Capítulo veintiuno: Un asunto complicado.

La mañana era fresca y tranquila para que Charlotte y Doroty tomarán un té en la casa de esta última;la cual estaba en la zona más prestigiosa de Armenar, teniendo calles amplias como también bastos jardines. La mansión de Doroty era inmensa, con treinta habitaciones y con un vasto patio con un tejadito con un par de sillas, así como una mesita; este lugar estaba rodeado por rosas y unos riachuelos que salían de una fuente, como también había tres árboles que daban una sombra fresca y refrescante. El lugar por lo general era tranquilo, pero era perturbado en este momento por una risa a carcajadas de parte de Doroty, algo que irritaba a Charlotte.

—Ya deja de reirte, es algo serio—dijo Charlotte con molestia.

—Eso lo se—contestó Doroty tratando de contener su risa—pero pudo haberse ahorrado ese disgusto con sólo pedirmelo.

—Tal vez se le olvido.

—Puede ser, me pregunto por qué se le habrá ocurrido eso.

—Supongo que quizo hacerlo como antes de que nos separaramos.

—¡Se metía a tu cuarto!—dijo Doroty escupiendo el té de la sorpresa.

—No deberías sorprendente por algo tan inofensivo.

—¿Inofensivo? ¡Un chico se metió a tu cuarto!

—No hicimos nada malo, no entiendo porque te alteras.

—Supongo que es por nuestra cultura, a fin de cuentas la etiqueta es la etiqueta. Ahora entiendo el porque tu papá se enojo.

Charlotte no dijo nada y tras sorber un poco de té, vio que uno de los sirvientes tenía un periódico y lo pidió.

—Vas a ver las noticias.

—Sí, a fin de cuentas soy una guardiana. Mirá es Arai.

—Ara... ¿quien?

—Arai era una chica que no se portaba muy bien conmigo, pero me alegra que ahora sea modelo de Fredan.

—Te veo algo triste, es que acaso te hubiera gustado estar ahí.

—Antes de todo este asunto con mi maldición, soñaba con vestir como una dama y que al pedir mi mano lo hicieran por mi valía, ya sabes como una princesa y por mi voz al cantar.

—Es cierto, hablabas de que darías conciertos por todo el país. Aunque creo que eso no importaría tanto, pues te buscarían por tu apellido y estatus.

—Puede ser, como es que se desvanecen los sueños de la niñes.

—Algunos quiza.

—Hablando de cosas de ese tipo, has tenido algún pretendiente que se te ha confesado.

—¿Por qué preguntas eso?

—Bueno, con esa historia sobre ti, y el hombre grandote que es Achecar, que seguramente asusta a tus pretendientes.

—¿De qué hablas?

—Tienes muchos chicos interesados en ti, no es así.

—Y eso que.

—Pues no te interesa uno.

—No, al menos no ahora.

—Ya veo.

—Ahora que lo pienso. No me contarías sobre la magia de agujero negro de Achecar.

—Bien, pero no te gustara oirlo.

En tanto Achecar había salido a patrullar llevando consigo a Gina;quien portaba su uniforme, una armadura con una cubierta de placas de acero, con una capa de color azul marino con el escudo en la misma. Aunque Achecar no usaba el uniforme y vestía con su capucha, con una muda diferente de pantalones, siendo uno café oscuro con botas cortas, una camisa turquesa y la katan en la cintura.

—Te vez nerviosa.

—No había salido a hacer este tipo de cosas, y tu te ves muy seguro con ese adar tosco.

—¿Camino tan mal?—contestó Achecar a modo de broma.

—No, es solo que la gran mayoría de las personas parecen temerte.

—Es por la altura y quizá mi mirada de loco.

Los dos caminaron por un rato contemplando los puestos y tiendas, más de una vez los confundieron con padre e hija, pues Gina si mostraba facciones infantiles y en tanto Achecar aparentaba verse mayor. Tras un rato caminado, Achecar noto algo que le molesto, pues veía como una chica que cortaba cabello era ostigada por un hombre, a pesar de la constante negación de la joven, que reflejaba desesperación.

—Ella dice que no, aprende eso—dijo Achecar tomándolo de la ropa y alzandolo sobre el piso.

