Edith:
Tras la conferencia había creído que todo se calmaría, de hecho la opinión pública había cambiado tras lo que dije y lo que ese imbécil público después, como había tergiversado todo para hacerme quedar en mal, eso hasta que vi el mensaje que me llegó al teléfono que usaba como Odessa, en ese momento estaba en la casa y me desplomé nada más leer, mi corazón latía rápido y sabía lo que era, un ataque de pánico.
«No puedes huir más de mí, Edith Gastrell, al fin te he descubierto.» Sabía de quién era el número, no lo había cambiado en todos estos años, cuando estuvimos juntos lo había memorizado, así que no lo había olvidado. La pregunta que no dejaba de rondar en mi cabeza era: ¿cómo? Me apresuro a buscar las imágenes de la rueda de prensa, reviso cada detalle y no puedo encontrar nada que haya revelado mi identidad, ¿y sí estaba lanzando acusaciones al aire para ver si caía? Pero había escrito Gastrell y no Astor, nadie salvo Ancel, Noud y algunas personas del registro sabían mi verdadero apellido, entonces cómo, ¿alguien dentro del registro lo había dicho?
Tiro de mi cabello con desesperación, muerdo mi pulgar con ansiedad, no quería pedirle ayuda a Ancel porque sabía que tenía que decirle mi secreto, ¿y si de verdad era un farol? Quería creer con todas mis fuerzas aquello, pero si no lo era, no tardaría en buscarme de la única manera que podía: como Odessa, y eso serían muchos problemas.
Me iba a volver loca, de verdad. Por lo pronto esperaría antes de hacer algo, no sabía si era lo mejor pero no quería decir nada de ese horrible pasado, uno que me estaba respirando en la nuca en este momento.
Decido ignorarlo por esta noche, me acerco al baño y me trago dos pastillas para dormir, necesitaba descansar bien, mañana con la mente clara vería que hacer.
Me había despertado con la cabeza más fresca, no le diría nada a Ancel y hablaría directo con Duncan, ¿en dónde? No lo sé, quizás en una cafetería, un sitio neutral.
«Hablemos Duncan, te veo en la cafetería cerca de la universidad central hoy a las tres.» Presiono enviar y tan pronto veo la respuesta bloqueo el teléfono, supongo que era hora de dejar todo en claro.
- Vuelvo pronto mis niños preciosos ‒beso la cabeza y las mejillas de mis hijos, ellos besan mis mejillas al mismo tiempo.
Salgo y subo al taxi que pedí, no usaría al señor Adam, entre menos se supiera era mejor.
No pasan más de quince minutos antes de que llegue a mi destino, le pago y bajo, tomo varias respiraciones y entro, con la vista recorro el lugar y para mi sorpresa, ya está aquí.
Camino con paso firme hasta la mesa donde está, agradecía que hubiese tomado una del fondo.
- Edith ‒hago una mueca cuando dice mi nombre, era diferente de cuando Noud lo hacía, y que decir de Ancel‒, al fin ‒se pone de pie e intenta abrazarme, pongo mis manos al frente para detenerlo.
- ¿Qué haces? ‒lo miro mal, me muevo para sentarme frente a él‒. ¿Qué quieres Duncan?
- ¿Cómo has estado? ‒pregunta suave, evito rodar los ojos.
- ¿Cómo te parece que estoy? ‒lo miro con cara de fastidio, él no parece sorprendido por mi tono.
- Edith, sé que hice muchas cosas mal y durante este tiempo he reflexionado, me di cuenta lo cruel e injusto que fui contigo y quiero pedirte una disculpa ‒lo miro como si me hablara del precio del té.
- No te perdonó Duncan, no quiero perdonarte, no te odio y créeme cuando te aseguro que durante estos últimos seis años, no he pensado en ti ni la vida que dejé atrás, pero eso no significa que te haya perdonado, jamás lo voy a hacer ‒y la razón tampoco la sabría, es un secreto que me llevaría a la tumba, él no merecía saberlo‒. Si eso es todo, me voy ‒me pongo de pie y él me toma del brazo, me sacudo su agarre como si me quemara.
