Casi al final de su comida, entraron algunos jóvenes que estaban con ella en la escuela, Sara no le gustaba estar cerca de ellos, aunque Aldo les advirtió que no la molestaran, ellos lo seguían haciendo a escondidas.
El problema es que ahora la molestaban sexualmente, Sara era pequeña de estatura, pero era muy bonita y tenía un buen cuerpo.
Vivir con su padre en el bosque había traído consecuencias, la gente decía que ella y Joel eran amantes y que Sara era promiscua en la escuela, claro que la mayoría de esos chismes eran habladurías de las chicas de la escuela que la aborrecían por estar siempre con Aldo en especial Miriam que se dedicaba a molestarla constantemente.
Los jóvenes se acercaron a la mesa, uno de ellos palmeo la espalda de Aldo. “Hola amigo, ya veo por qué no quisiste ir a la fiesta de Magda”. Miro a Sara de forma viciosa. “Tenías compañía para la noche”.
Aldo miro a Sara que estaba incomoda y giro para ver al chico. “Nosotros ya nos íbamos”.
Aldo se levantó tomando la mano de Sara quien lo siguió, en la puerta una chica alta y muy maquillada se acercó a Aldo, su nombre era Miriam hija del alcalde. “Hola Aldo, te perdiste de una gran fiesta, esperaba verte ahí”. Ella le hablo de una forma coqueta.
Sara los observaba, la chica estaba bien vestida y maquillada, llevaba tacones altos y ropa de marca, miro a Aldo y también estaba bien vestido, juntos parecían la pareja perfecta.
Sara miro su ropa haciendo una mueca. Llevaba unos jeans viejos y blusa azul desgastada, se sentía más cómoda así. Pero ver a las chicas muy arregladas la hizo cuestionarse si Aldo estaría atraído por ellas.
Aldo miro a Miriam. “No me gustan esas fiestas”. Tomo la mano de Sara y salió del lugar.
Miriam se quedó mirando a la pareja y como Aldo abrazo a Sara besando su mejilla calmándola, las chicas que la acompañaban empezaron a cuchichear sobre Sara, pero Miriam estaba absorta en la pareja, molesta decidió hacer todo para separarlos.
Quería a Aldo para ella. Sonrió pensando en una idea y miro a sus amigas. “Vamos a una mesa”. Camino hacia una mesa y las chicas la siguieron.
Todos se sentaron juntos conversando y burlándose de Sara.
............................
Aldo llevo a Sara a la camioneta, subieron rumbo al bosque, en el camino ellos conversaban de tonterías, Sara era feliz, Aldo era gracioso y simpático, cualquier chica estaría feliz de ser su novia.
Aldo la miro detenidamente, ella estaba pensativa, detuvo la camioneta vieja entre unos árboles. Se lanzo a ella sin avisar y atrapó sus labios ardientemente, ella se asustó, pero a los segundos siguió su beso, hasta quedar sin aliento.
Aldo acaricio su mejilla. “¿Qué tanto piensas pequeña Sara?”.
Ella lo miro a los ojos. “Miriam es muy bonita… es de una buena familia y…”
Aldo la interrumpió besándola de nuevo, tiempo después Aldo la miro. “¿Y?”.
Ella estaba perdida por el beso, después de calmarse lo miro de nuevo a los ojos. “Ella sería una mejor novia que yo”.
Aldo volvió a asaltarla dejándola sin aire. “Pero a mí me gustas tú”.
“Aldo yo…”
Aldo la detuvo y silencio sus labios con su dedo. “Creo que no estas entendiendo mi pequeña Sara, eres la única, siempre lo serás”.
Aldo tomo su camiseta y la desabotono rápidamente, bajando también sus pantalones. “Te lo voy a demostrar… que eres la única”.
Desvistió a Sara mientras besaba su cuerpo, la cargo para que quedara en su regazo y siguió besándola fervientemente.
La camioneta se movía y rechinaba por la pasión de ambos, era otoño, las ventanillas estaban empañadas.
Al terminar Aldo recogió toda la ropa metiéndola en una mochila, se colocó su pantalón, Sara estaba recuperando el aliento cuando lo vio recoger todo, él tomo su camiseta y se la puso a Sara, abrió la puerta de la camioneta y la cerro con llave.
Tomo a Sara de las manos para entrar al bosque, caminaron hasta salir al lago, subieron a la casa del árbol, Aldo sacudió el lugar y acomodo las mantas en el piso, Sara lo observaba sonriendo, ella también recogió algunas cosas que estaban dispersas en el suelo.
