Llegaron a Breñas, Ana al ver a Achecar lo tomó en brazos, fue recibido de buena manera, aunque la ansiedad de lo que pasaría con Charlotte lo tenía intrigado. La anciana lo llevo con los chicos quienes se avalanzaron y hacían preguntas sobre su viaje. Achecar se animo a contarles y no se percató que faltaban Arai y Aldar aunque Ana prefirió no decirle. En la casa de los Rosei, Charlotte a pesar de estar escoltada por Segrat, se acercó temerosa a su madre, quien la esperaba en el pasillo, al verla ella corrió a abrazarla.
—¡Hija mia!—dijo llorando de alegría Carolina.—Mamá—dijo Charlotte con duda y sorpresa.—Sabía que ese chico te cuidaria, perdoname, no fui tan fuerte, ni en espíritu ni física .Al ver el rostro de su madre, Charlotte supo que era sincera y le devolvió el abrazo.—Perdoname mami.—Ya pequeña, ahora tenemos que ser fuertes, para enfrentar a tu abuelo y sus decisiones.Charlotte asintió, ambas fueron tomadas de la mano al estudio donde estaba sentado Renavier. Era un hombre alto y corpulento, cerca de dos metros con quince, con una barba frondosa, con cabello encanecido, pero con un rostro serio y furioso, vestía con un pantalón rojo con franja lateral azul, con botas similares a las militares, una camisa elegante blanca y llevaba una especie de corona similar a una guirnalda.—Has crecido bastante. No te veía desde que tenías tres años—empezó Renavier con un tono burlón, con su voz gruesa y rasposa.—Suegro yo...—Dejame verte mejor—interrumpió a Carolina pidiendo que que se acercara—no te paso nada, esos magos de curación merecen un premio. Tan pronto llegue, arregle el meollo que ese plebeyo provocó y no pude apreciar tu belleza y delicadeza, por miedo a que el ingrato de mi hijo tuviera que hacerme pedir disculpas a tus padres.—No se preocupe...—Si yo le hubiera puesto una mano a mi esposa la habría matado, como tambien habría perdido su amor, en fin es tema para otro día. Como sabrás y debido a lo ocurrido debo tomar decisiones fuertes, no soporto a mi hijo en prisión, pero se que su relación por el momento está fracturada, tardará en sanar, por lo que las mandare a la capital. Haya permanecerán has...—¡No quiero!—¡Charlotte!—grito Carolina ante la interrupción de su hija.—Soy condescendiente con las mujeres—contestó Renavier con una ligera molestia—pero no tolero una falta de respeto como la que muestras.—Perdone—se disculpó Charlotte—pero tengo amigos aquí y no quiero irme.—Plebeyos charlotte, no defiendas a los plebeyos, en especial el que te secuestro.—El no me secuestro, huimos de papá.—¿Qué edad tienes? Acaso crees que puedes tomar una decisión así.—Bueno yo.—Esta decidido, iras con tu madre a la capital mientras que el se ocupará de los asuntos aquí.—Y nos, despediremos de él—dijo Carolina con cierta timidez.—Que tienes en la cabeza mujer, después de lo que te hizo.—Fue un mal momento, señor.—Será, pero en otra circunstancia después de que le recuerde como comportarse.Charlotte y Carolina empezaron a hacer sus maletas, mientras que Achecar intentaba acercarse para platicar con ella y saber su estado, pero tuvo una mala suerte de encontrarse con Renavier que al verlo sintió una mala sensación que lo hizo temblar.—¿Estás perdido niño?—dijo Renavier.—Pues no, se donde estoy—dijo Achecar fingiendo firmeza, algo que no había hecho antes.—Sabes que es mi propiedad, o mejor dicho la de mi hijo.—Usted es... Renavier.—Así es, y tú.—Soy.—Ya se quien eres.Una explosión se escucho alertando a Charlotte y Carolina, que al ver por la ventana se asustaron al ver como Renavier perseguía a Achecar, quien a diferencia de otras veces no se atrevió a enfrentar al viejo pues su magia de reflejo era una que genera miedo en sus adversarios y a quien el desee, haciéndoles daño de la forma que el quisiera. En este momento lanzaba rayos, llamaradas y todo lo que hiciera falta con el objetivo de generar miedo. Por suerte Segrat llegó y permitió que Achecar escapara distrayendo momentáneamente a Renavier. Charlotte quiso ir a ayudar, pero su madre la detuvo, quien al ver el su rostro vio el porque.—Ese niño tiene agallas, pero más le vale no volver.