EVELIA CARPIO
El sonido de golpes en la puerta me despierta, alguien quiere entrar, sonrió ante la ironía del momento, honestamente me da gracia que tengan ese gesto conmigo, como si quien quisiera tener esa puerta cerrada fuera yo, como si quien impidiera a las personas entrar o salir en esta habitación fuera yo.
Independientemente de lo que me divierte esa idea tan ridícula, tallo un poco mi rostro para despertarme mejor soy consciente que algo fuerte se viene y quiero estar lista. Debe serlo para que lleguen a tocar a mi puerta en medio de la noche.
— ¿Quién es?— pregunto aún con la voz ronca y la garganta un poco cerrada.
—Soy yo— dice mi madre con un tono de voz que delata lo insegura que se siente— tu ma...— Se detiene y se corrige — Cecilia.
Me siento asombrada, dejando de lado todos los años que no estuve en esta mansión, antes de eso ella vino a visitarme en contadas ocasiones, esas en las que Leonel sabía que se había pasado de la raya y que yo necesitaría un poco de ayuda extra con la curación de mis heridas.
— Pasa — le digo nerviosa y emocionada a la vez, por fin mi madre me prestaba un poco de atención, por fin mi madre tomaba la iniciativa en algo, el corazón me palpitaba acelerado y mis manos comenzaron a sudar, esto era algo que tenía muchos años deseando en silencio pero que nunca pude expresar. « ¿A qué vendrá?» pienso « ¿querrá abrazarme?» deseo desde el fondo de mi corazón.
Se escucha el ruido de la chapa abrirse y entre sombras distingo la figura de la mujer que siempre ha estado ahí en medio de las sombras, siendo un testigo silencioso de todo mi sufrimiento, pero a pesar de todo ello, la persona a quien amo con todo mi ser.
Mi madre se acerca y noto que en sus manos tiene una pequeña cajita que agarra con delicadeza y mucho cuidado.
— Vengo — dice ella nerviosa sin atreverse a mirarme a los ojos, sin atreverse a levantar la mirada— a coser la herida que tienes abierta.
— ¿La de las costillas?— le preguntó asombrada de que se hubiera dado cuenta.
Mi madre afirma con paciencia, yo con el corazón en la garganta sentada en la cama comienzo a desvestirme para darle la oportunidad de cuidarme y para darme ese obsequio de ser cuidada por ella, por primera vez en mucho tiempo.
Mi madre se sienta a un lado de mí, sin demora comienza a sacar y a acomodar los utensilios necesarios para coser la herida, se notaba que tenía práctica, todo ya tenía un lugar y ella ya tenía un procedimiento, pasos a seguir para que todo saliera bien.
— Te va a doler — me avisó — pero es necesario para que el vestido de novia no se manche, ese dia te pondremos gasas y vendas suficientes para que no se note la sangre, por favor elige un vestido que ayude a cubrir, deseo que te veas hermosa ese día.
Yo asiento en silencio, disfrutando a pesar del dolor que me provocaba la curación de la herida la atención y el cuidado que mi madre me tenía.
Pasamos unos minutos en silencio, unos minutos agradables en los que yo no sentía necesidad de decir nada pero ella los interrumpió.
— ¿Sabes? En este mundo nadie es perfecto — comentó— y todos venimos a cumplir una función, desearía desde el fondo de mi alma que fueras de otra manera —dijo mi madre golpeando mi alma con el tono de decepción que hablaba— cuando yo era chica también era como tú, también deseaba cosas que no podía tener y peleé por mucho tiempo para seguir mis deseos.
Eso me asombró, no sabía que mi madre había sido doblegada y maltratada antes de casarse con el monstruo. Ella se había detenido de coser, sólo un momento, para darme tiempo a acostumbrarme a la atención del hilo en mi piel.
— Pero todo me llevó a un camino de dolor y sufrimiento constante e interminable que no vale la pena. — Afirmó decidida a reafirmar esa decisión que había tomado mucho tiempo atrás.
