Capítulo diecinueve:Una visita desastrosa.

El estandarte de Galvidan ondeaba en los muros de la base; una águila con las alas abiertas en un fondo azul celeste, las murallas eran altas cercanas a los cincuenta metros. La base era la más grande y vistosa, debido a que era una pequeña ciudad, que albergaba niñas abandonadas o víctimas de abusos. La gran mayoría creció con odio y repulsión a los hombres, al mando de Sarai esto se agravó trayendole problemas.

Sobre los muros la figura de tres hombres se manifestaba con la intención de entrar, siendo Achecar, Jax y Roberto.

—Aveces creo que me engañas con que no controlas tu magia—dijo Achecar al verse en la muralla—pudimos aparecer en el cuarto de Charlotte y así terminar rápido y en silencio.

—Pues para mi es una fortuna—dijo Jax con alivio—por que si así lo reciben, no quiero saber lo que es estar sin permiso dentro.

—No imagine que fuera así, es más bonito que la nuestra.

—Eso es porque son las que han cumplido con numerosas misiones, además de diversas actividades que complacen al reino—agregó Roberto.

—Ahora que lo pienso, ¿por qué veniste?

—El capitán dijo que te vigilaramos por si hacías una tontería, y a decir verdad lo que piensas hacer es una muy grande.

—Me tratan mal, me difaman, esto es lo menos preocupante, ademas solía hacerlo casi todos los días cuando eramos niños.

—Que envidia me das.

—No se porque, siempre me porte bien con ella, me tenía confianza y la hacía sentir segura.

—Ahora que lo pienso—interrumpió Jax—¿por qué no le dijiste a esa chica que la citará en un lugar más seguro?

—Se me olvido, creo que me esta dando la vejez.

—¡Eres un mocoso!

—Bueno, ya hay que entrar.

Dicho esto, Achecar se interno seguido de Roberto, mientras Jax esperaba presintiendo que algo malo iba a pasar. Se acercaron al edifico principal donde intuían que se encontraría la recamara de los altos mandos. La construcción era similar a una cupula con adornos dorados, la infraestructura de cerca era todavía más impresionante, ya que pudieron ver los jardines, parques recreativos y patios de juego, como zonas de entrenamiento.

Achecar a pesar de la mala experiencia que tuvo, se sintió triste y alegre al mismo tiempo al ver cómo las chicas de diferentes edades se veían felices, hasta que Roberto lo interrumpió con algo que lo molesto.

—¡Ay que mala suerte! Tanta mujer que ver, podemos hechar un vistazo en las duchas.

—¡Qué clase de tonteria acabas de decir!—dijo Achecar furioso dándole un coscorron.

—¡Ay! No tenías que golpearme, solo digo, pues a fin de cuentas somos hombres y, que acaso no te da curiosidad.

—Ese no es pretexto para espiar a las mujeres. Me tratan de acosador y sin nos ven haciendo tal salvajada con razón.

—En tu caso, a mi tal vez no me digan nada.

—Eso crees.

Los dos llegaron al edificio central donde Achecar se deslizó por las sombras, mientras Roberto esperaba, bastante nervioso por tener una oportunidad de oro, pero no poder aprovecharla.

Achecar entró por una ventana y rondó por los pasillos, para su sorpresa y suerte la habitación tenía su nombre, por lo que salió y busco la ventana de la habitación, para su fortuna estaba abierta, pero en lugar de entrar, grito su nombre en voz baja solo para recibir un jarrón. Pues Charlotte estaba con la capitán, examinando los informes como también revisando los gastos.

—¡Un hombre, un sucio hombre!—grito una voz desde el interior.

—Tu no eres Chalotte—dijo Achecar al tiempo que recobraba el equilibrio.

—Claro que no, soy la asistente de vice capitán Felisita.

—¿Por qué un vice capitán necesita asistente? Mejor aún porque tendría este que dormir en el mismo cuarto.

—Eso es algo que no le interesa, y en su caso debe irse o lo mando a volar.

—Calmate, solo quiero hablar con Charlotte, podrías decirme de favor donde se encuentra.

—Respuesta equivocada.

Con una rabia incontrolada, Felsita hizo aparecer una mano de piedra que golpeo a Achecar arrojandolo al edicifio de enfrente, donde para su mala suerte cayó dentro de la bañera, en la cual había tres chicas que al darse cuenta lo atacaron con todo tipo de magia, por lo que se apresuró a irse del lugar al tiempo que las chicas sonaban la alarma y se agrupaban para expulsar al intruso.

—¡Le dije que era una mala idea!—grito Roberto al tiempo que se reunía con Achecar.

—Eso veo, estas mujeres tienen un carácter peor que el mio.

