El río los había llevado más allá de las fronteras de la ciudad. Debido a la fuerte corriente ambos batallaron por mantenerse a flote, pues Charlotte no se pudo concentrar para poder usar su magia y mantenerse arriba, sin embargo ella se había aferrado fuerte a Achecar quien la sostenía con fuerza y se mantuvo contra corriente y sofocandose debido al peso, no sólo de Charlotte sino de la capucha que siempre llevaba como la katan que ahora estaba sujeta a su cuerpo y capa. Tras un rato lograron llegar a la orilla cuando la corriente había sesado.
Al salir y tras tirarse en el suelo y respirar un poco, se miraron y notaron que se tomaban de la mano, al ver tal acción, los dos la soltaron. Charlotte se sonrojo un poco, pero noto que Achecar se veía preocupado y entristecido.—Achecar, ¿te encuentras bien?—¿Qué hicimos Char?—Creo que escapamos.—Eso parece, siempre tan torpe.—¡Oye! Perdona por bajar a ayudarte y correr hasta llegar hasta aquí y no saber qué hacer o a donde ir.Dijo Charlotte, quién le grito ha Achecar mientras este la miraba con serenidad.—Solo trataba de animarte, a decir verdad, no quería molestarte. —Yo tampoco, es solo que, no se que hacer, me siento confundida, creo que mi madre debe estar preocupada, pero no quiero volver, se que te harán daño y no quiero.—Lo sé Charlotte—dijo abrazandola—no tendría problema en irme solo, a fin de cuentas ya soy un adulto en el cuerpo de un niño. Pero tú, no quería que vivieras lo que a mi me toco vivir.Charlotte empezó a temblar, Achecar lo noto y antes de preguntar ella se armo de valor, tomó la rosa que ella había tomado con todas sus fuerzas y ella dijo.—Estoy dispuesta a irme contigo, si vuelvo, mi padre me obligará a entrenar hasta que ya no pueda más, prefiero que mi maldición me trague a vivir en ese infierno, prefiero seguirte hasta donde ya no pueda moverme.—Char.—Por favor, llevame contigo—dijo Charlotte llorando—prefiero perder mi infancia contigo a vivirla con ellos.Achecar apretó su katan y le dijo.—Tienes mi espada, para protegerte y ayudarte. Te prometí que iríamos de aventura y, parece que ahora también tendremos que buscar una forma de romper tu maldición.—Te prometo que no seré una carga. Sabes, tu me diste un año maravilloso, no siento miedo de ir a un lugar donde a pesar de que vivamos como unos adultos, estoy segura de que tendremos sueños de niños.—Juraste con la rosa que te di.—Sí, es un regalo sincero de tu parte, casi siempre la llevo conmigo, y veo que tu llevas la capa.—Claro, es muy útil y de no ser por que esta mojada, te la prestaria por el frío, bueno, esta vida será como las escondidas, pero donde nunca nos deben encontrar.—Sí.Tomados de la mano, con la inocencia y madures, se dirigieron más allá de esas regiones, buscando un refugio donde comenzarían una nueva vida.Por su parte, Rigar aún estaba a la espera de que su esposa mejorara. La magia de curación puede curar y restaurar heridas extremadamente graves, pero no siempre es el caso, pudo notar que Segrat se acercaba a visitar a su antigua jefa.—¡¿A que has venido?!—dijo Rigar molesto.—Solo vengo a ver las consecuencias de tus actos.—Me hablas como un sabio, pero no te hagas el interesante, tenemos una edad similar.—Pero no la misma madurez.—¡Largate de mi vista!—El no ira a ningún lado—dijo el guardián mágico Gigar—me parece que le advertí que si le hacía daño a su hija o algún miembro a su familia, tomaríamos el asunto en nuestras manos.—No me hable en ese tono, ustedes deberían capturar al extranjero que rapto a mi hija.—De hecho, no hemos encontrado rastro de ellos—Rigar se mostró sorprendido—tenemos la teoría de que el río se los llevo, que de ser cierta, ambos estarían muertos, pues la magia por muy poderosa que sea, el cuerpo es vulnerable a la naturaleza.Rigar no podía aceptar tal hecho y simplemente dejó que se lo llevarán al darse cuenta de lo que había perdido en una noche.—¿Es verdad lo que dijo?—preguntó Segrat preocupado.