—Seguramente quizo hablar con su nieta.—Puede ser, pero una vez que se vaya, esa idea que tiene de juntarse con gente baja se le olvidara.—No se olvide que de ellos dependen sus riquezas y estatus.—Ja, eso lo se, pero las cosas son así por un motivo. Como sea, dejaré que se despidan el día que partan, que será en unos cinco días. Por el momento ire a ver a mi hijo.En la prisión, Rigar permanecía molesto, debido a la humillación que recibio de parte de su padre, haciendo que los otros reos se burlaran y le colocarán un amuleto de restricción.—Que dice Lucesita—dijo Renavier en torno burlón.—Deja de llamarme así, por los dioses.—Desprecias el apodo que te dio tu madre, eres un mal hijo.—¡Estoy en prisión padre! ¡No puedes ser más considerado!—Estás por imbecil, hiciste un drama y ya vez lo que obtuviste, pero bueno, yo ya me encargue del poblema.—Mataste al niño.—Imbecil, casi, pero la mejor solución es ponerle una orden de alejamiento, se mantendrá en la ciudad junto a ti, mientras tu esposa se va a la capital.—¿Cómo tomaste esa decisión?—Casi la matas inmbecil, así que es más que claro que no iba a permitir que le arruinaras la vida, que llevaban una de verdad admirable, que decepción la verdad.—La veré de nuevo.—Cuando sea el momento.—No volverá a suceder padre.Por su parte, Achecar estaba poniéndose al tanto de lo que había ocurrido en estos meses. Aldar tuvo problemas con el herrero donde trabajaba y se marcho, más indignado que apenado. Por su parte Arai le había pedido a Ana que la enviara a la capital para poder encontrar su vocación, a lo que ella estuvo deacuerdo. Achecar vio cómo de manera irónica, como ahora habría tranquilidad en su vida, pero la incertidumbre de lo que decidiera el viejo de Renavier le aterraba. Volvió a incorporarse en la mina donde fue recibido por el resto de sus compañeros y el mismo Alfredad. No se acercó a la casa de Charlotte hasta que el día de la despedida llegó. —Supongo que es la despedida—dijo Charlotte algo triste.—Eso parece, pero ¿puedo escribirte?—preguntó Achecar.—Puede abuelo—preguntó Charlotte a Renavier viendolo con ojos tiernos.—Aunque me mires con esos ojos no creas que caeré, mi difunta esposa me hizo comprar cosas con esa técnica, en tu caso y viendo todo lo que hicieron será mejor que si, una carta al mes o la semana esta bien y nada mas.—Es bueno después de todo—dijo Achecar queriendo darle la mano.—No estires la cuerda mocoso—contestó Renavier apretando su cabeza.—Lo siento, supongo que visitarla no es opción.—Me queda claro que se te prohibió salir, pero he oído que eres bueno para escabullirte y como persona, pues eso de meterse a la alcoba de una mujer sin hacerle nada es curioso, por lo que es probable que vayas al menos una vez al año.Achecar iba a decir algo, pero conociendo al viejo decidío no hacerlo. Al final se dieron un abrazo tan fuerte que parecía que no se soltarian hasta que Renavier lo tomó de la cabeza.—Muchas agallas niño, pero ya te di mucha libertad no crees.—Lo siento.—Bien, vayamos a la cápital de una vez.Achecar los vio irse quedándose con la idea de visitarla en un buen momento. Paso el tiempo y las cosas parecían ir bien, cada semana Achecar mandaba una carta y, cuando iba a ocurrir el primer mes y se disponía a ir a visitarla, Rigar se presento.—¿A dónde tan bien vestido?—Oiga, es una ropa de segunda mano, no debería burlarse de tal forma.—No iras a ningún lado mocoso.—Se va a interponer, si usted ni se molesta en visitarlas o mandarle cartas, por que no va...Uno golpe lo mandó a volar a lo lejos estrellándose contra un muro.—¡Pero si quiero hacer las pases!—Pero yo no, entendido, además tengo prohibido salir por el momento.—Quiere que pase lo mismo que usted.—Es lo justo.