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Noche de glamour 2

Odessa:

Me habían invitado al evento más grande de moda, no como modelo pero si como espectadora, me permitían llevar a una acompañante, lo hable con Rose y ella estuvo de acuerdo en que era Monique la que debía asistir, estaba por demás decir lo emocionada que estaba.

- Aun no puedo creer que vaya a ir ‒rio bajo por su emoción. Íbamos en primera clase, al parecer él también había sido invitado, nos había ofrecido viajar en jet privado pero me había negado, así que se dispuso a viajar en primera clase con nosotras, por lo regular viajaba en clase turista pero como no iba a viajar como Edith, era mejor así.

- Pues créelo, porque está pasando y te lo mereces ‒se deja caer, estaba tan feliz que no veía nada más, y por eso me refería a las miradas coquetas de Ancel y mi nerviosismo, además de nosotros tres había cerca de cinco pasajeros más, así que era bueno ya que evitaba que cayera en tentación.

Cuando bajamos del avión, una camioneta ya nos esperaba, había visto algunos reporteros y seguro se preguntaban porque nos íbamos juntos, había dicho que nos encontramos en el avión y ya que vamos al mismo hotel y evento, decidimos compartir, me había despedido y no fue hasta que la puerta se cerró que pude respirar tranquila.

- ¿Esto no te traerá mala publicidad? ‒pregunta Monique algo mortificada, niego.

- Es probable, pero prefiero eso a que alguien hable de mi hijo ‒ella asiente comprensiva.

Tras unos minutos llegamos al hotel, era precioso y según tenía entendido, uno de los más exclusivos de la ciudad, reservado para famosos y ricos, era bien sabido que la seguridad, sobre todo la confidencialidad; eran de primera.

- Buenas tardes señorita Abney, usted debe ser la señorita Miracle, la acompañante de la señorita, ¿cierto? ‒Monique asiente sonriendo‒. Señor Bauer-Fiore, es un honor verlo de nuevo aquí ‒me giro y alzo una ceja divertida, él se limita a encogerse de hombros‒, un botones llevará sus equipajes, pasen por favor para darles sus tarjetas ‒los tres asentimos y nos acercamos al mostrador, el hombre le da instrucciones al recepcionista antes de irse. Él chico parecía nervioso, nos entrega nuestras llaves.

- Gracias cielo ‒le sonrío con amabilidad, a pesar de que Monique y yo compartiríamos habitación, también le habían dado una tarjeta por cualquier cosa.

- Señorita Abney, perdone el atrevimiento, ¿me regala su autógrafo y una foto? ‒asiento sonriendo, el chico se pone de pie y le entrega el teléfono a Monique, era tan tierno que no sabía cómo pararse, tomo su mano y la coloco en mi cintura, paso mi brazo por sus hombros. Una vez que la tomaron, me pasa una hoja y pongo lo que me pide junto a mi firma, me agradece antes de que se acerque el botones para irnos.

- ¿Nunca te niegas? ‒pregunta Monique en el ascensor, el chico estaba muy quieto.

- No, sin mis fans no sería nada así que lo menos que puedo hacer es regalarles una foto y mi firma como una manera de agradecimiento ‒ella asiente de acuerdo.

- Señorita Abney, ¿podría tomarse una foto conmigo? ‒me giro a ver al botones.

- Claro que sí, ¿te parece saliendo del ascensor? ‒él asiente emocionado, esperaba que todos mis colegas se tomaran fotos con ellos, no que fuera una obligación pero al menos como un bonito gesto.

Nuestra habitación estaba en el mismo piso que la de Ancel, sólo que la suya estaba primero, así que tras dejar su equipaje el chico nos siguió.

Al igual que con el chico anterior, Monique se encargó de sacar la foto. Él me agradeció por eso y la propina, había visto que Ancel también le había dado una buena.

- Dios, el lujo de esto es increíble ‒la habitación era preciosa, grandes ventanales‒. El baño Edith, Dios santo ‒rio bajito ante su emoción, no por nada era uno de los mejores hoteles de la ciudad, casi exclusivo.

