Capítulo 39

Alimceceg despertó en medio de los gritos masculinos que se escuchaban al exterior de la tienda. Se limpió los ojos con la manga de su vestido, consiguiendo aclarar su borrosa visión, como pudo se puso una manta sobre los hombros y salió de la tienda. La belleza de la naturaleza la recibió con amabilidad.

De repente, se sintió aturdida y confundida. Una caravana de hombres se alejaba del campamento mientras seguían a Tuva Eke, quien iba en la cabeza del grupo sentado sobre la calesa impulsada por dos caballos.

Alimceceg lo miró avanzando a lo lejos, pero todavía su cerebro estaba dormido. No tenía la menor idea de lo que estaba sucediendo. Y como si se tratara de un sueño, el señor Yul la despertó. El hombre le sonrió con respeto.

—Señora, el tegim hará una pequeña expedición con los señores de la

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