Alimceceg levantó la mirada y sonrió aliviada en cuanto vio la expresión nerviosa del khan karluk. En ese momento pensó en la ironía de la vida: el khan había deseado que su hijo lisiado se casara con una mujer Ashina para tener relación con el clan. Sin embargo, el hombre había subestimado las capacidades de su hijo, lo había relegado a un segundo lugar invisible, un lugar que le había ayudado a Tuva Eke a conseguir sus objetivos.
Sonrió más cuando los hombres del khan lo rodearon para emprender a retirada mientras lo protegían.
Alimceceg dirigió la mirada hacia atrás y Bortei captó su atención. La mujer le sonrió ampliamente mientras se inclinaba con sutileza. Tal vez, esa era la mayor ganancia que había obtenido Alimceceg: haber recuperado la relación con su prima.
Se sintió renovada, con fuerzas nuevas y poderosas que creía haber perdido en medio del ataque de su suegro. Volvió la mirada y bajó con rapidez hast
¡Muchas gracias por haber leído la historia y llegar hasta aquí! Espero que les haya gustado y por supuesto, me encantaría saber su opinión de la historia. Si no es mucha molestia, por favor déjenme sus comentarios.
Refugiados en las interminables praderas de color verde intenso, durante una fría noche, la esposa del Khubilai Ilk había dado a luz una niña tan radiante como la propia luz de la luna que brilló aquella noche. De ojos negros como el carbón, piel arrugada y manos fuertes, que no soltaban los gordos dedos de su padre.—Khubilai Ilk, es una niña —avisó su esposa con una sonrisa.La partera avanzó y le enseñó la bebé al hombre que estaba sentado en una de las esquinas de la habitación. El Khubilai Ilk cargó a la bebé en sus brazos y sonrió complacido. —Se llamará Khojin, ella será una luz para nuestra casa.La niña creció entre los verdes pastos y los caballos salvajes de las praderas. Era vivaz, alegre y muy fuerte. Tanta era su fascinación por las artes marciales y el combate, que su padre nunca pudo negarse a enseñarle los secretos de las espadas y toda suerte de armas. Muchos años después, Khojin Batun ya era una mujer. Y, aunque era muy hermosa a la vista, resaltaba mucho más por
Sentada sobre la muralla de la fortaleza Yuezhi, Khojin observó la lejanía y la altura de las nubes. Después de esos días, una tensa tranquilidad se había apoderado de la pequeña urbe. Khojin sospechaba que una tormenta se estaba gestando de manera escondida, un torbellino desconocido, que podía arrasar con su estabilidad.Cuando Khojin regresó la mirada hacia el interior de la fortaleza, alcanzó a ver la yurta central, allí donde su prima Khutulun era atendida por los médicos y muchas doncellas le servían.Khojin bajó de las murallas y caminó hacia la tienda, rodó la cortina pesada y entró. En el interior, Khutulun estaba acostada sobre su lecho. Estaba despierta, pero su mirada estaba perdida sobre la cubierta de la yurta.Khojin podía adivinar los pensamientos de su prima.—Khutulun, ¿te sientes mejor?La princesa giró el rostro hacia ella y le sonrió levemente.—Sí, pero estoy intranquila.—Estás pensando en Arslan, en ese traidor ¿verdad?Khutulun se apartó los cabellos negros de
Las antorchas brillaban tenuemente en medio de la noche estrellada. Al otro lado, las puertas de la fortaleza Yuezhi estaban trancadas y los guardias de las torres daban rondas sobre la muralla para custodiar los flancos del lugar.Khojin observó el cielo nocturno por unos instantes antes de ordenar ensillar su caballo. Era tarde y por esa razón, los ejércitos del emperador c h i n o no la detectarían tan fácilmente. Khojin quería cabalgar durante toda la noche para llegar al campamento de su abuelo. Siguiendo sus estimaciones, se infiltraría en el territorio Eljigin alrededor del mediodía. Ella nunca fallaba en sus estimaciones y tal como lo pronosticó, llegó justo a tiempo.La comandante del ejercito Yuezhi llegó al campamento Eljigin antes de que el sol desapareciera. En cuanto ella llegó, los hombres que servían al Kagan corrieron de un lado a otro, exasperados por la presencia de la mujer.—¡Comandante! —gritó uno de los hombres.Khojin se detuvo y dejó que dicho personaje se a
