1.2

Había movimiento en la tienda donde estaba hospedada Khojin. Aquella mañana, cuando las compuertas del campamento se abrieron, los vigías reconocieron de inmediato el cuerpo empapado con la lluvia que allí yacía.

Cuando el Kagan supo de que la comandante del ejército Yuezhi estaba herida, se desesperó. Le preocupaba que su nieta estuviera gravemente enferma. Pero sus dudas se disiparon al entrar a la tienda y notar que su nieta estaba bien de salud.

—¿Cómo está ella? —preguntó el kagan al médico.

El galeno se inclinó en saludo, luego se hizo a un lado para que el gobernante viera con mayor claridad a su nieta.

—Gran khan, la comandante se encuentra bien, pero… —el médico titubeó, teniendo miedo de la reacción del kagan—. Al parecer usted le debe el favor a alguien.

El kagan lo miró confundido. El hombre no tenía ni idea de lo que el médico le decía.

—¿Un favor? Explícate.

—Gran khan, la comandante al parecer fue atacada mientras cabalgaba por la colina… —el médico le pasó una nota gra
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