- Date un buen baño, comamos algo y descansemos para la noche ‒ella asiente, jala una de sus maletas y entra al baño, me siento en el cómodo sofá, la primera llamada es para pedir servicio a la habitación, la segunda fue a mis pequeños para mostrarles las vistas desde la habitación, estaban muy emocionados y les prometí que luego los traería, claro que esta vez como Edith y no como Odessa, había sitios bonitos y recreativos que podríamos visitar.

Cuando Monique salió colgué la llamada para bañarme, antes de meterme oí la puerta y le pedí que abriera.

Me di un baño rápido, quería comer antes de dormir al menos una o dos horas.

Cuando salgo Monique ya comía, estaba bien, el viaje había sido cansado y no había estado tan buena la comida.

Saco el maniquí de cabeza para peinar la peluca, eso siempre era lo más difícil de todo, pero si la dejaba lista ya sólo tenía que ponérmela y listo.

Tras terminar todo me acosté y al instante me quedé dormida tras poner una alarma.

Sentí que me movieron suave y al abrir los ojos vi a Monique, mi alarma sonaba y con esfuerzo me puse de pie, me apresuré a lavarme la cara antes de comenzar a maquillarme al igual que Monique, ella había preparado unos vestidos de noche preciosos, el suyo era strapless con escote profundo de lentejuela en color oro rosado, tenía una abertura a mitad de muslo que le llegaba a los tobillos, era precioso; mientras que el mío llegaba debajo de las rodillas, escote en v nada pronunciado, las mangas eran semi abiertas por la parte de adentro y se cerraban en las muñecas con un bonito encaje, en la cintura tenía del mismo encaje haciendo alusión a un cinturón y parecía sostener la tela que caí por delante, era de un bonito azul cielo. Había decidido usar unos preciosos Jimmy Choo negros con correa delgada la cual estaba decorada con un moño por la parte de atrás.

Una vez listas nos miramos en el espejo y sonreímos, ella me ayuda a ponerme la peluca y tras comprobar que no se mueve, nos preparamos para salir.

Me apresuro a abrir la puerta cuando escucho que llaman, y para mi sorpresa, Ancel está parado luciendo una camisa negra con una corbata color vino y un traje con chaleco, saco y pantalón a cuadros azul marino, zapatos negros, en la muñeca traía un reloj que pude reconocer era de la marca shopard, su cabello estaba peinado hacia atrás. Sentí como el aire se me atascó en los pulmones de lo sexi que se veía, supongo que hice alguna cara o gesto porque sonrío con arrogancia.

- ¿Te gusta lo que ves? ‒me sonríe coqueto‒, quizás te gusta más lo que hay debajo ‒su voz es baja, siento que mi cara se pone roja.

- Señor Bauer-Fiore, se ve muy bien ‒agradezco en silencio la intervención de Monique.

- Gracias Monique, aunque puedes llamarme Ancel ‒dice suave, ella se había acercado a nosotros‒, también te ves muy bien, ambas se ven muy bellas ‒muerdo mi labio por cómo me ve, era un descarado total.

- Gracias, quería que fuese perfecto todo ‒no sé si Monique no notó eso o había decidido ignorarlo, las dos cosas me funcionaban bien.

- Lo será, ¿nos vamos señoritas? ‒ambas asentimos, cada una guarda las tarjetas en nuestras carteras, antes había guardado todo en la caja fuerte, si bien era seguro, prefería prevenir que lamentar.

Los tres caminamos hacia el ascensor, una limosina nos estaba esperando abajo, ambas habíamos subido con la ayuda de Ancel.

Monique no dejaba de removerse en su lugar debido a la emoción, no era para menos, no sólo asistían actores o cantantes, también diseñadores famosos y gente relacionada con el mundo de la moda, no puedo evitar sonreír con cariño.

Una media hora después al fin llegamos, era obvio que habría tráfico debido a tantos autos. Nada más bajar los flashes se dispararon, Ancel nos ofreció sus brazos y ambas entrelazamos los nuestros.

Caminamos por la alfombra, deteniéndome con un periodista.

- Señorita Abney, ¿vino acompañada del señor Bauer-Fiore? ‒niego suave.

- No, sólo nos encontramos, mi acompañante es mi amiga y la encargada de vestirme en todo momento, la señorita Monique Miracle ‒había tirado suave de su mano para que la vieran.

