Freya Sith, una joven de 19 años, experimentó una traición cruel por parte de su tío que la llevó al borde de la muerte. Sus lamentos llegaron a oídos de la diosa Selene, quien, conmovida por su angustia, le concedió una segunda oportunidad. A pesar de esta nueva oportunidad, el destino de Freya ya estaba sellado: debía contraer matrimonio con su mate, Crono Apka, un hombre de 32 años que no creía en las parejas predeterminadas. Tres años antes, él había perdido a su amada Lea en manos de su enemigo. En su afán de venganza, Crono aceptó casarse para vengar la muerte de su amada. Freya y Crono se ven amenazados por tres enemigos. En primer lugar, los feroces Orcos, bestias temibles surgidas de las sombras en el momento de la reencarnación de Freya. En segundo lugar, Palas regresará para reclamar lo que considera suyo. El tercer enemigo es el temible Pirro, tío de Freya y líder de la región del sur de las tierras de lobos, quien ansía obtener a la mujer que ha deseado desde que la vio por primera vez, su propia sobrina. Un segundo intento de asesinato obligó a Freya a huir embarazada. Su sed de venganza se vio aplacada por el nacimiento de sus tres cachorros. La pequeña Metis, al nacer, presentaba problemas de movilidad, pero destacaba por su inteligencia y valentía. Cinco años después, Metis, Psique y Ajax emprenderán un viaje solos en busca de su padre. ¿Podrán los protagonistas unirse para vencer a sus enemigos? ¿Podrá Freya perdonar a Crono por el amor que los une?
Leer másFreya al llegar cerca de los carros, sus hijos salieron, corrieron ansiosos por abrazar a su madre. Freya se agachó, abrazó a sus hijos y lágrimas de alegría llenaron sus ojos; en ese momento, no podía creer que hubiera salido viva del bosque. Mientras los niños reían, ella los colmó de besos.Crono, al ver a su familia a salvo, experimentó una mezcla de emoción y satisfacción en su corazón. Sin embargo, ahora que sería líder alfa de las tierras de lobos, estaría más alerta para proteger a su familia de los enemigos que vayan apareciendo.—Vamos a casa —expresó Crono, llevando en brazos a Psique.—No, íbamos a ver al abuelito. Yo quiero verlo. —Protesto Ajax, haciendo un tierno puchero.Yo quiero ver a Boox y a la tía Isis —comentó también Metis.—Primero, regresemos a casa para asearnos, comer y descansar. Mañana les prometo que yo mismo los llevaré a ver al abuelito, y luego vamos a visitar a su tía Isis y a los orcos. —Crono respondió introduciendo a la pequeña Psique al carro, lue
Dos lobos avanzaron hacia Freya, agarrando sus manos y llevándolas hacia atrás para atarlas. A pesar de su resistencia, ella luchaba por liberarse. En medio de su forcejeo, Palas se acercó y le propinó un golpe en el rostro con la pistola que sostenía.—Eres una cobarde, ¿por qué no peleamos de loba a loba? Tienes que necesitar ayuda de tus secuaces para vencerme —expresó Freya, escupiendo sangre. La culata de la pistola le rompió la boca.—¿Crees que soy tan estúpida como Pirro, que pensaba que solo podía con tu loba? No, no, no, Freya. Yo no soy tan ingenua como él —miró a los hombres que habían amarrado a Freya—. Vamos al acantilado, allí le dispararé y la tiraré al río para que se termine de morir ahogada.Los hombres caminaron arrastrando a Freya, quien luchaba desesperadamente por zafarse sin éxito. Al llegar al acantilado, Palas le apuntó con la pistola a Freya, pero fue interrumpida por ruidos que provenían del bosque, Palas se posicionó detrás de ella y le colocó la pistola e
Fénix corría cansada, el viento azotaba su pelaje cuando, de repente, un lobo se lanzó hacia ella; con destreza, logró esquivarlo. Sin embargo, la situación se tornó más oscura cuando dos lobos adicionales se abalanzaron sobre ella. En medio de la lucha, la loba azul abrió su imponente boca, y en un instante, una cuerda se enroscó alrededor del cuello de Fénix. Desesperada, movió la cabeza en un intento de liberarse, pero se dio cuenta de que estaba siendo sometida por un grupo de hombres.Mientras luchaba contra la restricción de la cuerda, un lobo aprovechó la distracción y mordió con fuerza su espalda. Se dio cuenta de que estaba siendo atacada, por debilidad e instituto de supervivencia, le cedió el control a Freya. Ella sintió dolor punzante en un costado de su espalda, se llevó las manos a esa zona para aplacar un poco la punzada, pero una voz la hizo levantar la cabeza.Palas, con los ojos entrecerrados y sosteniendo una pistola, se burló de Freya con desprecio.—Eres patética,
Freya, podía sentir el acelerado palpitar de su corazón, no podía dejar de pensar en la seguridad de sus cachorros. En ese momento de angustia, se manifestó. "Déjame salir para llevar a los niños en mi lomo y encontrar un refugio seguro para ellos".Al escuchar a su loba, Freya se detuvo y se volvió hacia sus cachorros. Los miró con ternura y, con palabras tranquilizadoras, les dijo.—Fénix va a emerger, deben subirse a su lomo y aferrarse fuertemente. Ella los conducirá a un lugar seguro y los dejará allí. Cuando el peligro haya pasado, papá y mamá estarán con ustedes, ¿entendido?Los cachorros, con ojos llenos de miedo, asintieron con las cabezas.—¡Mami! ¡Será como montar a los orcos! —Afirmó con ternura la vocecita de Ajax.—¡Está bien, mami! Yo tengo mucho miedo —añadió Psique, haciendo un puchero mientras se abrazaba a su madre.—Mami, yo cuidaré de mis hermanas hasta que llegue Crono y tú —declaró Metis, lanzándose hacia Freya, seguida por Ajax.Freya se separó renuente de sus
