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Capítulo dieciocho:Una visita amarga y una difamación.

Fred se levantó temprano para correr; su magia de cristalización le permitía aparecer y hacer copias de sí con ayuda del cristal, pero no eran constructos muy fuertes, por lo que mejoraba su condición física con la esperanza de aumentar su magia. Algo que es posible, pero por mucho que se entrene para conseguir magia esta no brotaria por ese metodo, sino que era realizar meditaciones que requerian una disciplina muy grande, pues sólo aquellos llamados los magos errantes eran la muestra de esto, pero cada uno de estos eran ancianos cuyas edades rondaban los cientos de años, además de que la magia suele ser caprichosa y por más ejercicio se realice o meditaciones se hagan, si tu magia no necesariamente te ayuda en combate, no aumenta su poder o al menos no como se desea.

Fred vio como Achecar enseñaba a Gina a usar su magia, mientras observaba como realizaba ataques, y así el podía corregir o saber como es que se podía emplear su magia.

—Se han levantado temprano—dijo Fred algo sofocado.

—Tu igual, aunque parece que tus compañeros no—contestó Achecar.

—¿Está listo el desayuno?—preguntó Fred con cierta molestia.

—Que pregunta, es un hecho—dijo Achecar con una sonrisa sarcástica.

—Veo que eres altanero.

—No lo soy, simplemente me disgusta que dudes de nuestras capacidades, cuando lo haces de las tuyas.

—¡Qué dices!—Fred lanzó una lanza de vidrio, pero Achecar simplemente la desvío a un lado.

—¡Qué sucede contigo! Me han dicho impulsivo, pero nunca atacaria a los míos solo por que me aclaran las cosas. Acaso así acostumbras a tratar a tus compañeros, de no ser por mi la habrías lastimado, ya que no puedes apuntar bien.

—Yo no...

—¡Aprende a controlar tu temperamento!

—Ahora está gritando Achecar—agregó Gina con una sonrisa timida.

—Sí, pero lo hago para que se dicipline—contestó Achecar con rudeza emulando la de un maestro o padre estricto .

—Oye, sabes que soy...

—Cállese y vamos a comer muchachito.

Fred se quedó callado petrificado mientras Achecar iba a la cosina. Gina sangoloteo a Fred quien estaba impresionado por la fuerza en que Achecar le grito que le recordó a su abuelo. Quien era un hombre áspero y altanero; la madurez de aquel viejo estaba reflejada en Achecar, pero no entendía por que le hacía caso a un chico de quince años, por lo que simplemente se dejó guiar por Gina pues el estaba paralizado. Gerald estaba a cargo de la cosina y demostró tener un control excepcional de la misma, gran parte había sido preparada por Gina y Achecar antes de salir a entrenar. El resto que estaban por ir a vigilar se acercaron a la mesa. Se sorprendieron por la puntualidad de los nuevos.

—Huele bastante bien—dijo Regina.

—Es cierto—contestaron el resto.

—Bien, antes de comer daremos una vuelta a la base para comer mejor—dijo Achecar antes de que terminar de sentarse.

—Oye chico, creo que...

—Que dijiste chica durable, acaso no crees aguantar sin comer.

—Oye que...

—Mejor hazle caso—agregó Fred.

Regina y el resto hicieron una vuelta rápida agotandose por hacer eso, salvo Achecar y Fred que no se vieron cansandos, al entrar todos comieron sin percatarse que la comida se enfrió un poco.

—Están fuera de forma—agregó Achecar.

—No tienes derecho a decir tales cosas—dijo Regina algo molesta—no eres el jefe.

—Tienes razón, pero no me gusta estar en un equipo indisciplinado.

—En qué te basas para decir eso.

—Saben que hora es.

—Las nueve.

—Gina, Gerald y yo nos despertamos desde las cinco de la mañana, para aprovechar la brisa matutina, además de que estamos impuestos a trabajar desde temprano.

Regina y el resto de los miembros se mantuvieron callados.

—Y así se supone que son mis superiores, no han madurado a pesar de su edad.

—Te comportas como un viejo—dijo Regina entre dientes.

—Tengo una vida complicada. Hablando de cosas complicadas, ¿dónde se encuentra la base de Galvidan?

—¿A quién piensas ver?

—Es una amiga de la infancia, de la que estoy preocupado. Y con la que tengo un asunto pendiente.

—No te mandas solo, a pesar de que te comportes como un viejo. Eso es por la distancia y el tiempo que tomar ir y venir, debido a que la base está en la región oeste, custodiando la frontera con Pokandra y vigilando la ciudad de Ponras.

—Muy bien, no te preocupes iré y vendré en un parpadeo.

—Estas loco, son casi trescientos kantarios. (Trescientos kilómetros)

—Hola—dijo un hombre apareciendo detrás de Regina, asustandola por la sorpresa.