—¡Qué se meten! Es un asunto privado—grito el chico al tiempo que mostraba sus poderes, que eran relacionados con el viento creando un pequeño torbellino que empezó a hacer alboroto.

—Deja de hacer eso, o te irá peor—Achecar lo puso contra el muro cortandole la respiración, haciendo que la magia del chico se desvaneciera—además al ver el rostro lleno de estrés de la joven puedo notar que no.

—Es cierto señor—dijo la chica que correspondía al nombre de Elaina—me ha molestado desde hace un tiempo. Le he pedido que pare, pero no entiende.

—Ya lo haremos entender. No te espantes, acosar no es un delito grave y será mejor que la dejes en paz.

Achecar llevo a Elaina y al joven a la cárcel de la ciudad, donde entrego y levantó el acta para que aquel sujeto no se acercara aquella joven. El encargado hizo todo de mala gana, aunque tras una reprenda de Achecar se puso a hacer su trabajo más rápido, al ser de Sanber no tenía mucho poder de fuerza. La pena del joven sería de un mes, además de que en el acta de hacer algo violento hacía Elaina aumentaría la condena, además de hacerle sospechoso en caso de una muerte inesperada.

—Muchas gracias, espero no haberlos molestado—dijo Elaina dando un suspiro y sintiéndose liberada.

—No hay problema, es nuestro trabajo, aunque me sorprende que no lo hayas demandado antes.

—Vera señor, lo había hecho, pero me dijeron que se trataba de un asunto personal, además temía a su venganza.

—¿Asunto personal? Cuando se llega a inquietar, y sobre todo una persona está sobre ti sin tu consentimiento, ya debe ser tomada como un delito. Pero bueno, en ese caso, ven a la base de Sanber, puedo enseñarte a defenderte sin costo.

—Muchas gracias.

Achecar y Gina se retiraban, pero tras pensarlo bastante y ver una esperanza, Elaina les pidió que volvieran.

—¿Qué te sucede?

—Me puede ayudar a buscar justicia para mi hermana.

—Sí, ¿dónde esta?

—Está muerta.

Volvieron al negocio de la chica que también era su hogar, donde los atendio con cortesía, ofreciendo algo de tomar y caramelos. Gina comió algunos de una forma tierna y graciosa, Achecar observó el lugar y tras esperar un momento la joven bajó con un álbum de retratos; de cuero y papel amarillento.

—Aquí esta.

—Era linda, que fue lo que paso—dijo Achecar al ver la foto.

—No lo sabemos. Elina, que es el nombre de mi hermana, solía salir con algunos amigos, generalmente nos avisaba y trataba de cumplir con los horarios, éramos solo nuestra madre y nosotras, papá había fallecido en un accidente hacía unos meses. Cierto día nos presento a su novio este joven de aquí.

Dijo Elaina mostrando el retrato.

—Parece un buen chico—agregó Gina.

—Eso decía mi madre, un día ambos salieron, pero ella no volvio. Y el no se presentó, los guardias encontraron el cuerpo en uno de los drenajes, presentaba marcas de violencia y... —los recuerdos la hicieron llorar, Gina la consoló sentandola en una silla y abrazándola contra su pecho.

—¿Por qué me pides ayuda? Si esto ocurrió con un retrato y no hace mucho.

—No, fue hace tres años, y se lo presentamos a la guardia menor, ellos tomaron la denuncia, pero afirmaron no encontrar nada. Mamá moriría de angustia al año de que eso ocurriera.

—Pará qué el dolor fuera tan grande, no quiero imaginar cómo se encontraba. Me sorprende que los guardias no hicieran algo con este asunto, en el tiempo que estoy aquí e notado que la ciudad de Lislan es tranquila.

—No es así, lo parece, pero créame que pasan cosas enfrente de sus narices, de hecho esto a provocado una gran desconfianza a ustedes.

—Y por qué... No tiene caso que pregunte, supongo que es por que no sedi a la petición del sujeto anterior.

—Exacto, casi siempre tienden a creer que es un asunto privado y que no tienen tiempo para atenderlos.

—Bueno, encontraré a este tipo sin magia.

—Entonces que hago aquí —dijo Jax asustando a Elaina pues este apareció de la nada.

