Capítulo veintidós:Un festejo ¿arruinado?

Achecar y el resto volvieron a la base y se mostraban felices por resolver un caso, salvo el primer mencionado, que se encontraba esperando a Astar quien llego al cambio de un rato, pues escucho de tal hazaña, sin embargo, noto la ira de desconcierto de Achecar y ambos fueron a una zona privada, lo que vendría ser la oficina del capitán. Una zona con dos sillones de cuero frente a un escritorio con bastantes papeles en el mismo con bastantes estantes llenos de libros, como también, telas, hilos y agujas.

—Te notas molesto—dijo Astar al momento que seguía haciendo un mantel que tenía en el escritorio.

—¿Hace cuanto esta a cargo?

—A que viene eso.

—Responda Ia pregunta de favor.

—Bien, unos cinco años que soy capitán de Sanber.

—¿Por qué este asunto no se resolvio?

—Veo cual es tu punto, por qué un asunto como este pasaba enfrente de nuestras narices, si se supone que debemos cuidar a la población. Se debe mi buen amigo, a que, en Ajedraz existimos al menos cincuenta millones de habitantes poco más poco menos, la ciudades principales albergan entre los doscientos mil habitantes como dos millones; Armenar posee la mayor población con cinco millones. La legiones somos quince, pero no tenemos más de diez mil activos, por lo que la guardia de vigilancia o guardias medios que convergen un grupo más débil y bajo otra rama de organización, son cercanas a las cincuenta mil, es obvio que no podemos vigilar todas las cosas que pasan por ahí.

—Pero este asunto, llegó a ustedes y a los guardias de vigilancia y no pudieron atraparlo.

—Este asunto, tiene sus particularidades, y es que la joven ya tenía ciertas amonestaciones, y pues se llego a la conclusión que fue por irse de fiesta y caerse en un coladera.

—Es una resolución vaga. Además como se pudo llegar a tal resolución, creí que era un hombre recto y...

—No eres un santo tampoco, además no somos dioses, tenemos nuestros problemas y vidas, hacemos lo mejor que podemos, además de divertirnos. Es algo que creo te hace falta. En todo caso si quieres concentrarte en las personas, ganate a la gente con tus acciones y haz un golpe de estado e impone una red de vigilancia tan grande que ni los animales escapen a eso.

—Eso sería arrebatarles la libertad, todo es tan confuso y complicado.

—Si que lo es, bueno, luchemos por mejorar el país a su paso.

—No.

—¿Qué has dicho?

—Me refiero a que no voy a mejorar al país, en el sentido de que soy un extraño en esta tierra, y por ende es probable que me hagan jurar por el país donde radico y dar la vida por este. Pero he tenido una vida donde he visto lo peor de ser un politico, por lo que prefiero defender a la gente inocente, que no tiene nada que ver en una cuestión bélica, política, entre dos naciones o incluso dentro de nuestros terrenos.

—Eso significa que luchas por la gente no, por el país.

—Excelente resumen.

—En ese caso puedes irte.

Achecar salió mientras Astar en sus adentros pensó aquella respuesta, pues le inquietaba;dado que el país de origen de Achecar había pasado una guerra, y dado su actitud y poder, no podía creer que un país donde los plebeyos tienen un nivel tan alto hayan sido conquistados.

Al entrar a la sala, Roberto se acercó dándole un abrazo y gritando que debían ir a festejar en algún lado, las chicas no quisieron aceptar la salida, pues a apesar de que se trató de un caso resuelto, el daño estaba hecho y se sentían mal el festejar algo así. Achecar compartía esa opinión, pero fue llevado por el resto a un prostíbulo.

—¿Por qué venimos aquí?—preguntó Achecar mostrándose algo desanimado, ahora vestía un pantalón negro con una camisa celeste.

—Tendrás apariencia de viejo, pero seguramente no has tenido el privilegio de que una doncella de compañía te haga subir al cielo—dijo Roberto.

—No tengo interés en eso por el momento.

—Ha vamos, es algo que hacemos desinteresadamente—agregó Fred.

—Deberíamos acompañar a las chicas, a fin de cuentas fue un golpe duro para ellas ¿no creen?—agregó Achecar.

—Sí, pero no sabemos cómo tratar esto, te invitamos a la más experta que nos encontremos—concluyó Roberto.

—Se aprovechan de mi debilidad en estos momentos.

Haciendo algo de esfuerzo lo llevaron al lugar. Era una casa lujosa similar a un hotel, al entrar el perfume de las preséntes emanaba sensualidad, vestían con ropas que aumentaban el deseo y solían contonearse, pero al mirarlas Achecar sintió una sensación rara, al ver como algunas parecían sonreír y juguetear con cierta molestia, a pesar de no ser tratadas con rudeza.

