Ella podrá con eso y más... ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
AlecLas llamadas de mi madre, Natasha y mi abuela son cada vez más insistentes, por lo que termino gritando en medio del camino y lanzo mi celular, sin importarme una m****a la información que tengo ahí. Esa cosa no me sirve para localizar a Aria, así que no me importa.No voy ni al departamento ni al lugar donde ella iba a vivir. El único lugar al que se me ocurre ir es a mi oficina, en donde sé que no va a estar, pero en medio de mi locura tengo la esperanza de que me esté jugando una macabra broma, que ella esté esperándome allí todavía, que no se haya ido.—Tienes que estar allí, tienes que estar —digo pegándole al volante—. No me pudiste hacer esto, Aria, no. No puedes, tienes miedo de mí, de lo que puedo hacerte. No pudiste atreverte, no pudiste.Avanzo con paso errático por el estacionamiento cuando logro aparcar en cualquier sitio que no es mi lugar. Mi cuerpo se siente como si estuviera en un estado profundo de ebriedad, incluso me duele la cabeza y estoy mareado. Sin embargo
Aria Cuando abro los ojos, estos están atiborrados de lágrimas, pero no me muevo, sigo mirando hacia la ventana con las cortinas que dejan ver un poco hacia afuera. Todavía no amanece, pero está a punto, lo noto en la ligera iluminación. El conseguir dormir rápidamente después de que Julia me hiciera meterme en la cama no hizo que descansara. He soñado toda la noche con Alec, con su furia, con sus amenazas, pero también con su amor inexistente. Esos últimos sueños son los que están causándome el llanto, pues sé que algo así de maravilloso nunca podría pasarme, y si pasara él no tendría nunca la valentía de aceptarlo públicamente. Debo aceptarlo de una buena vez: yo solo fui la amante de Alec Elwood. Si me quedaba a su lado, no iba a poder a aspirar a más. Julia ya me ha explicado un poco acerca de lo que va a pasar en unas cuantas horas, cuando venga a buscarme para llevarme a su nueva residencia, esa en la que vivirá de forma intermitente conmigo para que no sospeche nadie de que
AlecPese a los esfuerzos de los guardias de seguridad por detenerme, ninguno lo logra y terminan dejándome hacer y deshacer a mi antojo. No solo acabo con mi piso y el de recursos humanos, sino también con muchos más. No me importa cuánto tenga que pagar después para reparar los daños, no me importan las pertenencias que los empleados dejan aquí. Si yo pierdo, quiero que ellos también lo hagan y que se hundan conmigo. —¿Quién llamó a la m*****a ambulancia? —grito enfurecido al escuchar las sirenas acercándose al estacionamiento.Los guardias me rodean y no puedo ver la verdad en ninguno de ellos, pero sé que alguno de estos bastardos asquerosos es el culpable. —Señor, usted está herido —me dice uno de ellos—. Debe… —¡¿Me vas a venir a decir lo que tengo que hacer?! Me acerco a él y lo empujo hacia la cajuela de mi auto. El tipo trata de mantener la calma, aunque se le ve furioso. —Anda, pégame —le ordeno riéndome—. Pégame, eso lo hará más divertido. —No, señor Elwood. —Estúpido
Aria Julia no se separa de mí después de lo ocurrido en la bañera. La pobrecita está angustiada por cualquier cosa que me pueda pasar y hasta debe venir uno de sus doctores privados para tomarle la presión y de paso revisarme a mí. Mientras que yo la tengo bastante baja, a ella se le ha subido y debe tomar una píldora para controlarlo. A decir verdad, me siento muy culpable, pero no digo nada para no complicar la situación y también porque no tengo fuerzas para hacerlo. Sigo muy asustada por esa alucinación que tuve, por lo real que fue y los sentimientos que eso despertó en mí. Pero lo más temible es que estuve a punto de morir, que si Julia no me salvaba iba a ahogarme. Mi amor por Alec Elwood me iba a matar. —La señorita ya está bien, pero debe evitar los episodios de estrés. Eso no es bueno para el embarazo —aconseja el doctor—. Debe alimentarse y descansar correctamente, además de tomar las vitaminas prenatales. —Sí, doctor, eso haremos —asiente Julia, quien está sentada a mi
