Llegamos a la casa con Zoe en brazos lo más rápido que pudimos, la acostamos en una cama y limpiamos sus heridas, la tratamos lo mejor que pudimos considerando las condiciones con las que contábamos, pero ella no despertó. Eso hizo que empezara a preocuparme en serio, y ya no sabíamos qué más podíamos hacer, así que finalmente llamamos a un doctor, quién se tomó un gran tiempo para llegar, pero la revisó.
-Lo siento mucho, es primera vez que me pasa algo como esto, pero nunca había visto algo que siquiera se asemeje.- Dijo el Doctor lamentando realmente no poder ser de mayor ayuda.
-¿Qué vamos a hacer?- Pregunté mientras mi preocupación aumentaba cada vez más.
-¡Eliot! ¡Eso deberíamos preguntártelo nosotras a ti! ¿Qué es lo que hacen ustedes cuando les sucede algo así en el Olimpo?- Me preguntó Stelle.
-Nosotros… nosotros… ¡Stelle! Tienes razón, tenemos algo que es la cura para todos los males de un Dios, en el Olimpo se refieren a él como therapeia, pero solo se consigue allá arriba, y nosotros ya no somos bienvenidos allí.- Dije, era increíble cómo podía darme esperanzas a mi mismo y luego quitármela tan rápido.
-¿Y ninguno de ustedes dos trae consigo un poco?- Me preguntó Isabella haciendo que me pusiera a pensar.
-Ehmm… ¡De hecho si! Zoe… ¡Por los Dioses Zoe! ¡Eres tan inteligente! Ella siempre lleva un poco consigo en su mochila de caza.
-Pero ustedes llegaron aquí sin ninguna pertenencia.- Dijo Stelle perdiendo un poco los ánimos.
-La mochila de caza es un artilugio de los Demás. Eso significa que ella puede materializarlo donde quiera que esté, siempre y cuando tenga la voluntad de hacerlo.
-¿Entonces como lo traeremos?- Preguntó Isabella.
-Ella y yo somos primos, nuestros padres son hermanos gemelos, debe haber alguna manera de que yo sea capaz de materializarla por ella.
-Necesitamos algo más que un «Debe haber».- Dijo Stelle mientras hacía comillas con sus dedos.
-¡Lo sé!- Grité, realmente no necesitaba a nadie siendo condescendiente conmigo en este momento.
-¡No me grites! ¿¡Qué crees!? ¿¡Qué yo no estoy preocupada por ella también!?
-Tienes razón y lo siento… Pero es que no se que hacer… ¿Qué haría si llegase a perderla?- Dije mientras algunas lágrimas escapan de mis ojos, Isabella al verme en ese estado se acercó a mí, y me abrazó.
-Tranquilo, todo estará bien, encontraremos la forma.- Dijo ella mientras intentaba reconfortarme.
-Isabella tiene razón Eliot, no hay que perder la esperanza, encontraremos alguna manera de ayudarla.- Dijo Stelle mientras se unía al abrazo.
-Gracias por todo su apoyo.- Dije mientras limpiaba las lágrimas de mi rostro.
Un estruendo espantoso interrumpió nuestra conversación, y yo fui a ver de qué se trataba, al asomarme por la ventana, poco me importó lo que fuera que estuviese amenazando la ciudad, sólo tenía ganas de destruir todo…
En el Olimpo…
-Mi hijo, es fuerte, odio tener que admitirlo. Pero ya ha vencido a los demonios que le mandamos, debemos ponerle un desafío mucho más fuerte si lo queremos muerto, Medusa logró su cometido a medias, y huyó.- Dijo Apolo mientras pensaba en que podría enviar a terminar el trabajo.
-No huyó, sólo fue a recuperar energía, pronto volverá con ellos. Y mi hija no está muerta puedo sentir su vitalidad, muy apagada, pero sigue viva, tampoco le queda mucho de tiempo está pendiendo de un hilo. Mientras ella muere, deberías enviarle un distractor a tu hijo, si no lo mata, al menos le dará el tiempo a mi hija para morir.- Respondió Artemisa con indiferencia.
-Tienes razón, tengo la idea perfecta de qué es lo que puedo enviar…
-¿A quién?
-Algo con lo que acabe hace mucho tiempo, nada que una visita a Hades no resuelva.
-Sabes bien que Hades no te ayudará.
-A Hades siempre le han gustado los tratos, y tengo uno que será incapaz de rechazar.
-Eso si que hace las cosas más interesantes.- Dijo Artemisa mientras sonreía siniestramente.
De vuelta en la tierra…
-Oh Padre... Haces que el icor dentro de mi cuerpo hierva de rabia. ¡No te soporto! ¡Ni siquiera puedes darme un respiro cuando tu propia sobrina está moribunda! ¡Eres un monstruo!- Grité fuertemente mientras miraba al cielo con furia.