—No es así.Una pelea entre ambos ocurrio llevándolos a prisión y saliendo a la semana, esta rivalidad y odio mutuo se repitió una y otra vez. Debido a las deudas que generó Achecar por los daños que causaba con sus enfrentamientos mensuales, tuvo que trabajar por todo este tiempo turnos dobles, hasta que ya no tuvo tiempo para escribirle cartas y ella también dejó de hacerlo. Un motivo que lo intrigó pero que no pudo quitarse de la cabeza por los pleitos con Rigar y al final sin darse cuenta, los meses para terminar el año se esfumaron y después pasaron tres largos años. Y el reencuentro en la etapa de la adolescencia, también traería nuevos problemas.Armenar; la capital, es la ciudad más poblada de Ajedraz; por ende poseía una gran arquitectura y numerosas remodelaciones, como una actualización en sus transporte, pues debido a la suciedad de los caballos estos sólo se usaban para viajes largos y lejos de la ciudad, pero dentro se usaban transportes que se movían con la magia individual de cada persona. Así fue, como de todos los carruajes que iban y venían de las ciudades, uno se acercaba conducido de manera brusca que al estacionarse, tuvo que ser inspeccionada por un guardia mágico encargado. —Bien señor, hágame el favor de bajar. Sin embargo en lugar del chofer, un sujeto amordazado fue arrojado desde la altura. Sorprendiendo al guardia que se puso en modo defensivo para prevenir un ataque. —Ahí tiene guardia—dijo el sujeto que venía conduciendo con una voz gruesa e intimidante, al tiempo que los pasajeros bajaban, algo mareados y despeinados a lo que el chófer concluyó—perdón por la mala experiencia, pero era el único que po
El momento del duelo había llegado. Dren estaba cerca de cumplir su más grande anhelo y era servir, para después escalar a ser un noble, y esto era lo que lo hizo mirar a Achecar con desagrado. Para Dren ser un noble era un cargo de honor y respeto, pues consideraba que aquellos que pertenecieran a la Nobleza era por que merecían estar en está. Su familia habían servido a los Brandon del Norte; una familia ganadera, sus padres sirvieron a esta familia por generaciones, primero siendo simples arrieros y ahora estaban en el puesto de guardias. Sin embargo eran lo máximo para alcanzar, si quería tener tierras a su nombre debía ser un guardián mágico o algo más, de ahí que no los odiara y los viera como una meta. Achecar al unirse con Charlotte era la peor falta de respeto y considero que no debería seguir en pie, y sus verdaderas intenciones habrían de ejecutarse ahora. —Achecar ten Mare te desafío—grito Dren haciendo que hubiera expectación entre los capitanes, pues el había demostrado
Gina y Gerald esperaban al capitán y Achecar en la recepción con su respectivo equipaje, debido a la tardanza ambos intentaron hacer plática sobre los eventos ocurridos, así como su futuro, pero no pudieron tener una conversación fluida. Achecar se acercó al poco tiempo viéndolo un poco decepcionado, por lo que Gerald quien era muy extrovertido y humorista empezó. —¿Qué ha sucedido? Te veo algo triste. —Más que triste, solo pensativo. —Eso no lo parece, ¿qué cuentas? —Nada importante. Gerald se calmo ante la forma tan fría y desinteresada en que se expresaba, estuvieron en silencio por un rato hasta que Astar se presentó, con una actitud despreocupada;al no haberlo descrito antes, su apariencia es la de un hombre en sus cuarenta, con una altura de un metro ochenta, una vestimenta simple de un pantalón y una camisa de tela de un color rosa traía consigo una pequeña bolsa y su rostro tenía una barba de candado trenzada, al igual que su cabello, ambos de un color café claro con unas
Fred se levantó temprano para correr; su magia de cristalización le permitía aparecer y hacer copias de sí con ayuda del cristal, pero no eran constructos muy fuertes, por lo que mejoraba su condición física con la esperanza de aumentar su magia. Algo que es posible, pero por mucho que se entrene para conseguir magia esta no brotaria por ese metodo, sino que era realizar meditaciones que requerian una disciplina muy grande, pues sólo aquellos llamados los magos errantes eran la muestra de esto, pero cada uno de estos eran ancianos cuyas edades rondaban los cientos de años, además de que la magia suele ser caprichosa y por más ejercicio se realice o meditaciones se hagan, si tu magia no necesariamente te ayuda en combate, no aumenta su poder o al menos no como se desea. Fred vio como Achecar enseñaba a Gina a usar su magia, mientras observaba como realizaba ataques, y así el podía corregir o saber como es que se podía emplear su magia. —Se han levantado temprano—dijo Fred algo sofocad
