Jajajaja ¿qué será lo que le dirá Jackson a Alec? ¡No te lo pierdas! ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
Alec Tener contactos por todos lados nunca fue tan útil como hasta ahora. El detective Ríos no dudó ni un segundo en venir a ayudarme con mi caso y trajo consigo a Richardson, uno de sus mejores dibujantes forenses. No tengo todas mis esperanzas puestas en él y en las descripciones del hermano y cuñada de Aria, pero esto es mejor que no comenzar la búsqueda.—¿Su asistente dejó algún mensaje o nota?—Solo su carta de renuncia —contesto mirándolo a los ojos—. No me dio motivos o explicaciones, tan solo se fue. Poco antes hablamos por teléfono y se escuchaba rara. —¿Qué fue exactamente lo que le dijo, señor Elwood? En este momento lamento no tener puesta una corbata que ajustar. Sé que para dar con ella tengo que decir la verdad, pero hablar con total franqueza hará público lo que estoy haciendo, lo que tengo con ella. —Debe ser sincero, señor Elwood —me recuerda—. Debe decirme la verdad para poder entender sus motivos y así poder ir en una línea que…—Me confesó que se había enamora
Aria Me quedo congelada cuando veo el mensaje que Jackson me mandó hace algunas horas, advirtiéndome que Alec ya involucró a la policía y que no lo llame hasta que él no lo haga y sea seguro. Casi no puedo respirar al saberlo y tengo que dejar de guardar mis cosas para poder sentarme y calmarme. Julia ha salido a comprar unas cuantas cosas para nuestro viaje por carretera, incluyendo mis vitaminas y pastillas para el vómito, las cuales no sé si van a servirme para poder soportar todo este nerviosismo. Al final cedo al capricho de mi estómago y termino yendo al baño a devolver todo lo que conseguí comer por la mañana. La idea de que Alec me encuentre antes de que me pueda escapar es aterradora y no me deja respirar. —No, tú a mí no vas a encontrarme —le digo al verlo en la puerta, mirándome con ansiedad. —Por supuesto que lo haré —me contradice, aunque no hace intento alguno de acercarse—. Nos vamos a volver a ver las caras, Mills. Su imagen se esfuma cuando escucho ruidos provenie
Aria El camino hacia ese pueblo es bastante ameno, aunque en cierto momento siento un raro hormigueo en las piernas que hace que tengamos que detenernos para que salga a estirarme un poco. Julia me tiene paciencia, al igual que Kai, y esperan a que me sienta mejor para volver a la marcha. Nada ha impedido nuestra travesía, pero de todos modos me siento temerosa de que en cierto momento la policía nos detenga. Y, para variar, no dejo de pensar en Alec ni un solo instante. Las alucinaciones no han vuelto, pero siento su presencia cerca de mí, como si respirara detrás de mi nuca y me susurrara que me detenga, que no puedo irme. Intento ignorar esa sensación, esperanzada de que con el tiempo la dejaré de sentir, al igual que esas molestias en el estómago. Tengo una urgencia enorme por contactarme con mi hermano, que él me diga todo lo que pasó cuando Alec los interrogó. Sé que debo apartarme lo más posible de ese asunto, sin embargo, no me sentiré en paz hasta que lo sepa y que Jackson m
Alec No me siento capaz de ver más el dibujo que Richardson ha hecho sobre ese hombre, pero no lo necesito. La imagen la tengo muy bien grabada en el cerebro y sé que no la dejaré ir hasta que no lo elimine.En el fondo sé cuán absurda es la descripción que hicieron, pero el detective afirmó que ellos parecían completamente convencidos de lo que decían y que si bien la descripción proporcionada estaba un tanto exagerada por el entusiasmo o tal vez el desconcierto, confiaba en que esas características nos dieran una pista. Es por esto que ya he mandado a analizar la computadora y el celular de Aria en busca de aplicaciones de citas, de redes sociales que no sepa que tenga y cualquier otro dato que pueda ser de utilidad para encontrarla. Hasta ahora lo único que tengo es esa letra J en sus contactos, también el hecho de que su hermano compró un celular nuevo, pero nada en concreto. Mi mapa sigue en blanco, con datos sueltos que no se relacionan entre sí. Además de eso, ya descarté, po