- Edith, yo te amo, me di cuenta muy tarde pero es así, te amo y si tú me lo pides, dejo a Jane y me casó contigo sin dudar, incluso le daría mi apellido a ese niño ‒comienzo a reír por lo absurdo de su declaración, niego, era un imbécil total.
- Pues yo no te amo, es más, nunca te amé ‒eso parece sorprenderlo‒, amaba una versión idealizada de ti, una ilusión que jamás existió, ¿te das cuenta que tenía tan sólo 15 años cuando comenzaron a lavarme el cerebro? Nos casamos cuando tenía 16, era todavía una niña que manipularon para vivir una realidad, el hombre que mi yo de ese entonces amó jamás existió, y la mujer que crees amar ya no existe, déjame en paz Duncan, lo nuestro nunca fue y nunca será porque ninguno de los dos existe ‒sin esperar una respuesta salgo de ahí, todo era un puto caos, bueno, mi mundo lo era.
Paro un taxi y tras darle las indicaciones para ir a mi casa emprende la marcha. Miro por la ventana y no puedo evitar recordar aquellos días, aquel cuento de hadas que me vendieron, sólo que olvidaron decirme que era uno escrito por los hermanos Grimm y no uno de Disney.
Mis padres habían sido invitados a una de las famosas fiestas de la prestigiosa familia Miller, la verdad es que no quería estar ahí ya que no era mucho de fiestas, pero mis padres me habían obligado a ir, fue ahí donde lo conocí, a Duncan Miller, era un chico muy guapo tres años mayor que yo, parecía un príncipe de cuentos de hadas, siendo joven e ingenua creí que aquella sonrisa encantadora y amable que me dio tras saludarlo significaba algo.
Todo se torció cuando conocí al cabeza de familia, el señor Joseph Miller, parecía ser una amable persona, lástima que aquello no fuese más que una farsa y que ocultaba una tremenda obsesión.
Lo primero que dijo cuando me vio fue que le recordaba a alguien, y cuando dijo el nombre de mi abuela, sin querer fue como una sentencia de muerte para mí, no tan literal pero aquello acabo con parte de mi adolescencia.
Al inicio sentí simpatía y pesar por su triste historia de amor, sabía que mi abuela se había casado y de ahí nacieron mi padre y una tía que según supe, murió joven. Mi padre se había alejado de sus padres antes de que siquiera conociera a mi madre ya que quería una mejor vida, que consiguió casándose con mi madre quién tenía una posición económica mejor. Una vez ahí, él se esforzó en seguir subiendo en la escala social y lo consiguió, pero comprometerme con el nieto de ese hombre, fue su mina de oro. Cabe aclarar, si es que no se ha entendido en este punto; que por un largo tiempo no fui la hija querida de mis padres, fui un medio para un fin.
Estuve comprometida por medio año hasta mi cumpleaños número dieciséis, un día después se llevó a cabo la boda, en ese momento no sólo perdí mi libertad, también mi personalidad, mi vida, mis sueños. Todo tenía que ser como decía mi suegra, ella dictaba cómo debía vestir, que decir, cómo comportarme, que hacer, comer e incluso que estudiar, la música que me gustaba tenía que oírla en privado porque estaba mal visto.
Y mientras aquella mujer me adiestraba para ser la esposa perfecta, el abuelo me vendía una idea muy pero muy distorsionada de su nieto, para mi mente de dieciséis, Duncan era un ser humano amable, caballeroso, respetuoso, inteligente, carismático que me amaba y respetaba, que sólo buscaba mi bien y por eso espero a que cumpliera la mayoría de edad para consumar el matrimonio, había sido muy doloroso y por demás traumático, pero cuando se lo mencioné a mi madre me dijo que uno debe complacer a su esposo y que no pensara cosas que no son, que la copulación sólo era con fines reproductivos, ¿mencioné que era una fanática religiosa? Y bueno, la opinión de mi suegra fue igual, yo sólo debía obedecer y callarme, y eso hice, me callé muchas cosas, sólo Dios sabe lo feliz que me sentí cuando el señor Joseph murió, fue como si una carga invisible se hubiese ido de mis hombros y supe que al fin, era libre.
Ese día que dejé aquella familia juré que no volvería.