—Sean bienvenidos caballeros, ¿que podemos servirles?—dijo el encargado.

—Pues venimos por algo de placer, sabe si esta disponible Aneli—dijo Roberto.

—Ella está ocupada, pero tenemos a unas jóvenes que se acaban de incorporar al trabajo.

—Eso es bueno, nos gustarían conocerlas—dijo Fred.

—Con gusto, son extranjeras.

—¿Qué yo que?

—Disculpe señor puede continuar—dijo Fred.

—Bien como decía, vienen de Pokandra, por lo que verán son un verdadero placer de presentar.

Levantó una cortina de la cual salieron tres mujeres con grandes velos blancos que las cubrían por completo.

—¿Qué hermosuras habrá debajo?—dijeron Gerald junto al resto.

—Quiero las tres—interrumpió Achecar sorprendiendo a todos.

—¡Qué! Pero Achecar y nosotros.

—Achecar—preguntó el hombre ocultando su nerviosismo—ustedes son guardias mágicos verdad.

—No diga eso, no nos gusta que el ambiente cambie de manera brusca.

—No se preocupe, y no creo que haya problema joven—dijo Roberto.

—Bien, ¿dónde están sus cuartos?

—Subiendo señor, disfrute a las tres.

Ante la rabia los otros sólo se sentaron en el sillón coqueteando con algunas chicas libres, que no despertaban su interés. Por su parte Achecar escolto a las tres jóvenes a la habitación. Tan pronto cerro, vio como una de ellas se acercó y empezó a tocar su pecho con sensualidad, pero con un marcado nerviosismo, esto se mostró incluso peor pues movían su manos tronándose los dedos y dudando si quitarse el velo.

—No sigas—le dijo Achecar a la joven que estaba apuntó de quitarle el pantalón.

—No te gusta—dijo la chica con marcado espanto.

—Hablas mi idioma.

—Algunas cosas.

—Bien, sientese en la cama y vamos a platicar.

—No... sabemos que platicar.

—Pará empezar quiero que me digan algo—empezó Achecar tomando una silla donde se sentó con las manos apoyadas en la recargadera—han venido aquí por voluntad propia y solo están nerviosas, o las trajeron.

La chicas miraron a las paredes de reojo, algo que Achecar noto y miró de igual manera.

—Si hay alguien viendo, no intente nada con ellas, porque la respuesta a mi pregunta está más que clara.

La calma de la sala se terminó al escuchar como una pared se demolió en la parte alta, al entrar vieron como Achecar levantaba sobre el suelo y con una sola mano a un hombre que estaba mirando por el muro, al tiempo que las mujeres gritaban.

—Sus hombres nos trajo con promesas falsas de libertad, para mí y mis compañeras, pero lo único que obtuvimos fue esto, nos enserraron por meses, amenazando y ordenado cosas que no queríamos hacer.

—¡Escuchen!—grito Achecar—todas las prostitutas que se encuentran aquí, si alguna esta retenida por la fuerza y amenzada, que me lo diga ahora, porque les prometo que volverán a casa y no le pasara nada a sus familias.

Las mujeres callaron y parecían callar a otras, al tiempo que vio como unos guardias parecían sonreir.

—No dejen que nadie salga, traigan a los guardias aquí mismo, les daré una explicación sobre no meterse con la vidas ajenas.

Las cosas no salieron tan fácil, algunos que intentaban escapar fueron alcanzados por Rodrigo quien tuvo que soportar unos fuertes enfrentamientos, al mismo tiempo que el resto. Esta situación escaló pues algunos combates se llevaron por algunos tejados.

Torreón noqueaba los que Rodrigo enviaba. Fred uso paredes de cristal para retrasarlos lo suficiente para que Gerald los tomará extendiendo sus brazos. A pesar de esto no logran derrotar a todos, lo que hizo que el tiempo de espera para Achecar fuera tedioso, por lo que Achecar entró en deseparación activó su magia de reflejo diciendo; magia de agujero negro Ton 3. En ese momento el techado del cuarto explotó tras comprimirse en un punto dejando un agujero grande. Achecar salto sobre el mismo y al ver cómo sus compañeros enfrentaban hasta cinco oponentes grito Ton 5 y estos fueron atraídos al lugar. Donde por primera vez la gente fue testigo de la brutalidad del portador de la magia de agujero negro.

—Bien chicas, han visto el poder que poseo, por lo que si se sienten inseguras no duden en hablar.

