Secuestro

Odessa:

Antes del estreno de la segunda temporada, habíamos asistido a una pequeña entrevista, había varías dinámicas muy divertidas.

- Se la pasaban riendo estos dos ‒dice Sofía Smith, la chica que hacía de la fantasma.

- Jake es muy gracioso, al menos no era la única loca riendo ‒todos sueltan una carcajada.

- ¿Es cierto que se cayeron en deshechos humanos? ‒Jake y yo nos volteamos a ver y comenzamos a reír.

- Sí, y le dijimos al director que no cortara la escena porque nuestras reacciones fueron muy reales ‒Jake asiente de acuerdo.

- Tuvimos que lavarnos como siete veces ‒los demás ríen.

- Grabamos esas escenas por separado, por suerte donde caímos no era tan asqueroso como el resto de los recipientes ‒hago una mueca‒, pero de todos modos fue asqueroso ‒me rio mientras niego con la cabeza.

Lo siguiente es una ronda de retos, si no lográbamos hacerlo era una descarga. Había perdido una vez, por suerte.

- Voy a soltar esto porque muero por decirlo, pero chica, ¿cómo así que te vas a casar? ‒no puede evitar reír emocionada.

- Me lo propuso en navidad, fue muy bello ‒muestro mi anillo emocionada, ya había pasado dos semanas desde la propuesta.

- Muchas felicidades, te ves muy feliz ‒sonrío como idiota, asiento.

- Lo soy, Ancel es maravilloso ‒todos aplauden, tras unas preguntas más todo termina.

- Gracias por todo ‒me despido de cada uno antes de ir al camerino para cambiarme, entonces veo que Ancel me mandó un mensaje diciendo que pasaría por mí.

- El señor Adam ya está abajo ‒me informa Rose.

- ¿Podrías irte con él? Ancel me envió mensaje que pasaría por mí ‒ella me dedica una sonrisa socarrona antes de asentir, tomar sus cosas y salir.

Tomo las mías y me apresuro a salir, afuera estaba Jacob, así que ambos nos dirigimos hacia la planta baja.

Abro mi bolso para buscar el otro teléfono y me doy cuenta que no está.

- ¿Pasa algo señora? ‒pregunta el hombre, supongo que estaba buscando como loca.

- Creo que deje mi otro teléfono arriba, iré por él, ¿me esperas? ‒quizás lo había dejado en el camerino, quizás por el sofá.

- No es necesario señora, yo iré por el ‒lo miro con sorpresa pero le asiento en agradecimiento. Lo veo alejarse y miro el mensaje en el teléfono, estaba a pocos minutos. Me acomodo el abrigo antes de salir para esperarlo, reía ante algo que me decía. Alzo la vista un momento y entonces siento que cubren mi boca y un pinchazo en el cuello, me remuevo pero poco a poco siento que mi cuerpo se vuelve pesado, siento que me arrastran y la impotencia y el miedo me invaden al sentir que no puedo defenderme, pronto mi visión se nubla y caigo en la inconsciencia.

Duncan:

Había estado siguiendo sus pasos a una buena distancia, cuando vi que estaban juntos explote de celos, ella no podía ser de nadie más que mía, por eso debía aprovechar algún momento donde estuviera sola para poder llevármela, no pensé que eso pudiera pasar pronto.

Estaba afuera y lo más importante, sola, así que me apresuré para ejecutar mi plan.

Una vez que cayó desmayada la tome con cuidado y yéndome por el callejón llegué a mi auto, la acomode con cuidado y me dirigí a un viejo almacén que teníamos abandonado, se había dejado de usar casi al mismo tiempo que mi abuelo murió, así podría estar solo con mi amada Edith.

Al llegar la acuesto a la cama y tras atarla salgo un momento para traer comida y agua, seguro querrá comer al despertar.

Cuando regreso, ella ya ha despertado, el sedante no era de larga duración, así que no era de sorprender que estuviera despierta.

- ¿Dónde estoy? ‒la escucho preguntar mientras intenta sentarse, pero aun parece confundida y débil, por lo que sólo pudo voltearse de lado.

- Mi preciosa esposa, mi amada Edith ‒sus ojos se clavan en mí y puedo ver el disgusto en todo su rostro.

- No me llames así, ¿estás loco? ‒escupe con rabia, seguro estaba enojada por lo de Jane, pero pronto la contentaría.

- Te amo Edith, ya no estoy con Jane, podríamos ser una gran familia con mi hijo y los tuyos, tener más bebés ‒pone una mueca de desagrado.

- Ni en mis pesadillas ‒escupe con asco‒, entiende, no te amo, nunca te amé y tú no me amas, amas una ilusión del pasado, la misma ilusión de la que me enamoré ‒me mira seria, niego.

- Sé que me amas y sólo estás molesta ‒me acerco a ella, miro el dedo en su anillo y me apresuro a quitárselo, pero ella aprieta el puño evitando que lo retiré.

- Ni se te ocurra ‒se remueve luchando contra las cuerdas‒, déjame ir m*****a sea ‒acaricio su mejilla con ternura, no podía enojarme con ella.

- Volveremos a ser marido y mujer y viviremos felices ‒ella parecía fastidiada, me acerco para besarla, pero ella mueve su cabeza y me golpea la nariz, chillo por el dolor.

- Ni en mis pesadillas más horribles ‒grita removiéndose, me limpio la nariz y con cuidado me subo encima‒. No Duncan, ni se te ocurra ‒grita con horror.

