—¡Felicidades mi amor! - habló fuerte y emocionada una lacia y sumamente delgada pelinegra -… siempre supe que lo conseguirías… no tienes competencia… - aseguró mientras lo abrazaba, la chica lanzó una sonrisa y mirada con burla al rubio que los observaba molesto .
—Gracias Emireth… - dijo el pelinegro mientras la sostenía por la cintura… -… pero, creo que debes irte…
—Ahhh… - bufó molesta -… me quedo para felicitarte y lo único que gano es tu desprecio… - dijo molesta ignorando que el ojiazul la veía ahora con burla.
—Ya habíamos hablado de esto… - dijo y la tomó por la barbilla.
—Arregla las cosas con esa mocosa… no te daré otro día más… - aseguró y molesta salió de ahí…
—Tan tierno tu novio… - se burló el ojiazul al verla salir apenas momentos antes que él, por el largo pasillo que los sacaba del gimnasio.
Emireth lo vio de reojo mientras la seguía por ese largo pasillo —él siempre… - fingió no darle importancia -… ¡ah! y también es tú nuevo capitán, recuérdalo— dijo con voz fría pero buscando molestarlo.
Caleb sonrió molesto, funcion cómo metros adelante Emireth veía a dos chicas con menosprecio… no era más que Kristel y la mocosa que lo había tirado esa mañana…
—Ahí está… —escuchó decir a la torpe niña mientras veían a la distancia al resto del equipo, se detuvo al verlas pasar a su lado sin notarlo -… lo hizo Kristel… James logró ganar el puesto de capitán… siempre confié en él… - la escuchó y eso lo molestó.
—¡Espera Leia! ¡Recuerda lo que te dije!
—¿Leia? - se preguntó mientras sonreía con una obscura diversión ... "el intocable y puro amorcito de James" ... "y la mayor rival de Emireth" ... mph ... esto podría ser divertido ... " la delgada chiquilla… esos dos tendrían un par de cosas de qué hablar… "¿qué pensarías si pongo en peligro tu dulce amor adolescente, capitán?"
Caleb observó a la que parecía ser una pareja insignificante con una sonrisa torcida, posada en sus labios … ¿podrían ser más patéticos? … Escuchó unos lentos y ligeros pasos a su espalda.
—¿Así que esa es la estúpida mocosa? – se cuestionó Emireth estaba a un lado del joven ojiazul que la veía de reojo y analíticamente.
—Leia es su nombre – dijo sin mucho interés, mientras se giraba para irse, observó el rostro de esa lacia pelinegra contraerse en molestia.
—¿La conoces? – le preguntó resentida volteando a verle, lo detuvo del brazo —¿de dónde? – cuestiono Emireth con cierto recelo en su tono de voz.
Caleb se encogió de hombros con indiferencia.
– Solo digamos que… he estado entre sus piernas – el rubio soltó el comentario por lo ocurrido en la mañana… sonrió divertido y volteó una vez más a verlos …
—¿Qué? – Emireth se preguntó sin creerle… después rodó los ojos fastidiada, eso tenía que ser una broma… ¿de dónde podría conocerla? … se mantuvo de pie, y al igual que él, prestó atención al pelinegro y a la delgada azabache que lo acompañaba.
—¿Te has preguntado si tienes oportunidad contra esa niña? – le cuestionó mientras veía que todavía lo sostenía del brazo.
Ella lo vio a los ojos y al percatarse, lo soltó…
— Es ella la que no tiene oportunidad contra mi… - dijo muy segura de ella misma.
—Mph… - Caleb sonrió de medio lado
– ¿Solo observa cómo la trata? – le dijo y alzando el rostro se lo indicó.
Frente a ellos y en medio de la cancha, James abrazaba con ternura a la frágil chica que parecía sumamente cómoda entre sus brazos y escondida en su pecho… el pelinegro le acarició con ternura el cabello y después de separarse, hizo lo mismo con su rostro … Ambos se sonrieron, o eso les pareció a la distancia.
Emireth apretó sus puños molesta… ella era la novia de James y él estaba poniendo en ridículo al exhibirse de esa forma con esa desconocida… se prometió que se las pagaría.
—Creo que encontraste una rival, y una muy bonita, tiene ese, no se…aire de inocencia que a cualquiera podría volver loco – le comentó Caleb con burla y de nueva cuenta pretendió marcharse.
—Tú sabes que nunca he tenido alguien a quien llamar rival…esa estúpida mocosa no será la primera – dijo fríamente y orgullosa por ello… siguió sus pasos hasta colocarse frente a él.
Él la vio fríamente y hacia abajo por la diferencia de estaturas… no dijo nada.