Ancel:Jacob me había informado sobre el encuentro entre Edith y Duncan, no sabía porque la reunión y sobre todo, porque no como Odessa si se supone que esos dos no se conocen, quería ir y preguntarle pero eso me expondría como un acosador, que sí lo era, pero no podía decirlo y mucho menos, mostrarlo.La cuestión es que ella no me lo diría por voluntad propia, así que Jacob intentaría obtener un poco más de información.Tamborileaba los dedos en el escritorio cuando una notificación llamó mi atención, al parecer ese grupo que le gustaba tendría un concierto pronto, sin pensar mucho en lo que hacía busco el sitio de venta, compraría todo un palco ya que el lugar lo tenía, sería el mejor lugar sin duda, quería ver su cara de felicidad cuando se lo dijera.Edith:Había transcurrido un mes en relativa calma, Duncan mandaba mensajes de vez en cuando, no lo había bloqueado por temor a que en represalia dijera algo o me buscara en mi trabajo, no le había respondido tampoco.Salgo de mi ensi
Ancel:Sin duda Edith era una caja de sorpresas, jamás hubiese creído que le gustaba ese tipo de música, pero había cantado y bailado desde el momento uno, parecía feliz y al parecer, todos nos habíamos contagiado de esa energía.Nos habíamos subido todos a la camioneta, incluso Noud nos había acompañado, esta vez le había pedido al chófer que se fuera ya que manejaría.- Gracias a todos ‒se había sentado en el asiento del copiloto, se había girado para vernos, sus ojos se veían un poco húmedos‒, siempre quise ir a un concierto de ellos con amigos y ahora lo cumplí, incluso pude subir al escenario ‒se remueve emocionada, nadie aquí sabía nada de su pasado, sabía que con unas llamadas lo sabría, pero no quería saberlo de esa manera.- Ha sido muy divertido, vayamos a otro todos juntos ‒dice Omar y su esposa asiente. Edith les dedica una gran sonrisa, se gira para encender la radio, kiss a girl suena.- Además de Rosie, mi esposa y Edith, el resto hemos besado a una chica ‒dice Omar y a
Odessa:Me habían invitado al evento más grande de moda, no como modelo pero si como espectadora, me permitían llevar a una acompañante, lo hable con Rose y ella estuvo de acuerdo en que era Monique la que debía asistir, estaba por demás decir lo emocionada que estaba.- Aun no puedo creer que vaya a ir ‒rio bajo por su emoción. Íbamos en primera clase, al parecer él también había sido invitado, nos había ofrecido viajar en jet privado pero me había negado, así que se dispuso a viajar en primera clase con nosotras, por lo regular viajaba en clase turista pero como no iba a viajar como Edith, era mejor así.- Pues créelo, porque está pasando y te lo mereces ‒se deja caer, estaba tan feliz que no veía nada más, y por eso me refería a las miradas coquetas de Ancel y mi nerviosismo, además de nosotros tres había cerca de cinco pasajeros más, así que era bueno ya que evitaba que cayera en tentación.Cuando bajamos del avión, una camioneta ya nos esperaba, había visto algunos reporteros y s
Edith:Había vuelto tras terminar de filmar y caído muerta en la cama, por suerte lo último que haría sería la promoción de la película Firewall: operación eclipse.Cuando me desperté me encontré con mi madre en la cocina, estaba preparando algo delicioso, algo que hacía cuando era niña. No todo había sido malo, tenía algunos buenos recuerdos de niña, la cosa fue cuando fui adolescente.La terapia había ayudado mucho, descubrimos en qué punto todo se fue al carajo, el momento en que mi padre se llenó de ambición y mi madre cayó en las redes de la religión, pude entender un poco pero eso no quería decir que los justificara por haberme hecho sentir que sólo era un medio para un fin. Ellos estaban muy arrepentidos, habíamos ido lento hasta tener una relación decente, sin embargo, con mis hijos había sido diferente, ellos lo habían aceptado más fácil y querían mucho a sus abuelos, sobre todo Luc estaba feliz de que su familia fuese más grande y tuviera más abuelos, supongo que por ese lad