-¿Qué sucede?- Preguntó Isabella confundida.
-Quédense aquí, manténganse a salvo. Y por favor… No dejen que nada le pase a Zoe.- Pedí de manera muy seria a las chicas.
-No dejaré que le toquen ni un solo cabello.- Dijo Stelle mientras que Isabella asentía en aprobación.
-Deposito toda mi confianza en ustedes.- Dije mientras mi armadura de batalla dorada se materializaba en mi cuerpo, inundando la casa con la luz que irradiaba. Luego me subí al marco de la ventana, y miré hacia el exterior. -Que empiece la diversión.
Salte por la ventana, vi hacia adelante, y lo primero que vi al alzar la vista fue a Pitón, la serpiente más grande que jamás podrías imaginarte, era fuera de lo común, no podría calcular su tamaño. Se supone que mi padre había acabado con ella cuando se llevó a Delfos a su hogar ¿Por qué seguía con vida? Fácil, mi padre me quiere ver muerto cueste lo que cueste. Agarré mi espada y la envolví en llamas, luego la gran Pitón abrió su mandíbula y se lanzó directamente hacia mi, yo me aparté rápidamente logrando esquivar su ataque mortal, un mordisco y estaría más que muerto, su veneno es más letal que cualquier otro existente en el Tierra o en el Olimpo, sólo uno de sus colmillos era más grande que yo, no tenía idea de que hacer, era demasiado grande como para enfrentarlo y estaba solo… Decidí hacer algo que los Dioses no suelen hacer al bajar a la Tierra y tomé mi forma de Dios, ya que cuando llegamos a la Tierra tomamos una forma semejante a la de ustedes para mezclarnos entre los humanos, mi forma real es más parecida a la de un Dios, brillo incluso más que una estrella cuando sucede la metamorfosis, por si se lo preguntan, sí, es peligroso mirar. Así que ya estando en mi estado de divinidad, ataque a Pitón con mi espada, y le lance cientos de flechas de luz, que al hacer contacto con ella explotaban, pero seguía siendo muy pequeño en comparación con la gran serpiente.
-Cuéntame. ¿Cómo es que estas aquí bestia?- Intenté conversar con ella para ganar un poco tiempo y pensar en cómo detenerla.
-Verasss, tu padre, como ya sabrasss, me mato hace muchosss añosss atrasss, pero recientemente fue a hablar con Hadesss para traerme de vuelta, sssólo para poder matarte, ssse nota que ssse quieren mucho. ¡Ahora muere!- Exclamó Pitón mientras volvía a lanzarse en mi contra, y yo golpea su cabeza con el mango de mi espada, haciéndola caer.
-No lo pensé capaz de hacer algo tan estúpido, pero al parecer me equivoqué, si es muy estúpido.- Dije, pero no estaba nada impresionado de la actitud infantil de mi padre.
-¿Quién no disssfrutaria de la muerte de sssu hijo? Ahora quédate quieto para poder comerte.- Sin darme cuenta, ella logró enroscar su cola alrededor de mi cuerpo, apretando cada vez más, intentado asfixiarme.
-¡No! Debo salvar a mi prima, no puedo morir…- Dije mientras hacía la suficiente fuerza como para liberarme de su agarre, y luego le disparé flechas de luz en sus ojos, ella gritó por el dolor.
-¡Insssolente! Eresss realmente essstupido, tu padre es el Diosss de la medicina. ¡Y tu bussscasss curarla en otros lados!- Exclamó mientras usaba su cola para golpearlo con fuerza, mandándome muy lejos, y haciéndome chocar contra varios edificios que se desmoronaron sobre mí.
-Vaya… Ya veo por qué mi padre tardó tanto en matarte, no eres nada fácil de enfrentar. Pero morirás, ya lo verás.- Dije mientras me levantaba y hacía a un lado los escombros.
-Oh vamosss, ni sssiquiera tu te creesss essso.- Dijo mientras se deslizaba hacia el.
-¿En serio? ¿Estás segura?- Dije mientras daba un gran salto cuando ya estaba cerca de mi y caía clavando mi espada en cabeza.
La gran serpiente se retorció por el dolor, pero luego usó su cola para lanzarme lejos de ella, y golpearme unas cuantas veces contra el suelo, haciendo que quedara realmente malherido. También usó su cola para retirar la espada de su cabeza, y lanzarla al suelo, luego comenzó a reír estrepitosamente.
-¿Realmente cresss que moriré con algo como essso? ¡Sssi que eresss essstúpido sssi piensssasss que sssoy tan fácil!- Dijo para luego seguir golpeando fuertemente con su cola.
-¡Ahg! ¡Detente! ¡Ahg!- Grite mientras icor salía de mi boca con cada golpe que recibía.
