Oh, no, a este hombre ya le ganó la desesperación... ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
AriaEl clima un poco helado de Ravenswood no dura demasiado tiempo. A las pocas semanas de que llego, la vegetación se vuelve de un verde más brillante y ya no cae más granizo, de esos que congelan la noche y hace que tenga que dormir con muchas capas de ropa encima. Además de eso, la compañía de Julia y del odioso de Ethan alegra mis días y me hace alucinar con menos frecuencia a Alec, al menos en el día. Por las noches siempre está esperándome y nos dejamos llevar por la pasión. Aquellos encuentros son una locura, pero no quiero dejarlos atrás porque, a pesar de todo, son lo único que hacen que no me vuelva loca de desesperación sin él. Estoy tomando terapia, en la cual me está yendo demasiado bien y, gracias al consejo de mi linda terapeuta, estoy dedicándome a la jardinería. Nunca pensé tener talento para podar arbustos y cuidar de las flores, pero todas las plantas que toco se ponen más lindas al paso de unos días. Una de las empleadas, Grace, dice que también debe ser por mi emb
Ethan Es una cobardía de mi parte lo que estoy haciendo, pero no puedo quedarme a hacer lo que la abuela me pidió que hiciéramos, no todavía. Siempre pensé que me sentiría preparado para cualquier cosa, sin embargo, esta vez no. No me siento preparado para decirle la verdad a Aria, no después de haberla visto entre los brazos de Jackson, siendo tan feliz. Salgo de la casa y me meto en mi auto. Necesito alejarme algunos días de aquí y que este dolor en el pecho por haberlos visto así se me pase. Estar con Aria me llena de tranquilidad, es mi refugio, aunque sea una mujer odiosa y que se toma a mal todas mis bromas. Estos meses que llevo conociéndola he aprendido muchas cosas sobre ella y he descubierto que es una mejor persona que lo que la abuela siempre me ha descrito. No puedo empañar su felicidad ahora. Aria se merece estar feliz por la visita de su hermano y su cuñada; ella merece estar en paz, sin preocuparse por nada. Pese a que la molesto todo el tiempo, la quiero. Me gusta q
Alec Volver con Natasha fue más sencillo de lo que esperaba. No me hizo demasiadas preguntas, solo si estaba seguro. Tuve que usar toda mi rabia que sentía por Aria para poder disculparme y fingir durante esa cena que quiero recuperar lo que fuimos. Por supuesto, no he logrado convencerla del todo debido a que evado tener sexo con ella. Sin embargo, Natasha ha parecido reflexionar y ya no me insiste. Tal vez se consiga un amante, lo cual no me importa mucho en realidad siempre y cuando sea discreta y no se haga público. Mi compromiso ha salido por todos los medios pese a que yo no he movido ni un solo dedo para que eso suceda. Mis suegros parecieron tener un episodio de amnesia y han vuelto a tener una buena relación conmigo y con la empresa. Solo por el bien de esta última es que no les grito que son un par de viejos hipócritas y que los detesto con todo mi ser, que si pudiera me desharía de ellos para no volver a verlos. Hoy es mi cena de compromiso y estoy haciendo un esfuer
AlecLa cena, mi reputación, mi prometida, la gente que nos rodea y todo lo que debería importarme, desaparecen en ese momento, en cuanto veo a ese hombre. Él es mi única respuesta, el único que me puede ayudar a dar con el paradero de la mujer que quiero recuperar a toda costa, pero en este momento solo estoy lleno de odio. —Señor, ¿va a querer beber algo?—Tu sangre —mascullo mientras salgo de la mesa para caminar hacia él y tomarlo por el cuello de la camisa. —¿Qué le pasa? —pregunta asustado.—¡Eso es lo que yo me pregunto! —Alec, ¿qué estás haciendo? —me pregunta Natasha, pero la ignoro. El tipo es fuerte, tal vez más que yo, pero estoy tan lleno de rabia que él no se puede soltar de mi agarre ni impedir que me lo lleve a rastras hacia una salida de emergencia, la cual da hacia un pasillo oscuro, donde tiran las sobras. El gerente me ha visto pasar, pero no me detiene, pues sabe que, si me lo propongo, puedo mandar cerrar el local.—¡Dime dónde está! —le grito mientras lo empu
