Capítulo 39
La puerta se abrió, Enrique corrió a su encuentro, se miraron fijamente, ella desvió la mirada y caminó hacia las escaleras. Él se apresuró a detenerla, le dolía su inferencia, comenzaba a desesperarse ante su negativa a conversar.

—¿Dónde estuviste?

—Con Rosalía, lo sabías.

—¿Solo ella?

—Comí con Gabriel, ¿algún problema?

—¿A caso quieres dejarme en ridículo? ¿Otra vez Gabriel? ¿Tenías que ir a su casa?

Se arrepintió enseguida porque se dejaba en evidencia.

Lucia se detuvo, bajó los dos escalones que había subido y lo enfrentó acercándose mucho a él.

—¿Me vigilabas?

—Tienes protección, es mi deber protegerte.

—¿Protegerme o vigilarme?

—¿Por qué fuiste a su casa?

—Porque hablamos largo y tendido y no podíamos quedarnos más horas en el restaurante, ¿qué no es obvio? ¿O me quieres acusar de infiel para emparejar las cosas?

—¿Por qué? ¿Debo preocuparme?

—No, él es como mi hermano, ya te lo he dicho, y no soy como tú.

—¡Yo no te fui infiel!

—No importa, tienes razón, solo soy una esposa po
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