Las antorchas brillaban tenuemente en medio de la noche estrellada. Al otro lado, las puertas de la fortaleza Yuezhi estaban trancadas y los guardias de las torres daban rondas sobre la muralla para custodiar los flancos del lugar.Khojin observó el cielo nocturno por unos instantes antes de ordenar ensillar su caballo. Era tarde y por esa razón, los ejércitos del emperador c h i n o no la detectarían tan fácilmente. Khojin quería cabalgar durante toda la noche para llegar al campamento de su abuelo. Siguiendo sus estimaciones, se infiltraría en el territorio Eljigin alrededor del mediodía. Ella nunca fallaba en sus estimaciones y tal como lo pronosticó, llegó justo a tiempo.La comandante del ejercito Yuezhi llegó al campamento Eljigin antes de que el sol desapareciera. En cuanto ella llegó, los hombres que servían al Kagan corrieron de un lado a otro, exasperados por la presencia de la mujer.—¡Comandante! —gritó uno de los hombres.Khojin se detuvo y dejó que dicho personaje se a
Había movimiento en la tienda donde estaba hospedada Khojin. Aquella mañana, cuando las compuertas del campamento se abrieron, los vigías reconocieron de inmediato el cuerpo empapado con la lluvia que allí yacía.Cuando el Kagan supo de que la comandante del ejército Yuezhi estaba herida, se desesperó. Le preocupaba que su nieta estuviera gravemente enferma. Pero sus dudas se disiparon al entrar a la tienda y notar que su nieta estaba bien de salud.—¿Cómo está ella? —preguntó el kagan al médico.El galeno se inclinó en saludo, luego se hizo a un lado para que el gobernante viera con mayor claridad a su nieta.—Gran khan, la comandante se encuentra bien, pero… —el médico titubeó, teniendo miedo de la reacción del kagan—. Al parecer usted le debe el favor a alguien.El kagan lo miró confundido. El hombre no tenía ni idea de lo que el médico le decía.—¿Un favor? Explícate.—Gran khan, la comandante al parecer fue atacada mientras cabalgaba por la colina… —el médico le pasó una nota gra
INTRODUCCIÓNLas confederaciones conformadas por tribus de las estepas se han desintegrado tras la caída del extenso kaganato Uigur. Las facciones no tardaron en surgir y el control de las tierras uigur pronto es discutido por 3 tribus: los Bulaq, los Karluks y los Sekiz Oghuz. La guerra parecía inevitable, pero gracias a un acuerdo matrimonial y a un convenio de paz, las confrontaciones entre las tribus han cesado. Aunque… no por mucho tiempo.[...]Primer capítulo.«Si pudiera olvidar que soy su hijo, le aseguro que lo lograría»Si empezamos desde el principio, entenderíamos la magnitud de los problemas que rodearon al joven Tegim[*] desde que nació. El parto fue extenso y doloroso para la madre, pero gracias a un milagro se salvó y cuidar del niño de cabellos negros como el carbón extraído po
En una tierra tan inhóspita como las mismas montañas heladas que delimitaban el territorio, la vida nunca había sido fácil para la señorita Alimceceg Batun, una niña de padres aristócratas pertenecientes a las tribus de las estepas eurásicas. Creció en el seno de una familia noble, a la sombra de sus hermanas y primas; las hijas del Kan Sekiz Oghuz. Siendo una de las ultimas hijas de Khubilai, el segundo hermano del Kan, nunca tuvo la atención de su padre y de su madre menos, pues nunca la conoció, porque se había separado de la gente común, ya no era digna de ser una Batun; muchos le dijeron que se había vuelto loca.Como era la hija menos favorecida de la residencia menor de la ciudad, fue acogida por la señora anciana, su abuela, una mujer curtida por la experiencia de una vida llena de privaciones en el desierto, y abandonada por la mayoría de sus nietos, pu
La señorita Alimceceg no había tenido oportunidad para pensar mucho en lo que debía hacer para evitar aquel compromiso, pues sus pensamientos se habían perdido en la posibilidad de contraer dichas nupcias. Definitivamente no podía permitir tal humillación. La única hija desfavorecida de la casa Batun se iba a casar con un lisiado, no solo sonaba vergonzoso, sino que también a una pena que enfermaba el alma. Podía no ser tan despampanante como sus hermanas mayores ni ser inalcanzable como sus primas, las hijas del kan Sekiz Ohguz, ni tampoco impetuosa y poderosa como lo era su hermana Khojin en la lucha del Bök. Ella a pesar de ser una timorata y callada, siempre tenía un haz bajo la manga, nunca se quedaba de brazos cruzados y luchaba psicológicamente con cualquiera hasta conseguir lo que quería. Aunque a veces sus juegos psicológicos no le funcionaban por lo que recurría a l
Aclaración: los diálogos de las comillas [«»] se considerarán de aquí en adelante como los pensamientos de Tuva Eke.En las noches siguientes la señorita Erzhene empezó a deambular cerca de su hermana Alimceceg. Después de dar vueltas al asunto y de ser descubierta escondiéndose en el pabellón de su hermana, Erzhene fue aceptada por Alimceceg para que dormir juntas en la habitación.—Espero que padre no se de cuenta de lo que hicimos —susurró Erzhene cuando ella ambas entraron a la tienda. —No se dará cuenta si tú te mantienes callada —comentó—. Ni siquiera a tu madre. —No se lo diré a nadie, no te preocupes por ello. —Lo digo, porque si nos descubren ambas seremos castigadas. Erzhene bufó:—Padre nunca me ha castigado, a ti es a quien lo hace y a mis hermanas mayor
Khubilai Ilk vio a los hombres alejarse del campamento y de inmediato supo que todo ese peligroso malentendido tenía algo que ver con su hija, la quinta señorita. ¡Tanto que le había advertido no hacer nada por evitar su futuro matrimonio y ella terminaba cometiendo semejante locura!Khubilai Ilk caminó por los pasillos despejados y llenos de arena y polvo mientras buscaba a su hija en el patio de la señora anciana, pero no estaba allí. El hombre estaba enojado, pues no se trataba en sí de una deshonra por haber cometido un simple error, era algo mucho más peligroso. No solo la cabeza de él mismo peligraba, sino también las de todo el campamento, sus hijas, sus esposas, sus hombres.—¡Erzhene! —llamó cuando entró a la tienda de la madre de su sexta hija. Si el rotulo de Erzhene había sido enviado en lugar de los documentos de Alimceceg, era porque no solo
Tuva Eke pasaba la mayoría del tiempo pendiente a la actividad que ocurría fuera de su torre. La forma en que lo hacía era muy simple: miraba a través del ventanal. Los movimientos cerca de la torre se habían hecho cada vez más recurrentes, pues desde su regreso a la herencia familiar y el establecimiento como tegim, mucha gente lo había ido a visitar, sus dos hermanas menores, su padre, el señor Urdus y muchos otros funcionarios que ni siquiera él conocía. Sin embargo, en ninguna ocasión sus hermanos habían acudido a él, Tuva Eke pensaba que ellos todavía estaban debatiendo la elección de la máscara a llevar en la inminente visita que le debían hacer. No solo ellos estaban ocupados escogiendo su antifaz, también lo hizo Tuva Eke. Aunque con mucho tiempo de anticipación… Dieciséis años para ser exactos. Finalmente, ese día fue el escogido por los hermanos para ir a visitarlo. Los tres hermanos presentes en el campamento, entraron por la puerta principal de la