- Eres mía Edith, fui el primer y seré el último ‒subo mi mano lento por su muslo, seguro su piel sería suave.

- Ni se te ocurra ‒lucía desesperada removiéndose intentando escapar de mí‒, Duncan no, no hagas lo que hacías antes, ¡esto es violación! ‒grita y yo niego.

- Esta vez seré suave y considerado, lo vas a disfrutar, te lo prometo ‒grita negando, siento que alguien tira de mí y grito debido a la sorpresa.

Ancel:

Cuando llegué noté que Jacob estaba saliendo, pero solo, lo que me pareció raro ya que le pedí que no se separara ni un minuto de ella.

Abro la puerta para bajar y noto su sorpresa.

- Señor, ¿la señora no está con usted? ‒me mira y pronto puedo ver la preocupación en su rostro‒, me regrese por el teléfono de la señora y no la vi en la recepción cuando volví, al ver el auto pensé que estaría con usted ‒un mal presentimiento comenzó a inundarme, miro alrededor esperando verla, saco el teléfono y la llamo, noto que la llamada suena cerca y nos apresuramos, pero lo único que encontramos es su teléfono tirado.

- M*****a sea ‒maldigo por lo bajo mientras levanto el teléfono, termino la llamada y me dispongo a llamarle al hacker que trabaja para mí, le doy un resumen de lo que pasó y le pido que busque las grabaciones cerca de donde estoy, no tarda nada en enviarme el video donde alguien se lleva a Edith, era hombre muerto.

Abro la aplicación de GPS de mi teléfono, hacía tiempo les había dado unas pulseras a los tres con chip de rastreo, más que nada por su seguridad, y ahora me alegraba mucho haberlo hecho.

- ¿Quiere que vaya con usted? ‒niego mientras camino al auto.

- Ve al departamento y prepáralo, iré para allá en cuanto me ocupe de esto ‒él asiente y se aleja, me subo al auto y le digo a Carson a donde debe ir.

Por la ubicación sabía de quién era el lugar, ese hijo de puta la había secuestrado, había tenido mucha paciencia y sólo lo había arruinado en los negocios, pero se había ganado a pulso que lo matara.

Cuando llego al lugar entro sin más, no creía que ese idiota fuese a estar armado. Corro más rápido cuando la escucho gritar, lo que veo me hace ver rojo, así que me apresuro y tiro de él comenzando a golpearlo con rabia, mis puños se impactaba por todas partes de su cuerpo, como si fuese un maldito saco de boxeo.

A lo lejos escuchaba los gritos de Edith, y pronto sentí que se colgaba de mi brazo.

- Basta Ancel, no vale la pena ‒repite mientras intenta que deje de golpear a esa escoria.

- Debe morir ‒mi voz sale dura sin querer.

- Por favor Ancel, sácame de aquí ‒me giro y veo que llora, reprimo mis ganas de matarlo y con suavidad la cargo.

- Esta bien Edith, aquí estoy ‒beso su cabeza, noto las marcas de la cuerda en sus muñecas. Me giro a ver a Carson y con sólo eso sabe que debe hacer, ponerlo a resguardo para que más tarde pueda volver a terminar el trabajo.

Subo al auto por la parte de atrás junto a ella y dejo que Carson nos lleve a uno de los departamentos que tengo para emergencias.

- Lo lamento mucho señor, señora ‒dice Jacob nada más entrar.

- No es tu culpa Jacob, no sabíamos que esto pasaría ‒le dice ella en tono tranquilizador.

- Déjanos solos Jacob ‒él asiente antes de salir, me dirijo a la habitación principal.

- ¿Cómo me encontraste? ‒pregunta mientras la dejo en la cama, me muevo al baño para tomar el botiquín.

- ¿Crees que deba llamar al doctor? ‒pregunto nada más salir del baño.

- No es necesario, responde ‒pregunta seria. Me arrodillo frente a ella y tomo suave sus manos.

- Las pulseras que les di tienen un rastreador, es por su seguridad ‒paso mi pulgar suave por las heridas, no eran profundas pero se veía que había luchado. Limpio suave, después pongo un poco de pomada, sigo con sus brazos y pecho, luego los tobillos.

- Me habría gustado saber eso antes ‒no parecía enojada, pero tampoco estaba feliz.

- No me arrepiento, no después de esto ‒ella sostiene mis manos y mira mis nudillos, toma el algodón y el alcohol para limpiarlos, lo hace suave.

- Gracias Ancel ‒dice una vez que termina‒, hace rato no te pedí que te detuvieras por él, tenía miedo que te metieras en problemas ‒acaricia mi mejilla, me giro y beso su mano.

- Nada puede hacerme daño salvo tú Edith, perderte es a lo único que temo en esta vida, nada tiene sentido sin ti ‒junto mi frente con la suya mirándola a los ojos atento.

- No eres inmune a la ley ‒dice ella preocupada, si tan sólo supiera.

- No pienses más en ello ‒tomo sus manos y beso sus muñecas.

- Ancel, hazme tuya, hazme olvidar ‒dice bajo, me alzo y la beso lento, le daría el puto cielo si me lo pidiera.

Me tomé mi tiempo para hacerla mía, toque, bese y mordí marcando su suave piel. Cuando se quedó dormida me puse de pie para vestirme, necesitaba terminar el trabajo.

Salgo y veo que Jacob está en la recepción, le hago una seña para que suba a cuidarla mientras voy a matar a ese bastardo.

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