- Así que esta es la famosa diseñadora que le robó a grandes marcas ‒Monique ríe con timidez.

- Sí, ella entiende mis gustos y mis locas ideas ‒sobre todo para la Met Gala.

- Es fácil hacer ropa para ella, es elegante y siendo sincera, cualquier cosa le quedaría bien, hasta un costal de harina ‒rio negando.

Hablamos un poco más antes de despedirnos y seguir avanzando.

- Señorita Odessa, ¿no sé si me recuerdas? ‒me giro cuando escucho una voz suave.

- ¡Ingrid!, claro que te recuerdo, estuvimos en la misma campaña de Rabine ‒ella me había enseñado mucho.

- Me da gusto verte aquí, he visto tus campañas, excelente trabajo ‒le sonrío amable.

- Bueno, me enseñaste mucho sobre el modelaje, después de todo la experta en eso eres tú, yo soy una humilde actriz ‒le guiño un ojo bromista.

- Tienes talento para el modelaje, seguro te iría bien ‒niego suave.

- ¿Y tú no participas en este desfile? ‒lucía un vestido muy bonito pero no parecía algo que se luciría en un pasarela.

- No, sólo vine de espectadora ‒asiento, platicamos un poco más, le había presentado a Monique y Ancel, después de eso se fue.

- Ingrid es tan hermosa, algún día quizás yo esté ahí ‒señala al escenario.

- Claro que sí Monique, todas las grandes marcas empezaron como tú ‒le sonrío con cariño.

- Señorita Abney ‒veo a un hombre conocido acercarse, era Vincent Carriere, era un famoso diseñador con el que una vez intente colaborar, al final no se dio porque su socio contrató a otra actriz, pero él había sido muy amable siempre.

- Señor Carriere, me da gusto verle de nuevo ‒toma mi mano y besa el dorso.

- Lo mismo digo querida, ¿quiénes te acompañan esta noche? ‒me giro para ver a Ancel lucir muy serio, supongo que esa es la expresión que pone al estar en lugares como este. Monique, por su parte, estaba demasiado emocionada, si bien no saltaba o así, sus ojos no mentían.

- El señor Ancel Bauer-Fiore ‒ambos hombres estrechan las manos‒, y mi diseñadora exclusiva, la señorita Monique Miracle ‒el hombre toma la mano y besa el dorso.

- He oído hablar mucho de usted señorita, se le reconoce el trabajo que hace con una de las actrices más queridas e importantes del momento ‒animo a Monique para acercarse y pueda hablar mejor, me retiro un poco con Ancel.

- Reconozco a ese caballero ‒dice Ancel bajo, había unos cuantos hombres reunidos, parecían serios al hablar.

- Sí, es el nuevo CEO de Verace, es nieto del fundador ‒él asiente a lo que digo‒, aunque he escuchado que buscan un nuevo inversor ‒Ancel alza una ceja intrigado‒, pues verás, el hombre no es apto para el puesto y ha tomado varias malas decisiones y están a nada de la bancarrota.

- ¿Cómo sabes todo eso? ‒me mira intrigado, sonrío y le saco la lengua de manera juguetona.

- Hace años compré un pequeño porcentaje de acciones, no es mucho para que pueda opinar pero si lo suficiente para que me enteré de esas cosas ‒alza ambas cejas sorprendida‒, no me preocupa si se van a la bancarrota ya que es poco y tengo otras inversiones, pero sería bueno que se recuperé ‒él asiente de acuerdo‒, si yo fuera el fundador, sacaría a ese tipo y pondría alguien más competente, digo yo.

- No todos los herederos generacionales son inteligentes o sus padres no les enseñaron lo suficiente ‒asiento de acuerdo, Noud era diligente y sin duda capaz, sabía que Lars estaría muy orgulloso de cómo maneja su legado.

Seguimos hablando un poco más del tema, entonces miro a una chica acercarse, no la reconocía de nada, entonces note su identificación como parte del staff.

- Señorita Abney, me alegra haberla encontrado ‒la miro con curiosidad, ella de verdad lucía aliviada.

- ¿Ocurre algo? ‒me daba miedo que mi invitación o la de Monique estuviera mal.