Había movimiento en la tienda donde estaba hospedada Khojin. Aquella mañana, cuando las compuertas del campamento se abrieron, los vigías reconocieron de inmediato el cuerpo empapado con la lluvia que allí yacía.Cuando el Kagan supo de que la comandante del ejército Yuezhi estaba herida, se desesperó. Le preocupaba que su nieta estuviera gravemente enferma. Pero sus dudas se disiparon al entrar a la tienda y notar que su nieta estaba bien de salud.—¿Cómo está ella? —preguntó el kagan al médico.El galeno se inclinó en saludo, luego se hizo a un lado para que el gobernante viera con mayor claridad a su nieta.—Gran khan, la comandante se encuentra bien, pero… —el médico titubeó, teniendo miedo de la reacción del kagan—. Al parecer usted le debe el favor a alguien.El kagan lo miró confundido. El hombre no tenía ni idea de lo que el médico le decía.—¿Un favor? Explícate.—Gran khan, la comandante al parecer fue atacada mientras cabalgaba por la colina… —el médico le pasó una nota gra
INTRODUCCIÓNLas confederaciones conformadas por tribus de las estepas se han desintegrado tras la caída del extenso kaganato Uigur. Las facciones no tardaron en surgir y el control de las tierras uigur pronto es discutido por 3 tribus: los Bulaq, los Karluks y los Sekiz Oghuz. La guerra parecía inevitable, pero gracias a un acuerdo matrimonial y a un convenio de paz, las confrontaciones entre las tribus han cesado. Aunque… no por mucho tiempo.[...]Primer capítulo.«Si pudiera olvidar que soy su hijo, le aseguro que lo lograría»Si empezamos desde el principio, entenderíamos la magnitud de los problemas que rodearon al joven Tegim[*] desde que nació. El parto fue extenso y doloroso para la madre, pero gracias a un milagro se salvó y cuidar del niño de cabellos negros como el carbón extraído po
En una tierra tan inhóspita como las mismas montañas heladas que delimitaban el territorio, la vida nunca había sido fácil para la señorita Alimceceg Batun, una niña de padres aristócratas pertenecientes a las tribus de las estepas eurásicas. Creció en el seno de una familia noble, a la sombra de sus hermanas y primas; las hijas del Kan Sekiz Oghuz. Siendo una de las ultimas hijas de Khubilai, el segundo hermano del Kan, nunca tuvo la atención de su padre y de su madre menos, pues nunca la conoció, porque se había separado de la gente común, ya no era digna de ser una Batun; muchos le dijeron que se había vuelto loca.Como era la hija menos favorecida de la residencia menor de la ciudad, fue acogida por la señora anciana, su abuela, una mujer curtida por la experiencia de una vida llena de privaciones en el desierto, y abandonada por la mayoría de sus nietos, pu
La señorita Alimceceg no había tenido oportunidad para pensar mucho en lo que debía hacer para evitar aquel compromiso, pues sus pensamientos se habían perdido en la posibilidad de contraer dichas nupcias. Definitivamente no podía permitir tal humillación. La única hija desfavorecida de la casa Batun se iba a casar con un lisiado, no solo sonaba vergonzoso, sino que también a una pena que enfermaba el alma. Podía no ser tan despampanante como sus hermanas mayores ni ser inalcanzable como sus primas, las hijas del kan Sekiz Ohguz, ni tampoco impetuosa y poderosa como lo era su hermana Khojin en la lucha del Bök. Ella a pesar de ser una timorata y callada, siempre tenía un haz bajo la manga, nunca se quedaba de brazos cruzados y luchaba psicológicamente con cualquiera hasta conseguir lo que quería. Aunque a veces sus juegos psicológicos no le funcionaban por lo que recurría a l
Aclaración: los diálogos de las comillas [«»] se considerarán de aquí en adelante como los pensamientos de Tuva Eke.En las noches siguientes la señorita Erzhene empezó a deambular cerca de su hermana Alimceceg. Después de dar vueltas al asunto y de ser descubierta escondiéndose en el pabellón de su hermana, Erzhene fue aceptada por Alimceceg para que dormir juntas en la habitación.—Espero que padre no se de cuenta de lo que hicimos —susurró Erzhene cuando ella ambas entraron a la tienda. —No se dará cuenta si tú te mantienes callada —comentó—. Ni siquiera a tu madre. —No se lo diré a nadie, no te preocupes por ello. —Lo digo, porque si nos descubren ambas seremos castigadas. Erzhene bufó:—Padre nunca me ha castigado, a ti es a quien lo hace y a mis hermanas mayor