—¡Quién es usted! ¿Y cómo entro a este lugar?—contestó Regina poniéndose en defensa.

—Mi nombre es Jax y soy algo así como el chófer de Achecar.

—Dicho de tal manera realmente me disgusta amigo, sabes a donde iremos.

—Sí, y espero que no aparezcamos dentro de la base, o en un lugar incómodo como la otra vez.

—Eso es cosa de tu magia, bueno nos vemos.

Jax y Achecar desaparecieron. Mientras todo esto pasaba, la mañana de Charlotte era bastante agitada, desde su llegada a la legión pasaba gran parte de su tiempo entrenando, teniendo poco tiempo para divertirse, la llegada repentina de Achecar la hizo recodar el pasado y se preguntaba constantemente si fue lo correcto haberse alejado sin una despedida. Recordó la asusencia de cartas, ella mandó por un tiempo sin esperar respuesta. Esto sirvió para que Carolina le expusiera que era mejor que se alejara de él, para su protección, pues ella debía ser fuerte para soportar la maldición. También por estos años Canras vio el potencial de la joven y contacto con Sarai, quien le permitió entrar a la legión donde demostró tener las cualidades para ser una gran guerrera. Su entrenamiento fue interrumpido por Doroty que se apareció detrás suyo dándole una gran susto.

—¡Charlotte!

—¡Ay! Doroty, porque te apareces de tal manera.

—Por qué puedo, entonces dime, has oído quién anda por los mismos rumbos que transitas.

—Sí, lo vi en Armenar, pero no hablamos mucho.

—Sabes, conociéndolo y si lo dejaste con la palabra al aire, ten por seguro que vendra.

—No lo creo, puede que esté desilusionado.

—Ah, la vida están dura.

—No tienes derecho a decir eso, literalmente eres una proyección en estos momentos, te la pasas dormida.

—No te molestes, también no haces un esfuerzo por ir a tomar el té conmigo.

—Creeme que trato de hacer tiempo Dory.

—Eso lo se, solo queda un año.

—No se, que tan lejos habríamos llegado, Achecar y yo, pero a pesar de que estoy rodeada de personas, que me admiran y estiman, no equipara a la compañía que el me daba. No te incluyo no te molestes.

—No me molesta, a fin de cuentas la amistad entre chicas es diferente con la de los chicos. A proposito, también vengo por aquel favor que me solicitaste.

—Has encontrado algo relacionado con su magia.

—Solo una mención en un cuento antiguo que espero contarte en mi casa.

Doroty sonrio y así como vino así se fue;a diferencia de Charlotte, ella se quedó en Armenar y apesar de la oferta de algunos capitanes con estar en sus filas debido a su poder, ella lo rechazo para tener una vida simple, es apodada por muchos con la caritativa, pues suele apoyar a niños y jóvenes en el desarrollo personal de sus vidas sin un favor extra, solamente de buena fe, lo que ha ocasionado que ciertos Nobles la tachen de despilfarradora o mala administradora, cuando a pesar de esto ha mantenido negocios estables a lo largo de la historia.

En la entrada de la base, Jax respiró con suma tranquilidad al estar fuera del lugar.

—No entiendo porque te preocupas, a fin de cuentas son sólo chicas. Seguramente poderosas, pero no creo que estén a mi nivel.

—¿Eso crees? He oído que son chicas de muy buen nivel, no deberías subestimarlas.

—Yo no subestimo a nadie, eso lo he aprendido de mala manera.

Achecar se acercó a la puerta y este al tocar fue atendido de una forma inesperada.

—Hola soy...

—Un hombre, los hombres no tienen permitido entrar en la base de Galvidan.

—Puedo entender, sucede que solo vengo a una visita corta, ella podría atenderme afuera, no será más de unos minutos.

—No, que acaso no entiende, ninguna mujer puede salir sin la capitana a encontrarse con un hombre.

—Que venga ella también.

—Hace asuntos más importantes que atender hombres.

—Señorita, solo pid...

Y así una cantidad enorme de agua le cayó encima en repetidas ocasiones, impidiéndole hablar.

—¿Qué acaba de suceder?—pudo decir Achecar cuando dejaron de arrojarle agua.

—Algo bastante divertido—dijo Jax riéndose.

—Yo respeto a las mujeres, pero esto no lo voy a tolerar, volvamos a la base, tengo que escribir una carta.

Al llegar a la base, Astar que había llegado justo cuando el se acababa de ir y el resto gritaron de decepción por lo ocurrido.

—¿Qué esta pasando aquí?—dijo Achecar entre molesto y sorprendido.

—Una pequeña apuesta, cuando supe que irías a ese lugar no me pude resistir.

—No esperaban este resultado, pero algo similar.

—Sí—dijo Regina—Galvidan posee un número muy grande de mujeres, hermosas y fuertes, pero tienen un odio hacía los hombres muy arraigado por parte de su capitana. Por lo que siempre que un hombre va a Galvidan se crean apuestas sobre cómo van a expulsarlos.