Una de las chicas se abrió paso y al hacerlo el resto las siguió.

—Es muy honorable de tu parte ayudarnos, pero no creemos que puedan salvar a nuestra familia, pues estos tienen mucho poder e influencias dentro de los círculos de poder.

—¿Sabes quienes son?—preguntó Achecar.

—Ellos no hablan de eso, pero si lo arrestas es probable que se venguen.

—En ese caso—Achecar miró desafiante al sujeto que los monitoriaba—jura que dejaran de amenazar y secuestrar, envía una carta para que liberen a las chicas y no hagan nada además de rendirse.

—Eres un idiota, eres un hombre contra muchos, no podrás...

—Te ríes he—dijo Achecar con una sonrisa maliciosa y mirándolo con ojos amarillos que penetraron en el alma del hombre que guardo silencio al verlos—. Sabes, no me gusta lastimar gente, pero siendo tú, creeme que esto me dolerá más a mi que a ti, que conste con los testigos que fui amable—. Achecar alzó al hombre y de un rodillazo le destrozó la pelvis, los presentes se taparon la boca de horror y los oídos por los gritos.

—¡Ah! hijo de...

—Nada de palabrotas, escribiras para que se entreguen por las buenas, o por lo menos dejen de amenazar y liberen a las mujeres, se ahorrarán esto.

—No digas tonterias, los guardianes mágicos te castigaran y tu mismo ahora eres un criminal.

—Apelas a la ética y moral para chantajearme, pues te tengo noticias, mi magia nubla mi juicio y cordura, ahora mirá.

Con un movimiento de su mano hizo que todos lo que se encontraban suspendidos por el Ton 5 intentaban escapar, sintieran como sus pelvis se fracturaban. El hombre miró con horror lo que ocurría.

—La pelvis es sólo una advertencia, pero si ellos matan a inocentes, cuando los atrape, desearan la muerte.

El hombre vio como Achecar lo levantó y les mostró a la concurrencia.

—Este hombre no caminara, pero este será el destino de sus camaradas si dañan a sus seres queridos.

Achecar coloco un agujero negro detrás de su cuerpo y el hombre sintió como su piel era jalada, dando gritos de dolor y sintiendo como esta era estirada de tal forma que empezaba a desgarrarse, pero este no se rendía contestado negativamente.

—Sigues haciéndote el hombresito, vas a redactarla diciendo lo que les espera. O quieres servir de ejemplo—en ese momento el hombre empezó a gritar que lo haría al sentir como una de sus manos perdió la piel dejando el musculo libre, esto horrorizo a los presentes, pero sólo sus compañeros protestaron el resto estaba confundido, pues a pesar de odiarlos no soportaban tal violencia. Achecar escucho la suplica, pero sintió como su cuerpo era impulsado a continuar, hasta que una mano lo detuvo.

—Ya es suficiente muchacho, acordamos que te controlarías—dijo Astar al tiempo que deciso todos sus conjuros. Achecar bajo al hombre que se arrastró lo más lejos que pudo de Achecar y le suplico a Asta que lo ayudara. Este último ordenó a sus reclutas que se encargaran. Achecar se sentó en el tejado mirando el suelo, en ese momento una joven grito desde abajo.

—Señor guardian.

—Sí, señorita.

—Harán lo que dijo el hombre al que le dice muchacho.

—El exceso de brutalidad no, pero si me dan las direcciones de sus padres y familiares si que los protegeremos.

—Lo juran.

—Lo hare, al igual que esté chico soy de palabra y prefiero hacer que decir.

Las chicas se apuraron a dar las direcciones al tiempo que el resto de compañeros de Achecar se daban cuenta de las cosas que estaban haciendo todo este tiempo. Astar se acercó a Achecar, con una actitud serena al tiempo que mandaba a sus reclutas a enviar las cartas por los medios más rápidos a los miembros más cercanos a las familias de las ahora rescatadas.

—Lo... Decirlo es ridiculo—empezó Achecar.

—Debes hacer algo con esa magia, creí que eras maduro, pero eso está bien, demuestras que aún eres un chico viviendo situaciones que quizá aún no estabas listo para manejar.

—No, mejorare y...

—Tranquilo muchacho, estas bien así, solo controla tus impulsos, y relajate de toda la porquería que conoceras.

—¿Usted a tenido circunstancias similares?

—Decir eso es muy poco.

Con esas palabras los dos se retiraron a la base donde Achecar tan pronto llegó se tomó una ducha y se metio a la cama, sin poder consiliar el sueño, pues había sido protagonista de un acto que seguramente mucha gente repudiaria, como él.

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