—Eso no es todo, su magia se fortalece cuando se molestan.

—No digas tonterías. Eso es algo de lo más normal.

—Eso lo dices, solo porque no las ha visto en ese estado.

De la nada fueron atacados por todos lados, Achecar fue golpeado por un golem de piedra que lo aplastó constantemente dejando cráteres en el suelo y los muros, además de hacerlo sangrar. Aún con esto constantemente solicitaba que se calmaran, queriendo evitar el enfrentemiento, pero las chicas lo atacaban sin mediar fuerza. Mientras que Roberto saltaba de un lado a otro esquivando lo mejor posible los ataques. Achecar no peleaba pues esperaba que las chicas se tranquilizaran, pero algo que lo hizo estallar en cólera fue una conversación que vio muy incoherente.

—¡Eres un hombre asqueroso! Como te atreves a faltarnos el respeto—grito Felisita.

—¡Respeto!—grito Achecar haciendo que todas se detuvieran y lo observarán con miedo, pues a su alrededor un aura oscura emanaba y parecía egullir lo que estuviera alrededor—quieren respeto ¡que clase de afirmación es esa! Yo vengo a visitar a una chica por la puerta de enfrente y me mojan. Mando una carta y me difaman, ¡que clase de respeto es la que tú me informas! Siento empatia por un momento, por que comprendo su dolor, ¡y así me tratan!

Con esa rabia, sus ojos se tornaron amarillos, el golem lanzó un golpe, pero este fue destruido de un solo golpe por Achecar empleando su katan que ahora era negra y recta, una particularidad de esta arma. Las mujeres al ver tal poder se paralizaron, momento que Achecar tomó para intentar persuadir, pues algo que le disgustada de su magia, era que podía hacer daños irreparables.

—Es mejor que no forcen el combate, por que de hacerlo, no me voy a contener.

—¡Nos llamas debiles! Por ser mujer no es así.

—¡No! Es para no lastimarlas.

Sin embargo, las chicas lo atacaron con diferentes tipos de magia que se desvanecían en la punta de la katan que poseía un mini agujero negro que se tragaba los ataques, Achecar estaba tan molesto que su juicio se nublo;un efecto secundario de su magia. Corte de singularidad; grito Achecar apuntando al tejado de un edificio, el filo era tan fino que era casi imperceptible, pero este fue detenido en el aire gracias a la magia de Sarai.

—Acaso quieres dañar nuestras pertenencias, ¡maldito hombre!—dijo Sarai, quien iba vestida con una armadura color rojo carmesi, con hombreras, botas negras y una capa azul, su rostro es hermoso, con rasgos asiáticos, con ojos furiosos de un color turquesa , su cabello lacio café claro tenía una trensa del lado derecho y un pequeño tatuaje en su frente que era de un grillo.

Previamente, Charlotte y Sarai estaban en la oficina cuando de repente vieron como una parte del edifico, era destrozada y algo salía del mismo, a la vez que el alboroto se desato, al ver que era el enfrentamiento contra un hombre, Sarai se quedó mirado el enfrentamiento para provar la fuerza de sus reclutas, en tanto Charlotte apretaba los puños y le pedía a la capitana interferir o que la dejara parar todo, sin embargo ella le dijo.

—Te preocupes por ese sujeto o por tus compañeras.

—Por ambos, como es que me pone a eligir una vida por la otra.

—La de nuestras compañeras valen más. Había oído que el solía hacer esto contigo ¿no?

—Era... es mi amigo, le di la confianza de hacer eso. Pensaba arreglar ese asunto mañana, el se adelantó porque me mostré indiferente cuando lo vi en la capital, solo porque usted no tolera eso.

—Tuviste miedo.

—Sí.

—¿Por qué ahora no?

—Tal vez por qué recordé que viví con él afrontando todo peligro, me llamaban la cazadora blanca, titubie antes y no lo haré de nuevo.

Su discusión se interrumpió cuando Achecar demostró su furia y fue el momento cuando las cosas se descontrolaron. Charlotte quiso avanzar, pero fue detenida en bruto por Sarai quien paro el ataque. Volvió a la perspectiva actual.

—¿Qué falta de respeto? Hacer un ataque fuera del nivel de los reclutas es muy bajo

—Bajo, falta de respeto, de que estas hablando yo solo quería hablar con Chalotte. Saber si su decisión era propia o impuesta por la sociedad. ¡Saber si ella es libre de decidir o no! por que yo prometí que la salvaría.

Dicho esto, las chicas se sorprendieron junto con Sarai, Chalotte se quiso acercar, pero nuevamente fue detenida por Sarai. Debido a que Achecar empezó a balbucear unas palabras concentrando su magia en un punto.

