Capítulo 36

Dos días más tarde, Tuva Eke entró a la pequeña aldea donde residía el famoso médico del que tanto le había hablado el señor Yul. El lugar era tranquilo, los pequeños corrían de un lugar a otro, las mujeres los miraban con curiosidad y los hombres con escepticismo, un poco de desconfianza. Sostenían las espadas que les colgaban de las caderas, estaban en vilo por la llegada de ellos al interior de la aldea.

El señor Yul alzó un sello que tanto para Alimceceg como para Tuva Eke, resultó desconocido. Sin embargo, no para los hombres de dicha aldea, quienes de manera automática inclinaron la cabeza y le hicieron paso en medio del camino.

Los tres pasaron con rapidez y se internaron en las yurtas traseras que solo estaban autorizadas para el líder de la aldea, quien a su vez era el médico que conocía el señor Yul y

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