“¿Estás segura?”. Pregunta a la chica debajo de él.
Ella respira agitadamente y lo mira a los ojos. “Si, estoy segura Aldo, quiero hacerlo contigo”.
Aldo fija su mirada en su rostro que tiene un bello rubor en sus mejillas, él sonríe y la besa de nuevo despacio y con ternura.
Sara pierde el nerviosismo dejándose llevar por las caricias de Aldo, quien besa su cuello, su pecho pasa por su vientre, llegando más abajo, haciendo que Sara casi llegue a lo máximo.
Aldo se acomoda entre sus piernas cuando siente que ella está lista y le susurra. “Lo hare despacio, aguanta un poco ¿De acuerdo?”.
Ella asiente tratando de recuperar el aliento, con su mirada un poco perdida por las sensaciones que Aldo le producía, este era el día en que ella se entrega por primera vez a su mejor amigo de la infancia y ahora novio, era la persona que más amaba en todo el mundo.
El pronto se graduará para irse a estudiar a la universidad lejos del pueblo, ella deseaba que él nunca la olvidara.
Aldo se acomodó entrando muy despacio en ella, Sara apretó sus ojos sintiendo el dolor que pronto se convirtió en placer, Aldo beso sus labios para cubrir sus gemidos aumentando el ritmo hasta que ella llegó a su clímax, Aldo tardo un poco más, seguía besándola mientras disfrutaba, cuando estuvo a punto de llegar, salió de ella esparciendo su semen en su vientre.
Aldo seguía encima de ella recuperando su respiración, la observó detenidamente y besó su frente para mirarla con cariño. “Eres mía pequeña Sara… para siempre, eres solo para mí”.
Ella suspiró profundamente feliz de las palabras de Aldo. “Siempre seré solo tuya”.
Después de limpiar el vientre de Sara, Aldo se aseo acomodándola en sus brazos, estaban recostados en unas mantas, con sus manos entrelazadas dentro de una pequeña casa en un gran árbol.
Ese era un lugar especial para ambos.
Sara se quedó dormida mientras Aldo acariciaba su rostro recordando el día que la conoció…
<<Flashback>>
Era primer día de escuela de Aldo, caminaba por la banqueta cerca de la escuela junto a sus hermanos, vio algunos alumnos molestando a una pequeña niña, tenía alrededor de seis años, era de tez clara, y ojos color miel, llevaba ropa de hombre, su cabello era castaño y estaba mal peinado, los niños la insultaban diciendo que su madre estaba muerta por su culpa, que era fea y olía mal.
Ella trataba de defenderse, pero eran demasiados los que la rodeaban, a pesar de eso ella nunca lloró, siempre tuvo la cabeza en alto negándose a ser humillada.
La empujaron cayendo al suelo, Aldo entró en el círculo y detuvo la mano de uno de los niños que iban a lanzarle una piedra “¡Déjenla en paz!”.
Todos observaron como Aldo levantaba a la niña del suelo. “¿Estás bien?”.
Sara observo al chico, era muy alto con mirada profunda sus ojos y cabello eran negro. “Si, gracias”.
Uno de los chicos que estaba molestándola le dijo. “No te acerques a ella, está sucia y huele mal”.
Aldo levantó la mirada para ver al chico que habló y lo empujó cayendo al suelo, con nueve años de edad era mucho más alto que los presentes. “Quien la vuelva a molestar se las verá conmigo”.
Todos corrieron asustados a la entrada de la escuela dejándolos solos. Aldo levantó la mochila de Sara y la cargó en sus hombros. “Vamos es tarde y cerrarán la puerta”.
Ella asintió siguiéndolo, Sara observaba su espalda y su cabello negro, tenía seis lunares en el cuello que formaban la constelación de la Osa mayor, Sara era fanática de todo lo referente a las estrellas.
Aldo se detuvo en el pasillo y giró para entregarle su mochila sonriéndole. “¿Cómo te llamas?”.
Sara observó al chico, era muy alto y ella se sentía tan pequeña a su lado. “Sara”.
Aldo palmeó tiernamente su cabeza. “Te veré en la salida pequeña Sara, yo te acompañare a tu casa”.
Ella le regaló una hermosa sonrisa asintiendo, así fue como empezó una gran amistad de años, cuando Sara cumplió trece, ya no era esa chica que parecía niño, con la ayuda de Celeste una camarera que trabajaba en el único bar del pueblo, aprendió arreglarse y verse bonita, Celeste le tenía un cariño especial a la pequeña Sara por ser hija de una de sus mejores amigas.
