Imagínate que tu y tu prima sean los únicos Dioses en todo el Olimpo que piensan que debe haber un cambio urgente en la manera de hacer las cosas y que los destierren al mundo de los mortales por ello, vaya día.
Leer másLos días pasaban y todos los dioses se preparaban, yo estaba más que lista para la batalla, y quise aprovechar los días antes del equinoccio para disfrutar mi estadía con Stelle e Isabella, por muy optimista que fuera, realmente no sabía muy bien que es lo que iba a pasar. Quería aprovechar lo más que pudiera, solo en caso de que las cosas no terminen bien… -¿Estas completamente segura de que podrás con esto? Tenemos miedo Zoe, miedo de lo que pueda pasarte.- Dijo Stelle mientras colocaba su mano en mi mejilla, yo puse mi mano sobre la suya y la acaricié con dulzura. -¿Saben que si el Olimpo inicia una guerra, habrán repercusiones fuertes en el mundo humano? Deberían estar preocupándose por ustedes mismas, no por mí.- Le contesté intentando evadir el tema. -No te hagas Zoe, nosotras ya no tenemos hogar, y aquí estamos suficientemente a salvo. Por favor, no hagas esto si sabes que no serás capaz de hacerlo.- Me dijo Isabella con una rostros que demostraba lo m
Habían pasado ya unas cuantas horas en el cielo y aun no habíamos llegado a ningún lado, comenzaba a impacientarse demasiado. Le di dos golpes en la espalda a Hades para llamar su atención.-¿Piensas decirme a dónde vamos?- Tenemos mucho tiempo volando y no veo que lleguemos a ningún lado.- Dije cansada de todo. Yo esperaba poder morir y acabar con toda la mierda que estaba enfrentando, pero ni siquiera en eso los Dioses pueden complacerme.-¿Tienes idea de lo difícil que es conseguir un lugar fuera de la vista omnipresente del Olimpo? No pienso decirte mientras sigamos en el aire, alguien siempre puede estar escuchando.- Respondió el Dios del inframundo mientras viraba.-Supongo que tienes razón.- Concordé con el de mala gana, no estaba de humor para todo esto. -¿Podrías al menos decirme que tanto nos falta?-No te desesperas pequeña Diosa, pronto lle
-¿Qué suceda ingrata hija? ¿Sorprendida de verme? Se que me tarde un poco en darme cuenta de que si quieres que algo se haga bien, tienes que hacerlo tú misma, pero tampoco es para sorprenderse tanto, debiste haber sabido que en algún momento vendría por ti, y es hora de que acabemos con estos ridículos jueguitos.- Concluyó Artemisa con una cara muy seria. -¡Stelle! ¡Tienes que irte de aquí! ¡Rápido!- Exclamé preocupada por ella. -¡No! ¡Es muy peligroso! No te voy a dejar sola…. ¿Qué pasa si…- Interrumpí a Stelle antes de que pudiera terminar de hablar. -Nada, nada va a pasar, puedes estar tranquila. No me va a pasar lo mismo que a Eliot, debes irte, yo puedo con esto.- La miré intentando transmitirle toda la confianza que pudiera a través de mis ojos. -¿Qué sucede? ¿Tu amiguita no te hace caso? Podemos arreglar eso, siempre puedes conseguir una nueva.- La Diosa apuntó una flecha directo a Stelle. -Es tan simple como esto.- Soltó la flecha haciendo qu
Unos días después de lo ocurrido con Némesis, estuvimos tranquilas, no hubo nada fuera de lo comúnmente humano, así que pudimos descansar un poco. Al final logré conseguir un trabajo en un local de comida, fueron muy amables al contratarme, considerando que no tengo ningún tipo experiencia en nada, claro que esto es algo temporal, supongo que tendré que buscar algo mejor cuando tenga más tiempo, no sé muy bien como los haré, pero no vale la pena que piense en eso ahora, así que no me preocuparé por ello, de hecho en estos momentos me sentía tan bien que no veo motivos para preocuparme por nada en absoluto. Mientras tanto en el Olimpo… -Padre, hemos comunicado a esta reunión para…- Comenzó a decir la Diosa Artemisa, pero fue rápidamente interrumpida por el gobernante de los cielos. -Sé muy bien el motivo de la reunión Artemisa, es porque la ingrata y rebelde de tu hija sigue con vida, y ya no sabes que hacer para matarla.- Respond
-¿Eurus? ¿Cómo es posible que nunca antes haya escuchado de ti?- Pregunté claramente confundida. -Soy solo otro Dios menor poco conocido, realmente no me sorprende que no supiera de mí, pero eso no es importante. Zoe, he apoyado tu causa y la de tu primo desde el primer momento que supe de ella, el problema es que me enteré muy tarde de lo que sucedió, he venido a ayudarte porque también quiero un cambio en el Olimpo, y estoy dispuesto a arriesgarlo todo para lograrlo. Siempre que necesites ayuda, solo tienes que hablarle al viento, yo y mis hermanos estaremos escuchando.- Me confesó Eurus dejándome muy pensativa. -Agradezco tu ayuda, y me disculpo por no saber quien eras. Tristemente mi primo ya no se encuentra con nosotros, el falleció, aún así la causa sigue en pie, y necesitaré toda la ayuda que sea posible.