—¡Está realizando un conjuro hablado!—dijo Charlotte llena de miedo. Pues los conjuros hablados son por lo regular más destructivos, y eficaces, aunque no recomendables por el desgaste mágico.

—Este sujeto es un monstruo.

Sarai le grito a Achecar que parara, pero este no la tomo en cuenta y lanzó un corte de singularidad que Sarai detuvo, y así aumentó el rango de su hechizo para frenar, pero este no lo hizo. Ante esto Sarai recordó por primera vez en mucho tiempo, la ocasión en la que sintió impotencia. Cuando aún era una niña faltaba un año para obtener su reflejo, su belleza y la de su madre atraían siempre a hombres desagradables y ahí fue donde una noche entraron en su hogar. Ella logró esconderse antes de que la capturaran y su madre sirvió de carnada, ella escucho como su madre era abusada una y otra vez, deseaba que pararán pero no lo hicieron, hasta que un grupo llegó a ayudar, pero ya era tarde, a pesar de que aquel hombre las salvo, Sarai lo odio pues creía que el lo había planeado todo para impresionar a su madre, puesto que después formaron una familia, él no la toco, siempre había intentado llegar a su madre, y fue esa noche que lo logro(aquel hombre no era guapo, pero si honrado, las salvo por casualidad, se hizo cargo de ellas incluso sin hijos propios, pero ante los ojos de Sarai no). Cuando obtuvo su reflejo se sintió orgullosa y furiosa, era una magia capaz de detener todo, aunque su manifestación llegó tarde.

Achecar terminó el conjuro como si estuviera poseído por la rabia y de su katan fueron lanzadas bolas oscuras, pero Sarai las detuvo en el aire antes de que la tocaran.

—¡Charlotte ahora!

—Sí capitana, reflejo de rosas, rosas azules—extendió unas líneas con las rosas de ese color, estas empezaron a drenar la magia de Achecar y así fue como este empezó a perder fuerza y el conjuro lanzado por él fue desvaratado por Sarai. Achecar se sorprendió de lo ocurrido y cayó de rodillas escupiendo sangre. Chalotte se llevó las manos a la boca del susto y fue a revisarlo inmediatamente; lo envolvio con sus rosas blancas que curaban las heridas. Ante esto y al caos provocado, Sarai le pidió a Chalotte que concluyera este asunto. A la vez que ordenó al resto de chicas limpiar los estragos ocasionados por ellas. Sarai seguía sorprendida por aquella magia, pues no había conocido a alguien que le diera pelea a un capitán.

Charlotte curó la hemorragia interna y cuando estuvo bien lo escolto a la entrada, le pareció difícil debido al peso y la altura. Tras unos metros recorridos en silencio Achecar empezó.

—Tus compañeras son violentas.

—La gran mayoría han tenido malas experiencias con los varones.

—Eso puedo verlo. Sabes, no me sorprendió que tuvieras un rango tan alto siendo joven.

—¿Por qué no?

—Porque se que eres una chica fuerte, por lo que supongo que confundí esa manera fría con la que nos reencontramos.

En ese momento sintió como ella lo abrazaba con fuerza que incluso ignoro por completo el dolor que sentía.

—Te extrañe tanto, de verdad siento no dejar todo claro desde el principio. La capitana es muy estricta y supongo que le tengo miedo y respeto.

—Es algo normal cuando te manda alguien como ella. En fin, yo también me disculpo haber hecho está tontería .

—Me trae buenos recuerdos. Verás, hay muchas cosas que han cambiado, me uní gracias a Sarai y por mi madre, además de que esta este problema de mi maldición.

—Prometí que te ayudaría a romperla.

—Si lo se, pero tal parece que esta tiene más requisitos de lo que imaginaba, y no quiero herirte, ya que eres un plebeyo.

—Es por eso.

—No por la clase, sino por el poder, mi maldición al parecer consume todo a su alrededor, y no creo que pueda haber alguien tan fuerte para contrarrestarla, debo estar concentrada y seguír subiendo, por eso no creo que nos podamos ver.

—Es una decisión un poco impuesta, pero creo que esta bien, te ayudare siempre que pueda, ¿está bien?

—Sí , gracias Yami.

Achecar le sonrió y se despidió de ella con un abrazo y su clásico saludo, además de que se percató de que usaba la rosa que Valerona le dio, con esto se retiro tranquilo, seguido de Roberto que logro evitar el problema escapandose mientras Achecar luchaba, Jax por su parte, oraba porque su magia no lo apareciera en un mal momento. Todo salió hasta que al otro día le llegó la cuenta de los daños.

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