Aldo tenía una sorpresa especial para Sara ese día. Cerca del lago había un gran árbol de muchos años, sus ramas eran fuertes y resistentes.
Aldo construyó una pequeña casa en ellas, con gran vista al horizonte podías ver todos los alrededores del gran lago y el gran cielo lleno de estrellas.
Aldo caminaba con ella mientras le cubría los ojos, al llegar cerca del árbol se detuvo. “No abras los ojos hasta que te diga”.
Ella obedeció nerviosa.
“¡Ahora ábrelos!” Aldo le gritó, Sara abrió sus ojos y encontró una gran manta donde estaba escrito -Feliz cumpleaños- y algunos globos alrededor, observó el árbol y vio la casa que Aldo construyó en las ramas.
“OHHH”. Ella estaba asombrada.
Aldo tomó su mano y la llevó hasta la escalera, subió primero y ella lo siguió.
Al llegar arriba Sara quedó atónita, había una gran manta en el suelo con algunas flores, postres y bebidas.
En las paredes había algunas fotos de ellos pegadas junto a pegatinas de estrellas que tanto le gustaban a Sara. “¡Es increíble Aldo gracias!”.
Él se acercó a ella y tomó sus mejillas. “Felicidades mi pequeña Sara”.
Ella sonrió alegremente, Aldo no pudo contenerse y la besó, a partir de ese día ellos se convirtieron en novios.
<<Fin del Flashback>>
Ya habían pasado cuatro años, Aldo tenía que irse a estudiar para ofrecerle algo mejor a Sara. No podía llevarla porque se quedaría con unos tíos y la familia de Aldo no aceptaba a Sara.
Pero no le importaba, estaría con ella a pesar de todo y de todos. “Sara”. Él la llamó para despertarla. “Sara”.
Ella se removió. “Mmmmhh”.
Aldo sonrió. “Despierta debemos volver, el viejo Joel no tarda en despertarse y buscarte”.
Ella se frotó los ojos. “Si, debo volver a casa, Joel debe estar esperándome”. Aldo peinó el cabello de Sara con sus dedos delicadamente. “No entiendo por qué no lo llamas papá”. Ella se puso su blusa. “Desde niña siempre lo llame Joel, se enojaba y él me corregía, mamá se divertía cuando nos veía pelear, nos gustaba verla reír y con el tiempo nos acostumbramos, es por eso que lo sigo haciendo”. Aldo se levantó ayudándola a levantarse jalándola contra su pecho colocando su cabeza en su hombro respirando su aroma. Después de unos segundos la soltó un poco y observó su cara. “Mi pequeña Sara … Te amo, nunca lo olvides, pronto regresaré y le pediré tu mano a Joel para casarnos”. Sara sonrió. “Yo te voy a esperar, te amo Ald
Joel lo tomó de la camisa. “La verdad no y será mejor que te vayas no hay nada aquí para ti”. Jackson se alejó de Joel acomodando su traje. “Vengo a conocer a mi hija”. Joel se rio. “¿Tu hija? Qué recuerde está en la ciudad viviendo contigo”. Jackson miró hacia la puerta que se abrió de golpe, Sara y Celeste estaban paradas en el pórtico. Celeste reconoció al hombre. “Sara entremos, Joel arreglara el asunto”. Trato de llevarla a dentro, pero Sara se negó. “¿Quién es el hombre? ¿Lo conoces Celeste?”. Celeste miró a Sara, no quería contestar la pregunta. Jackson se alejó de Joel y camino hacia la casa acercándose saludo. “Ho
Ella se quedó hasta el siguiente día en la pequeña casa, despertó sintiendo unos labios en su boca, abrió los ojos y Aldo estaba besándola, ella sonrió y siguió el beso. Aldo la beso apasionadamente mientras ella devolvía las caricias, sin decir nada Aldo siguió besándola, Sara se entregó a él disfrutando del momento, más tarde después de terminar de amarse, se recostaron en las mantas desnudos viendo el cielo por la ventana. Se escuchó un carraspeo y ambos se asomaron, Sara estaba desnuda y se cubría con la manta. Celeste y Joel miraban hacia la casa del árbol. “Será mejor que no bajes Aldo o te partiré la cara”. Joel estaba muy enojado y celoso. Aldo sonrió asomándose mientras se ponía la camisa. Sara se vistió r
