Capítulo 9.- El siguiente paso.

EVELIA CARPIO

El día de la boda ha llegado, acabo de quedarme sola en esta gran habitación desconocida para mí, inusualmente llena de luz y calidez,  nadie había contemplado ni siquiera el monstruo que al momento que Rodrigo Geacoman había dicho que tenía todo listo para la boda, sería en su mansión, pues bueno, a pesar de los corajes que Leonel tuvo que tragarse al saberlo, aquí estoy  preparada para ser la marioneta que el necesita.

Me miro en el reflejo de un espejo, que se ve maravilloso e imponente, pero no tanto como mi vestido de novia.

Para este día finalmente elegí un vestido completamente ceñido al cuerpo sin escote y con mangas largas para cubrir cada una de las marcas que tengo en mi cuerpo.

Todas mis heridas fueron selladas con una especie de gasa que por fuera tiene plástico para hacerlo hermético, así que espero estar bien durante todo éste circo, veo mi reflejo e insisto en encontrar algo de mí misma en esta imagen pero no lo consigo.

La belleza del momento, del vestido y todo lo que me rodea se opaca con la rabia que muestran  mis ojos. «Ésta no soy yo» Pienso con nostalgia.

Al darme cuenta de la magnitud de lo que estoy a punto de hacer, deseo irme pero « ¿cómo me voy a ir de aquí? si apenas y conozco el lugar» pienso contrariada «tiene que haber una manera, si yo no lo conozco, Leonel tampoco».

Tocan la puerta sorprendiéndome, por un momento creo que he dicho mis pensamientos en alto, no sería la primera vez que me sucede,  y que  vienen a detenerme, la puerta se abre y el monstruo entra.

 — Bueno Evelia — dice él con autosuficiencia—  por lo visto hiciste un buen trabajo con el vestido, te ves angelical y hasta cierto punto… linda — la última palabra le raspó en la boca al decirla, lo noté instintivamente.

Se dirige a un sillón y se sienta para estar cómodo.

— Tantas veces que te revelaste, tantos golpes que recibiste por rebeldía, que merecías por contestona y mírate aquí con el mismo destino que había pensado para ti hace muchos años. — La sonrisa que tanto odio de él, ésa de autosuficiencia hace acto de presencia en su cara.

Detesto que este hombre se sienta tan cómodo en mi presencia, detesto que me siga haciendo temblar y aún detesto más tener que escuchar su asquerosa voz creadora de muchas de mis pesadillas nocturnas.

— El siguiente paso— Indica Leonel— es que quiero que te metas en la empresa y me ayudes a conseguir proyectos nuevos, sé que en tus años desaparecida en los que  jugaste a las escondidas, estudiaste administración y eso me va a servir.

Mis piernas perdieron fuerza al ser consciente que siempre supo donde estuve, que siempre supo lo que hice.

— Siempre lo supiste ¿verdad? ¿Por qué me dejaste  creer que era libre tanto tiempo? ¿Por qué me dejaste vivir con esa desesperación de pelear contigo?— le reclamo resentida al saber  que todo lo que creí haber conseguido era solo una ilusión.

— Evelia, tienes que aprender que hay peleas que deben lucharse y hay otras que no, era mejor tenerte allá, creyéndote libre, evitándome dolores de cabeza hasta que realmente te necesitara, cómo lo hice, aunque mantenía la fiel esperanza que la elegida fuera Adriana— se encoge de hombros— bueno, tú eras el plan b.

Se levanta y me dice:

— Espero lo hagas bien, hay rumores de unos contratos en los que quiero estar y necesito prepararme de antemano, quiero que todo quede en familia, y para eso tú me vas a ayudar.

Sin más, Leonel sale de la habitación dando por hecho que voy a obedecer sin poner resistencia.. Dejándome llena de dudas, inseguridades y frustración

— ¡Maldit0 bastard0!— grito, si antes tenía una necesidad que me negaba a aceptar de escapar de aquí, en este momento no puedo contenerme, comienzo a buscar una forma de salir de aquí, no puedo hacer ninguna respiración profunda, me siento asfixiada, me siento enjaulada.

Al abrir la puerta noto que hay dos guardias para impedir mi salida, discretamente cierro la puerta de nuevo, no me va a servir de nada pelear contra dos hombres grandes, sé que no estoy en la mejor condición como para ponerme al tú por tú. En ese momento mi mente se despeja y las ideas llegan a mí.

«El balcón» me susurro, el balcón es buena idea, tomo una sábana de la habitación, comienzo a desgarrarla desesperadamente para hacer una cuerda, si me bajo al balcón del piso inferior podré escapar, seguramente ahí no hay tanta seguridad.

Comienzo a hacer nudos, uno tras otro para reforzarlo y evitar caer, ya que estoy en el quinto piso sería un final muy lamentable, que después de tanta lucha me encontrara aplastada en el piso.

Amarró la tela a una de las rejas del balcón y aviento el resto hacia abajo.

 Decido finalmente intentar escapar, «Tú puedes, tú puedes» me digo las manos me tiemblan de los nervios, jamás he hecho algo así, jamás había tenido que hacer algo así pero para todo hay una primera vez, respiro profundo para regular mi respiración y comienzo mi descenso.

El cuerpo reciente el esfuerzo que hago al dejar todo el peso a cargo de mis brazos, uno de los puntos de la herida de la costilla truena, abriéndose.

Pero no puedo detenerme ahora, no puedo rendirme, no hay nada más que hacer, nerviosa comienzo el descenso «paso a paso» me repito.

Mis brazos comienzan a acalambrarse por el esfuerzo que representa mi propio peso. Voy bajando «sé que puedo hacerlo» me digo «sé que puedo» me repito, cuando ya llevo la mitad del camino, siento que algo rosa mis piernas, no sobre la tela, sobre mi piel.

Alguien ha tomado firmemente mis piernas para sostenerme en el aire, me lleno de decepción de ira y desesperación,  en un instante se vienen a mi cabeza muchas escenas en las que termino siendo aventada al suelo del primer piso.

¿Leonel de nuevo me ha atrapado? ¿Cómo va a tomar represalias contra mí o volverá a golpear a mi hermana? En ese momento, innumerables posibilidades pasaron por mi corazón. No me atrevía a bajar, pero mis brazos ya no podían sostener mi cuerpo. El sudor me brotó de las palmas de las manos y de la frente, y no me atrevía a mirar atrás, pero en ese momento una voz suave y agradable me dijo: "Buenos días, novia mía".

Alana Aguilar

¿Se hubieran atrevido a hacer esa hazaña del balcón? ¿Cómo creen que les hubiera ido?

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