Capítulo veinte:Entrenamiento.

Achecar se puso a cosinar al día siguiente, debido a que la mayoría de los daños fueron puestos por la legión de Galvidan, permitiéndole ahorrar un poco . Achecar se comprometió con Astar para hacer que mejorarán de la mejor manera.

—¿Qué sucede? Los veo desanimados—empezó Achecar al verlos adormilados.

—Eso es lo que estamos, ¿qué no duermes?—dijo Fred dando un bostezo.

—¿Qué pregunta es esa muchachito?

—Tan pronto resolviste ese asunto con las de Galvidan te tomas todo muy enserio, y deja de actuar como un viejo.

—¡Qué has dicho!—respondió Achecar haciendo que sus ojos brillarán—no actuó como viejo, solo habló con más autoridad, ahora desayunen que haremos unas prácticas.

La gran mayoría puso cara de rechazo, salvo Gerald y Gina, que aunque era raro recibir indicaciones de alguien de igual edad, se mostraban entusiasmados.

—¡Regina! Que te sucede, acaso no posees magia de durabilidad, pero te fatigas bastante rápido.

—¡Eso es algo que no te importa!

—Claro que me importa, es por eso que te voy a medicar.

—¿De qué estás hablando?

Jax apareció de repente y se llevo a Achecar y Regina sin que los otros pudieran deterlos o preguntarles.

—¿Por qué se llevó a Regina?—preguntó Gina.

—Es porque fuma, seguramente—contestó Fred.

—¿Fuma? Se trata de algo preocupante.

—Sí, se trata de los que tienen una sustancia que viene de los países más haya de la regiones virgenes, creo que le llaman Nicon o algo así.

—No sabía eso, mi padre me los prohibía, aunque no sabía el porque eran malos.

—Afectan los pulmones, es por eso que el capitán la reprende, por lo que suele hacerlo a escondidas desde hace unos kiyas (años), aunque lleva tiempo haciéndolo.

—¿Desde hace cuanto?—pregunto Gina con una aire de preocupación.

—Diez, actualmente tenemos veintitrés.

—¡Cómo! Creí que eran sólo un año mayor que nosotros, por lo que mencionó el capitán.

—Cada año aceptan de dos a tres miembros nuevos, eso en ocasiones, debido a que hay años que no aceptan a ninguno y debido a que nos agrupamos en grupos de diez, algunos pasan bastante tiempo en la base principal, lo que ocasiona un estrés grande en algunos, además por aquellos que se retiran debido a su edad o desertan, eso significa que tenemos oportunidad de ascender. Sin embargo si no cubrimos los requisitos o no estamos agrupados no se nos permite dejar la base.

—Ya veo. Entonces llevas mucho tiempo en la base.

—Los mismos que Regina.

En tanto Achecar y el resto apareció enfrente de la casa de Valerona.

—¡Otra vez afuera!

—Por muy hombre que sea—contestó Jax—y que me haya gustado ver a tan presiosa mujer. Pero la forma en como nos trato aquella vez no lo vuelvo a repetir.

—Entiendo.

—¡Oye! ¿qué te pasa? ¡Déjame!—grito Regina tratando de safarse de Achecar que la conducía sin resistencia.

—No, hasta que te cures de los pulmones. No entiendo como es que fuman esa cosa sabiendo lo que contiene, el capitán me dijo que ya no lo hacías, pero esa forma en cómo te cansas dice lo contrario.

—No hay cura, además que te importa.

—No voy a repetir lo mismo, solo te recordaré que voy a disciplinar al grupo donde estoy, y voy a ayudarlos a mejorar.

—Y si no quiero.

—Una mujer que fuma a tal punto de que sus pulmones se han debilitado aún con su magia, pero no ha desertado dice lo contrario.

—Tu no sabes lo que es dejarlo. Acaso no has fumado o tomado.

—En otra vida tal vez, pero ahora tengo malas experiencias con estas cosas.

Al ingresar a la casa de Valerona esta hizo la revisión y realizó un hechizo, dándole una poción que la hizo escupir una especie de humo que se cayó al piso dando un olor desagradable.

—Limpiar los pulmones es un logro que los "sin magia" de los países más lejanos ambicionan—empezó Valerona.

—"Sin magia", en que sentido—continuó Achecar mientras le daba agua a Regina que la escupió repetidas veces, debido al sabor amargo.

—Contraria a la magia de anulación o negación de la que me pláticaste de tu tierra natal. Le llaman zentia.

—Conozco de ella por los libros, es un método de conocer los secretos de la naturaleza sin el empleo de la magia

—Veo que te has informado bien. A propósito son diez mil monedas de plata.

—¡Qué dices! Eres una carera, por hacer mi capa indestructible me cobraste setenta de plata.

—Oye, cada hechizo toma tiempo, que no entiendes. Las brujas no usamos nuestra magia como ustedes. Empleamos la magia natural de los vegetales, animales y cosas, bien sabes que para tener acceso a estás debemos eliminar parte de la nuestra.

