Capítulo 7.- Lárgate.

EVELIA CARPIO

Estoy ansiosa, realmente ansiosa no sé cómo está Adriana, después de obligarme a ver cada uno de los golpes que ella soportó hecha un ovillo en el suelo, me trajeron contra mi voluntad a la habitación, necesito salir y ver que ella está bien.

En ese momento escucho pasos que se acercan a la puerta.

—Hola ¿Quién es? ¿Quién viene?—  pregunto nerviosa con el corazón acelerado no sé de quién se trata pero necesito intentar salir de aquí.

— ¿Señorita Evelia? — pregunta una voz delicada, «es la muchacha que me ayudó a vestirme» pienso.

—Sí disculpa, necesito por favor, que me abras, que me ayudes. — sé que la desesperación puede notarse en mi voz pero no me importa en éste momento.

—No puedo señorita, no puedo dejarla salir—  en la voz de la muchacha se le escuchaba tristeza y compasión, probablemente ella no quería hacer nada de lo que estaba obligada a hacerme.

—Escucha— pido— por favor, solo necesito saber si mi hermana está bien, te prometo que solamente la veo y regreso, yo misma me regreso, por favor, por favor— le ruego— déjame ir a ver si está mi hermana bien, si mi hermana está viva, por favor.

Estaba nerviosa, necesitaba confirmar que ella había sobrevivido a tanto golpe que recibió ayer, a pesar de saber cómo era ese monstruo Leonel, en estos años había perdido cuanta gota de humanidad le quedaba en el cuerpo y ya no se detenía hasta que te veía totalmente destrozada.

Escucho que la puerta se abre, tengo que moverme, me encontraba tirada en el suelo llorando con desesperación y la muchacha abre la puerta y me mira temerosa.

— ¿Me jura que va a ir y regresar? y ¿no intentará escaparse?

— Te lo prometo, te lo juro de verdad, solo necesito saber si ella está bien— le digo.

— Bueno yo la voy a llevar y voy a cuidarla en la puerta.

Yo asiento y a cómo puedo me levanto, tampoco es que tenga mucha energía como para saltar y demostrar lo feliz que me encuentro en este momento.

Todo el camino estuve detrás de esta pequeña muchacha, ella me daba las indicaciones cuando se aseguraba que el camino estaba libre hasta que llegué a la habitación de Adriana.

— Sólo tiene cinco minutos señorita, es todo lo que puedo darle.

— Es todo lo que necesito, muchas gracias.— Digo sinceramente.

Abro la puerta y me encuentro a mi hermana sentada en la cama con una bolsa con hielos en su abdomen y otra poniéndosela en uno de sus hombros, imagino que todos los golpes se habían hecho moretones ya que el hombro que alcanzaba distinguir, estaba casi negro.

— Adriana, gracias a Dios, estás viva hermana, estás viva — me acerco emocionada al verla consciente, al verla viva pero me abstengo de cualquier muestra física de cariño, no puedo permitirme abrazarla y lastimarla más.

— ¿Cómo conseguiste llegar aquí?—  me pregunta fríamente Adriana sin mirarme siquiera.

— Solo tengo unos minutos dime que estás bien, ¿Por qué Leonel hizo esto?— Necesitaba información, después de tantos años, ya no conocía tan bien al monstruo, así que no podría prever sus reacciones.

— Por tu culpa porque yo tenía que casarme con Oliver Geacoman y tú lo arruinaste todo —me reclama con lágrimas en los ojos.

— Pero yo quería ayudarte…— Comienzo deseando explicarle mi intensión al hacer todo lo que hice.

— En serio ¿eso querías hacer? entonces ¿por qué llamaste demasiado la atención? por más que me esforcé en ser perfecta, tú siempre salías con una estupid3z graciosa.

—Pero…

—No, no quiero escucharte, esto me lo merezco, — Indica refiriéndose a los golpes que tiene en su cuerpo— porque no lo hice bien.