—Por tu magia, bueno ya que estas, llevanos al hogar de este chico, nos vemos señorita Elaina.

—Muchas gracias señor—en ese momento Gina le susurro la edad de Achecar—disculpa joven es que...

—No tiene importancia, vamos Gina.

Gina lo tomo de la mano y los tres desaparecieron dejando sorprendida a Elaina, quien miró el retrato de su madre diciéndole que la justicia que ella quería ahora sí iba a llegar.

En tanto Jax y el resto aparecieron en una sección de la ciudad que no era pobre ni rica, en frente de un condominio de apartamentos.

—¿Por qué investigaremos sin uso de la magia de Jax? ¿No sería más fácil?—preguntó Gina.

—Sí, pero como todo lo bueno, la magia de Jax no durara para siempre y es por eso que lo haremos sin la misma.

Gina comprendió y ambos se acercaron tocando a la puerta, tan pronto se entreabrio se volvió a cerrar, Achecar, no se mostró molesto, pero si mostraba cierta irritación que lo hizo volver a tocar.

—¡Larguese y dejenos en paz!

—Perdón señora, pero se trata de un asunto delicado que tenemos que resolver.

—¡Molestaron a mi hijo antes! ¡Ya dejelo tranquilo!

—Señora, si su hijo es inocente no se escondería tras las faldas de su madre.

—¡Pero ustedes acusan a los inocentes y les dan penas injustas!

—¡La justicia es así cuando a alguien le conviene! A mi no me interesa tener inocentes pagando por los horrores de otros, dígale que si el lo es, que se presente.

—Señor Achecar, tal vez no está aquí y ya ha escapado—dijo Gina tomandolo de la mano al ver como su cuerpo emanaba su magia cargada de furia. Al sentir esto Achecar la miró y pareció controlarse al ver el rostro de preocupación de Gina.

—Puede ser—contestó Achecar relajandose—a fin de cuentas no nos deja entrar. Escuche, su hijo mato a una mujer, se del cariño de una madre, pero así como usted no ve justo que se castigue a su hijo, él no tenía derecho de arrebatarle a la hija de otra señora.

—¡Eso es problema de ella!

Con esta afirmación Achecar recordó aquella palabras de su padre que lo llenaron de rabia.

—Papá, la otra ocasión vi como defendían aún hombre que había hecho algo malo, todo el mundo lo sabía, pero su madre lo defendía ¿por qué? Si mamá me regañaba cada que no hacía las cosas bien.

—Es por que son familia, y sin importar que tan malas puedan ser, se protegen por eso. No obstante hijo, en las acciones que casuan sufrimiento y dolor a otros, aunque signifique que me odies, te entregaria a la justicia con todas las consecuencias, y quiero que hagas lo mismo conmigo, si llegase a actuar de tal manera, pero si actuamos de forma correcta, no veo por qué tengamos que recurrir a esto verdad.

—Cierto.

Volviendo al presente, Achecar no contuvo su rabia le pidió a Gina que se alejara esta se resistió, pero Jax la tomó y la llevó consigo.

—¡Señora, aquel que oculta un criminal lo es tanto como él! Aunque no haya cometido un crimen, no me haga usar la violencia así que por favor entreguese y entregue a su hijo.

—¡No!

En ese momento una fuerte explosión destruyo la puerta, Gina uso un escudo de energía para protegerse y a Jax, mientras que Achecar se mantuvo de pie con la ropa desgarrada salvo por la capucha. Desde la puerta salió una mujer de aspecto algo descuidado y de altura baja.

—¡Mi hijo no debe pagar por una zo...

Achecar no la dejo terminar y le dio una cachetada dejándole inconsciente.

—Atala Gina, veremos que encontramos.

—En ese momento unos vecinos vieron eso y llamaron a la guardia menor. Mientras Achecar y Gina inspeccionan el lugar, este era sencillo, pero tenía un aire de falsedad, tratando de emular la forma de vivir de la nobleza, se dio cuenta por medio de un retrato, que parecía que la familia aparentaba ser lo que no eran.

—La casa no va de acuerdo con su forma de vivir—dijo Gina al momento de ver que algunas joyerias, eran imitaciones, pues lo había aprendió de un tío que era joyero.