- Nada malo, no se preocupe, una de las modelos se siente indispuesta y la señorita D’Onofrio quiere saber si le ayudaría, es reconocida por ser una gran figura dentro de la moda y sería un honor que nos acompañara ‒la miro con sorpresa, eso no me lo hubiese imaginado ni en un millón de años.

- Claro, sería un honor para mí ‒la miro emocionada, estar aquí ya era increíble, pero allá arriba era otra cosa.

Antes de irme con ella me acerco a Monique para pedirle que me acompañe por lo de mi peluca, ella se despide de las personas con las que habla y se va conmigo.

Me coloco el primer vestuario y una de las chicas me enseña un poco que debo hacer, tomo varias respiraciones antes de que todo comience.

Ancel:

Tras escuchar lo que ella dijo de Verace, había decidido comprarla y darle más porcentaje de la empresa, si accedían a mis demandas lograría que se posicionara como la empresa número uno.

Ellas se despiden de mi cuando aquella chica la llama, tomo asiento y pronto el desfile comienza, a la tercera modelo la veo, caminaba con gran seguridad y parecía radiante, además de que la ropa que le eligieron resaltaba muy bien su figura.

Disfrute de cada momento que la vi, si era sincero, esa mujer me volvía loco de muchas maneras, la quería sólo para mí y usaría todos mis medios para cuidar de ella, quitaría todo lo que le estorbara y sabía que tenía ventaja sobre los otros.

Tras finalizar el desfile las modelos se reunieron junto a la diseñadora, estábamos aplaudiendo mientras ellas hacían pequeñas reverencias como en el teatro.

Tras unos minutos ellas volvieron, según supe Monique había conseguido varios contactos de peces gordos en la industria de la moda, lo que le daría mucho más prestigio del que había obtenido vistiendo a Edith.

- Señorita Abney, ¿puedo tomarle unas fotos junto al señor Bauer-Fiore? ‒habíamos estado distraídos que no nos dimos cuenta cuando se acercó un fotógrafo.

- Claro ‒sonríe, podía ver que quería invitar a Monique pero por la petición se abstenía. Se coloca a mi lado, rodeo su cintura y ella coloca su mano en mi hombro y la otra en mi mano, era una pose de modelaje, no me importaba en realidad. Meto mi mano libre en mi bolsillo y miro a la cámara, el tipo nos pide cambiar de posición y así hacemos.

- Sin duda, son una pareja hecha en el cielo ‒dice el fotógrafo una vez que termina, luego toma algunas de ellas dos.

- Señorita Abney, ¿puede responder algunas preguntas? ‒esta vez se había acercado una chica, ella asiente y comienzan a hablar, Edith ríe divertida y sin duda, quiero preservar esa sonrisa, sin importar el costo‒. ¿Cuál diría que es una característica que le gusta en un hombre? Sabemos que nunca se le ha visto con alguien, pero seguro que tiene un gusto en particular ‒Edith ríe negando.

- Bueno, muchos dicen que estoy casada con mi trabajo así que ‒se encoge de hombros con una sonrisa divertida‒, hace nada estaba con tres proyectos encima, y bueno, ser mamá, es complicada una relación ‒la chica asiente‒, pero podría decir que un hombre con barba de candado, siento que se ven muy varoniles ‒tomo nota, pronto haría un viaje y ahí me dejaría crecer la barba.

- Ya saben hombres, ahí tienen un tip para gustarle a esta diosa ‒ella estalla en una fuerte carcajada mientras niega, sus mejillas se habían sonrojado un poco‒. Gracias por responder unas preguntas, te deseo mucho éxito ‒la chica se despide con un beso en la mejilla y Edith vuelve con nosotros.

- No sabía que te gustaban los tipos así ‒Monique me roba las palabras de la boca.

- Bueno, tenía que decir algo o no me dejarían en paz, además, el padre de Bras tenía una barba así y la verdad es que fue un hombre muy atractivo ‒ese hombre debía ser el mismo que de ese tipo, aunque bueno, Edith había dicho que nunca lo vería de otra manera así que estaba bien.

Estuvimos un rato más antes de ir a nuestro hotel para un merecido descanso.

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