Ella se quedó hasta el siguiente día en la pequeña casa, despertó sintiendo unos labios en su boca, abrió los ojos y Aldo estaba besándola, ella sonrió y siguió el beso.
Aldo la beso apasionadamente mientras ella devolvía las caricias, sin decir nada Aldo siguió besándola, Sara se entregó a él disfrutando del momento, más tarde después de terminar de amarse, se recostaron en las mantas desnudos viendo el cielo por la ventana.
Se escuchó un carraspeo y ambos se asomaron, Sara estaba desnuda y se cubría con la manta.
Celeste y Joel miraban hacia la casa del árbol. “Será mejor que no bajes Aldo o te partiré la cara”. Joel estaba muy enojado y celoso.
Aldo sonrió asomándose mientras se ponía la camisa.
Sara se vistió rápidamente mientras Aldo jugaba con ella quitándole las prendas, abrazándola y besándola por el cuello.
“Detente Aldo”. Ella molesta por el juego le decía bajito a su novio.
El solo sonrió y Celeste se carcajeó viendo las siluetas moverse por la casa, el sol reflejaba todo lo que hacían, Joel estaba furioso y quería subir, pero Celeste lo detuvo. “Vamos Joel fuiste joven alguna vez, ellos se quieren”.
Celeste sonrió al ver las muecas que Joel hacía y giró para gritar. “Espero que estén usando protección”.
Sara se asomó furiosa. “Celeste por favor no hagas más grande el problema”.
Joel dejó las vasijas en un tronco. “Me voy, no quiero seguir escuchando, el almuerzo está aquí, Sara no regreses tarde a casa”.
Celeste se rió y caminó detrás de Joel, diciéndoles adiós con su mano y guiñando un ojo hacia ellos. Aldo bajó por la comida y juntos desayunaron en la casa.
Aldo le contó lo que pasó con su padre y que estaba mejorando, su viaje se atrasaría, la granja necesitaba de alguien que se hiciera cargo, Aldo junto con su hermano Frank que solo tenía quince años tendrían que trabajar duro estos días hasta que su padre se recuperara.
Sara también conversó sobre Jackson su padre biológico y que quería llevarla a la ciudad y pagarle sus estudios.
Aldo la escuchó atentamente y sonrió.
Sara sintió extraña su sonrisa. “¿Por qué te ríes?”.
Aldo la tomó en sus brazos. “Se que no quieres ir con él, pero es una gran oportunidad para estudiar lo que quieres y más si pagara por todo”.
“Pero Aldo, seria irme de aquí y yo no quiero dejarte”. Ella estaba nerviosa por las palabras de su novio.
“No me dejaras, yo también tengo que irme recuerdas, aunque estaremos lejos uno del otro, nos veremos en vacaciones aquí cada año, te iré a visitar cada que pueda”. Aldo le explicaba.
Sara estaba insegura. “No lo sé, no quiero dejar a Joel solo”.
“Celeste estará con él”.
Sara miro a Aldo. “Lo pensare”.
Regresaron a la vieja cabaña, Celeste estaba por irse a trabajar. “Sara, Joel no está de humor, Jackson volvió a venir hoy, quiere hablar contigo”.
Sara miró a Aldo y sonrió. “Te veré mañana”.
Se despidieron con un beso y ella entró a la cabaña.
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Al día siguiente Sara esperaba en un restaurante cerca del centro del pueblo. Jackson entró sentándose en la mesa. “Siento llegar tarde, tenía trabajo pendiente”.
Sara lo miró. “¿A qué te dedicas?”.
Jackson sonrió. “Soy médico pediatra y director en un hospital”.
Ella al escuchar se le iluminaron los ojos. Jackson lo notó. “¿Te gusta la medicina?”.
Sara asintió.
Jackson se alegró. “Se que te debo mucho Sara, me gustaría recompensarte por todo este tiempo perdido, le debo mucho a tu madre también, déjame pagar tu carrera en la ciudad, pagaré todos los gastos hasta que te gradúes.
Cuando termines tu carrera puedes ejercer en el hospital donde trabajo o puedes regresar al pueblo”.
Ella lo miró extrañada, era la idea de Sara desde el principio, estudiar y volver para poner una pequeña clínica.
Jackson sonrió al notar su expresión. “Esa también fue mi idea cuando me fui, poner un centro médico en este pueblo al terminar de estudiar, pero conocí a mi esposa y decidí quedarme allá”.
Sara observó a la gente del restaurante por un momento pensando en las palabras de Aldo y la oportunidad que la vida le estaba ofreciendo, ella bajó su cabeza jugando con su jugo y suspiró. “Lo haré con una condición”.
Jackson esperó a que ella le explicara.