Aldo se acomodó en las mantas del piso y estiro a Sara de la cintura quien grito de sorpresa.
Él le quito la camisa pegándola a su pecho desnudo rego besos por su cuello y hombros mientras ella disfrutaba. Aldo se posiciono en su entrada que estaba lista para él. Besando sus labios entraba y salía hasta que juntos llegaron al orgasmo.
Aldo limpio el vientre de Sara y ella se giró para quedar de espaldas a él, Aldo la abrazo tomando sus manos y entrelazándolas, besaba su cuello y cabeza de vez en cuando mientras observaban la luna por mucho tiempo.
Después de otra sesión Aldo la llevo a la cabaña, se besaban frenéticamente en la puerta, ya eran pasadas de las dos de la mañana. Sara silencio las risas de Aldo. “No hagas ruido, Joel debe estar dormido”.
Aldo asintió besándola de nuevo en el cuello sacándole carcajadas a Sara.
Aldo suspiro. “Te vere mañana, pasare por ti para llevarte a la escuela”.
Sara asintió y lo vio alejarse por el bosque, entró a la cabaña donde las luces estaban apagadas, camino hacia su habitación, pero escucho un carraspeo.
Giro y la luz de una vela se encendió en la pequeña mesa del comedor.
Joel estaba sentado esperándola, encendió un cigarrillo en silencio mientras la veía, ella lo miraba detenidamente esperando la reprimenda.
Joel le preguntó. “¿Sabes la hora que es?”.
Sara observo el viejo reloj de pared, apenas se notaban las manecillas. “Son las dos de la mañana…”
“¿Crees que esta es hora para que una niña como tú llegue?”.
Sara hizo una mueca. “No soy una niña”.
Joel enojado contestó. “Lo eres para mí y no quiero ni imaginarme que es lo que haces con ese chico Sara”.
Celeste salió de la habitación de Joel y se sirvió una taza de agua. Se quedo mirándolos a ambos.
Sara arqueó una ceja. “Somos novios Joel, hacemos lo mismo que tú haces con Celeste”. Dijo provocándolo. Joel se levantó golpeando la mesa, Celeste lo detuvo para calmarlo y miró a Sara advirtiéndole. Sara suspiró y se fue a su cuarto. Joel se quedó gritándole. "Sara ven aquí estamos hablando". Pero ella hizo caso omiso. “Esa niña me va a matar de coraje”. Le decía a Celeste. Celeste sonrió tomando su rostro. “Es joven Joel, solo habla con ella cuando estés calmado”. Joel la miró tristemente. “¿Cómo voy a explicarle sobre los bebés y cómo cuidarse? Es muy difícil”. Celeste se carcajeó. “No te preocupes eso lo haré yo, tú solo habla sobre esa relación y …”
La cena fue tranquila, Aldo quedo a un lado de Miriam, ella trataba de sacarle conversación, pero él nunca la tomo en cuenta, el alcalde estaba molesto por su actitud y el padre de Aldo trato de calmar los ánimos, al final cuando se fueron Aldo tuvo de nuevo una gran discusión con su padre. "¿Como puedes tratar así a la hija del alcalde? Necesitamos de su apoyo para la granja". Aldo molesto. "No la soporto". Su padre gritó. "Óyeme bien Aldo tendrá que soportarla porque vendrá más seguido a la casa visitarnos y tendrás que ser amable con ella ¡Entendiste!". Aldo salió de la casa enojado directo a la casa del árbol. Sara llego minutos antes, le gustaba estar ahí cuando caía la noche y las primeras estrellas brillaban en el cielo. Aldo levantó la puerta del piso y la encontró observando por el gran hueco de la ventana, trato de no hacer ruido y abrazo a Sara por detrás. Ella se sobresaltó al sentir sus manos cálidas, pero sabía qu
Al día siguiente con los primeros rayos del sol, Sara se removió en la cama, sintiendo una espalda ancha, se levantó asustada. “¡Aldo! ¡Despierta!”. Tenía que sacarlo antes que Joel llegara de su turno de noche en la patrulla. Aldo solo respingaba. “Mama más tarde lo hago”. Sara se rio. “Aldo despierta, te quedaste en mi casa”. El abrió los ojos mirando a Sara con el pelo despeinado, desnuda y adormilada, era hermosa. Sonrió y la atrapo entre sus brazos besándola. “Aldo, detente”. Ella trataba de quitárselo de encima. Escucharon la puerta principal abrirse y la voz de Joel. “Sara, llegue”. Aldo se levantó a regañadientes vistiéndose mientras observaba a Sara que también se vestía rápidamente. “Debes irte, sal por la ventana que no te vea”. Aldo frunció el ceño. “Él sabe lo que hacemos en la casa del arbol, porque es diferente aquí”. Sara suspiro. “No quiero la charla de que la casa es sagrada y si mi mad