No pude evitar preguntar — ¿qué deseabas cuando eras joven?
Ella sonrió, se le escapó una ligera sonrisa que tenía mucho sin escuchar.
— Yo deseaba ser cantante — dijo con un tono de ilusión como si fuera una niña, una ilusión que jamás le había escuchado — amaba escuchar los pajaritos en la mañana, amaba la sensación que tenía cuando cantaba e inventaba mis propias letras.
— ¿Y qué pasó?— Pregunto.
Estaba impresionaba que a casi mis treinta años, esta fuera la primera conversación sincera que tuviera con mi madre.
— A mi padre le molestaba el ruido, ¿sabes? él amaba el silencio, él detestaba con toda su alma que es su única hija, aparte de ser mujer fuera una cualquiera que quisiera entretener hombres, seducirlos con su voz.
— Pero no era eso lo que querías.
Ella negó delicadamente, comenzando el segundo punto en mi herida.
— No, pero no hubo manera que lo hiciera cambiar de parecer, para él todas las mujeres que no pertenecían al hogar, eran unas mujeres que deseaban ir conquistando hombres por donde pasaran.
La realidad había chocado conmigo, yo pensé que mi madre estaba hasta cierto punto de acuerdo en la forma que el monstruo nos trataba, por lo visto ella también tenía su propio infierno, mucho tiempo antes de llegar a este lugar.
— Cuando era joven y creí que podía contra todo por mis sueños, peleé, luché y me enfrenté a mi padre incontables veces, pero siempre salí lastimada, hasta que llegué a la edad en la que podía casarme, hasta que llegué a la edad en la que podía serle útil y ahí todo cambió.
El silencio que continúa esa frase, no sé si era de arrepentimiento o de consuelo.
— Mi suegro le había prestado mucho dinero a mi padre y para evitar conflictos mayores me comprometió con su hijo, tu padre, para cuando yo llegué con él ya era consciente que tipo de mujer quería por esposa y desde entonces he tomado ese papel.
— Pero no era lo que deseabas— le recuerdo desesperada al ver en ella una luz que había sido apagada.
—No importa en este momento, nada de eso importa vengo a decirte todo esto, para que trates y te esfuerces por ser feliz hija— dijo mi madre terminando de coser el último punto de la herida —Oliver no te mira como mi padre veía a mi madre, como mi esposo me mira a mí, quiérelo, ámalo, tengo la esperanza que no tendrás el mismo destino que yo. Daniela — En la penumbra entra la chica que me ha estado ayudando
«Su nombre es Daniela» pienso que jamás le pregunte eso, a pesar de haberme ayudado, me siento avergonzada por eso.
— Deja las cosas por favor es hora de irnos.
Daniela deja una charola con frutas, comida y agua e inmediatamente se retira del lugar.
«Ellas habían sido quienes me dejaron agua en la habitación» Descubro asombrada.
Sin decir más, mi madre recogió sus cosas en silencio en el momento que iba hacia la salida de la habitación no pude evitar decir:
—Mamá detente —sin esperar nada, me levanté y abracé a mi madre, llenándola de comprensión por todo el dolor que había vivido y que seguía viviendo en el presente— te quiero mamá.
Ella con el alma rota, me devuelve el abrazo con firmeza y cuidado de no lastimarme y me susurra:
—Te quiero con toda mi alma Evelia, con toda mi alma.
¿Qué piensan de Cecilia madre de Evelia?
