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CAPITULO 9 MARAVILLOSA

Al día siguiente con los primeros rayos del sol, Sara se removió en la cama, sintiendo una espalda ancha, se levantó asustada. “¡Aldo! ¡Despierta!”.

Tenía que sacarlo antes que Joel llegara de su turno de noche en la patrulla.

Aldo solo respingaba. “Mama más tarde lo hago”.

Sara se rio. “Aldo despierta, te quedaste en mi casa”.

El abrió los ojos mirando a Sara con el pelo despeinado, desnuda y adormilada, era hermosa. Sonrió y la atrapo entre sus brazos besándola.

“Aldo, detente”. Ella trataba de quitárselo de encima.

Escucharon la puerta principal abrirse y la voz de Joel. “Sara, llegue”.

Aldo se levantó a regañadientes vistiéndose mientras observaba a Sara que también se vestía rápidamente.

“Debes irte, sal por la ventana que no te vea”.

Aldo frunció el ceño. “Él sabe lo que hacemos en la casa del arbol, porque es diferente aquí”.

Sara suspiro. “No quiero la charla de que la casa es sagrada y si mi madre viviera y supiera lo que hago se decepcionaría”. Ella le decía mientras imitaba a Joel de forma extraña.

Aldo sonrió divertido por las ocurrencias de Sara. “Está bien saldré por la ventana”.

Ella miro por la ventana preguntando. “¿Dónde dejaste tu camioneta?”.

Aldo hizo una mueca. “Mi padre me la quito ayer después de enterarse de la pelea”.

Sara se quedó mirándolo y triste suspiro.

Aldo besos sus labios muy despacio.  “Te vere más tarde en el cine”.

Ella asintió viéndolo salir por la ventana.

Sara salió de su habitación y bajo a la cocina donde Joel preparaba café.

Ella se acercó para hacer el desayuno para ambos, platicaron un rato, después Joel se fue a dormir un rato.

Aldo llego a su casa, trepo por la parte de atrás en silencio, al llegar a la ventana su hermano abrió la puerta mirándolo que entraba a la casa. “Mamá esta dormido”. Grito hacia la parte de abajo.

Escucharon a su mamá. “Dile que se levante a desayunar, su padre quiere que lo acompañe a la ciudad”.

Ambos se miraron asintiendo y su hermano Frank salió cerrando la puerta, Aldo terminó de entrar y se fue al baño a ducharse.

Bajo minutos después, todos estaban en la mesa, su padre le explicó. “Tu y Frank irán conmigo al pueblo vecino, hay algunos problemas con la mercancía que llevamos hace dos días”.

Aldo tomo su lugar y asintió mirando a Frank que hacia una mueca, no le gustaba trabajar en la granja, solo lo hacía por apoyar a Aldo y no dejarle toda la carga.

Elena en silencio miraba a su hermano, ayer por la noche después del pleito con su padre, ella fue a buscar a su hermano para ayudarlo con sus heridas, pero al entrar no estaba, la ventana estaba abierta y ella se imaginó que estaba con Sara.

Por la noche Sara terminaba su turno, salió por la parte de atrás buscando Aldo, quien la esperaba recargado en la pared del cine. Ella llego lanzándose en sus brazos, Aldo correspondió el abrazo besando sus labios.

Caminaron por la calle hasta encontrar un puesto de hotdog, pidieron y platicaron un poco con el dueño del puesto, el señor Jorge Ruiz, era un hombre mayor que vivía con su esposa Olivia en una casa en el centro, no tenían hijos solo era ellos dos.

“Mi esposa está enferma y ya no puede salir de la cama” El hombre les decía. “Me preocupo por ella cuando tengo que salir a surtir mis productos a la otra ciudad”.

Sara sonrió. “Yo me quedare con ella, si usted quiere, le hare compañía”.

El señor Jorge sonrió. “¿Lo harías?”.

Sara asintió mirando a Aldo quien sonreía al ver la bondad de su pequeña Sara, ella siempre fue así, solo que la gente no quería conocer lo maravillosa que era.

“Eso es genial, gracias Sara, Aldo si no es mucha molestia podrías volver ayudarme con mi cochera, las puertas se atrancaron de nuevo".

Aldo asintió. “Claro dígame que día, yo lo ayudare”. Aldo en ocasiones ayudaba al señor Jorge con mano de obra en su casa.

Él y su esposa eran muy mayores tenían la casa más grande, antigua y de mejor posición en el pueblo, pero ya era vieja y tenía muchas deficiencias con el paso del tiempo, muchos en el pueblo quisieron comprársela o cambiarla por otros departamentos nuevos que se construían cerca de ahí, pero ellos se negaron, decían que hasta el día que murieran dejarían esa casa, la venta de los hotdog la usaban para subsistir a diario.

Terminaron de comer sus hotdog y caminaron por la pequeña plaza, ambos conocían este pequeño pueblo muy bien.

Sara miro a Aldo. “¿Sigues con la idea de estudiar administración?”.

Aldo sin mirarla contesto. “Si, es lo que quiere mi papa”.

“Pero… no es lo que quieres tú”.

Aldo se detuvo. “Papá pagara la carrera, no tengo forma de elegir”.

Sara hizo una mueca tristemente. Aldo deseaba estudiar arquitectura, pero su padre no estaba de acuerdo, quería que su hijo siguiera con la granja.

Ella por su parte le gustaban los niños y la medicina, pero no se hacía muchas ilusiones, Joel apenas sacaba dinero en la policía, aunque ella tenía buenas calificaciones y podía pedir una beca, la estadía en la ciudad donde estaba la escuela de medicina era cara.

Aldo acaricio su mejilla. “Veremos la forma en que tu si puedas estudiar lo que quieres”.

Sara sonrió. “Aldo ¿Por qué eres tan bueno conmigo?”.

El beso sus labios diciendo cerca de su rostro. “Porque te amo y siempre te amare, eres única Sara y eres mía”.

Volvió a besarla, caminaron hasta el bosque y llegaron al lago subiendo a la casa del árbol, Aldo inmediatamente se lanzó sobre ella y disfrutaron de la noche juntos amándose.

<<Fin del Flashback>>

…………………………

Sara llego a la gran ciudad, recogió sus maletas y camino hacia la salida, mirando todo a su alrededor, nunca había visitado una ciudad, mucho menos una tan grande.

Camino observando a las personas en la entrada, ahí ya estaba un hombre esperándola, era joven y muy alto de tez morena llevaba un traje negro y un gorro Baker, en sus manos tenía un cartelón con el nombre de Sara Blake.

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