“Quiero poder volver aquí todas las vacaciones, no me gustaría dejar solo a Joel y mi novio vive aquí”. Ella resaltó la palabra novio.
Jackson sonrió. “Claro, las clases empiezan la próxima semana, tienes estos días para arreglar todo aquí”.
Sara lo miró sobresaltada por lo rápido que sería el viaje, pero recordó que Aldo también se iría.
Ella regresó a la vieja cabaña, Joel tomaba una cerveza en el pórtico, salió de la comisaría temprano para esperarla en casa y saber que decidió. Estaba nervioso, amaba mucho a Sara, era su hija, él la vio crecer y la crió.
Joel la miró entrando, pero no dijo nada solo la observó.
Sara se sentó en la banca a un lado de él. Y le dijo. “Me iré a estudiar medicina a la ciudad, él pagará todo… me lo debe Joel”.
Joel se levantó de la silla y arrojó la botella a la esquina de la casa frustrado y enojado, la botella se hizo añicos. “Haz lo que quieras no me importa”.
Sara negó con la cabeza y sus ojos se llenaron de lágrimas mientras escuchaba dentro de la casa las cosas estrellarse.
Celeste llegó después de un rato y encontró a Sara sentada afuera, se acercó para abrazarla. “Joel lo entenderá tarde o temprano, es lo mejor para ti”.
Sara lloraba. “Voy a volver Celeste, volveré y pondré una clínica aquí, es solo por un tiempo”.
“Lo se, pequeña Sara, solo que Joel no sabe cómo demostrar su amor, pero él te ama y mucho”.
La semana siguió, los preparativos se hicieron, Sara se iría esa tarde, Jackson regresó a la ciudad por trabajo unos días antes y ella viajaría sola en el avión.
Sara se quedó con Aldo en la casa del árbol toda la semana amándose mutuamente, ella solo recogería su maleta en la vieja cabaña, llegaron y Aldo la espero en la camioneta. Entro a la casa, Joel estaba en el patio trasero cortando leña, ellos no habían hablado desde esa tarde. Sara subió a su cuarto y bajo su maleta, regreso al patio y Joel seguía cortando troncos en silencio. Ella salió avisándole. “Joel… me voy”. Joel se detuvo por un momento para verla, pero a los segundos después siguió trabajando. Sara lloro gritando. “¡Maldita sea Joel me largo de aquí y no te importa!”. Joel siguió cortando los troncos, pero en el momento que ella gritó el frunció los labios. Sara se quedó por unos segundos esperando que el reaccionara, pero Joel no lo hizo, bajo su cabeza con tristeza y susurro. “Cuídate por favor”. Se giro caminado a la puerta de entrada donde Aldo la esperaba, subieron a la camioneta y Aldo arranco esperando unos segu
Casi al final de su comida, entraron algunos jóvenes que estaban con ella en la escuela, Sara no le gustaba estar cerca de ellos, aunque Aldo les advirtió que no la molestaran, ellos lo seguían haciendo a escondidas. El problema es que ahora la molestaban sexualmente, Sara era pequeña de estatura, pero era muy bonita y tenía un buen cuerpo. Vivir con su padre en el bosque había traído consecuencias, la gente decía que ella y Joel eran amantes y que Sara era promiscua en la escuela, claro que la mayoría de esos chismes eran habladurías de las chicas de la escuela que la aborrecían por estar siempre con Aldo en especial Miriam que se dedicaba a molestarla constantemente. Los jóvenes se acercaron a la mesa, uno de ellos palmeo la espalda de Aldo. “Hola amigo, ya veo por qué no quisiste ir a la fiesta de Magda”. Miro a Sara de forma viciosa. “Tenías compañía para la noche”. Aldo miro a Sara que estaba incomoda y giro para ver al chico. “Nosotros ya nos íb
Sara arqueó una ceja. “Somos novios Joel, hacemos lo mismo que tú haces con Celeste”. Dijo provocándolo. Joel se levantó golpeando la mesa, Celeste lo detuvo para calmarlo y miró a Sara advirtiéndole. Sara suspiró y se fue a su cuarto. Joel se quedó gritándole. "Sara ven aquí estamos hablando". Pero ella hizo caso omiso. “Esa niña me va a matar de coraje”. Le decía a Celeste. Celeste sonrió tomando su rostro. “Es joven Joel, solo habla con ella cuando estés calmado”. Joel la miró tristemente. “¿Cómo voy a explicarle sobre los bebés y cómo cuidarse? Es muy difícil”. Celeste se carcajeó. “No te preocupes eso lo haré yo, tú solo habla sobre esa relación y …”