—Por desgracia si, el reino no aprueba la violencia de género ni clasista, pero a muchos eso no les importa sobre todo en las altas esferas. La señora resultó muy herida...En ese momento un mago sanador se acercó preguntando por Rigar, pero al no estar, Segrat se ofreció para ver a Carolina y de paso ver si podría soportar la noticia. Al entrar la vio con un sistema similar a la transfusión de sangre, como con hologramas que mostraban sus signos vitales. En un principio Segrat se pensaba retirar a ver a Carolina domida, pero antes de irse ella lo llamo.—Segrat, no se vaya, se lo pido—le dijo con voz tan débil que parecía un susurro.—Señora, solo vengo por respeto a su persona, pero ya no pertenezco a su guardia.—Mi esposo ¿dónde esta?—dijo Carolina con débil voz.—El... Usted conoce las leyes.—Ya veo, ¿y mi hija?Segrat le explico lo ocurrido y la teoría que le contó Gigar.—No lo esta, ella se fue con ese chico, se que el no va a permitir que algo malo le pase—unas lágrimas rodaron.—Señora.—Siempre pensé que ese día sucedería—dijo Carolina llorando— pero con una gra fiesta y a una edad adecuada, ¡no así! Pero me alegro. Se lo dura que es la sentencia de mi esposo, y a pesar de todo, yo también soy dueña de mi casa y, me podrías hacer el honor de ser mi guardia.Segrat le sonrió y acepto, dándole paz a la moribunda Carolina que debido al esfuerzo cayó dormida. Por otro lado, no sólo guardias y los conocidos de Achecar los buscaban, sino Alfredad que sentía la presencia de estos a una distancia muy lejana, pero también se percató de que ellos avanzaban sin intenciones de volver, por lo que simplemente se guardo aquello.Por otro lado, Doroty veía desde su habitación, pues a pesar de que nacía la necesidad de buscar a sus amigos, también estaba la inseguridad sobre si aquella decisión era correcta, tomando en cuenta los eventos que habían ocurrido, por lo que simplemente se quedó espectante a lo que pasaba y, Valerona miró desde las nubes todos estos acontecimientos que ella había predicho, aunque no de la manera que hubiera querido.Por su parte Charlotte y Achecar, habían caminado por un rato sin encontrar un refugio, o un buen lugar donde dormir, además de que Charlotte empezaba a temblar de frío.—Descuida Char, encontramos un buen lugar.—No te preocupes solo que...Charlotte se cayó, debido al cansancio y a que estaba descalza.—Char, no hagas esfuerzo, voy a hacer una fogata por aquí para que descansemos.—No te preocupes solo me resbale—Charlotte se quizo incorporar, pero no se pudo lenvatar.—Te cargare, sube a mi espalda.—Pero...—No te preocupes, soy fuerte, te cargare hasta donde encuentre un buen lugar.Achecar la subió a su espalda, y lograron avanzar por un tramo hasta que Achecar vio una pequeña cueva en una ladera montañosa. La cueva era amplia y cálida, por lo que tan pronto se aseguró que fuera segura, le dijo a Charlotte que lo esperara y estuviera pendiente de lo que ocurriera, tan pronto está comprendió, este se apresuró a buscar leña seca y se hizo de un pescado pequeño al que capturó con sus propias manos.Al volver vio que Charlotte temblaba y parecía que tendría fiebre, por lo que Achecar empezó a frotar la leña seca para hacer fuego, y mientras veía como ella temblaba por primera vez se sintió desesperado, por lo que frotó tan fuerte como pudo y a pesar del dolor que le causaba eso este logro una braza y encendio la fogata. Tan pronto lo logró, acercó a Charlotte al fuego mientras asaba al pescado, este se percató que la capa se había secado aunque permanecía fría por lo que se la puso y se calentó con el fuego de la fogata. Tan pronto el pescado estuvo listo, se lo dio a Charlotte. —Gracias, pero aparta una parte para ti.—Comelo, tu eres la que necesita recuperar fuerza, usaste mucha magia mientras escapabamos. No fui tan útil con ellos.—No te preocupes por eso—le dijo Charlotte mientras se acercaba y se cubría junto a él con la capa; que resultó ser muy calida—eres fuerte, mira lo que logras sin usar magia, seguro cuando la despiertes tal vez... Oye no me habías dicho que de donde vienes usan la magia de cubierta.—Eso dije, pero no logro controlarla como quisiera.—Sabes, yo puedo enseñarte a usar la magia como a luchar, algo bueno de mis padres.—Me pregunto si no serás tan torpe para enseñar—le dijo Achecar de manera burlona.—Oye—contestó Charlotte dando un golpecito con un enojo amistoso.