Ella camino hasta el hombre. “Hola”. El hombre la miro sonriendo. “Señorita Blake, soy Simón, el chofer del señor Blake, un gusto”. Ella lo saludo y Simón le pidió que subiera mientras recogía la maleta vieja, Sara quiso ayudarlo, pero él se negó. Sara no tuvo más remedio que subir al auto. En el camino ella le hizo algunas preguntas sobre la ciudad y la casa donde viviría, Simón amablemente le contestó, pero algunas preguntas él solo sonrió y dijo “Puede preguntarle a su padre”. Llegaron a un gran portón, se abrió y mostro una gran casa de dos o tres pisos, era muy grande, Sara bajo mirando alrededor del lugar y examinando la casa. Jackson salió junto con dos mujeres, una era mayor, vestía elegante, la otra era joven como ella, vestía muy bien y era simpática. “Hola hija”. Jackson dijo abrazándola, pero Sara no le devolvió el abrazo, solo incomoda le sonrió. “Ven te presentare”. Caminaron hacia las dos mujeres. “Martha, ella e
Amanda llegó hasta una mesa y sentó a Sara examinado sus brazos y cara. “¿Estás bien?”. Sara asintió. Amanda suspiró. “Que bien”. Ella suspiró tranquilizandose. “Oye… aléjate de ese chico, Alejandro Valdez es un mujeriego aquí en el campus”. Sara giró para ver a la puerta donde se topó con él, pero Amanda no la dejó. “Oye no voltees, pensara que te gusta, es un presumido, es hijo de uno de los doctores más influyentes en la ciudad”. Sara la obedeció, pidieron su comida y salieron de la cafetería, Amanda seguía con su parloteo y Sara sonreía escuchándola. Afuera, Alejandro miró a Sara y Amanda salir estaba sentado junto a una rubia que lo abrazaba coquetamente, él no apartó l
Martha la miró por unos segundos. “Ok, solo llévaselo rápido y ve a dormir”. “Sí señora”. Malena camino a la habitación de Sara toco y entro cerrando la puerta antes de que Martha se acercara. Pero Martha no tenía ninguna intención de ver a Sara y regresó a su habitación. El domingo llegó muy rápido, Aldo recogía sus cosas de la casa, Sara ayudaba a limpiar el lugar junto con Malena, Simón ya esperaba a Aldo para llevarlo al aeropuerto. Sara se acercó tristemente a Aldo y lo abrazó por detrás, llorando sin control. Malena vio a Sara y salió de la pequeña casa a conversar con Simón y darles más privacidad. Sara lloraba. “No quiero que te vayas”. Aldo la giró para que quedara
Ella regresó al dormitorio pensativa, nunca pensó que Alejandro fuera gay, pero… no era del todo gay ¿o sí? porque también salía con chicas… o ¿Solo era una farsa? Sara seguía pensando y Amanda entró en la habitación dejando sus cosas en su cama. “Hola Sara, ¿Cómo te fue en tu clase?”. Sara estaba completamente ausente. Amanda se acercó moviendo su mano frente a su rostro preguntando. “Oye Sara ¿Estás ahí?”. Sara volvió a la realidad. “¿Qué, cuándo?”. Amanda se rio. “¿Por qué estás perdida? vuelve”. Sara sonrió apenada. “Lo siento, estaba pensando en algo”. Amanda la miró intrigada. “¿En qué?” Ella se acercó a ellos. “¿Qué pasó?”. Frank se alejó de Elena quien lloraba, pero estaba sorprendida de ver a Sara en su puerta. Sara volvió a preguntar. “¿Por qué hay tanta gente?”. Frank hizo una mueca. “Es un velorio”. Ella asustada preguntó. “¿De quién? ¿Quién murió?” Frank dijo tristemente. “Mi padre”. Sara suspiró pensando en Aldo. Por un momento creyó que él había muerto. Lee lo siguiente escuchando James Arthur - Impossible... Frank giró para mirar a Elena quien entendió tácitamente lo que quería decir, ella abrió la puerta de la casa y estaba por entrar para advertirCAPITULO 14 RUMOR