—Seguramente viven en una burbuja, deben tener una pisca de sangre noble y deben alardear de eso, seguramente Elina se impacto por eso, siendo el motivo del por que salía con él, ¿pero algo pasó entre estos?

—¡Qué carajos haces Achecar!—grito Fred—¿¡y que le paso a esta mujer!?

—No la liberes, es un testigo y criminal.

—De qué hablas.

—Su hijo mato a una joven hace tres años y no está en prisión.

Fred pareció calmado, y sorprendido al tiempo.

—Y que buscas, si se puede saber.

—Hay algún lugar donde se puedan conocer Nobles y plebeyos.

—No digas tonterias.

—Entonces sujetos que se crean nobles.

—Ahora que lo dices, existe una especie de bar, los Nobles de alta alcurnia no lo frecuentan pero Nobles menores o nuevos, si que lo hacen, generalmente para engañar a las chicas que buscan escalar en posición social rápido, aunque ellos lo hacen por otras razones.

Tan pronto se dijo esto, Jax transportó a Achecar y Fred mientras el resto de sus compañeros que llegaron tras Fred custodiaba la casa y al prisionero. Ambos aparecieron y notaron como existía gente bien vestida, como también plebeyos que parecían discutir con ellos, los cantantes ponían ambiente y se veía a unos cuántos hablando con algunas mujeres. Achecar se movió entre la gente llamando la atención, mientras que Fred esperaba afuera junto a Jax. Tras un rato escucho una platica que le llamó la atención.

—Así es, soy un noble que empieza, no se preocupen ustedes pueden tener el privilegio de ser mis sirvientas, y quizá con un poco de suerte alguna se case conmigo.

—Enserio, puedes pagar mi copa.

—Claro que si, Anter—le susurro algo y este sirvió las copas. Las chicas tomaron y sorpresiva mente estaban algo mareadas, Achecar lo noto y los siguió al ver como se las llevo a un callejón donde habían tres sujetos.

—Te luciste Ruvus.

—Ya saben chicos, todo por un buen placer.

—Oye toma—dijo uno de esos—se la quitamos a uno de esos Nobles medios.

—Cinco de oro, esto no es de mi agrado, pero esta bien.

—Bien chicas es hora del espectaculo.

—Es cierto y se llama atrapando asquerosas escorias.

Los jóvenes se sorprendiern al ver Achecar, y estos trataron de negociar, pero ante la negativa entraron en combate sin poder hacer mucho, pues no podían ni controlaban su magia.

—Espero que les guste su estadía en la carcel, y tú, te me haces conocido.

—No se de que hablas—dijo Ruvus—. Es más no se porque nos hacen esto, solo es sexo y ya

—Ellas no parecen consientes.

—Bueno, las mujeres son interesadas, si también son unas...

—Habla así y te tumbo unos dientes.

—Bueno, solo nos divertimos lo hacemos casi todo los días.

—Recuerdas a esta chica.

La cara de Ruvus y de los chicos palidecio.

—Creo qué si—dijo Ruvus.

—Es obvio que sí.

—Sí, lo admitimos, se nos pasó la mano, fue un accidente.

—Sí, claro, tu eras su novio.

—Solo quería que se divirtiera un poco más entre nosotros, no quiso por obvias razones, así que la sede con esos polvos y fue la primera vez que los use, y se me fue de las manos, pero esta cosa hizo que ella...

—Ya te dije que hables con respeto. No me gusta matar personas, los animales carecen de razón y hacen cosas deplorables, pero un ser con razón que hace cosas deplorables es menos que un animal.

—Achecar—dijo Fred.

—No te preocupes, no lo haré aunque quiera, espero que estén en prisión por mucho tiempo para pensár en lo que le dije, y que no se te ocurra reirte, por que sino te destruire mentalmente a tal punto que desearas morir.

Llevaron a los tres chicos a la prisión del guardia medio, felicito a la legión de Sanber por eso, pero Achecar se mostró reacio, pues durante estos años este asunto pasaba tal cual Elaina lo dijo, enfrente de sus narices, y lo lleno de rabia en contra de la fuerza del orden.

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