EVELIA CARPIOEl día de la boda ha llegado, acabo de quedarme sola en esta gran habitación desconocida para mí, inusualmente llena de luz y calidez, nadie había contemplado ni siquiera el monstruo que al momento que Rodrigo Geacoman había dicho que tenía todo listo para la boda, sería en su mansión, pues bueno, a pesar de los corajes que Leonel tuvo que tragarse al saberlo, aquí estoy preparada para ser la marioneta que el necesita.Me miro en el reflejo de un espejo, que se ve maravilloso e imponente, pero no tanto como mi vestido de novia.Para este día finalmente elegí un vestido completamente ceñido al cuerpo sin escote y con mangas largas para cubrir cada una de las marcas que tengo en mi cuerpo.Todas mis heridas fueron selladas con una especie de gasa que por fuera tiene plástico para hacerlo hermético, así que espero estar bien durante todo éste circo, veo mi reflejo e insisto en encontrar algo de mí misma en esta imagen pero no lo consigo.La belleza del momento, del vestido
OLIVER GEACOMANEl día de la boda es hoy y estoy nervioso, podría decirse que estoy a punto de marcar un antes y un después en mi vida.En mi habitación me encuentro decidido a hablar con ella y exponerle todo lo que debe saber antes incluso de comenzar la ceremonia.Cuando estoy a punto de salir de la habitación, un ruido proveniente del balcón llama mi atención, una especie de liana formada por sabanas amarradas acaba de aparecer desde el piso de arriba.Decido regresarme para investigar lo que sucede, aunque algo dentro de mí me dice que puede estar relacionado con ella, con Evelia.«Esta mujer me encanta» pienso sin darme cuenta que ese pensamiento me pone una sonrisa de bobo en los labios «es tan creativa, nadie podría aburrirse con ella»Después de unos minutos que me parecieron eternos, veo que una especie de nube blanca comienza a descender en mi dirección.— Esta mujer se cree súper poderosa —digo al mismo tiempo que me acerco lo más que puedo, sin que ella se dé cuenta, no q
EVELIA CARPIOMi intento por escapar había fallado. Poco después, me llevaron al lugar de la boda. Rodeada de personas que realmente no conozco, ni me interesa conocer, pero sé que cada una de ellas tiene sus razones para presenciar esta boda.Me siento nerviosa, deseando estar en otro lugar, deseando estar con amigos y con gente que me acepta tal cual soy y no rodeada de buitres carroñeros esperando obtener algún beneficio de lo que está a punto de suceder.Siento que alguien toma mi brazo, mi instinto me pide que me mueva para eliminar ese contacto no deseado y al voltear veo que Leonel Carpio se encuentra a mi izquierda, sonriente y seguro, ignorante de todas las dudas que tengo.Se acerca para decirme algo al oído:— Que no se te suba lo que dijo Oliver, aquí mando yo, siempre lo hago, recuerda por qué estás aquí, recuerda para qué dejé que te casaras y piensa lo mucho que amas a tu hermana y tu madre y lo que estás dispuesta a hacer para mantenerlas a salvo.Comenzamos el camino
EVELIA GEACOMAN.Ya en camino a la casa de Oliver, me di cuenta que he aceptado casarme con él sin poner límites, sin definirlos. El camino lo sentí largo y pesado, no sabía cuál iba a ser la intención de él al llegar a la casa.« ¿Querría consumar el matrimonio así como lo había dicho en la reunión?» Me pongo un poco ansiosa.—Oliver nosotros no… — No termino la frase, el me interrumpe.— Nosotros solo estamos casados de palabra Evelia, sólo en un papel, esta noche no estarás obligada a hacer nada que no quieras.— Gracias— mi alma descansó, me sentía presionada, me sentía demasiado enajenada de mi cuerpo y de mis decisiones como para luchar por mi integridad, noto que mis manos están sudadas por los nervios ante la situación y discretamente me seco las manos.— Será un año entonces — confirmo.El asiente con la cabeza.— Será un año en el cual podemos convivir Evelia, podemos ser un equipo, ambos tenemos cosas que ganar y cosas que perder si esto no funciona.— Oliver se alejó un p
