—¿Qué deseas que escriba? —acomodé la hoja y mano sobre ésta.El se acercó a observar sobre mi brazo.—Escribe: Queridos Dioses, por favor, que Marina se enamore de mí.La sangre completa se me detuvo. ¡¿Qué?!¡Ah, no, no tan rápido por favor! Suplique a mis adentros.—¿Estás enamorado de Marina? —me tomé unos segundos para preguntar intentando no reir.Asintió con un sonrojo y yo apreté el puente de mi nariz. Cerré los ojos.—¿Sabes que aun eres muy pequeño y ella tambien verdad?—Mamá dice que en el amor no hay edad – dijo aquello con suspicacia.Enmudecí. Mataría a Leia —Estoy seguro que no se refería a ti y a Marina —sonreí.—Eso lo sé. Pero…—Edrick…esta bien, lo escribiré por ti – acepte aquello.—Por favor, escríbelo por mí antes de que alguien venga— me rogó cuando la senté en mis piernas. Sus ojos mostraban real preocupación y el corazón se me apretó.Suspiré.—Bien.—No se te olvide ser claro en la palabra enamore— pidió.Me tomé unos segundos antes de comenzar a escribir:«
—Debemos ponernos de acuerdo sobre la casa. Pero deberíamos empeñarnos mucho más en lo segundo— me besó.Le acaricié un pezón y éste endureció.—Ni siquiera necesitas decirlo —ella se rio cuando le acaricié las nalgas sobre su pareo blanco, color similar al de su traje de baño.Comencé a besarla y a acariciarle el culo. Leia gimió y besé su cuello.Escuchamos un carraspeo.Maldije internamente.—Odio ser inoportuno, pero es el único descenso— James se rascó la nuca.Mi molestia disminuyó al percatarme que sostenía de la mano a una joven rubia. La chica nos sonrió y James se dispuso a presentárnosla. Se llamaba Aiko, era arquitecta. La conoció en el trabajo.Leia se entretuvo con mi madre y su padre quienes preparaban la comida. Kristel y Elric bailaban una melodía romántica apenas audible procedente de una fiesta cercana, como el par de prometidos melosos que eran. Hillary se divertía contando anécdotas universitarias a James y su novia, mientras Draken cargaba a su hijo que se había
Meses después…Las olas del mar con aquella inconfundible melodía, relajaban sus profundos pensamientos mientras los recuerdos llegaban hasta ella.Tu vida la marcan tus deseos…Creció escuchando a su madre y a la hermosa señora Beatrice Miller decir que ella y James harían una pareja perfecta, ellos, siendo sus familias tan cercanas, se conocían desde niños, prácticamente crecieron juntos, pues ambos jefes de familia siempre tuvieron negocios en común, Leia era dos años menor al apuesto rubio, siempre lo admiró y desde pequeña se arraigó en ella la idea que ellos dos se casarían, más aún cuando siendo ambos adolescentes, él le dijera que también le gustaría casarse con ella, aquello era como un sueño, había crecido al lado de su príncipe y Leia lo amó desde aquel momento.Casarse con James...ese era su mayor deseo, ser la esposa del chico al que había amado desde siempre.Tu vida, la marcan las personas que te rodean…La mayor parte de su vida escolar Leia la pasó en internados para
Levantándose, Leia caminó hacia la playa en donde Caleb y su hijo jugaban alegremente. Lucia muy embarazada, estaban esperando a su segundo hijo…a su segundo ángel, y ella simplemente era feliz, tan radiante y tan bella como nunca antes se sintió, hoy en sus días todo era felicidad, y todo aquel dolor que habían atravesado, se había compensado maravillosamente.—Caleb… yo… yo… acepto esa…oferta…— se obligó a hablar antes de que se fuera.—Olvídalo, ya no me interesa — dijo el y pretendió seguir avanzando, varias personas los rodeaban, pero ninguna les prestaba verdadera atención.—¡Espera! … haré lo que me pides – dijo Leia y lo detuvo… él tenía razón, si no tomaba esa decisión en ese momento, sería capaz de quedarse mirando mientras la persona que amaba se enamoraba perdidamente de otra.Él sonrió arrogantemente sin que ella lo viera… era tan predecible, ese era el momento de presionar.—¿En serio? … pues, las cosas han cambiado – dijo Caleb con arrogancia y volteó a verla.—¿De qué
—Necesito ese dinero… — mencionó Caleb Blackburn fríamente observando desde su balcón el atardecer de la ciudad— Y será mejor que lo arregles Sorin — ordenó el rubio sujetando sin mucha presión el móvil en su mano.—Sabes bien que no se puede, desde que cometiste esa estupidez en la universidad tu mesada se redujo al mínimo… — escuchó el joven esa respuesta del otro lado de la línea.—Esa solo es una excusa… siempre se puede y lo sabes — insistió el rubio mientras el viento fresco ondeaba su ámbar cabellera.—El imbécil del abuelo jamás aceptara… aunque… — dijo Sorin al otro lado de la línea haciendo sonreír al rubio que seguía contemplado la ciudad desde su alto departamento
Leia pestañeó un par de veces… ¿le dijo puberta? ¿Qué demonios se creía?, ella estaba por cumplir dieciocho años, casi era una adulta…abrió la boca para replicar, pero estaba tan molesta e indignada que no pudo decir nada y solo lo vio partir, el estúpido sujeto ni siquiera la volteó a ver.— Leia… ¿estás bien? - preguntó la castaña cuidadosamente, ella había visto toda la escena y escuchado eso último, honestamente, luchaba por no reír.—M-me… ¡Me llamó puberta! - dijo Leia volteando a verla.Y Kristel no pudo más, estalló en una carcajada.—¿De qué demonios te ríes? — cuestiono la cobriza que a la molestia inicial, se le agregó esta.Tras varios segundos K
—¿Y con respecto a Leia? - insistió -… es bonita y cualquiera…—Ella me ama… aunque nunca ha pasado nada entre nosotros, lo hace… y si se lo pido, me dará el tiempo que necesito…—Entonces no te preocupes… ¡tienes todo solucionado! - dijo irónicamente mientras se retiraba del vestuario directo a la cancha.James resopló molesto… ojalá todo fue tan fácil como lo había dicho… ahora tenía en la misma universidad a dos mujeres que de diferente forma lo atraían… pero a diferencia de Leia, Emireth llevaba con ella, la experiencia y nuevas sensaciones que lo enloquecían.—Mph… eres patético James… - se burló cierto rubio ojiazul que terminaba de colocarse su calzado deportivo, en un sector diferente de esos ves
—¡Felicidades mi amor! - habló fuerte y emocionada una lacia y sumamente delgada pelinegra -… siempre supe que lo conseguirías… no tienes competencia… - aseguró mientras lo abrazaba, la chica lanzó una sonrisa y mirada con burla al rubio que los observaba molesto .—Gracias Emireth… - dijo el pelinegro mientras la sostenía por la cintura… -… pero, creo que debes irte…—Ahhh… - bufó molesta -… me quedo para felicitarte y lo único que gano es tu desprecio… - dijo molesta ignorando que el ojiazul la veía ahora con burla.—Ya habíamos hablado de esto… - dijo y la tomó por la barbilla.—Arregla las cosas con esa mocosa… no te daré otro día más… - aseguró y molesta salió de ah&i