Capítulo 137

En efecto, Judith me acompañó una semana en la casa, atenta a todos las necesidades de mis bebés, muy hacendosa, precavida y ordenada y disciplinada. Rudolph no se fue de mi lado, pese a que ella estaba en la casa, incluso dormíamos juntos, pero no hacíamos el amor, porque, como les conté, la cama de Judith estaba cerca a la mía je je je. Mi marido me contaba chistes y yo trataba de no reírme pero me era imposible. -El colmo de un bombero es que le corten el agua por no pagar ja ja ja-, decía él y por más esfuerzo que hacía estallaba en carcajadas, sorprendiendo y asustando a la secretaria de Brown que se alzaba incrédula y boquiabierta viéndome reír como una loca.

Me bañaba junto a Rudolph, riéndonos, besándonos, dándonos muchas caricias. Judith, creo, se convenció finalmente de que me faltaba un tornillo, porque yo me reía a carcajadas con las lamidas que me daba mi marido a los pechos y eso me estremecía hasta el delirio, y ella movía la cabeza como diciendo, "pobre loca" je
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