—Hermana no te mereces nada de esto,— Mi corazón está aplastado, lleno de culpa por no haber evitado que le hicieran todo esto— dime por favor, que si consigo irme, te irás conmigo, esta vez acompáñame… por favor.

— Ya te dije que no— Por primera vez la voz de Adriana se había descontrolado un poco dejando ver que tenía emociones dentro de ella— hace diez años te dije que no y hoy lo vuelvo a repetir, no ¿a qué me voy? No lo entiendes, fuera de estas paredes no conozco otra cosa, no conozco nada más, no puedo ser otra cosa más que lo que mi padre diga que debo ser, entiende, la culpa de todo lo que pasó es tuya solo déjame curarme.

Evelia no podía entender la actitud que tenía su hermana, la historia se repetía, diez años antes le había pedido que por favor que la acompañara en ese sueño de tener en libertad alguien en quien confiar, a su hermana a quien tanto amaba, pero ella le había dicho que no, que considerara un favor el que no dijera nada, pero que ella no iba a alejarse.

—Por favor Adriana, por favor reacciona hermana—No sabía qué más decirle para hacerla comprender que todo esto era un maltrato cruel y que nadie en el mundo merecía eso. — Todo esto está mal.

— ¡Solo vete! ¡Lárgate, déjame! no entiendes,— Ella se movió tratando de alejarme de su entorno— nada de esto hubiera sucedido si tú no hubieras abierto tu boca, si tú no fueras tan imprudente como siempre y si tú no me hubieras opacado, ¡Yo sería la importante! Yo sería la que tuviera valor para mi padre ¿no te das cuenta?— Los ojos de Adriana se habían llenado de rabia — me preparé diez años para nada, todo el esfuerzo, todo el empeño que puse se fueron por tu culpa, ¡solo lárgate, lárgate, lárgate!

Adriana comenzó a gritar demasiado fuerte, tanto que podría llamar la atención, la muchacha que me había acompañado abrió la puerta desesperada y me dijo:

— Señorita por favor vámonos, ella está gritando demasiado,  no pueden encontrarnos aquí, recuerde que no es la única que está en riesgo en este momento.

— Pero… pero mi hermana. — «yo lo único que quería era ayudarla» Pienso ya que no logro decir más.

— Se acabó el tiempo, vamos por favor, acompáñame. — La  muchacha me tomó de una muñeca para jalarme y sacarme del lugar, se veía decidida a regresarme al lugar del cual me había sacado.

Yo con el corazón roto al ver a mi hermana tan condicionada por ese monstruo, haciéndola incapaz de tomar ninguna decisión por sí misma, sin darme por vencida pero consciente que en ese momento  sólo puedo alejarme de ella, aceptando que con eso Adriana dejaría de estar tan inestable y no llamaría tanto la atención.

Ya en la habitación:

— Adriana—  susurro sabiendo que soy la única que puede escuchar mi voz dentro de la habitación que he tenido por celda—  te aseguro que sin importar lo que me cueste, te mostraré lo que significa la felicidad y la libertad de poder ser tú misma, sin golpes de por medio.

Evelia quería comprender a su hermana, ella no había tenido la oportunidad de disfrutar ser uno mismo sin miedos, sin ataduras, sin amenazas y mucho menos sin tener que cumplir requisitos o expectativas de nadie más.

—Te aseguro que esta vez sí voy a liberarte, te aseguro que esta vez no te dejaré atrás, pero necesito tiempo querida hermana para tener el poder necesario para conseguirlo.

«Mínimo ya sé que Adriana sigue viva» me consuelo en soledad.

Entre tantos sucesos, y tanta adrenalina no  había podido pensar en algo « ¿Por qué Oliver dijo mi nombre? ¿Para qué le serviría una mujer mal educada como yo?» me cuestionaba, porque  de algo estoy segura, nadie hace nada sin querer recibir algo a  cambio.

Alana Aguilar

¡Hola ! Queridos amigos hoy les traigo una nueva historia espero les guste, díganme que les está pareciendo la historia ¿ Creen que pueda escapar?

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