Edith:Durante el mes que esos dos no estuvieron cerca, me centré en pasar tiempo con mi familia, también en salir con Rose y Monique como simples mortales, fue una de esas tardes, que tras llegar, descubrí que mi madre junto a mis hijos veían una serie de televisión.- Mamá, esa serie no es apropiada para los niños ‒me había parado a un lado del sillón donde estaban sentados, mis puños en mi cadera, los veía con seriedad.- Hay hija, pero es muy entretenida y cuando pasa algo feo ellos se cubren los ojos ‒suspiro, mis pequeños me veían con cara de indefensión que derretía mi corazón.- Mamá, la dama de las almas perdidas no es para niños, ustedes no pueden ver eso, vayan arriba ‒hacen un puchero pero obedecen.- Mami ‒me giro a las voz de Luc‒, Bras dijo que te pidió ser espía y se lo cumpliste, ¿tú podrías ser una detective ahora? ‒una gran y tonta sonrisa se forma en mis labios.- Veré que puedo hacer amor ‒él asiente feliz antes de correr escaleras arriba. Saco mi teléfono y le en
Edith:El mensaje de mi madre me había puesto un poco nerviosa, pero esperaba que no hiciera gran escándalo, de hecho contaba con ello ya que esa mujer me había odiado desde el día uno y no le interesaría por ningún medio que su hijo supiese de mí, lástima que estuviese tan equivocada al respecto, porque mientras revisaba la información que Rose me había enviado para la promoción de la última película, un mensaje de Duncan puso mi mundo de cabeza.¿Puedes decirme porque ocultaste a mi hijo? Tomo unas cuantas respiraciones antes de responderle.No es tu hijo Duncan, no seas ridículo. Esperaba que con eso me dejase tranquila, supongo que pecaba de ingenua.Claro que lo es, es idéntico a mí. Mi primera reacción es rodar los ojos y enviarle ese emoji, pero para evitar que se haga más grande, decido responderle.Son rasgos comunes Duncan, no eres el padre, no insistas. Sin ganas de seguir con esta discusión sin sentido, decido bloquearlo.Le mando mensaje a mi abogada, era mejor estar prev
Duncan:Me había quedado aturdido tras todo aquello, sin duda mi memoria tenía otros datos, eso hasta que me puse a recordar con detenimiento y para mi horror, me di cuenta que tenía razón, yo era una maldita bestia que la tomaba cuando Jane me hacía enojar, era como una venganza ya que le hacía saber que estaba con Edith.- Señor Miller, debemos entrar ‒el abogado me sacude suave, asiento y camino de manera mecánica al interior, nos indican donde debemos sentarnos y así hacemos.- Buenos días señor Miller, señorita Gastrell ‒ambos le devolvemos el saludo‒. Bien, están aquí por una reclamación de paternidad de parte del señor Miller hacia el menor Brassen Gastrell, ¿es correcto? ‒ambos decimos que sí‒. Señor Miller, ¿en qué se basa para solicitar la prueba de paternidad con el menor? ‒me mira atento.- Verá su señoría, hace siete años que nos divorciamos y el niño tiene esa edad, además de que tiene el cabello y ojos negros como yo ‒lo veo alzar una ceja.- Señorita Gastrell, ¿qué tie
Ancel:Había dejado todo tras enterarme lo que pasó, decir que estaba furioso era quedarse corto, ninguno de esos inútiles había sabido decirme que mierda pasó, quería destruirlo todo.- El jet está listo señor ‒dice Carson, asiento mientras camino hacia ahí, subo sin más, Carson sabía cómo me gustaba todo.- ¿Ya mandaste a alguien para que los llevé a otro lado? ‒él asiente tras sentarse frente a mí, le había llamado pero sólo me mandó un mensaje que ese no era un buen momento y lo entendí‒. ¿Quién mierda hizo todo esto? ‒me entrega su tablet y maldigo bajo‒, por lo regular no lastimo a las damas, pero quiero que le entreguen un mensaje ‒él asiente y lo veo teclear algo en su teléfono‒, también sabes qué hacer con todos esos medios, los quiero destruidos sin posibilidad de que puedan levantarse, y los principales responsables, guárdalos para cuando llegue, tengo mucha frustración acumulada.- Claro señor, ya están en eso ‒miro por la ventana, estaba angustiado por mi čaraŭnica, de po