Después de lo que sucedió contra Morfeo y Medusa, y después de haber hablado con Hestia, me sentí mucho mejor, fue como quitarme una carga muy grande de los hombros. Obviamente no pude ir a buscar trabajo esa tarde, fui a casa para poder hablar con Stelle e Isabella, Debía hablar con ellas, todas debíamos seguir adelante y por mucho que se que la que más se quedó atrás fui yo, también se que ellas no lo han supera del todo, y necesito que todas sigamos adelante juntas… -¿Chicas?- Dije mientras entraba por la puerta. -¡Zoe! ¡Estas bien! Supimos lo que sucedió por las noticias. ¿No te hicieron nada?- Preguntó Isabella con preocupación. -No, estoy bien, no tienen nada de qué preocuparse. -Gracias a Dios.- Dijo Stelle mientras me abrazaba, lo cual hizo que me sonrojara. -Ehm, quería hablarles de algo...- Confesé intentando no prestarle mucha atención a que Stelle estuviera tan cerca de mí. -¿Y que podrá ser ese algo?- Preguntó Stelle mient
Luego de la despedida que le hicimos a Eliot, pasaron unos cuantos días y aún no había aparecido ninguna otra bestia, no se si fue porque los dioses por primera vez tuvieron un poco de misericordia por nosotros… Mejor dicho por mi, y decidieron no enviar a más de sus intentos de asesinarme por el luto, o si simplemente no sabían qué cosa enviar para matarme. Pero realmente tampoco me importaba, mi primo acababa de morir y yo solo estaba mejor sin que esos monstruos llegasen cada día. Isabella estaba devastada aún, no sabía que hacer para dejar de sentir esa gran dolor que estaba sintiendo. Ha llorado mucho estas semanas, pero siempre termina diciéndose a si misma que debe seguir adelante, y yo sé muy bien que eso es lo que Eliot hubiese querido, Stelle también se ha estado sintiendo m
Todo mi mundo se congeló en el momento en el que vi la fría hoja de su espada atravesando su propio pecho, el icor saliendo de su boca, y su cara horrorizada por lo que acaba de suceder, todo pasa tan rápido que apenas tengo tiempo de analizar la situación, y lo único que puedo hacer es decir su nombre una y otra vez, aunque las palabras no salían realmente de mi boca. Nunca me había sentido así, y no tenía idea de qué debía hacer ahora, cuando por fin salen las primeras palabras de mi boca, la realidad me golpea con fuerza y voy directo hacia él agachándome un poco. -¡Eliot!- Grité con mucho terror en mi voz. Pude ver como Hiperion sacó la espada lentamente del cuerpo de Eliot y la tiró al suelo mientras daba unos pasos hacia atrás, Eliot cayó bruscamente al piso y yo lo envolví entre mis brazos, era una imagen verdaderamente desgarradora, nunca imaginé verlo de esa manera. -¡No! ¡Por todos los Dioses en el Olimpo no! ¡Esto no puede estar pasando! ¡Esto no p
Apenas llegué a la casa, lo primero que quería hacer era envolver a Isabella en mis brazos, nunca pensé que con tantos años en el Olimpo, encontraría a la mujer de mis sueños aquí abajo en la Tierra de los mortales, una simple humana era quién había robado mi corazón en todos los sentidos de la palabra. Zoe también se veía muy feliz con Stelle, ella no me lo ha dicho, pero para nadie es un secreto que le gusta Stelle, y a Stelle le gusta Zoe también, sólo que ninguna se atreve a dar el primer paso, y las entiendo, también llegué a sentirme de esa manera. De cualquier modo, es increíble todo lo que hemos pasado desde que llegamos aquí, apenas han sido unos días y ya siento que este es el lugar al que pertenezco. Cualquiera diría que mi relación con Isabella es muy rápida, pero es que desde el primer momento en el que la vi, fue más que obvio para mí, que ella sería la mujer con la que quería pasar el resto de mis días. Después de haber derrotado a la Quimera, y como l