Finalmente tenemos la certeza la niña no es de Oliver
EveliaDespués de saber que la pequeña niña de mi hermana no es hija de mi esposo, lamento hasta cierto punto reconocer que me puso feliz.Sé que podría estar al pie del cañón con la crianza y cuidados de la pequeña en caso de ser hija de mi esposo, porque eso querría decir que sería hermana de mi hijo.Pero tampoco se puede tapar el sol con un dedo y el hecho de tener la hija de mi hermana aquí, sólo sería una constante imagen de lo que según ella le arrebaté, su felicidad, su lugar… su familia.Poco a poco me estoy acostumbrando a esta nueva dinámica de tranquilidad, y felicidad en la que he estado envuelta, hasta que escucho que tocan a mi puerta.— Adelante.— Momentos después entra Fiona con cara de dificultad, y con las manos en la espalda.Me pongo alerta.— ¿Que sucede Fiona?— Estoy empezando a ponerme nerviosa.— Te llegó algo… una carta— Continua acercándose a paso lento y constante— Pero no se si será buena idea entregártela, pero…— Pero ¿que?— Mi deber es protegerte pero
OliverTodo el día lo he pasado en una casa de seguridad, envuelto en mentiras y reclamos, pero no estoy dispuesto a dejarla salirse con la suya.En frente de mi tengo un cristal con una sola vista en la que puedo observar a una mujer del otro lado en una silla sin ser visto, negándose a responder las preguntas que se le hacen de manera repetida, poniendo como condición que sea yo quien la interrogue.Ella dirige la mirada hacia el cristal, y sonríe sabe que estoy aquí.— No tiene caso que siga negándome a verla— Le digo al agente Solórzano, — Es suficiente, no quiero perder más tiempo aquí, solo iré y la confrontaré de manera directa.Solórzano comprende a lo que me refiero, el también detesta a esta mujer pero no puede hacer nada con los protocolos de seguridad, no si quiere que el proceso dé el resultado que todos queremos, que es tenerla entre rejas y no en un hospital psiquiátrico o en libertad condicional, como está peleando su abogado.Respiro resignado a enfrentarla de nuevo y
Meses después— ¡Líam tu puedes pequeño!— Gritaba Rodrigo sentado en el suelo lleno de alegría.El pequeño de la casa finalmente estaba listo para dar sus primeros pasos.Y el receptor de ese esfuerzo sería su bisabuelo.— ¡Vamos muéstrales a estos incrédulos de lo que eres capaz!— Gritaba continuamente el hombre, al mismo tiempo que se esforzaba por mantener el total de la atención del niño en el con movimientos exagerados de sus brazos.— Tranquilo abuelo que se te van a dislocar los brazos, ya no estás tan joven para eso, ya no hay refacciones— Oliver últimamente había tenido la costumbre de hacer enojar a su abuelo, con la intención de divertirse a su costa.— Viejo tú, que no puedes ni agacharte sin andarte quejando, yo ando en mi segunda primavera en la vida.Todos los presentes comenzamos a reírnos de las ocurrencias cada vez más creativas de él para regresarle las pullas a mi esposo.En ese momento tan feliz siento que me toman por la cintura, provocando un escalofrío al mome
«Necesito reorganizar mi vida esto no puede seguir así», iba pensando mientras me movía entre las calles de la ciudad, tengo tanto tiempo de no detenerme por cinco minutos a observar mi alrededor que este lugar me parece completamente desconocido.Estoy frente al cristal de un exhibidor, me gusta un vestido pero algo más llama mi atención, la figura de un hombre alto, vestido de negro reflejado en el cristal, algo en su rostro me parece familiar aunque no logro descifrar qué es, tiene varias cuadras que lo he visto detrás de mí a cierta distancia, pero detrás de mí siempre.Mi corazón comienza a acelerarse, imágenes de ese rostro en mis recuerdos se van dibujando con claridad, no quiero creer que me haya encontrado, no después de tanto esfuerzo por mantenerme oculta, él hombre encargado de hacer realidad las órdenes del creador de mis pesadillas me ha encontrado, para regresarme con él.Comienzo a caminar de manera un poco más acelerada de lo normal, no quiero que se dé cuenta que lo
