Ella se frotó los ojos. “Si, debo volver a casa, Joel debe estar esperándome”.
Aldo peinó el cabello de Sara con sus dedos delicadamente. “No entiendo por qué no lo llamas papá”.
Ella se puso su blusa. “Desde niña siempre lo llame Joel, se enojaba y él me corregía, mamá se divertía cuando nos veía pelear, nos gustaba verla reír y con el tiempo nos acostumbramos, es por eso que lo sigo haciendo”.
Aldo se levantó ayudándola a levantarse jalándola contra su pecho colocando su cabeza en su hombro respirando su aroma.
Después de unos segundos la soltó un poco y observó su cara. “Mi pequeña Sara … Te amo, nunca lo olvides, pronto regresaré y le pediré tu mano a Joel para casarnos”.
Sara sonrió. “Yo te voy a esperar, te amo Aldo”.
Aldo llevó a Sara a su casa, era una vieja cabaña a las afueras del pueblo, en el pórtico, Joel tomaba unas cervezas junto a Celeste la camarera del bar, tenía una relación abierta con Joel,
Sara siempre le decía que se animara a invitarla a vivir con ellos o que se casaran, pero él se negaba, Celeste era como una madre para ella y siendo la mejor amiga de su madre muerta el cariño era aún más entre ambas.
Sara se despidió de Aldo con un largo beso, observó su silueta desaparecer por la vereda del bosque, Sara estaba feliz y enamorada. Suspiro y entro al pórtico. “Volví”.
Joel la miró con un semblante serio y tomó un sorbo a su cerveza. “¿Qué tanto hacías con ese?”.
Sara y Celeste rodaron los ojos.
Celeste se rió levantando una ceja. “¿De verdad quieres saber lo que hacían?”.
Joel entrecerró los ojos a Celeste. “Sara es una niña, no digas nada más”.
Celeste se levantó con su cerveza. “Aunque es joven ya está en esa edad de descubrir -Esas cosas- ¿no te acuerdas a qué edad empezaste tú...”
“Celeste estás hablando de mi hija, que todavía es muy pequeña para las cosas que dices”. Joel le contestó molesto tomando un sorbo a su cerveza.
Sara negó con la cabeza, la mayor parte del tiempo Joel no se metía en su vida, la dejaba decidir lo que quisiera, pero a veces era demasiado sobreprotector.
“Iré a mi habitación”. Ella entró a la cabaña dejándolos discutiendo en el pórtico.
…………………
Aldo llegó a su casa, sus padres miraban la televisión en la sala.
“Llegue”.
Su madre se levantó. “¿Estabas con esa chiquilla de nuevo?”.
Aldo suspiró. “Si, se llama Sara mamá, recuérdalo es mi novia”.
Su padre resopló. “Esa niña solo te traerá problemas, no ves que su padre nunca le puso límites”.
Aldo miró a su padre. “No me importa, yo la quiero”.
Su padre se levantó. “Debes pensar en tu futuro Aldo, una niña problemática como esa no es buena para ti, mira a Miriam la hija del alcalde, es culta de buenos modales e hija de una buena familia, lo más importante estar cerca de esa familia nos traería muchos beneficios”.
Aldo los miro. “Iré a mi cuarto buenas noches”.
Entró a su cuarto y se recostó en la cama, recordando la increíble tarde que pasó con Sara, sonreía de solo acordarse de su encuentro y esperaba que hubiera muchos más.
Tocaron a su puerta.
Su hermana Elena entró. “Hola, Aldo”.
Aldo se levantó. “Pasa Elena”.
Ella entró sentándose en la esquina de la cama. “¿Fuiste con Sara?”.
Aldo sonrió. “Si”.
Elena observó la mirada de su hermano y se sintió feliz por él. “¿Cómo tomo lo de la escuela?”.
Aldo miró a su hermana y su semblante cambió. “Ella me esperara, solo son algunos años para estar juntos siempre”.
Elena abrazo a su hermano. “Me alegra mucho, Sara es una buena chica a pesar de todo lo que digan de ella”.
Aldo asintió. “Lo sé”.
Al día siguiente Aldo estaba preparando su maleta, su padre entró a su habitación. “Esta es la dirección donde te quedaras”.
Aldo frunció las cejas. “¿No me quedaré con mis tíos?”.
“No, el alcalde tiene un departamento de dos recamaras en la ciudad, nos ha prestado una, tú compartirás los gastos de la casa”.
A Aldo no le gustaba lo que escuchaba. Su padre siguió. “Miriam, también se irá a estudiar contigo, vivirán juntos”.
Aldo le regresó la tarjeta. “Llamaré a mi tío y si no puedo quedarme buscaré un lugar”.