—No tenías que explicarme toda tu vida. Ahora vuelvo.

Achecar y Regina salieron de la casa de Valerona.

—No tenías que hacer esto.

—No te molestes, no tienes que pagarme lo hago por voluntad.

—No me refiero a eso, sino a que me sanaste. No tenías que hacerlo.

—Ya guarda silencio, no me gusta ver a gente que tira su vida por la borda, eres joven y hay métodos para tener una vida productiva y feliz.

—Es raro que hables así de mi. Pero no es lo que quiero.

—Entonces, ¿por qué estas aquí? Escapas de alguien o algo.

—No, es solo que.

Los recuerdos de Regina volvieron recordando su niñes. Sus padres solían estar muy preocupados por un pequeño negocio del cual tenían que estar pendientes siempre. Debido a esto ella siempre estuvo ausente. Conforme pasaba el tiempo, la soledad se apoderaba de ella y siempre buscaba llamar la atención y terminó siendo una fumadora, estando a punto de caer en las drogas que venian de Run-dai;las cuales eran un dolor de cabeza para las legiones. Se salvo gracias a que Astar se presentó.

—Que carajo están haciendo muchachos inveciles, saben los problemas que nos causan, los de Run-dai venden esta cosa para jodernos la vida y no poder defendernos de ellos.

—¡Usted que sabe viejo loco!—gritaron los chicos.

—¡Cómo me llamaste!—grito Astar que terminó dando una amenaza que hizo que huyeran salvo Regina, quien se quedó pues Astar logró tomarla del brazo.

—Que ven mis ojos no eres más que una mocosa.

—¡Dejeme! No sé meta en mi vida.

—Calla niña, ¿dónde están tus padres?

—Están trabajando en su almacen.

—¿Qué edad tienes?

—Trece años.

Astar estalló en cólera, pero al reclamar a los padres, estos simplemente no le prestaron atención, por lo que Astar la llevó consigo, durante un tiempo ella lo vio como su padre, este le retiró el vicio del cigarro, por un tiempo, pero tra resivir burlas de sus compañeros y que al crecer la vieron como un objeto sexual y solamente Fred la defendía la hizo caer de nuevo. Cuando Astar se enteró expulso a esos reclutas y también extendió su estadía en la base.

—Mi magia no es muy destacable—dijo Regina tras recordar—no creo poder progresar como otros, solo estoy porque no tengo a donde ir.

—No es lo que la magia te permita hacer, sino lo que puedes hacer con esta.

Regina se sintió como aquella niña que ve en aquel chico al hombre que la salvo para empezar una nueva vida. Achecar y el resto se fue a la mina de Alfredad donde se puso a partir piedras a puño limpio, algo que acelera el proceso de minar y por ende era una gran ventaja. En tanto Regina se quedó en el orfanato donde atendió con gusto a los chicos del mismo y ayudó a Ana, a pesar de que no era habitual en ella.

Al mismo tiempo, Achecar terminó y Alfredad se alegro de verlo dándole las gracias y así dándole el dinero con el que pagó a Valerona, además de saber si vendría al festival de verano que sería en unos meses. Al vover el día ya está por terminar por lo que se fueron a dormir. Al otro día Achecar para empezar el entrenamiento empezó con duelos de combate individuales.

—Eres rápido—le dijo Achecar a Roberto después de su combate. El cual había sido un enfrentamiento fugas, pues Roberto se había movido con gran agilidad y lo golpeó con fuerza, sin embargo los golpes le dolieron más a él que a Achecar.—Deberías mejorar tu fuerza física, en especial la de tus brazos. También deberías encontrar un arma que te sirva para poder contrarrestar ataques.

El siguiente combate fue con Torreon, cuyo combate apenas duró, pues tan pronto se lanzó Achecar lo detuvo con una mano sin moverse mucho.

—No creo que puedas sobrevivir si solo atacas de esta manera.

—No me subestime, soy muy fuerte.

—Sí, pero debes saber a quien atacas.

Torreon dejó de intentar y dejo a Achecar para seguir con el siguiente. Por su parte Anaís simplemente le lanzó flores aromáticas y a fin de cuentas Achecar no supo que ocurría, pues le pareció raro que ella lo atacará de tal manera, así que simplemente la dejó para después.

—No la fuerzes a luchar—dijo Jesica.

—Eso porque, que no el capitán la recluto.

—No, ella ha vivido aquí desde hace mucho tiempo. Por lo que se, su madre se quito la vida cuando ella era niña, la vio colgada y la tomó de su pie para poder bajarla sin saber que había muerto. El capitán la recogió cuando se entero, ella pidió que despertarán a su mami, pues no sabía que ella había muerto. La adoptó aunque estuvo luchando por la custodia con Sarai quien se mostró muy pesada con él, por ser un hombre en aquel entonces soltero cuidando a una niña. Pero el capitán se caso al año y resultó ser un padre regular.

