El cuervo sacando el pico jajaja ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
Aria Lo único que hacemos después de salir de la empresa, es recoger a mi hermano e irnos inmediatamente al pueblo. Julia se quedará algunos días en la ciudad para arreglar algunos asuntos, así que Ethan la ha dejado en su casa. Yo estoy ansiosa por regresar a ver a mis hijos, que de nuevo han tenido que dormir sin mí.—Tarde o temprano tenemos que tomar una decisión con respecto a los trillizos —expongo—. No puedo separarme de ellos durante tantas horas al día. No es justo para ellos. —Eso es verdad —murmura Ethan—. No es viable. Ellos deben estar cerca, en la ciudad. —La casa de Julia no es opción —dice Jackson desde el asiento trasero—. Es el primer lugar a donde seguramente ese idiota irá a buscar, además de nuestra casa. —Voy a comprar un departamento —dice Ethan—. Tiene que estar en un piso alto, de modo que nadie pueda entrar.—Eso sería esconderlos —digo con tristeza—. Sí, sé que ahora mismo los estoy escondiendo, pero al menos en casa tienen el jardín y pueden andar por el
Aria Venir a la plaza con mis niños, me calma mucho los nervios. Alec ya me ha perdonado, o eso es lo que creo, porque no se aparta de mí y no quiere que lo deje ni cuando está dibujando. Permite que sus hermanos y mi sobrina estén sobre mí, pero siempre y cuando no me aleje de su lado. —La vida aquí es un sueño, no me canso de decirlo —dice Stacy cuando Jack, Juliett y Ada se alejan un poco para caminar entre los pájaros que hay en el parque. Incluso Alec ha ido con ellos, aunque no le agraden mucho los animales. Él cuida de que los pájaros no piquen a sus hermanos.—Es posible que nos tengamos que mudar de nuevo. —Suspiro.—Lo sé —dice apesadumbrada—. Ethan le comentaba a Jackson que tenían que buscar un departamento en la ciudad.—Preferiría una casa, una casa con seguridad.—Sí, eso es más plausible —asiente—. No podemos aislar a los niños, no completamente. —Tengo miedo, Stacy —le confieso—. Tengo miedo de lo que va a pasar, de que Alec descubra mi secreto. —¿Por qué no se lo
AlecLa casa de los Mills está vacía para cuando me presento, lo cual indica que tal vez nunca llegaron aquí y que todos siguen fuera de la ciudad. Intento que esto no me desespere, pero es imposible. Estoy cansado de tanto secretismo, de tanto misterio, de descubrir verdades que cada vez me enfurecen y desesperan más. Tengo el presentimiento de que la vida de Aria tiene más capas por descubrir y que tengo que indagar hasta el fondo. No por nada se casó con Ethan, y no por nada debió aceptar ser propuesta para la vicepresidencia, arriesgándose a un problema legal conmigo. Pese a saber que no hay nadie en la casa, camino hacia la parte trasera. El patio no es una inmundicia, pero hay desorden por todas partes y hace falta cortar el césped. ¿Cómo pude dejar que Aria viviera en esas condiciones? Cuando logre atraparla, no sucederá más. Ella vivirá en una propiedad cuyo jardín sea limpio, seguro, bien podado y sin latas de pintura vieja o herramientas oxidadas. —¿Qué demonios? —digo al l
Aria —¿Me mandaste llamar? —le pregunto a Ethan al entrar en el despacho. Él asiente y le sonríe antes de voltear su laptop hacia mí. —Mira, este me ha gustado mucho. Tiene un parque justo abajo y está cercado. Solo los inquilinos tienen acceso por seguridad.—Guau —digo sorprendida—. Es hermoso, les encantará. —Sí, sobre todo a Jack —dice Ethan de buen humor—. Eso sí, está en el piso cinco el departamento disponible. —Ethan, ¿no te has planteado una casa?—Sí, claro —asiente—. Pero esta es la primera opción si quieres un departamento, o sea, algo más discreto. —Sí, tal vez sea lo me…—Me gusta más la idea de la casa, si te soy honesto —admite—. Y tengo muchas opciones, te enviaré todo para que lo vayas revisando con calma. —No puedo tener calma, comienzo mañana y debo irme en pocas horas. Tenemos que encontrar algo muy pronto y mudarnos. —Sí, y eso pasará. No te preocupes y ve a dormir un poco. Saldrás a las tres de la mañana. —Lo sé. —Por cierto, ya no puedes ir a tu antig