Su padre se enojó. “No seas terco, te quedaras con Miriam y se acabó Aldo, no acepto un no como respuesta”.
“Papá esto que haces está mal, yo no quiero vivir con Miriam, es una chica muy fastidiosa”.
“Pues tendrás que aguantarte y vivir con ella, puedes conocerla mejor”.
Aldo salió de la habitación. “Sabes… no iré a ningún lugar, me quedaré aquí y buscaré un trabajo, en la estación de policía necesitan gente”.
El padre de Aldo se molestó. “No te atrevas, irás a estudiar a la ciudad y vivirás con Miriam es mi última palabra entendis…” el hombre se apretó el pecho y cayó al piso.
Aldo se asustó. “¡Papá!” Lo trato de levantar y gritaba. “¡Mamá, llama al doctor rápido!”.
Entre Aldo y su hermano Frank lo subieron a la camioneta para ir al médico, tiempo después de que reaccionó lo trasladaron a la ciudad.
……………………
En casa de Sara, Celeste terminaba la comida, mas tarde iría a trabajar en el bar como todas las noches, Joel leía su periódico en el pórtico, cuando un coche negro de un modelo muy nuevo llego y se estacionó cerca de la casa.
Joel bajo el periódico mirando el coche, un hombre alto y de tez clara bajo, tenia el cabello castaño y ojos cafés, era muy parecido a Joel, pero este hombre era muy delgado y al parecer cuidaba de su figura, llevaba un traje negro muy elegante.
Camino hacia la entrada mirando alrededor.
Joel se levantó de la mecedora y caminó hasta el hombre mirando hacia la casa, esperaba que ninguna de las dos mujeres saliera.
“¿Qué buscas aquí Jackson?”.
El hombre lo miró. “No te da gusto ver a tu hermano”.
Joel lo tomó de la camisa. “La verdad no y será mejor que te vayas no hay nada aquí para ti”. Jackson se alejó de Joel acomodando su traje. “Vengo a conocer a mi hija”. Joel se rio. “¿Tu hija? Qué recuerde está en la ciudad viviendo contigo”. Jackson miró hacia la puerta que se abrió de golpe, Sara y Celeste estaban paradas en el pórtico. Celeste reconoció al hombre. “Sara entremos, Joel arreglara el asunto”. Trato de llevarla a dentro, pero Sara se negó. “¿Quién es el hombre? ¿Lo conoces Celeste?”. Celeste miró a Sara, no quería contestar la pregunta. Jackson se alejó de Joel y camino hacia la casa acercándose saludo. “Ho
Ella se quedó hasta el siguiente día en la pequeña casa, despertó sintiendo unos labios en su boca, abrió los ojos y Aldo estaba besándola, ella sonrió y siguió el beso. Aldo la beso apasionadamente mientras ella devolvía las caricias, sin decir nada Aldo siguió besándola, Sara se entregó a él disfrutando del momento, más tarde después de terminar de amarse, se recostaron en las mantas desnudos viendo el cielo por la ventana. Se escuchó un carraspeo y ambos se asomaron, Sara estaba desnuda y se cubría con la manta. Celeste y Joel miraban hacia la casa del árbol. “Será mejor que no bajes Aldo o te partiré la cara”. Joel estaba muy enojado y celoso. Aldo sonrió asomándose mientras se ponía la camisa. Sara se vistió r
Sara se quedó con Aldo en la casa del árbol toda la semana amándose mutuamente, ella solo recogería su maleta en la vieja cabaña, llegaron y Aldo la espero en la camioneta. Entro a la casa, Joel estaba en el patio trasero cortando leña, ellos no habían hablado desde esa tarde. Sara subió a su cuarto y bajo su maleta, regreso al patio y Joel seguía cortando troncos en silencio. Ella salió avisándole. “Joel… me voy”. Joel se detuvo por un momento para verla, pero a los segundos después siguió trabajando. Sara lloro gritando. “¡Maldita sea Joel me largo de aquí y no te importa!”. Joel siguió cortando los troncos, pero en el momento que ella gritó el frunció los labios. Sara se quedó por unos segundos esperando que el reaccionara, pero Joel no lo hizo, bajo su cabeza con tristeza y susurro. “Cuídate por favor”. Se giro caminado a la puerta de entrada donde Aldo la esperaba, subieron a la camioneta y Aldo arranco esperando unos segu
