo. Aldo se acomoda entre sus piernas cuando siente que ella está lista y le susurra. “Lo hare despacio, aguanta un poco ¿De acuerdo?”. Ella asiente tratando de recuperar el aliento, con su mirada un poco perdida por las sensaciones que Aldo le producía, este era el día e
Ella se frotó los ojos. “Si, debo volver a casa, Joel debe estar esperándome”. Aldo peinó el cabello de Sara con sus dedos delicadamente. “No entiendo por qué no lo llamas papá”. Ella se puso su blusa. “Desde niña siempre lo llame Joel, se enojaba y él me corregía, mamá se divertía cuando nos veía pelear, nos gustaba verla reír y con el tiempo nos acostumbramos, es por eso que lo sigo haciendo”. Aldo se levantó ayudándola a levantarse jalándola contra su pecho colocando su cabeza en su hombro respirando su aroma. Después de unos segundos la soltó un poco y observó su cara. “Mi pequeña Sara … Te amo, nunca lo olvides, pronto regresaré y le pediré tu mano a Joel para casarnos”. Sara sonrió. “Yo te voy a esperar, te amo Ald
Joel lo tomó de la camisa. “La verdad no y será mejor que te vayas no hay nada aquí para ti”. Jackson se alejó de Joel acomodando su traje. “Vengo a conocer a mi hija”. Joel se rio. “¿Tu hija? Qué recuerde está en la ciudad viviendo contigo”. Jackson miró hacia la puerta que se abrió de golpe, Sara y Celeste estaban paradas en el pórtico. Celeste reconoció al hombre. “Sara entremos, Joel arreglara el asunto”. Trato de llevarla a dentro, pero Sara se negó. “¿Quién es el hombre? ¿Lo conoces Celeste?”. Celeste miró a Sara, no quería contestar la pregunta. Jackson se alejó de Joel y camino hacia la casa acercándose saludo. “Ho
Ella se quedó hasta el siguiente día en la pequeña casa, despertó sintiendo unos labios en su boca, abrió los ojos y Aldo estaba besándola, ella sonrió y siguió el beso. Aldo la beso apasionadamente mientras ella devolvía las caricias, sin decir nada Aldo siguió besándola, Sara se entregó a él disfrutando del momento, más tarde después de terminar de amarse, se recostaron en las mantas desnudos viendo el cielo por la ventana. Se escuchó un carraspeo y ambos se asomaron, Sara estaba desnuda y se cubría con la manta. Celeste y Joel miraban hacia la casa del árbol. “Será mejor que no bajes Aldo o te partiré la cara”. Joel estaba muy enojado y celoso. Aldo sonrió asomándose mientras se ponía la camisa. Sara se vistió r
Sara se quedó con Aldo en la casa del árbol toda la semana amándose mutuamente, ella solo recogería su maleta en la vieja cabaña, llegaron y Aldo la espero en la camioneta. Entro a la casa, Joel estaba en el patio trasero cortando leña, ellos no habían hablado desde esa tarde. Sara subió a su cuarto y bajo su maleta, regreso al patio y Joel seguía cortando troncos en silencio. Ella salió avisándole. “Joel… me voy”. Joel se detuvo por un momento para verla, pero a los segundos después siguió trabajando. Sara lloro gritando. “¡Maldita sea Joel me largo de aquí y no te importa!”. Joel siguió cortando los troncos, pero en el momento que ella gritó el frunció los labios. Sara se quedó por unos segundos esperando que el reaccionara, pero Joel no lo hizo, bajo su cabeza con tristeza y susurro. “Cuídate por favor”. Se giro caminado a la puerta de entrada donde Aldo la esperaba, subieron a la camioneta y Aldo arranco esperando unos segu
Casi al final de su comida, entraron algunos jóvenes que estaban con ella en la escuela, Sara no le gustaba estar cerca de ellos, aunque Aldo les advirtió que no la molestaran, ellos lo seguían haciendo a escondidas. El problema es que ahora la molestaban sexualmente, Sara era pequeña de estatura, pero era muy bonita y tenía un buen cuerpo. Vivir con su padre en el bosque había traído consecuencias, la gente decía que ella y Joel eran amantes y que Sara era promiscua en la escuela, claro que la mayoría de esos chismes eran habladurías de las chicas de la escuela que la aborrecían por estar siempre con Aldo en especial Miriam que se dedicaba a molestarla constantemente. Los jóvenes se acercaron a la mesa, uno de ellos palmeo la espalda de Aldo. “Hola amigo, ya veo por qué no quisiste ir a la fiesta de Magda”. Miro a Sara de forma viciosa. “Tenías compañía para la noche”. Aldo miro a Sara que estaba incomoda y giro para ver al chico. “Nosotros ya nos íb