-Al fin tendré mi venganza…
Me quedé asombrado cuando vi que su cuerpo empezaba a transformarse en luz, y simplemente empezaba a desaparecer en el aire.
-No… ¡No! ¡Todavía no ssse me ha acabado el tiempo! ¡Sssólo un poco másss!- Gritaba Pitón para luego explotar en un gran haz de luz.
Yo tomé mi forma humana, ya los humanos no pueden ver nuestra forma divina por mucho tiempo, es peligroso, y volví lo más rápido que pude al departamento, Pitón me había dado la respuesta en nuestro combate, así que ahora me sentía desesperado por ir con mi prima.
-¡Ya se que hacer para curar a Zoe!- Grité mientras abría la puerta con fuerza.
-¿Encontraste la manera de traer la mochila de caza de Zoe?- Me preguntó Isabella con emoción.
-¿Y eso que importa? ¡Si encontraste la manera hazlo rápido! ¡Ya no creo que le quede mucho tiempo!- Me dijo Stelle para que me apresurara.
Saqué mi arco y cree una flecha de luz, luego la agarré con mis manos y la clave en el pecho de Zoe, las chicas se asustaron al verme hacer eso, pero al ser hijo del Dios de la medicina, si así yo lo deseaba, mis flechas podían ser sanadoras, así que espere a ver si resultaba…
-¿Está funcionando?- Preguntó Stelle quien observaba pacientemente.
-No lo parece… Pero si Eliot cree que resultará, yo confío en el.- Respondió Isabella.
-¿Zoe? ¿Estas bien?- Dije mientras acariciaba suavemente su cabeza, pude ver cómo empezaba a abrir lentamente sus ojos.
-¿Ah? ¿Qué… Qué pasó?- Preguntó ella mientras empezaba a despertar.
Apenas dijo esas palabras no pude evitar sentirme el Dios más dichos, yo siempre había querido mucho a mi prima, y no sabría lo que haría sería de mí sí llegase a perderla, pero ya no tendría que preocuparme por eso, al menos no por ahora… -¡Oh por los dioses! ¡Zoe me tenías tan preocupado! ¡Estoy tan feliz de que te encuentres bien!- Dije mientras me abalanza a sobre ella para poder abrazarla fuertemente. -Está bien, te creo, pero no tienes que sacarme los pulmones.- Me dijo Zoe mientras me abrazaba de vuelta. -Por todos los cielos Zoe, estábamos tan preocupadas por ti, me alegro tanto de que estés bien.- Dijo Stelle mientras la abrazaba también. -Oh Zoe, te extrañé demasiado.- Dijo Isab
-¿Tardaron mucho no lo creen?- Preguntó Stelle mientras sonreía. -Me alegro de que supieras que esto sucedería.- Respondí arrogantemente. -Era imposible no predecirlo.- Dijo mi prima volteando los ojos, pero podía ver cómo una pequeña sonrisa asomaba sus labios. -Y eso me alegra a mi.- Me dijo Isabella mientras me abrazaba. Luego de la pequeña escena que montamos, ya que nadie se había percatado de lo que había pasado, seguimos comiendo tranquilamente en el café. Aproveché para seguir hablando con Isabella, todo nos estaba saliendo muy bien considerando lo que nos había pasado, puede que nos hayan expulsado del Olimpo, pero yo me sentía como si estuviera en un lugar mucho mejor con el simple hecho de estar con Isabella. También veía como mi prima estaba construyendo una buena relación con Stelle, me alegraba mucho verla así de feliz, en el Olimpo todo era una dictadura, no es el lugar hermoso que suelen retratarte, pero aún así no es un lugar horrible
Apenas llegué a la casa, lo primero que quería hacer era envolver a Isabella en mis brazos, nunca pensé que con tantos años en el Olimpo, encontraría a la mujer de mis sueños aquí abajo en la Tierra de los mortales, una simple humana era quién había robado mi corazón en todos los sentidos de la palabra. Zoe también se veía muy feliz con Stelle, ella no me lo ha dicho, pero para nadie es un secreto que le gusta Stelle, y a Stelle le gusta Zoe también, sólo que ninguna se atreve a dar el primer paso, y las entiendo, también llegué a sentirme de esa manera. De cualquier modo, es increíble todo lo que hemos pasado desde que llegamos aquí, apenas han sido unos días y ya siento que este es el lugar al que pertenezco. Cualquiera diría que mi relación con Isabella es muy rápida, pero es que desde el primer momento en el que la vi, fue más que obvio para mí, que ella sería la mujer con la que quería pasar el resto de mis días. Después de haber derrotado a la Quimera, y como l
