CAPÍTULO 85

Kereem tiró de ella, y la besó con fuerza mientras sus brazos arroparon su nuca. Sus lenguas se fundieron salvajemente, succionando sus labios con premura. Él la despegó y luego llevó la boca a su cuello, probando su piel, recordando lo que le hacía su sabor a su cuerpo. Tomando su cabello con fuerza y entender que sus huellas incluso vibraban con su toque.

Zahar se echó hacia atrás al sentir cómo la lengua de Kereem se esparcía por su garganta mientras pasaba los tragos. Como sus manos la escaneaban con destreza, y como su centro se contraía y se mojaba en el instante.

Zahar incluso gimió de dolor porque este hombre le alcanzaba las fibras. Lo más mínimo de su alma, lo más sensible, lo más duro.

Le dolía la agitación que su garganta trataba de controlar. Por supuesto, quería ser suya todas las veces, pero entre más lo fuera, iba a ser peor.

—Kereem…

—No… no lo pronuncies así, Zahar. Me has jodido todo… —ella reprimió la boca y recibió el beso que Kereem cuando arrancó sus labios.

Su
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