El estandarte de Galvidan ondeaba en los muros de la base; una águila con las alas abiertas en un fondo azul celeste, las murallas eran altas cercanas a los cincuenta metros. La base era la más grande y vistosa, debido a que era una pequeña ciudad, que albergaba niñas abandonadas o víctimas de abusos. La gran mayoría creció con odio y repulsión a los hombres, al mando de Sarai esto se agravó trayendole problemas. Sobre los muros la figura de tres hombres se manifestaba con la intención de entrar, siendo Achecar, Jax y Roberto. —Aveces creo que me engañas con que no controlas tu magia—dijo Achecar al verse en la muralla—pudimos aparecer en el cuarto de Charlotte y así terminar rápido y en silencio. —Pues para mi es una fortuna—dijo Jax con alivio—por que si así lo reciben, no quiero saber lo que es estar sin permiso dentro. —No imagine que fuera así, es más bonito que la nuestra. —Eso es porque son las que han cumplido con numerosas misiones, además de diversas actividades que comp
Achecar se puso a cosinar al día siguiente, debido a que la mayoría de los daños fueron puestos por la legión de Galvidan, permitiéndole ahorrar un poco . Achecar se comprometió con Astar para hacer que mejorarán de la mejor manera. —¿Qué sucede? Los veo desanimados—empezó Achecar al verlos adormilados. —Eso es lo que estamos, ¿qué no duermes?—dijo Fred dando un bostezo. —¿Qué pregunta es esa muchachito? —Tan pronto resolviste ese asunto con las de Galvidan te tomas todo muy enserio, y deja de actuar como un viejo. —¡Qué has dicho!—respondió Achecar haciendo que sus ojos brillarán—no actuó como viejo, solo habló con más autoridad, ahora desayunen que haremos unas prácticas. La gran mayoría puso cara de rechazo, salvo Gerald y Gina, que aunque era raro recibir indicaciones de alguien de igual edad, se mostraban entusiasmados. —¡Regina! Que te sucede, acaso no posees magia de durabilidad, pero te fatigas bastante rápido. —¡Eso es algo que no te importa! —Claro que me importa, es
La mañana era fresca y tranquila para que Charlotte y Doroty tomarán un té en la casa de esta última;la cual estaba en la zona más prestigiosa de Armenar, teniendo calles amplias como también bastos jardines. La mansión de Doroty era inmensa, con treinta habitaciones y con un vasto patio con un tejadito con un par de sillas, así como una mesita; este lugar estaba rodeado por rosas y unos riachuelos que salían de una fuente, como también había tres árboles que daban una sombra fresca y refrescante. El lugar por lo general era tranquilo, pero era perturbado en este momento por una risa a carcajadas de parte de Doroty, algo que irritaba a Charlotte. —Ya deja de reirte, es algo serio—dijo Charlotte con molestia. —Eso lo se—contestó Doroty tratando de contener su risa—pero pudo haberse ahorrado ese disgusto con sólo pedirmelo. —Tal vez se le olvido. —Puede ser, me pregunto por qué se le habrá ocurrido eso. —Supongo que quizo hacerlo como antes de que nos separaramos. —¡Se metía a tu c
Achecar y el resto volvieron a la base y se mostraban felices por resolver un caso, salvo el primer mencionado, que se encontraba esperando a Astar quien llego al cambio de un rato, pues escucho de tal hazaña, sin embargo, noto la ira de desconcierto de Achecar y ambos fueron a una zona privada, lo que vendría ser la oficina del capitán. Una zona con dos sillones de cuero frente a un escritorio con bastantes papeles en el mismo con bastantes estantes llenos de libros, como también, telas, hilos y agujas. —Te notas molesto—dijo Astar al momento que seguía haciendo un mantel que tenía en el escritorio. —¿Hace cuanto esta a cargo? —A que viene eso. —Responda Ia pregunta de favor. —Bien, unos cinco años que soy capitán de Sanber. —¿Por qué este asunto no se resolvio? —Veo cual es tu punto, por qué un asunto como este pasaba enfrente de nuestras narices, si se supone que debemos cuidar a la población. Se debe mi buen amigo, a que, en Ajedraz existimos al menos cincuenta millones de h