—Ni siquiera tú te atreviste a cambiarme… ¿recuerdas? … si ya no estamos juntos, es porque yo te dejé…no pudiste llenar mis expectativas, así que no seas tan engreído cariño, tu, que siempre te regodeaste en tu eterna soltería y en ser un hijo de perra, no fuiste capaz de dejarme – Emireth volvió a dejarle claro, sonrió con burla y un intento de superioridad.
—Mph – Caleb sonrió de medio lado y la tomó de la barbilla.
— No te confundas Emireth, tu no me dejaste… — aseguró fríamente y viéndola a los ojos
– Tuviste que irte cuando los ceros en mi billetera disminuyeron — finalizó y la soltó sin cuidado.
Ella de igual forma sonrió.
– Prometiste arreglarlo, me dijiste que estabas a las puertas de un gran negocio y que tu empresa generaría bastante, cuando eso suceda tú y yo…ya sabes, podríamos volver a intentarlo – dijo Emireth con insinuación
—Olvídalo Emireth… – dijo Caleb desinteresado y avanzó evadiendo su contacto.
Ella se sorprendió mínimamente.
—¿Cambiaste de opinión? – reprochó la pelinegra y a él le resultó divertido.
—Ya no me interesas…creo que encontré algo mucho más interesante – aseguró el y volteó a verla de medio lado.
—No me digas que Darlene te ha hecho olvidarme, ella nunca ha sido rival para…
—Jamás mencioné a Darlene – la cortó con burla.
Emireth se sorprendió ligeramente pero no se lo quiso mostrar… ¿Lo que le dijo de esa mocosa podría ser cierto?
—Mientes… - le aseguró Emireth y lo vio con desprecio.
Él se encogió de hombros y avanzó.
— Piensa lo que quieras, me conoces, tu sabrás si realmente estoy mintiendo o no – dijo Caleb y sonrió cínicamente.
La frívola pose que Emireth mostró con todos, él la conocía perfectamente y supo del rastro de duda que le dejó, nadie conocía a aquella zorra mejor que él.
El rubio continuó avanzando con un humor mejorado, pero al entrar a los vestidores su molestia volvió al recordar que cierto pelinegro se estaba metiendo más de lo que debía en su camino… y eso, quería cobrárselo.
—¡James! – gritó emocionada Leia.
—Leia …— saludó contento y al mismo tiempo recordó el plazo que le había puesto su celosa novia.
Ella se lanzó a sus brazos emocionada y él la acunó en su pecho… al ver a Leia, siempre veía una chica tan tierna y delicada que le provocaba protegerla.
— Cuando conversamos por teléfono y me dijiste que eras aspirante al puesto de capitán, jamás dudé de ti…siempre supe que lo lograrías – dijo Leia demasiado emocionada después de separarse del abrazo y tocar la banda que lucía en su brazo y que lo exhibía como tal.
Ambos ignoraban al par de jóvenes que los veían a distancia.
James se rascó la cabeza avergonzado, Leia pocas veces se mostró así de entusiasta con él…
—Bueno, creo que no tenía un rival realmente fuerte…aunque claro, no dude en que podía lograrlo – dijo James y le sonrió a la delicada jovencita.
Ella lo hizo de igual modo y se sonrojó al ver, ahora sí detenidamente al joven frente a ella, James estaba sudado y con la cabellera ligeramente alborotada a causa del entrenamiento.
-Y … - dijo el también nervioso
– ¿Qué tal con la universidad? – Pregunto para cortar el silencio, todavía no se atrevía a decirle, no sabía si tendría valor de hacerlo, después de todo ellos estaban comprometidos… Nunca la beso porque Leia era un manojo de nervios cada que se quedaban solos, pero ganas siempre tuvo… y más al darse cuenta, que debajo de la ropa aniñada que usaba, su cuerpo había cambiado… se sintió un pervertido por pensar algo así de ella… seguro Leia nunca lo hizo.
—Pues … hoy no tenemos clases – dijo Leia naturalmente y encogiéndose de hombros.
—Cierto, están con la mudanza recordó James – si necesitas ayuda con…
—No – cortó Leia de inmediato, no quería molestarlo – Papá enviará un par de personas que nos ayuden… las cosas deben llegar en un momento más…así que no te preocupes – dijo ciertamente emocionada.
—Entonces tienes todo resuelto… me alegra – dijo James y le revolvió el cabello.
– Pronto dejarás de necesitarme — mencionó, pues cuando niños, Leia para cualquier cosa le pedía ayuda… al parecer, él se había acostumbrado a estar para ella.
—Yo jamás dejaría de necesitarte – dijo Leia sonrojándose por ello, él sonrió al notarlo.