OLIVER GEACOMANHabía pasado el resto de la noche en vela recapitulando todo lo que había podido escuchar detrás de la puerta de mi ahora esposa la noche anterior.— Definitivamente hay algo que no entiendo — me pregunto ansioso por no saber la magnitud de esa sensación extraña que no me abandona— hice lo correcto, hice lo correcto— me repito tratando de mantenerme cuerdo, intentando justificar haber accedido a todo este problema.A través de la noche con ayuda del silencio, había alcanzado a escuchar leves quejidos pero llenos de dolor y angustia que interrumpían la tranquilidad que brinda la oscuridad, los cuales salían de la habitación de Evelia, mi esposa y permanecí ahí hasta que me aseguré que dejaran de producirse.«No sabría decir si el acompañarla era una especie de consuelo para ella o para mí mismo ya que Evelia no supo de mi presencia en ningún momento.» pienso intranquilo— Solo es por un año, solo es un trato y como tal debe mantenerse— me digo de manera cautelosa pa
EVELIA GEACOMANDespués de ese desayuno tan revelador para mí, ver a Oliver era algo que me ponía nerviosa, y he estado sacándole la vuelta a estar con él a solas desde entonces, no esperaba esa reacción de su parte, se supone que tenemos que fingir ante los demás ser un matrimonio normal, que lo estamos intentando, que queremos formar una familia, con mayor razón si Don Rodrigo llega a preguntarle a alguien del servicio pero…— El recuerdo me abruma por un instante— pero la electricidad que sentí al momento de tener sus labios en los míos me hizo perder el control por completo de mis pensamientos. Sé que no es correcto y que tengo una misión, un propósito por el cual estoy aquí, pero es que su sabor y el toque de sus manos tienen un efecto en mí que no puedo controlar, y mucho menos aceptar. « Quiero que te metas en la empresa y me ayudes a conseguir proyectos nuevos» recuerdo las palabras pronunciadas por Leonel el dia de mi boda, « hay rumores de unos contratos en los que quiero
EVELIA GEACOMANEn un intento de mantenerme ocupada y olvidar todo lo que había revivido la noche anterior, con un deseo irrefrenable de dejar de pensar en la razón por la que estoy aquí, deseo de olvidar la incertidumbre en la que se pasea mi futuro, he estado pasando el tiempo en la biblioteca de la villa sorprendentemente tiene todo tipo de libros, tanto de administración, economía, poesía, romance, entre otras Decido leer uno de los libros de economía que me apasiona y quedar inundada entre conceptos y formulas, los números son predecibles todo lo contrario a los sentimientos, cuando golpes en la puerta me desconcentran. —Buenas tardes— me dice Rodrigo Geacoman sorprendiéndome, ya que no tenía idea que vendría a visitarnos « ¿Dónde está Oliver?» Pienso.— Buenas tardes, pase —le digo atenta— siéntese, no sabía que iba a venir.Rodrigo Geacoman se acerca con una sonrisa silenciosa y se sienta en un sillón que se encuentra frente a mí. — Esa era la intención, esperaba sorpr
OLIVER GEACOMANNo había pensado en que para poder tener comunicación asertiva y ser un verdadero equipo en este proyecto que tenemos juntos, Evelia y yo, debemos sentirnos cómodos el uno con el otro.Toda la tarde he estado planeando esta cena con ella, será un buen momento para conversar, será un buen momento para saber el uno del otro, además de disculparme por tomar tan a la ligera el tema de su familia. Me dirijo a la biblioteca, pero al encontrarme a Evelia sonriente con mi abuelo me detengo, no quiero interrumpir su momento de convivencia. Me encantaría saber de qué están hablando, pero hasta acá no alcanzo a escuchar, poco después que mi abuelo se va, Evelia se queda sola. Con el cambio de luz del atardecer, la escena que tengo frente a mí es pintoresca, ella de manera inconsciente toma sus brazos y los coloca en su pecho de manera protectora. « ¿De qué necesita protegerse? ya está fuera de las garras de Leonel, la saqué de ahí y aquí ella puede sentirse segura, ¿qué es l