Al día siguiente con los primeros rayos del sol, Sara se removió en la cama, sintiendo una espalda ancha, se levantó asustada. “¡Aldo! ¡Despierta!”.
Tenía que sacarlo antes que Joel llegara de su turno de noche en la patrulla.
Aldo solo respingaba. “Mama más tarde lo hago”.
Sara se rio. “Aldo despierta, te quedaste en mi casa”.
El abrió los ojos mirando a Sara con el pelo despeinado, desnuda y adormilada, era hermosa. Sonrió y la atrapo entre sus brazos besándola.
“Aldo, detente”. Ella trataba de quitárselo de encima.
Escucharon la puerta principal abrirse y la voz de Joel. “Sara, llegue”.
Aldo se levantó a regañadientes vistiéndose mientras observaba a Sara que también se vestía rápidamente.
“Debes irte, sal por la ventana que no te vea”.
Aldo frunció el ceño. “Él sabe lo que hacemos en la casa del arbol, porque es diferente aquí”.
Sara suspiro. “No quiero la charla de que la casa es sagrada y si mi madre viviera y supiera lo que hago se decepcionaría”. Ella le decía mientras imitaba a Joel de forma extraña.
Aldo sonrió divertido por las ocurrencias de Sara. “Está bien saldré por la ventana”.
Ella miro por la ventana preguntando. “¿Dónde dejaste tu camioneta?”.
Aldo hizo una mueca. “Mi padre me la quito ayer después de enterarse de la pelea”.
Sara se quedó mirándolo y triste suspiro.
Aldo besos sus labios muy despacio. “Te vere más tarde en el cine”.
Ella asintió viéndolo salir por la ventana.
Sara salió de su habitación y bajo a la cocina donde Joel preparaba café.
Ella se acercó para hacer el desayuno para ambos, platicaron un rato, después Joel se fue a dormir un rato.
Aldo llego a su casa, trepo por la parte de atrás en silencio, al llegar a la ventana su hermano abrió la puerta mirándolo que entraba a la casa. “Mamá esta dormido”. Grito hacia la parte de abajo.
Escucharon a su mamá. “Dile que se levante a desayunar, su padre quiere que lo acompañe a la ciudad”.
Ambos se miraron asintiendo y su hermano Frank salió cerrando la puerta, Aldo terminó de entrar y se fue al baño a ducharse.
Bajo minutos después, todos estaban en la mesa, su padre le explicó. “Tu y Frank irán conmigo al pueblo vecino, hay algunos problemas con la mercancía que llevamos hace dos días”.
Aldo tomo su lugar y asintió mirando a Frank que hacia una mueca, no le gustaba trabajar en la granja, solo lo hacía por apoyar a Aldo y no dejarle toda la carga.
Elena en silencio miraba a su hermano, ayer por la noche después del pleito con su padre, ella fue a buscar a su hermano para ayudarlo con sus heridas, pero al entrar no estaba, la ventana estaba abierta y ella se imaginó que estaba con Sara.
Por la noche Sara terminaba su turno, salió por la parte de atrás buscando Aldo, quien la esperaba recargado en la pared del cine. Ella llego lanzándose en sus brazos, Aldo correspondió el abrazo besando sus labios.
Caminaron por la calle hasta encontrar un puesto de hotdog, pidieron y platicaron un poco con el dueño del puesto, el señor Jorge Ruiz, era un hombre mayor que vivía con su esposa Olivia en una casa en el centro, no tenían hijos solo era ellos dos.
“Mi esposa está enferma y ya no puede salir de la cama” El hombre les decía. “Me preocupo por ella cuando tengo que salir a surtir mis productos a la otra ciudad”.
Sara sonrió. “Yo me quedare con ella, si usted quiere, le hare compañía”.
El señor Jorge sonrió. “¿Lo harías?”.
Sara asintió mirando a Aldo quien sonreía al ver la bondad de su pequeña Sara, ella siempre fue así, solo que la gente no quería conocer lo maravillosa que era.
“Eso es genial, gracias Sara, Aldo si no es mucha molestia podrías volver ayudarme con mi cochera, las puertas se atrancaron de nuevo".
Aldo asintió. “Claro dígame que día, yo lo ayudare”. Aldo en ocasiones ayudaba al señor Jorge con mano de obra en su casa.
