Capítulo 44

Después de bañarse, Lucia se sentó a comer en la habitación de hotel con Enrique, quien seguía inquieto por el descubrimiento del paradero de su padrino y padre de su esposa. No había forma de que Rosa, su esposa, estuviera involucrada.

—¿Has sabido de tu padre?

—No, Rosa me dice que está de viaje por negocios.

—¿Eso te dijo?

—Sí, es que no he logrado hablar con él, ella me dice que le llama una vez a la semana que no hay mucha señal dónde está.

—Ah, ya veo. Supongo que sí está bien entonces.

Lucia asintió, bostezó, Enrique se levantó de la silla y la besó en la frente.

—Ve a descansar, deberías estar durmiendo, nos tocó comer tarde, pero ya es hora de que duermas.

—Métete a la cama conmigo, por favor.

—No salgas del hotel, así te llamen Rosa o Rosalía, por favor, quiero que estés aquí.

—Sí, pero acuéstate conmigo.

Así lo hizo, se acostó con ella, acarició su cabello, su panza y pensaron en posibles nombres para el futuro bebé hasta que ella se quedó dormida.

Salió de la habitación de
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