—No te preocupes… te entiendo…y la verdad, no me gustaría que un día dejaras de necesitar de mi – dijo James y le sonrió, acarició su rostro y la obligó a verlo…
—¿Entender qué, amor? – cuestionó Emireth, que tras la charla que tuvo con Caleb soportaba menos a la estúpida e insípida chiquilla.
Ambos jóvenes vieron con sorpresa, Leia, disimulando sentimiento alguno, le sonrió delicadamente al pelinegro.
“¿Amor?” se cuestionó internamente Leia… las mariposas en el estómago desaparecieron dejando un vacío en él… Kristel se lo había advertido… sintió su corazón golpear lenta, pero fuertemente… alzó sus ojos a un desconcertado pelinegro joven y los llevó a la hermosa muchacha que le sonreía con superioridad… en un intento por evadir la realidad miró tras ella y pudo ver a Kristel platicar con Erick, ella no parecía haberlos notado.
—Creo que interrumpí…pero olvidé darte tu regalo mi amor… cómo te lo dije… jamás dudé de ti…es que no hay nadie mejor que mi novio – dijo Emireth y se alzó en las puntas de los pies para besar los labios de su novio.
Leia abrió ligeramente la boca y logró contener algún sonido que delatara sus quebrados sentimientos… sus ojos ardían al querer surgir el llanto…el…su príncipe, su prometido…James…la estaba engañando con otra…el, tenía una novia, ¡Él tenía una novia! En el momento en que lo comprendió, el corazón de Leia se quebró en mil pedazos.
— S-se… será mejor que… los deje solos…de nuevo felicidades James, con permiso – logró pronunciar y forzó una.
— Espera cariño – la detuvo Emireth que no había sentido humillarla suficiente.
– La que se va soy yo… ustedes estaban hablando de algo — dijo con amabilidad fingida y volvió a sonreírle con burla.
Leia achicó los ojos… ¿ella se estaba burlando? … no creyó que tuviera porqué hacerlo, negó con la cabeza…
— No… tengo ciertas cosas que… hacer — y ella también sonrió al soltarse.
— Espera Leia… la que se va es Emireth – dijo un molesto pelinegro, ganándose una mirada de furia de su pareja.
— En serio… s-si tengo cosas que hacer… m-me… me alegra que… encontraras a… alguien – le dijo Leia ocultando su dolor en una sonrisa, pero sus palabras se negaron a salir espontáneas…
El cuerpo del pelinegro se tensó al escucharle decir eso, ella se giró y tras disculparse una vez más, ambos la vieron partir… Leia caminó apresurada por el mismo pasillo por donde había llegado.
—¡Leia! – le gritó y todos lo escucharon, Kristel observo a esa chica Emireth impedirle al pelinegro avanzar al sujetarlo de la casaca amarilla de entrenamiento que usaba, volteó a ver a un nervioso Erick y lo entendió todo en ese momento, lo vio molesta y siguió tras su amiga…
—¿A dónde vas? – cuestionó molesta Emireth, pero sin alzar la voz.—Tú y yo hablaremos después – dijo del mismo modo el pelinegro y corrió tras Leia.Emireth comenzó a odiar a esa tipa… pero si James pensaba que podría humillarla al dejarla parada en medio de la cancha, estaba muy equivocado, molesta, pero lentamente lo siguió.—Soy una tonta…en verdad, soy una tonta – se dijo Leia amargamente mientras se recargaba en una fría pared, había corrido, pero ya no quiso parecer tan estúpida y dejó de hacerlo, estaba a punto de llorar y si alguien la veía de tal modo solo iba a quedar en ridículo, tal como hace unos momentos.– ¿Pero qué demonios esperabas Leia? … era obvio… él es tan guapo – se repetía, tení
—Y él jamás la dejará...aun cuando tu lo hayas creado un príncipe de armadura blanca, la verdad es, que es un hombre, y los hombres nos quedamos donde nos dan exactamente lo que queremos…sexo – dijo Caleb con tono meloso y malicioso. Leia tragó duro… ¿cómo sabía que eso que le decía era verdad? — Él jamás te mirará como tú quieres…– volvió a asegurar, esta vez, le susurró al oído. Leia apretó sus manos en el firme pecho masculino, no lo quería tan cerca… pero no podía gritar o hablar fuerte, pues todavía podía escuchar a James cerca. – No mientras te siga viendo como una dulce hermana — Leia tembló al sentir la calidez de su aliento en su cuello, él sonrió al notarlo. Ella se sumergió en las palabras dichas por el chico y no quería aceptarlo aun cuando todo lo dicho era verdad…necesitaba retirarse, quería escapar de allí a como diera lugar. – Debes dejar de ser… su dulce Leia… – susurró Caleb y ella y reco