Él y su esposa eran muy mayores tenían la casa más grande, antigua y de mejor posición en el pueblo, pero ya era vieja y tenía muchas deficiencias con el paso del tiempo, muchos en el pueblo quisieron comprársela o cambiarla por otros departamentos nuevos que se construían cerca de ahí, pero ellos se negaron, decían que hasta el día que murieran dejarían esa casa, la venta de los hotdog la usaban para subsistir a diario.
Terminaron de comer sus hotdog y caminaron por la pequeña plaza, ambos conocían este pequeño pueblo muy bien.
Sara miro a Aldo. “¿Sigues con la idea de estudiar administración?”.
Aldo sin mirarla contesto. “Si, es lo que quiere mi papa”.
“Pero… no es lo que quieres tú”.
Aldo se detuvo. “Papá pagara la carrera, no tengo forma de elegir”.
Sara hizo una mueca tristemente. Aldo deseaba estudiar arquitectura, pero su padre no estaba de acuerdo, quería que su hijo siguiera con la granja.
Ella por su parte le gustaban los niños y la medicina, pero no se hacía muchas ilusiones, Joel apenas sacaba dinero en la policía, aunque ella tenía buenas calificaciones y podía pedir una beca, la estadía en la ciudad donde estaba la escuela de medicina era cara.
Aldo acaricio su mejilla. “Veremos la forma en que tu si puedas estudiar lo que quieres”.
Sara sonrió. “Aldo ¿Por qué eres tan bueno conmigo?”.
El beso sus labios diciendo cerca de su rostro. “Porque te amo y siempre te amare, eres única Sara y eres mía”.
Volvió a besarla, caminaron hasta el bosque y llegaron al lago subiendo a la casa del árbol, Aldo inmediatamente se lanzó sobre ella y disfrutaron de la noche juntos amándose.
<<Fin del Flashback>>
…………………………
Sara llego a la gran ciudad, recogió sus maletas y camino hacia la salida, mirando todo a su alrededor, nunca había visitado una ciudad, mucho menos una tan grande.
Camino observando a las personas en la entrada, ahí ya estaba un hombre esperándola, era joven y muy alto de tez morena llevaba un traje negro y un gorro Baker, en sus manos tenía un cartelón con el nombre de Sara Blake.
Ella camino hasta el hombre. “Hola”. El hombre la miro sonriendo. “Señorita Blake, soy Simón, el chofer del señor Blake, un gusto”. Ella lo saludo y Simón le pidió que subiera mientras recogía la maleta vieja, Sara quiso ayudarlo, pero él se negó. Sara no tuvo más remedio que subir al auto. En el camino ella le hizo algunas preguntas sobre la ciudad y la casa donde viviría, Simón amablemente le contestó, pero algunas preguntas él solo sonrió y dijo “Puede preguntarle a su padre”. Llegaron a un gran portón, se abrió y mostro una gran casa de dos o tres pisos, era muy grande, Sara bajo mirando alrededor del lugar y examinando la casa. Jackson salió junto con dos mujeres, una era mayor, vestía elegante, la otra era joven como ella, vestía muy bien y era simpática. “Hola hija”. Jackson dijo abrazándola, pero Sara no le devolvió el abrazo, solo incomoda le sonrió. “Ven te presentare”. Caminaron hacia las dos mujeres. “Martha, ella e
Amanda llegó hasta una mesa y sentó a Sara examinado sus brazos y cara. “¿Estás bien?”. Sara asintió. Amanda suspiró. “Que bien”. Ella suspiró tranquilizandose. “Oye… aléjate de ese chico, Alejandro Valdez es un mujeriego aquí en el campus”. Sara giró para ver a la puerta donde se topó con él, pero Amanda no la dejó. “Oye no voltees, pensara que te gusta, es un presumido, es hijo de uno de los doctores más influyentes en la ciudad”. Sara la obedeció, pidieron su comida y salieron de la cafetería, Amanda seguía con su parloteo y Sara sonreía escuchándola. Afuera, Alejandro miró a Sara y Amanda salir estaba sentado junto a una rubia que lo abrazaba coquetamente, él no apartó l
