Capítulo 42

Yo me sentía en deuda con Rudolph. No había hecho nada en busca de dar con el asesino de mi marido. Ya no confiaba en Palacios y estaba segura que él había archivado el caso porque no habían evidencias de nada. Después de descartar muchas posibilidades pensé que el único rival nuestro que pudiera haberse vengada de una manera cruel y despiadada, era Tadeus Gibz, un hombre ruin y miserable, al que ya había confrontado antes.

Teníamos mucha rivalidad, además. Después que mataron a Rudolph, hablé con él y me dijo que si bien me odiaba y afirmaba que yo le había quitado buenos clientes, sería incapaz de matar a mi esposo, sin embargo no le creí y decidí volver a enfrentarlo.

Me miró somnoliento, legañoso y exánime. Le iba mal también en sus contratos.

-Ya hemos hablado mucho sobre tu marido, yo no tengo nada que ver en su asesinado, Pölöskei-, me recibió él de mala manera.

-¿Tendrás una coartada?-, le pedí mirándolo a los ojos. Él daba lástima. Las cosas no le iban bien, había p
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