—Te aconsejaría que reconsideraras…— habló con voz ronca un alto y fuerte pelinegro, sentado detrás de su escritorio.— No hay nada que reconsiderar… últimamente he perdido varios socios en el extranjero, y los que quedan son muy pocos…— mencionó un hombre maduro y castaño, frente a él —…además el ramo automotriz es sumamente lucrativo — aseguró acomodándose en su asiento.— Concuerdo contigo Enzo… pero también es muy inestable… ese tipo de sociedades de responsiva ilimitada, están casi extintas por el riesgo que conllevan, no creo que estés en posición de riesgos – dijo Jacob Miller a su colega y amigo de demasiados años.—Tranquilo Jacob… —mencionó relajado el castaño —…confió en el señor Stefano Blackburn, tengo años de conocerlo y la asociación q
Kristel resopló frustrada. – Tarde o temprano tendrás que afrontarlo, Leia…se que es duro para ti todo esto, pero si no lo enfrentas, no lograras dejar atrás lo que ocurrió – dijo Kristel tocando el hombro de su mejor amiga. —Pero ahora deben estar entrenando…— debatió la nombrada. —Precisamente por eso… les mostraré a mi top cinco de los chicos más guapos…— animó Hilary. —¿Acaso has estado viendo a todos los chicos? — cuestionó sorprendida la castaña, mientras caminaba y forzaba a Leia a hacer lo mismo. —Por supuesto que sí… ¿qué creen que hice todo el día de ayer? — cuestionó indignada. —Creí que mudarte, pero ya veo que no…— mencionó la castaña ya sin sorpresa. —¡Por supuesto que no!… la tal Melissa ya tenía todo listo y arreglado, yo solo llegué a acomodar mi ropa…— dijo Hilary fastidiada. —Bueno y
—Tal vez tienen algo oculto, algo que ni Kristel sabe… conoces a Caleb, no sería raro…— dijo Erick, que de cierta forma le gustaba ver frustrado a su estúpido amigo.El rubio le sonrió a la joven y ella lo vio con miedo, definitivamente era un mujeriego.—También conozco a Leia, ella jamás tendría algo que ver con ese imbécil— aseguró James molesto.—Ah, cómo sea… me tengo que ir… supongo que ahora que ya sabe lo de Emireth, tú y ella…— quiso dejar claro.—Quiero a Leia, pero lo de Emireth se está volviendo algo más serio – dijo James con sinceridad.—¿Qué quieres decir? — cuestionó Erick con interés, mismo que compartían los otros dos oyentes.&mda
—¡Qué día! – se quejó la cobriza al finalizar su primer bloque de clases, estaba entrando a su habitación.—¿Leia? ¿Eres tú? – escuchó la voz de Kristel desde su pequeño cuarto.—¿Quién más si no? – preguntó irónicamente al entrar al lugar.—Hola Leia… - saludó desinteresada Hilary, mientras seguía con su vista fija en el portátil en el escritorio de la cobriza que recién llegaba.—Hola… ¿y qué hacen? – preguntó mientras dejaba de lado sus libros y se sentaba en la cama, veía con poco interés a las dos chicas entretenidas en el aparato.—Solo revisamos unos perfiles en la red social – contestó Kristel sin voltear a verla.&
—¿Lo es? – se preguntó mientras agrandaba una de esas fotografías, en ella se podía ver al joven de ojos celestes rotando el balón en uno de sus dedos, permanecía de perfil, al parecer, no se había percatado de estar siendo fotografiado… “¿quién será Darlene? “, se preguntó al ver el nombre de la dueña de la foto, en el que se encontró la etiqueta del joven.—A mí qué me importa…es un imbécil pervertido y engreído – se dijo Leia molesta al prestarle atención de más y cerró de golpe el aparato.Se levantó de la silla y se dirigió al pequeño closet que había en su cuarto… pensaba en buscar algo para la fiesta y se encontró con la camisa que el rubio le había prestado para que saliera completamente empapada de los vestidore
—¡Date prisa Leia! – apresuró Kristel con medio tono de molestia.—Solo un momento…ya voy – dijo ella mientras se terminaba de colocar los delgados y finos aretes de plata.—Tardaste demasiado – se quejó Kristel cuando llegó a su lado.—No sabía que ponerme – se defendió Leia.—Debiste usar algo de mi ropa… o pedirle a Hilary…en fin – mencionó Kristel mientras cerraba su habitación.—Ese no es mi estilo…y lo sabes – respondió Leia con molestia.—Bueno, entonces, pronto nos iremos de compras y encontraremos tú estilo… - advirtió la castaña divertida.Leia solo sonrió… dudaba todavía de verse bien, se había atrevido a us