Capítulo Treintaidós

La oscuridad no solo invadió mi vista, si no todo el resto de mis sentidos, caí al suelo, desvanecida, atada, más que sometida, como una esclava que no tiene opción de elegir, no puede decir que no, ni siquiera sentí el golpe de mi cuerpo contra el suelo en ese momento.

No supe cuánto tiempo paso para que reaccionara de nuevo. El único pensamiento que tuve y quizá por pura supervivencia fue Santiago, esperaba que la burbuja en el que él se encontraba lo mantuviera lo suficientemente alejado de sus terribles padres.

Ciertamente había lastimado a Warren, lo había herido, lo que había hecho no tenía ninguna posibilidad de perdón, pero eso no justificaba de ninguna manera, lo que estaba por hacerme. Escuché como crujió la tela en sus manos al rasgarse, aún podía sentir el movimiento de ambos hombres dentro de la habitación.

Me despojó de toda mi ropa interior, ahora me sentía mucho más expuesta, sus manos empezaron a recorrer mi cuerpo con rudeza. Alguno de los d
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