EVELIA CARPIO—Gracias— susurro, ya que yo tampoco tengo mucha fuerza en este momento, con la poca energía que me queda me levanto de la cama y comienzo mi camino directamente al comedor.Las paredes, los cuadros, incluso los floreros eran los mismos que diez años antes, nada en esta casa había cambiado, nada en esta casa había mejorado.Al llegar al comedor y presentarme en la entrada, Adriana mi hermana sentada como una marioneta en la mesa, me vio e inmediatamente quiso levantarse., pero un ruido fuerte y estridente nos hizo encogernos a todas.Leonel, mi padre, había golpeado la mesa con el puño cerrado con toda la fuerza que le permitía su brazo.—Compórtate como una señorita educada Adriana, no quiero esta clase de situaciones, recuérdalo.Leonel ni siquiera volteó a ver en ningún momento a mi hermana, dando por hecho que ella obedecería… y así fue.Adriana bajó la cabeza y visiblemente temblorosa, se sentó de nuevo como si nada de eso hubiera sucedido.—Bienvenida hija —dijo
OLIVER GEACOMAN— ¡No quiero hacerlo!— Grito furioso.Estoy caminando como león enjaulado en mi oficina, mi abuelo, Rodrigo Geacoman se mira desesperado pero no creo que lo esté más que yo.—Tranquilízate Oliver, tranquilízate, esto es algo que ya sabías desde hace mucho tiempo, no entiendo por qué te pones así, ya es hora que dejes de lado el libertinaje y formes una familia. No es bueno andar de cama en cama.— Afirmó seguro de lo que decía.Me da risa su cinismo.— ¿Por qué me pongo así?— le pregunto sarcástico— puede ser tal vez porque tú estás eligiendo con quién me voy a casar, cuándo y todo esto como una especie de jueguito.—No —contestó mi abuelo seguro de su respuesta— no es un juego, tú aún eres muy joven y no sabes de la vida, además te estoy dejando decidir.—Por Dios abuelo ¡¡tengo treinta y cinco años no soy un niño!! Yo puedo tomar mis propias decisiones.—No referentes a mi empresa, no puedes si quieres ser Ceo permanente en la multinacional Geacoman, si lo deseas ten
EVELIA CARPIOToda la cena me mantengo siendo yo misma, con la actitud que me caracteriza, y sé que eso es justo lo que Leonel odia, por lo que disfruto doblemente hacerlo.La cena se está desarrollando como debería, mi hermana Adriana siendo perfecta hasta en su forma de limpiarse los labios, cuando sabe perfectamente que están impolutos, hasta el adonis en el que se ha transformado la lagartija que recuerdo hace muchos ayeres, quién se ha mantenido atento a ella.Me pica la espalda, Leonel me golpeó de nuevo un poco antes de iniciar toda esta farsa, pero esta vez me abrió más la piel, llegó hasta las costillas y siento que me quema por dentro, él asegurándose como siempre, debo reconocer, de golpear donde pueda ser cubierto.El monstruo siempre ha sido precavido en esos detalles, dar en lugares que no sean visibles, porque ante todos debe ser el hombre perfecto y por lo tanto, sólo merece la familia perfecta, no menos.A pesar del dolor, tengo que comer, tengo que terminarme todo
OLIVER GEACOMANMe encuentro decidido no entiendo por qué Evelia se empeña en alejarme, no puedo decirle frente a todos que quiero ayudarla, que ambos podemos ayudarnos.Después de aclarar que sí quiero casarme con ella y no con su hermana, se crea un silencio un tanto incómodo para todos.—Entiende hija —dice Leonel —él se ha enamorado de ti, ha quedado prendado de…— Se quedó trabado, se notaba que estaba buscando un calificativo aceptable para continuar su oración y no lo encontraba.—Su carisma —dijo mi abuelo, a fin de cuentas él sí era una persona a quien Oliver le fuera de agrado.— ¡Claro carisma!— continuó Leonel un poco confundido porque ésa fuera la razón.Había olvidado un detalle, en ese momento me levanto, saco un anillo de mi bolsillo y se lo presento a Evelia.Ella abre los ojos asombrada, parece que no se esperaba un anillo de compromiso en un compromiso, «en dónde tendría la cabeza esta muchacha» pienso intrigado.—Es el anillo que usó su madre y mi esposa —susurró mi