—Ya veo, pero esta falta de hospitalidad no se quedará atrás, voy a redactar una carta explicando mis intenciones y sobre todo pidiendo explicaciones ante tal trato.

—Muy formal el muchacho—dijo Astar—pero cuida bien tus palabras.

Achecar hizo la carta y la mando al día siguiente, solo para que al tercer día se topara con una sorpresa por la mañana.

«¡Extra, extra! Hombre acosa a señoritas, no lo mire a los ojos puede desnudarla con la vista».

—Pero que es esto, de donde sacan estas cosas—dijo Achecar al momento de leer la noticia—. No se que me da miedo, que me difamen de esta manera o, que describan todo lo que supuestamente hago con tanto detallé .

—¡Valgame dioses!—agregó Astar—cuantas poses pueden hacer esta chicas, "la voladora", "pirueta de la muerte". Si estas poses son reales debo probarlo alguna vez.

—No quería escuchar eso. Pero como voy a solucionar este asunto capitán

—No te preocupes, ya nos habían hecho algo similar, hablaré con la capitana sobre esto, y será olvidado muy pronto.

En tanto en la base de Galvidan, Sarai se mostró molesta con sus reclutas.

—¡A quién se le ocurrió tal cosa!

—Capitana, es por hacerle un favor a la vicecapitana, ese hombre es muy feo y horroroso.

—Lo conozco y es cierto, pero ese Astar es molesto, la última vez pagamos una indemnización, que acaso no lo recuerdan.

—Si capitana, pero ese hombre es tan feo y transmite un aura tan desagradable que realmente uno siente el miedo en el aire.

—Ya no digan más—agregó Charlotte—. Les agradezco mucho chicas, pero es un asunto privado entre él y yo, ¿por qué no me avisaron cuando vino? Este asunto ya estaría resuelto.

—Bueno es que...

—Suficiente. Charlotte podemos hablar.

—Sí capitana.

—Se que esto es una broma de las chicas, sabes lo que han sufrido.

—Eso lo se, pero hacer tal cosa.

—De eso no hay que preocuparse mucho, su capitán seguramente vendrá a arreglar este asunto. Así que te pido que arregles el tuyo.

—No se preocupe, y sobre el contenido de la carta que ellas escribieron, puedo jurar además de tener testigos que pueden desmentir todo lo que dice.

—Eso lo se, pero escucha, te acepte tanto porque tienes un gran talento como por petición de tu madre y la propuesta de Canras, se con toda claridad tu pasado, pero debes soltarlo ya.

—Eso lo se, y quiero aclararlo lo más pronto posible.

—Eso espero, lo hombres entorpecen el progreso de una mujer, no dejes que él haga eso contigo.

Charlotte sonrió de manera forzada y volvió a su habitación, donde sacó una caja con la rosa que Achecar le había dado, como el vestido que esté había comprado; que a pesar de las dudas, resultó ser mágico siendo que ahora era de su talla actual. La razón por la que había dejado de escribirle fue impuesta por Carolina, con la esperanza de que él no la buscará, pero parece ser que no funciono. Aceptándo que no podía ignorarlo sin importar que, sacó la rosa y la introdujo a su peinado, atandola con fuerza y yendo a resolver una misión pendiente para mañana hablar con Achecar sin ninguna interrupción.

Al tiempo, Achecar se desquitaba con los costales de arena del gimnasio por las cosas que habían difundido. Por suerte el capitán logró parar la publicación a tiempo de que hubiera muchos más . En ese momento Doroty se apareció por detrás de Achecar.

—¡Hola!

—¡Ah!—grito Achecar al tiempo que lanzaba un puñetazo que atravesó a Doroty quien sintió escalofríos, pues a pesar de ser una imagen sintió el dolor—. Doroty, qué clase de saludo es este.

—Bueno fue algo descortes que no me saludarlas por tu visita. Y también que me atacarás, de no ser una proyección me habrías matado.

—Para empezar no sabía dónde vivias. En segunda no sabía qué podías proyectarte.

—Así es, es parte de mi magia. Puedo realizar una proyección astral; es genial no te parece.

—Ya lo veo.

—Te noto algo triste, es por Charlotte.

—Se podría decir que si, no he podido arreglar un asunto con ella.

—Sobre el por qué se mantine un poco apartada de ti.

—Sabes algo.

—Si te lo digo, seguramente dudaras de mi, por lo que te sugiero que seas paciente, ya veras como la situación se presenta.

Achecar sonrió, pero él ya había sido paciente por casi tres años, sabía que ser insistente no era una actitud sana. Sin embargo no se sentía tranquilo por un cambio de actitud tan brusca, por lo que, recordando los viejos tiempos, haría una acción que se saldría de control.

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