Alec Mi madre y Natasha están renuentes a dejarme solo y con mis pensamientos después de la manera en la que me encontraron, pero me las arreglo para convencerlas de que me dejen descansar en la habitación de invitados. Pero no descanso, desde luego, los pensamientos con respecto a Aria y a ese hombre me atormentan y me hacen desear gritar de rabia. ¿Ella sentirá algo por él o solo se fue por la desesperación de no tener nada conmigo ante las personas? ¿Qué le pasaba por la cabeza cuando decidió abandonarme? Cada vez que trato de cerrar los ojos, la imagino entre los brazos de ese tipo, siendo besada y abusada por él. Ese hombre se está aprovechando de su vulnerabilidad, de lo desesperada que está por mi rechazo, un rechazo que ni siquiera es tal. No puedo más con mis malditos pensamientos. Tomo mi agenda, la cual Ana me ha subido, y pese a que tengo las manos vendadas, escribo todo lo que necesito para elaborar un plan que me haga recuperar rápidamente a Aria. En esa lista he escr
Jackson Cuando me levanto por la mañana, veo el rostro más hermoso de todo el mundo a mi lado. Mi osita se ve preciosa durmiendo, aunque a veces me dé la impresión de quedarse con los ojos abiertos. Esta vez no es así y parece un auténtico angelito. Le doy un beso en la frente y me levanto con cuidado. El despertador marca que todavía es temprano, así que cocinaré algo para ella y para Aria antes de que ellas…Detengo mis pensamientos cuando abro la puerta de la habitación de Aria para ver cómo está. Con tristeza recuerdo que ella se ha ido, que no tengo una hermana a la cual molestar. Aunque nunca se lo digo, siempre la he visto como algo más que mi simple hermana menor; ella es para mí como un pequeño bebé al que debo cuidar. No me importa que yo solo la supere por tres años, es como una hija para mí y me duele que se haya tenido que ir de esa forma, huyendo del idiota del señor Elwood, el cual espero que deje de buscarla pronto. Él no se merece tener a su lado a una grandiosa chic
Alec Tener contactos por todos lados nunca fue tan útil como hasta ahora. El detective Ríos no dudó ni un segundo en venir a ayudarme con mi caso y trajo consigo a Richardson, uno de sus mejores dibujantes forenses. No tengo todas mis esperanzas puestas en él y en las descripciones del hermano y cuñada de Aria, pero esto es mejor que no comenzar la búsqueda.—¿Su asistente dejó algún mensaje o nota?—Solo su carta de renuncia —contesto mirándolo a los ojos—. No me dio motivos o explicaciones, tan solo se fue. Poco antes hablamos por teléfono y se escuchaba rara. —¿Qué fue exactamente lo que le dijo, señor Elwood? En este momento lamento no tener puesta una corbata que ajustar. Sé que para dar con ella tengo que decir la verdad, pero hablar con total franqueza hará público lo que estoy haciendo, lo que tengo con ella. —Debe ser sincero, señor Elwood —me recuerda—. Debe decirme la verdad para poder entender sus motivos y así poder ir en una línea que…—Me confesó que se había enamora
Aria Me quedo congelada cuando veo el mensaje que Jackson me mandó hace algunas horas, advirtiéndome que Alec ya involucró a la policía y que no lo llame hasta que él no lo haga y sea seguro. Casi no puedo respirar al saberlo y tengo que dejar de guardar mis cosas para poder sentarme y calmarme. Julia ha salido a comprar unas cuantas cosas para nuestro viaje por carretera, incluyendo mis vitaminas y pastillas para el vómito, las cuales no sé si van a servirme para poder soportar todo este nerviosismo. Al final cedo al capricho de mi estómago y termino yendo al baño a devolver todo lo que conseguí comer por la mañana. La idea de que Alec me encuentre antes de que me pueda escapar es aterradora y no me deja respirar. —No, tú a mí no vas a encontrarme —le digo al verlo en la puerta, mirándome con ansiedad. —Por supuesto que lo haré —me contradice, aunque no hace intento alguno de acercarse—. Nos vamos a volver a ver las caras, Mills. Su imagen se esfuma cuando escucho ruidos provenie