—Tranquila, sería un gusto entrenar contigo.Charlotte le sonrió y dividió el pescado en dos, Achecar quizo rechazarlo, pero al ver la sonrisa de su compañera, lo aceptó y comieron juntos hasta que ella durmió en sus brazos, pero a diferencia de otras veces, ahora los dos dormirían en el mismo lugar, aunque él despertaría, siempre atento a cualquier ruido que se escuchara.Al despertar, Charlotte vio cómo Achecar se había levantado y se había hecho de más pescado como avivado el fuego, ella se sonrojo al darse cuenta que había dormido con él, pero esa sensación no duró mucho, pues se dio cuenta que el sol estaba casi en medio y Achecar estaba haciendo el trabajo, por lo que se levantó y se dio cuenta que sus pies estaban vendados con tiras de la camisa de Achecar así como el hecho de que le dolían un poco. —Descuida Char—le dijo Achecar al notar que trataba de caminar—haré el trabajo mientras te repones. Te nacieron algunas ampollas, además de que esta zona está cubierta de pequeñas piedras. —Veo que ya has asado el pescado. —Sí, le agregué unos pimientos. —Yo, te habría... Espera, ¿pimientos? —Sí, la corriente y la caminata nos trajo a una pequeña villa que posee un mercado, logre capturar unos peces y venderlos. Compre una cobijita. —Vaya, es muy linda, pero supongo que nos dedicaremos a eso verdad, pescar y venderlos. —Así es, pregunté por un p
La cárcel era lúgubre y fría, pero un malestar lo afligía, Rigar había pasado una semana en prisión sin noticias de su familia, ese día habrían festejado el cumpleaños de Charlotte de no ser por los eventos del pasado. Debido a que Charlotte no se encontraba en Breñas, Doroty obto por irse de ahí y comenzar de nuevo en Armenar. Ana se mostraba afligida como la mayoría de los chicos que se preguntaban constantemente como estaría Achecar, a lo que no podía contestar. Arai se empezaba a resignar de haber perdido a su querido, y Aldar iba y venía con una sonrisa. Carolina había regresado a su casa y se apoyaba en sus trabajadores para llevar a cabo los negocios de su esposo, y a muchos les pareció extraño que no se viera preocupada por la ausencia de su hija. Por su parte los guardias de rastreo de Gigar no se daban por vencidos y habían seguido el caudal del río sin encontrar cuerpos, por lo que habían llegado a la conclusión de que seguían vivos. Ante esta posibilidad, Gigar ordenó la c
Hace algunos días y tras la reunión fallida, los Flores Doradas estaban en busca de un movimiento similar al suyo, siendo Gilbart de Montain el único que tuvo suerte al encontrar un movimiento separatista que se encontraban no sólo buscando miembros, sino recursos monetarios, pues eran plebeyos algo que a Gilbart no le gusto, pero apoyo, porque buscaban ganar poderío en clases, por lo que logrando llegar a un acuerdo ocultando sus intenciones, dio una fecha para iniciar su ataque. Ya había pasado un mes desde que Charlotte y Achecar habían iniciado su viaje, en los últimos días las cosas eran tranquilas, lograron llegar a la ciudad de Sildras la tercera más grande e importante, siendo como la capital del conocimiento, sin embargo era muy custodiada y las bibliotecas ni siquieran estaban abiertas a todos, un problema que podía ser evitado por Charlotte y Achecar. —¡Es increíble Achecar! —Eso veo, parece diferente a Breñas. —La ciudad del conocimiento es como la llaman, Breñas es una
El conflicto con lo separatistas iba en aumento teniendo de cabesillas a Venabente y Sander, plebeyos que antaño habían sido respetados en su país original y deseaban volver, Gilbart los eligió por tener una gran oratoria y ser los más interesados en llevar sus objetivos sin importar las consecuencias. Habían pasado seis días desde que había ocurrido el primer ataque, y algunas personas empezaban a interesarse, aunque temían al poder de las legiones que ahora se movían y se presentaban a posibles candidatos. Por su parte Joan seguía el rastro de los chicos con ayuda del vendedor de ropa que correspondía al nombre de Jax y estaba en sus cincuenta. Al parecer un peligro muy grande acechaba a Achecar y Charlotte, pues Jax siempre obtenía información de los chicos sin muchas complicaciones, algo que les había costado a Joan y al resto de guardianes mágicos a cargo de su busqueda. En tanto Charlotte y Achecar habían tenido una gran pesca en un lago, y por ende una gran venta, por lo que p
