Muchas gracias por acompañarme hasta aqui con cada una de las aventuras de nuestros amigos Oliver y Evelia, por cada me gusta y cada comentario me encanta leerlos un fuerte abrazo. Su amiga Alana Aguilar
«Necesito reorganizar mi vida esto no puede seguir así», iba pensando mientras me movía entre las calles de la ciudad, tengo tanto tiempo de no detenerme por cinco minutos a observar mi alrededor que este lugar me parece completamente desconocido.Estoy frente al cristal de un exhibidor, me gusta un vestido pero algo más llama mi atención, la figura de un hombre alto, vestido de negro reflejado en el cristal, algo en su rostro me parece familiar aunque no logro descifrar qué es, tiene varias cuadras que lo he visto detrás de mí a cierta distancia, pero detrás de mí siempre.Mi corazón comienza a acelerarse, imágenes de ese rostro en mis recuerdos se van dibujando con claridad, no quiero creer que me haya encontrado, no después de tanto esfuerzo por mantenerme oculta, él hombre encargado de hacer realidad las órdenes del creador de mis pesadillas me ha encontrado, para regresarme con él.Comienzo a caminar de manera un poco más acelerada de lo normal, no quiero que se dé cuenta que lo
EVELIA CARPIO—Gracias— susurro, ya que yo tampoco tengo mucha fuerza en este momento, con la poca energía que me queda me levanto de la cama y comienzo mi camino directamente al comedor.Las paredes, los cuadros, incluso los floreros eran los mismos que diez años antes, nada en esta casa había cambiado, nada en esta casa había mejorado.Al llegar al comedor y presentarme en la entrada, Adriana mi hermana sentada como una marioneta en la mesa, me vio e inmediatamente quiso levantarse., pero un ruido fuerte y estridente nos hizo encogernos a todas.Leonel, mi padre, había golpeado la mesa con el puño cerrado con toda la fuerza que le permitía su brazo.—Compórtate como una señorita educada Adriana, no quiero esta clase de situaciones, recuérdalo.Leonel ni siquiera volteó a ver en ningún momento a mi hermana, dando por hecho que ella obedecería… y así fue.Adriana bajó la cabeza y visiblemente temblorosa, se sentó de nuevo como si nada de eso hubiera sucedido.—Bienvenida hija —dijo
OLIVER GEACOMAN— ¡No quiero hacerlo!— Grito furioso.Estoy caminando como león enjaulado en mi oficina, mi abuelo, Rodrigo Geacoman se mira desesperado pero no creo que lo esté más que yo.—Tranquilízate Oliver, tranquilízate, esto es algo que ya sabías desde hace mucho tiempo, no entiendo por qué te pones así, ya es hora que dejes de lado el libertinaje y formes una familia. No es bueno andar de cama en cama.— Afirmó seguro de lo que decía.Me da risa su cinismo.— ¿Por qué me pongo así?— le pregunto sarcástico— puede ser tal vez porque tú estás eligiendo con quién me voy a casar, cuándo y todo esto como una especie de jueguito.—No —contestó mi abuelo seguro de su respuesta— no es un juego, tú aún eres muy joven y no sabes de la vida, además te estoy dejando decidir.—Por Dios abuelo ¡¡tengo treinta y cinco años no soy un niño!! Yo puedo tomar mis propias decisiones.—No referentes a mi empresa, no puedes si quieres ser Ceo permanente en la multinacional Geacoman, si lo deseas ten
EVELIA CARPIOToda la cena me mantengo siendo yo misma, con la actitud que me caracteriza, y sé que eso es justo lo que Leonel odia, por lo que disfruto doblemente hacerlo.La cena se está desarrollando como debería, mi hermana Adriana siendo perfecta hasta en su forma de limpiarse los labios, cuando sabe perfectamente que están impolutos, hasta el adonis en el que se ha transformado la lagartija que recuerdo hace muchos ayeres, quién se ha mantenido atento a ella.Me pica la espalda, Leonel me golpeó de nuevo un poco antes de iniciar toda esta farsa, pero esta vez me abrió más la piel, llegó hasta las costillas y siento que me quema por dentro, él asegurándose como siempre, debo reconocer, de golpear donde pueda ser cubierto.El monstruo siempre ha sido precavido en esos detalles, dar en lugares que no sean visibles, porque ante todos debe ser el hombre perfecto y por lo tanto, sólo merece la familia perfecta, no menos.A pesar del dolor, tengo que comer, tengo que terminarme todo