AriaMe quedo paralizada viendo mi prueba de embarazo positiva. Llevo algunos días sospechando sobre esto, pero el confirmarlo me hiela la sangre. Tenía la esperanza de que solo fueran imaginaciones mías y que el retraso menstrual y otros síntomas solo se debieran al continuo estrés al que mi jefe me somete, jefe del que estoy embarazada.La prueba de embarazo se me cae al piso cuando me llevo las dos manos a la boca para reprimir mis gritos. Mis ojos marrones me miran desde el espejo y me transmiten todo el pánico que estoy experimentando. De verdad estoy embarazada de Alec Elwood, que gana millones de dólares cada vez que yo respiro y que casi todas las noches me mete secretamente en su cama. Sé que él me va a culpar por todo cuando lo sepa, a pesar de que fue él quién eligió a la doctora que me dio mis métodos anticonceptivos y a pesar de que él me los da.Mi vista se dirige al piso de nuevo y me pongo en cuclillas para recoger la prueba. Al voltearla, espero que haya sido tan solo
AriaGran parte de la noche la paso llorando desconsolada como cada vez que me sucede cuando veo la realidad de las cosas. Siempre que Natasha viene a verlo, él se olvida de mí. A ella le da sus sonrisas, su amabilidad, todo lo contrario a lo que a mí me da. Conmigo es un hombre exigente, frío y ni siquiera se molesta en decir mi nombre, solo me llama por mi apellido.Claro, en el departamento es otra historia, pero eso no sirve de nada porque no tengo su amor.Me levanto de la cama sintiendo un poco de náuseas, así que me quedo unos minutos de más en ella. Tengo miedo de que estas se hagan más y más intensas conforme las semanas y no pueda disimularlo. Antes de abrir la boca, debo pensar bien en cómo lo haré y cuál es la situación.Me llevo una mano al vientre y dejo escapar un largo suspiro. No puedo dejar que nadie le haga daño a mi bebé.—Buenos días, hermana —me saluda Jackson cuando llego a la cocina y me siento en el comedor redondo que tenemos en medio de ella—. Ten cuidado.M
AriaCuando salgo de esa oficina no soy capaz de mantenerme en mi área de trabajo, sino que tengo que ir al baño a tranquilizarme, pero me es imposible. Las lágrimas salen sin cesar por mis ojos y no puedo hacer nada para que dejen de salir.¿Debería decir que me siento mal e irme? ¿Debo renunciar? La idea de eso último es tan dolorosa como el hecho de que Alec, mi Alec, vaya a casarse. No obstante, no veo otra salida para no sufrir más. No voy a poder tolerar ver como él me hace a un lado por su verdadero amor.Mi celular comienza a sonar cuando llevo más de quince minutos dentro del baño. Es mi jefe, y seguramente me está llamando porque se encuentra furioso de no verme en mi zona de trabajo.Hago acopio de toda mi fortaleza y me limpio el rostro como puedo. Ya no luzco tan impecable como esta mañana, pero no estoy hecha un desastre, así que salgo. El señor Elwood está en medio de la estancia, sin expresión alguna en el rostro, aunque conozco ese brillo en sus ojos y sé que está muy
Aria No me gusta mucho cuando el día está extremadamente cargado de trabajo, pero hoy es diferente. El agendar tantas reuniones e ir de un departamento a otro en representación del señor Elwood me despeja la mente de mis preocupaciones. Claro, eso no me libera del todo de la enorme piedra que hay en mi corazón y que no me deja tranquila. Además, me pesa que hoy no voy a poder irme a casa porque mi hermano va a pedirle matrimonio a su novia. ¿Podría empeorar mi día? No me atrevo ni a planteármelo porque es seguro que va a ocurrir y prefiero no ser yo la que termine de enterrarse. Las náuseas no me abandonan en ningún momento, pero consigo no vomitar ni hacer gestos frente a mi jefe, quien actúa como si no me hubiese dado la gran primicia de su matrimonio y mucho menos como si se hubiese comportado posesivo conmigo. A él yo no le importo en lo absoluto y, aunque eso me duele, también me aporta más coraje para llevar a cabo mi plan. Me va a tomar algunas semanas reunir el dinero sufici