Después de una semana en la mansión, Freya decidió ir a visitar a su padre con los niños, y luego planeaban pasar por el refugio, ya que los niños tenían ganas de ver a los orcos. Crono quería acompañar a sus hijos; no quería separarse de ellos, pero también deseaba respetar la decisión de Freya de ir solo con ellos. Con pesar, se despidió de ellos.Freya inició el viaje en carretera y, tiempo después, notó que dos vehículos se acercaban mucho a ella, echó un vistazo por el retrovisor para asegurarse de que los niños tuvieran bien abrochados sus cinturones de seguridad y aceleró un poco el carro.— Mami, ¿qué pasa? —preguntó Metis, extrañada por sentir el movimiento del carro.Freya miró con atención los dos carros que se acercaban y se dio cuenta de que los seguían. Mantuvo la calma para no preocupar a los niños.— No te preocupes, cariño. Solo estamos siendo seguidos por dos carros. Pero confíen en mami de que lleguemos a casa de abuelo sin problemas, ¿de acuerdo? —dijo Freya con un
Siena concluyó su conversación con Apolo y, decidida a alejarse de Dionisio mientras calmaba su Celo, abandonó la mansión a escondidas junto a su hermana. Se dirigieron hacia una abandonada cabaña perteneciente a la familia. Al llegar, se pusieron a acomodar la cabaña. Siena notó el rastro demacrado y decaído de Greta, que marcaba las cicatrices invisibles de su pasado que intentaba enterrar. Sin perder tiempo, ella se acercó a su hermana con los ojos cristalizados, quería preguntarle que había tenido que soportar en silencio durante el tiempo que ella no estuvo a su lado, con pena tomó sus manos y con gesto compasivo le inquirió. —Hermanita, lamento mucho que hayan sufrido después de mi partida, no sé exactamente lo que te sucedió, pero por tu apariencia, no debiste enfrentar nada bueno. —Siena acarició suavemente la mano de Greta, transmitiendo consuelo. —La diosa Selene te trajo de vuelta a nosotras, y ahora ya estamos bien, contigo a nuestro lado, nuestras vidas cambiarán —expre
Después de pasar el día en compañía de sus hijos y acompañarlos hasta que se quedaron dormidos, Crono se encaminó hacia la antigua habitación de Freya. A lo largo del día, ella se había mantenido escondida, evitando cualquier encuentro con él. Sin hacer ruido, crono giro la manilla y entró. La encontró frente al espejo, peinándose, sumida en sus propios pensamientos.Freya se sobresaltó al percatarse de la presencia de Crono, y un nerviosismo palpable se apoderó de su cuerpo, experimentando espasmos a causa de su celo. A lo largo del día, había evitado cualquier encuentro con él, pero ahora que lo tenía frente a ella, no sabía qué hacer. Suspiró varias veces para aparentar calma y finalmente habló con firmeza.— ¿Qué haces aquí? No tienes derecho a entrar en esta habitación sin mi consentimiento.Crono, respondió con la intensidad de sus deseos controlados.—Tus feromonas me llaman, Freya. Recuerda que ya eres mía. —Él se esforzaba por contenerse antes de lanzarse sobre ella, solo que
Freya recorrió la manada, pero Lucía no aparecía en ninguna parte. Al regresar, se acercó a algunos guardias y ellos emprendieron la búsqueda por el bosque. Apolo llegó a la mansión a toda velocidad, descendió del carro y encontró a Freya en la entrada.—Freya, ¿cómo está Lucía? Mi lobo no deja de sentir intranquilidad; no entiendo qué le sucede —expresó Apolo con preocupación en su rostro.—Amigo, ella salió de la mansión rumbo a la farmacia porque se encontraba mal. Recorrí el pueblo, pero no la localicé. . —Su mirada reflejaba pesar y en su voz se podía notar lo angustiada que estaba—. Lamento decepcionarte, pero cuando salió, fue justo cuando me llamaste, y al salir a buscarla, ya no estaba en la mansión.Apolo se pasaba la mano por la cabeza, sintiéndose perdido. Con voz quebrada le respondió.—Yo mismo la buscaré. Dejaré salir a mi lobo.—Apolo estoy angustiada, avísame cuando la encuentres.Él afirmó con una mueca en la boca, le dio la espalda a su amiga y se encaminó hacia el
—Golpearme todo lo que quieras, veo que te gusta hacerlo rudo—gruñó el hombre, con una mirada afilada, desafiando a Lucía, como si disfrutara de su miedo. Él le rasgó la camisa y se abalanzó sobre su cuello besándolo con aspereza. Lucia luchaba con todas sus fuerzas buscando quitárselo de encima, unas lágrimas rodaban por sus pómulos, sintiéndose completamente vulnerable ante su agresor.En un acto desesperado, Lucía movió el pie y con la rodilla impactó con toda su fuerza en la entrepierna del hombre. Él soltó un gemido de dolor, y una mueca de agonía se dibujó en su rostro. —Eres una maldita loba, te guste o no vas a hacer mía —gritó él con la furia ardiente en sus ojos. Levantó la mano y con le dio un golpe en el rostro, haciendo que Lucia girara la cabeza, y el sabor metálico de la sangre inundó su boca, le había roto sus labios.El hombre se quitó de encima de ella, con esfuerzo y se puso de pie. Luego comenzó a masajear su entrepierna, aliviando el dolor.—Por favor, no me go