OLIVER GEACOMANMe encuentro decidido no entiendo por qué Evelia se empeña en alejarme, no puedo decirle frente a todos que quiero ayudarla, que ambos podemos ayudarnos.Después de aclarar que sí quiero casarme con ella y no con su hermana, se crea un silencio un tanto incómodo para todos.—Entiende hija —dice Leonel —él se ha enamorado de ti, ha quedado prendado de…— Se quedó trabado, se notaba que estaba buscando un calificativo aceptable para continuar su oración y no lo encontraba.—Su carisma —dijo mi abuelo, a fin de cuentas él sí era una persona a quien Oliver le fuera de agrado.— ¡Claro carisma!— continuó Leonel un poco confundido porque ésa fuera la razón.Había olvidado un detalle, en ese momento me levanto, saco un anillo de mi bolsillo y se lo presento a Evelia.Ella abre los ojos asombrada, parece que no se esperaba un anillo de compromiso en un compromiso, «en dónde tendría la cabeza esta muchacha» pienso intrigado.—Es el anillo que usó su madre y mi esposa —susurró mi
EVELIA CARPIOLa puerta se cierra los extraños y visitantes se van, eso quiere decir que este infierno vuelve a estar despierto, y todos obtendremos lo que él considere justo.El hombre perfecto que Leonel finge ser, queda sustituido por la versión real, el demonio domador de esta casa.—Cecilia — dice el firme provocando que mi madre pegue un pequeño brinco de anticipación ante cualquiera que sea su solicitud — ve y prepárame un baño, voy a tener una conversación privada con mis hijas, no quiero que molestes ¿entiendes?Mi madre abrió los ojos pero nunca levantó la vista, estaba sorprendida pero, como si no supiera lo que iba a venir solo asintió, se dio media vuelta y comenzó su camino directamente a donde le había indicado Leonel.— A mi hermana ¿para qué la quieres?— pregunto porque sé perfectamente para qué me quiere a mí, cada uno de los comentarios que hice esta noche eran con un propósito que malditamente no cumplí, pero ella se comportó perfecta, como él siempre había exigid
EVELIA CARPIOEstoy ansiosa, realmente ansiosa no sé cómo está Adriana, después de obligarme a ver cada uno de los golpes que ella soportó hecha un ovillo en el suelo, me trajeron contra mi voluntad a la habitación, necesito salir y ver que ella está bien.En ese momento escucho pasos que se acercan a la puerta.—Hola ¿Quién es? ¿Quién viene?— pregunto nerviosa con el corazón acelerado no sé de quién se trata pero necesito intentar salir de aquí.— ¿Señorita Evelia? — pregunta una voz delicada, «es la muchacha que me ayudó a vestirme» pienso.—Sí disculpa, necesito por favor, que me abras, que me ayudes. — sé que la desesperación puede notarse en mi voz pero no me importa en éste momento.—No puedo señorita, no puedo dejarla salir— en la voz de la muchacha se le escuchaba tristeza y compasión, probablemente ella no quería hacer nada de lo que estaba obligada a hacerme.—Escucha— pido— por favor, solo necesito saber si mi hermana está bien, te prometo que solamente la veo y regreso, y
EVELIA CARPIOEl sonido de golpes en la puerta me despierta, alguien quiere entrar, sonrió ante la ironía del momento, honestamente me da gracia que tengan ese gesto conmigo, como si quien quisiera tener esa puerta cerrada fuera yo, como si quien impidiera a las personas entrar o salir en esta habitación fuera yo.Independientemente de lo que me divierte esa idea tan ridícula, tallo un poco mi rostro para despertarme mejor soy consciente que algo fuerte se viene y quiero estar lista. Debe serlo para que lleguen a tocar a mi puerta en medio de la noche.— ¿Quién es?— pregunto aún con la voz ronca y la garganta un poco cerrada.—Soy yo— dice mi madre con un tono de voz que delata lo insegura que se siente— tu ma...— Se detiene y se corrige — Cecilia.Me siento asombrada, dejando de lado todos los años que no estuve en esta mansión, antes de eso ella vino a visitarme en contadas ocasiones, esas en las que Leonel sabía que se había pasado de la raya y que yo necesitaría un poco de ayuda e