Aria La casa no es menos hermosa por dentro, pero admito que me dio miedo el primer día porque el trasladarse de una zona a otra es difícil por lo grande que es. Sin embargo, llevo más de una semana aquí y me he adaptado mejor de lo que creí. También me he adaptado bastante al hecho de prácticamente estar a solas con mis pensamientos gran parte del día. Los empleados son muy buenas personas, pero todos están tan ocupados en la casa que nadie viene a hablar conmigo. Julia solo ha podido quedarse conmigo pocos días, ya que debía volver a la ciudad. Eso sí, me llama a diario y se aseguró de que antes de irse me revisara el obstetra del pueblo, el cual trajo su equipo portátil para revisarme. Mis trillizos, pese a todas mis tristezas, están saludables y creciendo como lo tienen que hacer. Por esa razón es que ya no siento que las náuseas matutinas y los mareos tan intensos que me dan por las noches a causa de la progesterona que me han recetado sean mis enemigos. He entendido que todos e
Alec Aria y ese hombre no dejan de besarse por más que grito y mis pies no se mueven para correr en su dirección porque los tengo anclados al suelo. Es como si yo estuviera muerto para ellos, para todo el mundo. El miedo se acrecienta cada vez más, pues ese beso se profundiza y llega a niveles demasiado atrevidos. Aria deja que ese hombre prácticamente le escarbe la boca, así como muchas veces me dejó a mí hacerlo en mis momentos de más necesidad. —No, Aria, no —digo sin aliento—. Aria, por favor, por favor. Ella no se aparta, pero abre los ojos y sonríe. Está disfrutando de ser de otro hombre, de mi incapacidad para poder ir a impedir que se burle así de mí, de lo que alguna vez tuvimos. El grito que dejo salir al despertar resuena en mi habitación, esa que Natasha abandonó hace ya un mes. Mi madre me insiste en que vaya a buscarla, pero lo cierto es que no me importa demasiado. No tengo ánimos de nada, ni siquiera de trabajar, pero lo hago porque estúpidamente espero que eso me d
AriaEl clima un poco helado de Ravenswood no dura demasiado tiempo. A las pocas semanas de que llego, la vegetación se vuelve de un verde más brillante y ya no cae más granizo, de esos que congelan la noche y hace que tenga que dormir con muchas capas de ropa encima. Además de eso, la compañía de Julia y del odioso de Ethan alegra mis días y me hace alucinar con menos frecuencia a Alec, al menos en el día. Por las noches siempre está esperándome y nos dejamos llevar por la pasión. Aquellos encuentros son una locura, pero no quiero dejarlos atrás porque, a pesar de todo, son lo único que hacen que no me vuelva loca de desesperación sin él. Estoy tomando terapia, en la cual me está yendo demasiado bien y, gracias al consejo de mi linda terapeuta, estoy dedicándome a la jardinería. Nunca pensé tener talento para podar arbustos y cuidar de las flores, pero todas las plantas que toco se ponen más lindas al paso de unos días. Una de las empleadas, Grace, dice que también debe ser por mi emb
Ethan Es una cobardía de mi parte lo que estoy haciendo, pero no puedo quedarme a hacer lo que la abuela me pidió que hiciéramos, no todavía. Siempre pensé que me sentiría preparado para cualquier cosa, sin embargo, esta vez no. No me siento preparado para decirle la verdad a Aria, no después de haberla visto entre los brazos de Jackson, siendo tan feliz. Salgo de la casa y me meto en mi auto. Necesito alejarme algunos días de aquí y que este dolor en el pecho por haberlos visto así se me pase. Estar con Aria me llena de tranquilidad, es mi refugio, aunque sea una mujer odiosa y que se toma a mal todas mis bromas. Estos meses que llevo conociéndola he aprendido muchas cosas sobre ella y he descubierto que es una mejor persona que lo que la abuela siempre me ha descrito. No puedo empañar su felicidad ahora. Aria se merece estar feliz por la visita de su hermano y su cuñada; ella merece estar en paz, sin preocuparse por nada. Pese a que la molesto todo el tiempo, la quiero. Me gusta q