Jackson—Creo que si seguimos así, nuestra bebé saldrá antes —dice Stacy cuando se recuesta a mi lado.—No digas eso —gruño—. Esta niña debe quedarse mucho tiempo, lo más que pueda. El mundo es peligroso. —Eres un exagerado —se ríe—. Ella saldrá cuando tenga que salir, aunque tal vez no aguante demasiado por todo lo que le hacemos pasar a la pobrecita. —Mucho menos cuando nos casemos —añado con una sonrisa mientras la atraigo hacia mí. Tenerla así me calma cualquier pensamiento negativo. A pesar de los años que llevamos juntos, me siento igual o más atrapado que el primer día. Y ahora que está embarazada tengo un sentimiento doble, me llena de calma, pero a su vez me gusta mucho más. Stacy es perfecta. —¿Crees que Julia hablaba en serio cuando dijo que podíamos casarnos en esa casa? —me pregunta. —Sí, aunque no sé qué tan buena idea sea —le respondo con seriedad—. Tengo la impresión de que el jefe de Aria, aunque haya pasado ya un tiempo, nos sigue vigilando. —Yo también —asiente
Alec Mis esperanzas de que Jackson y su prometida me hubiesen mentido y que aquel tipo sea tan solo un hombre que tiene la desgracia de ser igual al retrato se desvanecen cuando Jackson le exige saber por el paradero de Aria. —Yo no entiendo nada de lo que me están diciendo —insiste el asustado sujeto—. Yo no conozco a Aria Mills. ¿Tiene el cabello largo? ¡No lo sé! —¡Sí! ¡Sí tiene el cabello largo! —Intento ir hacia el sofá en donde ese tipo está sentado, pero el detective me detiene. —Señor, debe calmarse, puede que esté diciendo la verdad —me dice. —¡Es igual al tipo de la descripción! —exclamo. —Pero no veo que tenga canas —murmura Stacy, mirándolo con detenimiento—. ¿Se pintó el cabello, señor? Aquel dato me hace sentir más alarmado. ¿Acaso ya no están seguros de la descripción?—No, no tengo canas. Solo tengo veinticuatro años —responde Oliver. —Veinticuatro años en cada pierna —digo malhumorado, lo que arranca una carcajada de Jackson, quien se calla al verme asesinarlo
Aria La preocupación y la tristeza no me abandonan desde el día en que Jackson y Stacy me visitaron y Ethan se fue. Sería mentira decir que no disfruté de tener a mi hermana y cuñada aquí, pero no pude dejar de pensar en ese hombre que se ha convertido en alguien importante para mí a pesar de lo fastidioso que es. Es como si él fuese mi hermano y lo hubiese perdido. No tengo dudas de cómo es que lo veo, pero lo que sí me sigue sorprendiendo es cómo, pareciéndose tanto al hombre que me hace estremecer de pies a cabeza, pueda sentir cosas que sentiría una hermana.—¿Por qué todo el mundo está desaparecido? —murmuro mientras me acaricio la barriga.Pasear por el jardín se ha convertido en mi pasatiempo favorito, pero hacerlo sola no es tan agradable. Quisiera poder tener a mi familia conmigo, poder compartir mi embarazo con alguien. En realidad muchas veces sueño con poder hacerlo con Alec, arrepentirme y volver para averiguar qué es lo que siente por mí. —Tienes que hacerlo —me dice
Aria—Perdóname —dice Ethan, levantándose de golpe—. Yo no debí decirte nada. —No, no, quiero que me expliques —digo aterrada y con el corazón muy acelerado—. Ethan, ¿de qué me estás hablando? Y no voy a admitir que guardes más silencio. Si dices algo, tienes que asumirlo.—Esto te puede alterar. —Más me voy a alterar si me quedo con la duda —digo desesperada, luchando por levantarme.Los movimientos de los bebés y el mismo Ethan me impiden que me ponga de pie. Me siento muy ansiosa, al borde de caer en una crisis. Alec imaginario grita a mi alrededor, furioso de que su hermano me toque, pero no le presto la más mínima atención. Ni siquiera en mi mente él tiene derecho a decirme qué hacer. —Espera, espera, no te levantes —me dice Ethan mientras arrastra una silla para quedar sentado frente a mí—. Aria, esto… la abuela me va a freír vivo, ella quería decirte la verdad cuando Jackson estuviera aquí. Por mi culpa no se pudo, porque me fui. —¿Estabas enojado por verme con Jackson? —in