Martha la miró por unos segundos. “Ok, solo llévaselo rápido y ve a dormir”. “Sí señora”. Malena camino a la habitación de Sara toco y entro cerrando la puerta antes de que Martha se acercara. Pero Martha no tenía ninguna intención de ver a Sara y regresó a su habitación. El domingo llegó muy rápido, Aldo recogía sus cosas de la casa, Sara ayudaba a limpiar el lugar junto con Malena, Simón ya esperaba a Aldo para llevarlo al aeropuerto. Sara se acercó tristemente a Aldo y lo abrazó por detrás, llorando sin control. Malena vio a Sara y salió de la pequeña casa a conversar con Simón y darles más privacidad. Sara lloraba. “No quiero que te vayas”. Aldo la giró para que quedara
Ella regresó al dormitorio pensativa, nunca pensó que Alejandro fuera gay, pero… no era del todo gay ¿o sí? porque también salía con chicas… o ¿Solo era una farsa? Sara seguía pensando y Amanda entró en la habitación dejando sus cosas en su cama. “Hola Sara, ¿Cómo te fue en tu clase?”. Sara estaba completamente ausente. Amanda se acercó moviendo su mano frente a su rostro preguntando. “Oye Sara ¿Estás ahí?”. Sara volvió a la realidad. “¿Qué, cuándo?”. Amanda se rio. “¿Por qué estás perdida? vuelve”. Sara sonrió apenada. “Lo siento, estaba pensando en algo”. Amanda la miró intrigada. “¿En qué?” Ella se acercó a ellos. “¿Qué pasó?”. Frank se alejó de Elena quien lloraba, pero estaba sorprendida de ver a Sara en su puerta. Sara volvió a preguntar. “¿Por qué hay tanta gente?”. Frank hizo una mueca. “Es un velorio”. Ella asustada preguntó. “¿De quién? ¿Quién murió?” Frank dijo tristemente. “Mi padre”. Sara suspiró pensando en Aldo. Por un momento creyó que él había muerto. Lee lo siguiente escuchando James Arthur - Impossible... Frank giró para mirar a Elena quien entendió tácitamente lo que quería decir, ella abrió la puerta de la casa y estaba por entrar para advertirCAPITULO 14 RUMOR
Joel y Celeste discutían en la sala. “Ella debe irse Joel, no puede quedarse, será más lastimada al ver a la pareja juntos, además ella debe seguir estudiando”. Joel molesto le dijo. “Pero cómo voy a dejarla ir en ese estado, sabes bien que Jackson no es un buen padre con ella, mira que mandarla a vivir al campus y solo querer verla los fines de semana”. Celeste negó. “Así es como lo manejan en la ciudad, es muy diferente allá”. Ellos no quedaron en nada y mejor se fueron a dormir, a la mañana siguiente, Sara se levantó temprano apenas amanecía. Salió de la cabaña y camino por el pueblo, el señor Jorge Ruiz la vio. "Sara". "Señor Ruiz, ¿Cómo está? ¿Y su esposa?".
Ya era tarde y como no había muchos alumnos en el campus la vigilancia era mínima el trepó por entre las ventanas hasta llegar al tercer piso. Sara se levantó sin notar al hombre que subía, camino hacia la mesita de noche cerca de su cama y abrió el cajón, sacó la foto de Aldo para mirarla acariciando su rostro en la imagen. Después de unos segundos la guardó en el libro y lo acomodó en el estante. Escuchó un ruido en la ventana y giró para ver a un hombre parado, ella quería gritar, pero el hombre se acercó cubriendo su boca. “Sssshhh, no grites, soy yo Alejandro”. “¿Qué haces aquí?, tendré problemas si te encuentran”. “Si tu no haces ruido yo tampoco”. Se recostó en la cama de Amanda. “Estoy aburrido solo en el dormitorio de hombres”. Ella sin mirarlo contestó. “Si, las estrellas son mis favoritas”. Sara miró al cielo oscuro y susurró. “Sabías que el color de las estrellas depende de su temperatura…” Las lágrimas empezaron a caer en su rostro eran incontrolables, pero ella seguía mirando el cielo y dijo. “Las más calientes brillan con un color blanco verdoso y azul, las templadas brillan en amarillo y
las más frías brillan en rojo”. Alejandro la miraba detenidamente y su corazón se sintió oprimido por verla llorando. “No lo sabía”. Sara hizo una sonrisa fruncida. “Él lo sabía… pero siempre que yo lo repetía, hacía como si yo nunca se lo hubiera dicho, interesado en lo que yo dijera”. Alejandro se sentó cCAPITULO 17 LARGA HISTORIA