—Ha estado en esta embajada por dos días… —Aziz miró la ubicación en el teléfono, y asintió—. Pero como lo esperamos, se está moviendo, rumbo a nuestro galpón.

Aziz sonrió y toqueteó la madera por un momento.

—Será un plan perfecto. Reúne a los demás líderes. Hay cosas que tengo que decirles.

—Señor. El jefe aún no se ha presentado.

Aziz negó.

—Debemos esperar, pero por ahora no podemos detener el plan. Así será mejor. Le tendré la cabeza del monarca en una bandeja de plata.

Él y Bakir sonrieron, y luego Aziz se levantó.

—Que haya muchos refuerzos, haz todo lo que tengas que hacer, pero hasta que no sea segura la zona, ni yo, ni los demás entraremos.

Bakir asintió y le mostró un plano.

—Se supone que ustedes esperaran en este punto hasta que de la orden. Ella supuestamente le mostrará al monarca el galpón donde la tuvieron desde niña, pero este está interceptado. Todos los hombres estarán cubiertos. Tal vez el Emir tenga un plan, pero iremos adelante.

Aziz no podía de la satisfacción,