Sara se quedó con Aldo en la casa del árbol toda la semana amándose mutuamente, ella solo recogería su maleta en la vieja cabaña, llegaron y Aldo la espero en la camioneta. Entro a la casa, Joel estaba en el patio trasero cortando leña, ellos no habían hablado desde esa tarde. Sara subió a su cuarto y bajo su maleta, regreso al patio y Joel seguía cortando troncos en silencio. Ella salió avisándole. “Joel… me voy”. Joel se detuvo por un momento para verla, pero a los segundos después siguió trabajando. Sara lloro gritando. “¡Maldita sea Joel me largo de aquí y no te importa!”. Joel siguió cortando los troncos, pero en el momento que ella gritó el frunció los labios. Sara se quedó por unos segundos esperando que el reaccionara, pero Joel no lo hizo, bajo su cabeza con tristeza y susurro. “Cuídate por favor”. Se giro caminado a la puerta de entrada donde Aldo la esperaba, subieron a la camioneta y Aldo arranco esperando unos segu
Casi al final de su comida, entraron algunos jóvenes que estaban con ella en la escuela, Sara no le gustaba estar cerca de ellos, aunque Aldo les advirtió que no la molestaran, ellos lo seguían haciendo a escondidas. El problema es que ahora la molestaban sexualmente, Sara era pequeña de estatura, pero era muy bonita y tenía un buen cuerpo. Vivir con su padre en el bosque había traído consecuencias, la gente decía que ella y Joel eran amantes y que Sara era promiscua en la escuela, claro que la mayoría de esos chismes eran habladurías de las chicas de la escuela que la aborrecían por estar siempre con Aldo en especial Miriam que se dedicaba a molestarla constantemente. Los jóvenes se acercaron a la mesa, uno de ellos palmeo la espalda de Aldo. “Hola amigo, ya veo por qué no quisiste ir a la fiesta de Magda”. Miro a Sara de forma viciosa. “Tenías compañía para la noche”. Aldo miro a Sara que estaba incomoda y giro para ver al chico. “Nosotros ya nos íb
Sara arqueó una ceja. “Somos novios Joel, hacemos lo mismo que tú haces con Celeste”. Dijo provocándolo. Joel se levantó golpeando la mesa, Celeste lo detuvo para calmarlo y miró a Sara advirtiéndole. Sara suspiró y se fue a su cuarto. Joel se quedó gritándole. "Sara ven aquí estamos hablando". Pero ella hizo caso omiso. “Esa niña me va a matar de coraje”. Le decía a Celeste. Celeste sonrió tomando su rostro. “Es joven Joel, solo habla con ella cuando estés calmado”. Joel la miró tristemente. “¿Cómo voy a explicarle sobre los bebés y cómo cuidarse? Es muy difícil”. Celeste se carcajeó. “No te preocupes eso lo haré yo, tú solo habla sobre esa relación y …”
La cena fue tranquila, Aldo quedo a un lado de Miriam, ella trataba de sacarle conversación, pero él nunca la tomo en cuenta, el alcalde estaba molesto por su actitud y el padre de Aldo trato de calmar los ánimos, al final cuando se fueron Aldo tuvo de nuevo una gran discusión con su padre. "¿Como puedes tratar así a la hija del alcalde? Necesitamos de su apoyo para la granja". Aldo molesto. "No la soporto". Su padre gritó. "Óyeme bien Aldo tendrá que soportarla porque vendrá más seguido a la casa visitarnos y tendrás que ser amable con ella ¡Entendiste!". Aldo salió de la casa enojado directo a la casa del árbol. Sara llego minutos antes, le gustaba estar ahí cuando caía la noche y las primeras estrellas brillaban en el cielo. Aldo levantó la puerta del piso y la encontró observando por el gran hueco de la ventana, trato de no hacer ruido y abrazo a Sara por detrás. Ella se sobresaltó al sentir sus manos cálidas, pero sabía qu
Al día siguiente con los primeros rayos del sol, Sara se removió en la cama, sintiendo una espalda ancha, se levantó asustada. “¡Aldo! ¡Despierta!”. Tenía que sacarlo antes que Joel llegara de su turno de noche en la patrulla. Aldo solo respingaba. “Mama más tarde lo hago”. Sara se rio. “Aldo despierta, te quedaste en mi casa”. El abrió los ojos mirando a Sara con el pelo despeinado, desnuda y adormilada, era hermosa. Sonrió y la atrapo entre sus brazos besándola. “Aldo, detente”. Ella trataba de quitárselo de encima. Escucharon la puerta principal abrirse y la voz de Joel. “Sara, llegue”. Aldo se levantó a regañadientes vistiéndose mientras observaba a Sara que también se vestía rápidamente. “Debes irte, sal por la ventana que no te vea”. Aldo frunció el ceño. “Él sabe lo que hacemos en la casa del arbol, porque es diferente aquí”. Sara suspiro. “No quiero la charla de que la casa es sagrada y si mi mad