Llegaron a Breñas, Ana al ver a Achecar lo tomó en brazos, fue recibido de buena manera, aunque la ansiedad de lo que pasaría con Charlotte lo tenía intrigado. La anciana lo llevo con los chicos quienes se avalanzaron y hacían preguntas sobre su viaje. Achecar se animo a contarles y no se percató que faltaban Arai y Aldar aunque Ana prefirió no decirle. En la casa de los Rosei, Charlotte a pesar de estar escoltada por Segrat, se acercó temerosa a su madre, quien la esperaba en el pasillo, al verla ella corrió a abrazarla. —¡Hija mia!—dijo llorando de alegría Carolina. —Mamá—dijo Charlotte con duda y sorpresa. —Sabía que ese chico te cuidaria, perdoname, no fui tan fuerte, ni en espíritu ni física . Al ver el rostro de su madre, Charlotte supo que era sincera y le devolvió el abrazo. —Perdoname mami. —Ya pequeña, ahora tenemos que ser fuertes, para enfrentar a tu abuelo y sus decisiones. Charlotte asintió, ambas fueron tomadas de la mano al estudio donde estaba sentado Renavier.
Armenar; la capital, es la ciudad más poblada de Ajedraz; por ende poseía una gran arquitectura y numerosas remodelaciones, como una actualización en sus transporte, pues debido a la suciedad de los caballos estos sólo se usaban para viajes largos y lejos de la ciudad, pero dentro se usaban transportes que se movían con la magia individual de cada persona. Así fue, como de todos los carruajes que iban y venían de las ciudades, uno se acercaba conducido de manera brusca que al estacionarse, tuvo que ser inspeccionada por un guardia mágico encargado. —Bien señor, hágame el favor de bajar. Sin embargo en lugar del chofer, un sujeto amordazado fue arrojado desde la altura. Sorprendiendo al guardia que se puso en modo defensivo para prevenir un ataque. —Ahí tiene guardia—dijo el sujeto que venía conduciendo con una voz gruesa e intimidante, al tiempo que los pasajeros bajaban, algo mareados y despeinados a lo que el chófer concluyó—perdón por la mala experiencia, pero era el único que po
El momento del duelo había llegado. Dren estaba cerca de cumplir su más grande anhelo y era servir, para después escalar a ser un noble, y esto era lo que lo hizo mirar a Achecar con desagrado. Para Dren ser un noble era un cargo de honor y respeto, pues consideraba que aquellos que pertenecieran a la Nobleza era por que merecían estar en está. Su familia habían servido a los Brandon del Norte; una familia ganadera, sus padres sirvieron a esta familia por generaciones, primero siendo simples arrieros y ahora estaban en el puesto de guardias. Sin embargo eran lo máximo para alcanzar, si quería tener tierras a su nombre debía ser un guardián mágico o algo más, de ahí que no los odiara y los viera como una meta. Achecar al unirse con Charlotte era la peor falta de respeto y considero que no debería seguir en pie, y sus verdaderas intenciones habrían de ejecutarse ahora. —Achecar ten Mare te desafío—grito Dren haciendo que hubiera expectación entre los capitanes, pues el había demostrado
Gina y Gerald esperaban al capitán y Achecar en la recepción con su respectivo equipaje, debido a la tardanza ambos intentaron hacer plática sobre los eventos ocurridos, así como su futuro, pero no pudieron tener una conversación fluida. Achecar se acercó al poco tiempo viéndolo un poco decepcionado, por lo que Gerald quien era muy extrovertido y humorista empezó. —¿Qué ha sucedido? Te veo algo triste. —Más que triste, solo pensativo. —Eso no lo parece, ¿qué cuentas? —Nada importante. Gerald se calmo ante la forma tan fría y desinteresada en que se expresaba, estuvieron en silencio por un rato hasta que Astar se presentó, con una actitud despreocupada;al no haberlo descrito antes, su apariencia es la de un hombre en sus cuarenta, con una altura de un metro ochenta, una vestimenta simple de un pantalón y una camisa de tela de un color rosa traía consigo una pequeña bolsa y su rostro tenía una barba de candado trenzada, al igual que su cabello, ambos de un color café claro con unas