Caleb BLackburn es un joven multimillonario y Ceo de la empresa familiar completamente egoista y ruin. Leia Loughty es una chica timida, inocente y que sueña siempre en color rosa. Una venganza que el joven egoista a planeado contra el prometido de la chica dulce y timida que pondra el mundo de ambos completamente de cabeza, una relación toxica llena de fuego, pasión y deseo, miles de mentiras que complicaran sus destinos. El amor nunca es color de rosa Mentiroso Millonario de J. I. López
Leer másLevantándose, Leia caminó hacia la playa en donde Caleb y su hijo jugaban alegremente. Lucia muy embarazada, estaban esperando a su segundo hijo…a su segundo ángel, y ella simplemente era feliz, tan radiante y tan bella como nunca antes se sintió, hoy en sus días todo era felicidad, y todo aquel dolor que habían atravesado, se había compensado maravillosamente.—Caleb… yo… yo… acepto esa…oferta…— se obligó a hablar antes de que se fuera.—Olvídalo, ya no me interesa — dijo el y pretendió seguir avanzando, varias personas los rodeaban, pero ninguna les prestaba verdadera atención.—¡Espera! … haré lo que me pides – dijo Leia y lo detuvo… él tenía razón, si no tomaba esa decisión en ese momento, sería capaz de quedarse mirando mientras la persona que amaba se enamoraba perdidamente de otra.Él sonrió arrogantemente sin que ella lo viera… era tan predecible, ese era el momento de presionar.—¿En serio? … pues, las cosas han cambiado – dijo Caleb con arrogancia y volteó a verla.—¿De qué
Meses después…Las olas del mar con aquella inconfundible melodía, relajaban sus profundos pensamientos mientras los recuerdos llegaban hasta ella.Tu vida la marcan tus deseos…Creció escuchando a su madre y a la hermosa señora Beatrice Miller decir que ella y James harían una pareja perfecta, ellos, siendo sus familias tan cercanas, se conocían desde niños, prácticamente crecieron juntos, pues ambos jefes de familia siempre tuvieron negocios en común, Leia era dos años menor al apuesto rubio, siempre lo admiró y desde pequeña se arraigó en ella la idea que ellos dos se casarían, más aún cuando siendo ambos adolescentes, él le dijera que también le gustaría casarse con ella, aquello era como un sueño, había crecido al lado de su príncipe y Leia lo amó desde aquel momento.Casarse con James...ese era su mayor deseo, ser la esposa del chico al que había amado desde siempre.Tu vida, la marcan las personas que te rodean…La mayor parte de su vida escolar Leia la pasó en internados para
—Debemos ponernos de acuerdo sobre la casa. Pero deberíamos empeñarnos mucho más en lo segundo— me besó.Le acaricié un pezón y éste endureció.—Ni siquiera necesitas decirlo —ella se rio cuando le acaricié las nalgas sobre su pareo blanco, color similar al de su traje de baño.Comencé a besarla y a acariciarle el culo. Leia gimió y besé su cuello.Escuchamos un carraspeo.Maldije internamente.—Odio ser inoportuno, pero es el único descenso— James se rascó la nuca.Mi molestia disminuyó al percatarme que sostenía de la mano a una joven rubia. La chica nos sonrió y James se dispuso a presentárnosla. Se llamaba Aiko, era arquitecta. La conoció en el trabajo.Leia se entretuvo con mi madre y su padre quienes preparaban la comida. Kristel y Elric bailaban una melodía romántica apenas audible procedente de una fiesta cercana, como el par de prometidos melosos que eran. Hillary se divertía contando anécdotas universitarias a James y su novia, mientras Draken cargaba a su hijo que se había
—¿Qué deseas que escriba? —acomodé la hoja y mano sobre ésta.El se acercó a observar sobre mi brazo.—Escribe: Queridos Dioses, por favor, que Marina se enamore de mí.La sangre completa se me detuvo. ¡¿Qué?!¡Ah, no, no tan rápido por favor! Suplique a mis adentros.—¿Estás enamorado de Marina? —me tomé unos segundos para preguntar intentando no reir.Asintió con un sonrojo y yo apreté el puente de mi nariz. Cerré los ojos.—¿Sabes que aun eres muy pequeño y ella tambien verdad?—Mamá dice que en el amor no hay edad – dijo aquello con suspicacia.Enmudecí. Mataría a Leia —Estoy seguro que no se refería a ti y a Marina —sonreí.—Eso lo sé. Pero…—Edrick…esta bien, lo escribiré por ti – acepte aquello.—Por favor, escríbelo por mí antes de que alguien venga— me rogó cuando la senté en mis piernas. Sus ojos mostraban real preocupación y el corazón se me apretó.Suspiré.—Bien.—No se te olvide ser claro en la palabra enamore— pidió.Me tomé unos segundos antes de comenzar a escribir:«