La cena fue tranquila, Aldo quedo a un lado de Miriam, ella trataba de sacarle conversación, pero él nunca la tomo en cuenta, el alcalde estaba molesto por su actitud y el padre de Aldo trato de calmar los ánimos, al final cuando se fueron Aldo tuvo de nuevo una gran discusión con su padre. "¿Como puedes tratar así a la hija del alcalde? Necesitamos de su apoyo para la granja". Aldo molesto. "No la soporto". Su padre gritó. "Óyeme bien Aldo tendrá que soportarla porque vendrá más seguido a la casa visitarnos y tendrás que ser amable con ella ¡Entendiste!". Aldo salió de la casa enojado directo a la casa del árbol. Sara llego minutos antes, le gustaba estar ahí cuando caía la noche y las primeras estrellas brillaban en el cielo. Aldo levantó la puerta del piso y la encontró observando por el gran hueco de la ventana, trato de no hacer ruido y abrazo a Sara por detrás. Ella se sobresaltó al sentir sus manos cálidas, pero sabía qu
Al día siguiente con los primeros rayos del sol, Sara se removió en la cama, sintiendo una espalda ancha, se levantó asustada. “¡Aldo! ¡Despierta!”. Tenía que sacarlo antes que Joel llegara de su turno de noche en la patrulla. Aldo solo respingaba. “Mama más tarde lo hago”. Sara se rio. “Aldo despierta, te quedaste en mi casa”. El abrió los ojos mirando a Sara con el pelo despeinado, desnuda y adormilada, era hermosa. Sonrió y la atrapo entre sus brazos besándola. “Aldo, detente”. Ella trataba de quitárselo de encima. Escucharon la puerta principal abrirse y la voz de Joel. “Sara, llegue”. Aldo se levantó a regañadientes vistiéndose mientras observaba a Sara que también se vestía rápidamente. “Debes irte, sal por la ventana que no te vea”. Aldo frunció el ceño. “Él sabe lo que hacemos en la casa del arbol, porque es diferente aquí”. Sara suspiro. “No quiero la charla de que la casa es sagrada y si mi mad
Ella camino hasta el hombre. “Hola”. El hombre la miro sonriendo. “Señorita Blake, soy Simón, el chofer del señor Blake, un gusto”. Ella lo saludo y Simón le pidió que subiera mientras recogía la maleta vieja, Sara quiso ayudarlo, pero él se negó. Sara no tuvo más remedio que subir al auto. En el camino ella le hizo algunas preguntas sobre la ciudad y la casa donde viviría, Simón amablemente le contestó, pero algunas preguntas él solo sonrió y dijo “Puede preguntarle a su padre”. Llegaron a un gran portón, se abrió y mostro una gran casa de dos o tres pisos, era muy grande, Sara bajo mirando alrededor del lugar y examinando la casa. Jackson salió junto con dos mujeres, una era mayor, vestía elegante, la otra era joven como ella, vestía muy bien y era simpática. “Hola hija”. Jackson dijo abrazándola, pero Sara no le devolvió el abrazo, solo incomoda le sonrió. “Ven te presentare”. Caminaron hacia las dos mujeres. “Martha, ella e
Amanda llegó hasta una mesa y sentó a Sara examinado sus brazos y cara. “¿Estás bien?”. Sara asintió. Amanda suspiró. “Que bien”. Ella suspiró tranquilizandose. “Oye… aléjate de ese chico, Alejandro Valdez es un mujeriego aquí en el campus”. Sara giró para ver a la puerta donde se topó con él, pero Amanda no la dejó. “Oye no voltees, pensara que te gusta, es un presumido, es hijo de uno de los doctores más influyentes en la ciudad”. Sara la obedeció, pidieron su comida y salieron de la cafetería, Amanda seguía con su parloteo y Sara sonreía escuchándola. Afuera, Alejandro miró a Sara y Amanda salir estaba sentado junto a una rubia que lo abrazaba coquetamente, él no apartó l
Martha la miró por unos segundos. “Ok, solo llévaselo rápido y ve a dormir”. “Sí señora”. Malena camino a la habitación de Sara toco y entro cerrando la puerta antes de que Martha se acercara. Pero Martha no tenía ninguna intención de ver a Sara y regresó a su habitación. El domingo llegó muy rápido, Aldo recogía sus cosas de la casa, Sara ayudaba a limpiar el lugar junto con Malena, Simón ya esperaba a Aldo para llevarlo al aeropuerto. Sara se acercó tristemente a Aldo y lo abrazó por detrás, llorando sin control. Malena vio a Sara y salió de la pequeña casa a conversar con Simón y darles más privacidad. Sara lloraba. “No quiero que te vayas”. Aldo la giró para que quedara