Casi al final de su comida, entraron algunos jóvenes que estaban con ella en la escuela, Sara no le gustaba estar cerca de ellos, aunque Aldo les advirtió que no la molestaran, ellos lo seguían haciendo a escondidas. El problema es que ahora la molestaban sexualmente, Sara era pequeña de estatura, pero era muy bonita y tenía un buen cuerpo. Vivir con su padre en el bosque había traído consecuencias, la gente decía que ella y Joel eran amantes y que Sara era promiscua en la escuela, claro que la mayoría de esos chismes eran habladurías de las chicas de la escuela que la aborrecían por estar siempre con Aldo en especial Miriam que se dedicaba a molestarla constantemente. Los jóvenes se acercaron a la mesa, uno de ellos palmeo la espalda de Aldo. “Hola amigo, ya veo por qué no quisiste ir a la fiesta de Magda”. Miro a Sara de forma viciosa. “Tenías compañía para la noche”. Aldo miro a Sara que estaba incomoda y giro para ver al chico. “Nosotros ya nos íb
Sara arqueó una ceja. “Somos novios Joel, hacemos lo mismo que tú haces con Celeste”. Dijo provocándolo. Joel se levantó golpeando la mesa, Celeste lo detuvo para calmarlo y miró a Sara advirtiéndole. Sara suspiró y se fue a su cuarto. Joel se quedó gritándole. "Sara ven aquí estamos hablando". Pero ella hizo caso omiso. “Esa niña me va a matar de coraje”. Le decía a Celeste. Celeste sonrió tomando su rostro. “Es joven Joel, solo habla con ella cuando estés calmado”. Joel la miró tristemente. “¿Cómo voy a explicarle sobre los bebés y cómo cuidarse? Es muy difícil”. Celeste se carcajeó. “No te preocupes eso lo haré yo, tú solo habla sobre esa relación y …”
La cena fue tranquila, Aldo quedo a un lado de Miriam, ella trataba de sacarle conversación, pero él nunca la tomo en cuenta, el alcalde estaba molesto por su actitud y el padre de Aldo trato de calmar los ánimos, al final cuando se fueron Aldo tuvo de nuevo una gran discusión con su padre. "¿Como puedes tratar así a la hija del alcalde? Necesitamos de su apoyo para la granja". Aldo molesto. "No la soporto". Su padre gritó. "Óyeme bien Aldo tendrá que soportarla porque vendrá más seguido a la casa visitarnos y tendrás que ser amable con ella ¡Entendiste!". Aldo salió de la casa enojado directo a la casa del árbol. Sara llego minutos antes, le gustaba estar ahí cuando caía la noche y las primeras estrellas brillaban en el cielo. Aldo levantó la puerta del piso y la encontró observando por el gran hueco de la ventana, trato de no hacer ruido y abrazo a Sara por detrás. Ella se sobresaltó al sentir sus manos cálidas, pero sabía qu
Al día siguiente con los primeros rayos del sol, Sara se removió en la cama, sintiendo una espalda ancha, se levantó asustada. “¡Aldo! ¡Despierta!”. Tenía que sacarlo antes que Joel llegara de su turno de noche en la patrulla. Aldo solo respingaba. “Mama más tarde lo hago”. Sara se rio. “Aldo despierta, te quedaste en mi casa”. El abrió los ojos mirando a Sara con el pelo despeinado, desnuda y adormilada, era hermosa. Sonrió y la atrapo entre sus brazos besándola. “Aldo, detente”. Ella trataba de quitárselo de encima. Escucharon la puerta principal abrirse y la voz de Joel. “Sara, llegue”. Aldo se levantó a regañadientes vistiéndose mientras observaba a Sara que también se vestía rápidamente. “Debes irte, sal por la ventana que no te vea”. Aldo frunció el ceño. “Él sabe lo que hacemos en la casa del arbol, porque es diferente aquí”. Sara suspiro. “No quiero la charla de que la casa es sagrada y si mi mad
Ella camino hasta el hombre. “Hola”. El hombre la miro sonriendo. “Señorita Blake, soy Simón, el chofer del señor Blake, un gusto”. Ella lo saludo y Simón le pidió que subiera mientras recogía la maleta vieja, Sara quiso ayudarlo, pero él se negó. Sara no tuvo más remedio que subir al auto. En el camino ella le hizo algunas preguntas sobre la ciudad y la casa donde viviría, Simón amablemente le contestó, pero algunas preguntas él solo sonrió y dijo “Puede preguntarle a su padre”. Llegaron a un gran portón, se abrió y mostro una gran casa de dos o tres pisos, era muy grande, Sara bajo mirando alrededor del lugar y examinando la casa. Jackson salió junto con dos mujeres, una era mayor, vestía elegante, la otra era joven como ella, vestía muy bien y era simpática. “Hola hija”. Jackson dijo abrazándola, pero Sara no le devolvió el abrazo, solo incomoda le sonrió. “Ven te presentare”. Caminaron hacia las dos mujeres. “Martha, ella e