Capítulo 35

Fui, entonces, a la casa de Darrow, carcomida por las dudas y todo el panorama truculento que me había planteado Palacios. Su hija, Heather, me abrió la puerta. -Mi madre está en la cocina, pasa no más-, me informó, siempre sonriente y distendida, incluso me miraba divertida. -Se le ve bastante turbada, señorita-, me dijo entretenida mirando mis pupilas que ciertamente estaban pintadas de muchas cavilaciones. En realidad yo estaba desconcertada por todo lo que estaba pasando.

Catalina era una mujer alta, delgada, de pelos brillantes, muy hermosa y de perfectas curvas. -Estoy haciendo un asado de carne-, me dijo frotando sus manos en un mandil. Ahora la recordaba. En efecto, la conocí en la recepción luego de nuestra boda. Rudolph se apuró para tomarla a ella de la mano y la trajo casi a rastras donde yo me encontraba, regalando sonrisas a todos los invitados que no dejaban de felicitarme por nuestro matrimonio.

-Ella es mi amiga, Cata-, me dijo Rudolph contento, feliz, igual com
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