Unos momentos después, todos estaban acomodados en las sillas que habían sido colocadas en nuestra playa privada, muchos rostros conocidos, algunos que hacían falta, la memoria de Emireth me llego con aquella última carta que ella dejo para mi y para Leia, la misma que Darlene recién me había entregado, por supuesto, no pudo hacerlo antes debido a que tanto Leia como yo, habíamos desaparecido, aquella carta en donde ella me pedía buscar a Leia y me deseaba ser feliz con ella…la que escribió para los dos antes de morir al día siguiente. Todos se callaron, entonces, la vi, ataviada en un hermoso vestido de princesa, tan blando y brillante ante la luz del sol que en un rato más comenzaría a ocultarse, estaba Leia, mi niño hermosa, caminando hacia mi del brazo de su padre y con Edrick dejando pétalos de rosas por donde ella iba pasando en esta boda que ella se mereció siempre, a la vista de todos, sin secretos, con todos aquellos a los que amaba y la amaban, celebrando con ella esto…aque
—Quería que me vieras tan jodido como se pudiera, esperaba que aun así te quedaras— sí, sonaba estúpido— Solo así iba a estar completamente seguro de que no importaba lo que pasara después, si podías aceptarme así, entonces no habría forma en que yo pudiera arruinarlo –—¿De verdad? — me vio a los ojos.Asentí despacio. No había ocurrido nada con Emireth ni con ninguna otra mientras Leia y yo estábamos acostándonos. Incluso antes de eso.—Pero, sí nos tuviste a ambas bajo el mismo techo –Reí cuando se dejó caer sobre la almohada a mi lado. Sonaba a niño decepcionada.—Bueno, eso fue tu culpa. No fui yo el que la invitó. Yo solo necesitaba hacértelo, que ella haya estado aquí contig
Elric me pidió un cigarro y le entregué la cajetilla completa. Luego de que lo encendió, volvió a hablar:—Felicidades— volteé a verlo extrañado — Me alegra mucho saber que todo fue bien al final…mas aun, que estas buscando la ayuda que siempre necesitaste, estoy orgulloso – me dijo sonriendo con sinceridad.Bajé la mirada al suelo empedrado.—Creo que nunca agradecí que siempre intentaras ayudarme— le dije viéndolo.—Bueno, así eres tú - me respondió el.Asentí despacio —Gracias, de verdad –Elric me vio con extrañez —No irás a besarme, ¿o sí? –Reí y dejé escapar el humo del cigarrillo, en verdad, quería a mi primo, el, d
—¡Mamá! — Edrick corrió a los brazos de Leia al apenas entrar a la casa en donde el ya tenía dos días.Leia rio emocionada a mi lado.—Hola, papá— me saludó con un movimiento de mano. Creo que no me fue difícil adivinar a quien había extrañado más.Acaricié su cabello.—¡Oh, están aquí! —mi madre apareció deshaciéndose de un delantal.—Pasamos al centro por un par de cosas, lamentamos no haber preguntado si algo se ofrecía – ella se disculpo.—Nos las arreglaremos— Scarlett le restó importancia.—Iré por las maletas— dije luego de dejar un par de bolsas de supermercado en la mesa.—¿Necesitas ayuda?
—Quien haya sido él, fue totalmente a destiempo contigo. No caigamos en eso, que no fui la única en cometer ese error – Comenzaríamos a pelear si seguíamos por ese camino. Seguro Leia no sería la más feliz si yo le sugiriera ser amiga de Emireth de seguir viva, o alguna de mis ex amantes del pasado, lo medite. —¿Podemos dejarlo ya? Intentaré ser más cortés la siguiente vez — ni ella ni yo creímos eso. Por suerte Leia se relajó en el asiento a mi lado, una vez en mi auto. —Seguro vas a matarme, pero por mera cortesía lo invité a la playa con nosotros – Mi mirada fue más que molesta al voltearla a ver. —Tranquilo. Dijo que no. —Vaya, qué alivio – dije con ironía. —No ironices —suplicó— Sabía que diría eso, de cualquier forma, solo no quise parecer grosera al no invitarlo si James también irá, conoceremos a su novia de turno – —Pese a mí— puntualicé – y sobre esa novia, ¿No es la tercera en cuatro meses? Déjame adivinar, esta si es el amor de su vida – ironice de nuevo, James y y