—Entonces dejemoslo así. En tu caso ¿por qué estás aquí?

—Por no seguirle el cuento a mi magia.

—Pará no estar aburrida.

—Se podría decir, cuando era niña había un griterío en mi casa ya que mis padres tienen diez hijos siendo yo la de enmedio, y deseaba que se quedarán dormidos.

—Y ahora duermes a todos.

—A pesar de mi apariencia me gusta hacer amigos.

—Ya veo.

Achecar no supo bien que hacer con ella en el momento. Por lo que pasó con Amelia.

—Bien, supongo que tu historia es triste.

—No, me gusta hacer bromas y queria tener la ventaja sobre todos.

—Y ser invisible es algo ventajaso. Bueno creo que tú, Jesica y A... Bueno, con ella no se que hacer, volviendo al tema.

—Faltó yo—dijo Gerald.

—Es verdad, entonces abalanzate.

Gerald era capaz de moldear su cuerpo a su antojo, estirando sus brazos como una liga, y haciendo que uno de sus puños se hiciera grande que al golpear a Achecar este le dio un puñetazo tan fuerte que de no ser por su magia, le habría roto el brazo, y a pesar de que su cuerpo se puede moldear si podía sentir dolor. Gerald dio un grito de dolor dejando nuevamente a Achecar sorprendido y algo decepcionado.

—No puedes aumentar tu resistencia.

—No, al menos no por el momento.

—Bien, ahora quiero que pelen contra mi, a excepción de Jesica, Anaís y Amelia.

—Te refieres a nosotros contra ti—contestó Fred con sarcasmo— por muy fuerte que seas, no podrás con nosotros.

—Vengan entonces.

Regina usaba una lanza que volvía dura con la que se abalanzo seguida de Fred; que lo hizo con un martillo de cristal que se rompió al chocar con la mano de Achecar. Torreon aprovecho para atacarlo por la espalda, pero Achecar los mando a volar con un movimiento sencillo, Roberto lanzó unas patadas y Gina uso un ataque que parecía una bola de energía siendo el único ataque que esquivó, para comprobar su poderio, vio como dejó un cráter en el muro. Por su parte Gerald no quizo atacar, y al ver la forma en cómo eran molidos. Achecar paro todo para dar indicaciones.

—No atacan con coordinación , aparte de que no emplean bien su magia, eso te lo dije Regina.

—No creo que seamos débiles, sino que tu eres muy fuerte—dijo la chica.

Achecar rió a carcajadas pues lo dicho sonaba tan ridículo que no lo pudo contener.

—Esa es la mejor broma—contestó Achecar— para empezar soy tan débil como ustedes, la única ventaja que tengo es mi fuerza física y mi tipo de magia. Hectar me enseño a manejarla de la mejor manera, y Segrat me enseñó algunas cosas reglamentarias. Como el hecho que que la magia como tal solo se maneja por nivel de peligrosidad.

—Eso lo sabemos, también sabemos del punto de equilibrio en el que tenemos que sincronizarnos con esta en armonía.

—Entonces por qué no lo haces, usas tu cristalización para emplear armas que se rompen con facilidad. Roberto usas tu habilidad bien, pero no puedes dar golpes eficientes por tu falta de fuerza física. Regina tu magia de durabilidad puedes emplearla en tu cuerpo, ya que si te quito el arma te mataria, eso lo note.

—Pero la durabilidad no es igual que la resistencia.

—Se creativa entonces, si necesitas aumentar velocidad puedes mantenerla más tiempo, también poder aguantar más las embestidas, y hablando de estas;Torreón tu fuerza física debe aumentar más, y saber como apuntar a un punto vital.

—Lo que necesito es ser más grande, soy como un toren en miniatura sin poder hacer nada.

—Y si conviertes la embestida en un ataque cargado.

—¿Cómo? No entiendo.

—Usas la embestida como su nombre lo indica, pero si lo empleas con tus brazos agregando la fuerza de la embestida o incluso ponerla en tus piernas. Piensen fuera de sus limites, Gerald olvidate del dolor, tu cuerpo se moldea a tu gusto. Gina, este ataque estaba cargado de duda, ten más confianza.

—No quería lastimarlo.

—A mi no me lastimaras, además tus enemigos te mataran, me oyes.

—Oye, como encontraremos el punto de equilibio, tu lo tienes—dijo Fred con cierta burla.

—No, hay magias caprichosas, las suyas se amoldan a su personalidad, pero la mía es dañina y no me gusta dañar al menos más de la cuenta, debido a esto es que no me agrada. Pero eso no importa. Trabajen en sus debilididades, supongo que debido a esto nos turnaremos para realizar todas las labores, tanto hogareñas como laborales.

Todos estuvieron deacuerdo, acordando hacer la cena o desayuno, así como la limpieza. Con esto la rutina se acomodo de tal forma con breves descansos y así ir mejorando con el tiempo, cada uno con una meta que saldrá a la luz a su tiempo.

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