Todo mi mundo se congeló en el momento en el que vi la fría hoja de su espada atravesando su propio pecho, el icor saliendo de su boca, y su cara horrorizada por lo que acaba de suceder, todo pasa tan rápido que apenas tengo tiempo de analizar la situación, y lo único que puedo hacer es decir su nombre una y otra vez, aunque las palabras no salían realmente de mi boca. Nunca me había sentido así, y no tenía idea de qué debía hacer ahora, cuando por fin salen las primeras palabras de mi boca, la realidad me golpea con fuerza y voy directo hacia él agachándome un poco. -¡Eliot!- Grité con mucho terror en mi voz. Pude ver como Hiperion sacó la espada lentamente del cuerpo de Eliot y la tiró al suelo mientras daba unos pasos hacia atrás, Eliot cayó bruscamente al piso y yo lo envolví entre mis brazos, era una imagen verdaderamente desgarradora, nunca imaginé verlo de esa manera. -¡No! ¡Por todos los Dioses en el Olimpo no! ¡Esto no puede estar pasando! ¡Esto no p
Luego de la despedida que le hicimos a Eliot, pasaron unos cuantos días y aún no había aparecido ninguna otra bestia, no se si fue porque los dioses por primera vez tuvieron un poco de misericordia por nosotros… Mejor dicho por mi, y decidieron no enviar a más de sus intentos de asesinarme por el luto, o si simplemente no sabían qué cosa enviar para matarme. Pero realmente tampoco me importaba, mi primo acababa de morir y yo solo estaba mejor sin que esos monstruos llegasen cada día. Isabella estaba devastada aún, no sabía que hacer para dejar de sentir esa gran dolor que estaba sintiendo. Ha llorado mucho estas semanas, pero siempre termina diciéndose a si misma que debe seguir adelante, y yo sé muy bien que eso es lo que Eliot hubiese querido, Stelle también se ha estado sintiendo m
Después de lo que sucedió contra Morfeo y Medusa, y después de haber hablado con Hestia, me sentí mucho mejor, fue como quitarme una carga muy grande de los hombros. Obviamente no pude ir a buscar trabajo esa tarde, fui a casa para poder hablar con Stelle e Isabella, Debía hablar con ellas, todas debíamos seguir adelante y por mucho que se que la que más se quedó atrás fui yo, también se que ellas no lo han supera del todo, y necesito que todas sigamos adelante juntas… -¿Chicas?- Dije mientras entraba por la puerta. -¡Zoe! ¡Estas bien! Supimos lo que sucedió por las noticias. ¿No te hicieron nada?- Preguntó Isabella con preocupación. -No, estoy bien, no tienen nada de qué preocuparse. -Gracias a Dios.- Dijo Stelle mientras me abrazaba, lo cual hizo que me sonrojara. -Ehm, quería hablarles de algo...- Confesé intentando no prestarle mucha atención a que Stelle estuviera tan cerca de mí. -¿Y que podrá ser ese algo?- Preguntó Stelle mient
-¿Eurus? ¿Cómo es posible que nunca antes haya escuchado de ti?- Pregunté claramente confundida. -Soy solo otro Dios menor poco conocido, realmente no me sorprende que no supiera de mí, pero eso no es importante. Zoe, he apoyado tu causa y la de tu primo desde el primer momento que supe de ella, el problema es que me enteré muy tarde de lo que sucedió, he venido a ayudarte porque también quiero un cambio en el Olimpo, y estoy dispuesto a arriesgarlo todo para lograrlo. Siempre que necesites ayuda, solo tienes que hablarle al viento, yo y mis hermanos estaremos escuchando.- Me confesó Eurus dejándome muy pensativa. -Agradezco tu ayuda, y me disculpo por no saber quien eras. Tristemente mi primo ya no se encuentra con nosotros, el falleció, aún así la causa sigue en pie, y necesitaré toda la ayuda que sea posible.
Unos días después de lo ocurrido con Némesis, estuvimos tranquilas, no hubo nada fuera de lo comúnmente humano, así que pudimos descansar un poco. Al final logré conseguir un trabajo en un local de comida, fueron muy amables al contratarme, considerando que no tengo ningún tipo experiencia en nada, claro que esto es algo temporal, supongo que tendré que buscar algo mejor cuando tenga más tiempo, no sé muy bien como los haré, pero no vale la pena que piense en eso ahora, así que no me preocuparé por ello, de hecho en estos momentos me sentía tan bien que no veo motivos para preocuparme por nada en absoluto. Mientras tanto en el Olimpo… -Padre, hemos comunicado a esta reunión para…- Comenzó a decir la Diosa Artemisa, pero fue rápidamente interrumpida por el gobernante de los cielos. -Sé muy bien el motivo de la reunión Artemisa, es porque la ingrata y rebelde de tu hija sigue con vida, y ya no sabes que hacer para matarla.- Respond